Tras el telón existe una realidad desgarradora, aprendimos a callar cuando nos canjeaban lo material por una que otra sonrisa, muchos siguen presos por condiciones y conveniencias que se compran en la tienda de la esquina, pero también el dolor de la esclavitud es opcional, el problema siempre termina siendo el tiempo y sus malos momentos, el tiempo y sus arrugas, las arrugas que muchos no vivieron ni vivirán por seguir atados a la nada y siempre creyendo la misma mentira disfrazada.
FRANCISCO BUSTOS
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