Sueño en la aurora

Amanece en la aurora tu perfume de jazmín,
tu silueta reflejada en las montañas,
mi regazo reposando en tus fronteras.

De qué callada manera me contemplas.
Soy tu siervo, tú mi dueña.

Anoche, cuando soñaba en las penumbras de la misteriosa oscuridad,
un sueño del que jamás deseé despertar,
vi tus ojos que me observaban,
reclamando toda mi verdad.

Me abrazabas cual, si fuera un niño,
yo te besaba lleno de infinita necesidad.
Murmuré luego tu nombre en tu silencio,
para después recibirlo tibio en mis labios,
mientras yo moría lento.

Ah… y qué sueño el que soñaba,
hasta tener que volver a mi cruel verdad:
ver una almohada vacía.

Tuve que salir presuroso a buscarte a la puerta.
Allí te encontré, y te besé como pidiendo auxilio,
para luego volver a cerrar mis ojos en tus labios,
y soñar una vez más.