Era una tarde normal de ocio, salí a dar la vuelta sin un rumbo fijo, pensaba en absolutamente nada, de esas veces en que la mente solamente divaga y los ruidos que se apreciaban era solamente una orquesta sin sentido ni obra maestra. Me encontraba en el peculiar corredor de Madero, para ser sincero no estaba lleno como suele ser costumbre, pero la cantidad de gente era significante como para identificar a alguien. Me quede parado en una esquina en la que pasaban los carros y del otro lado de la vereda pude ver un saco tan peculiar que me resultó conocido, un lento caminar tan único de ti lo manejaba directo hacia la torre latino, con sigilo me aventuré a asegurar mi sospecha…
-si no voltea tengo que alcanzarla para saciar mi ansiedad- y no volteabas. -¿Y si grito al aire tu nombre para buscar tu rostro?-
Quedaría como estúpido si tan solo lo intento… Seguí tu caminar a una distancia no mayor a 5 metros, no era difícil concentrarme en ti, cruzaste junto a un montonal de gente el eje central y tu camino siguió su rumbo…
-¿será que te diriges a nuestro lugar? Tal vez no me has olvidado como presumes o como me advierten los demás… si giras a la derecha seguramente aún me amas…por favor no gires a la derecha, te suplico que no lo hagas…-
Segundos después de mi pensamiento lo hiciste, sin dudarlo y sin voltear atrás…aceleré mi paso y continúe con mis pensamientos..
-Por favor, ahora no gires a la izquierda, te juro que si lo haces, estarás terminando de matarme, estoy apunto de olvidarte y te encuentras a unos metros de mí con dirección a nuestro recinto favorito, no me des más señales…-
Parece que Dios o el destino me odiaron desde que dije eso y tu siguiente vuelta fue a la izquierda, a unos metros de la entrada del museo de arte popular. Me quedé paralizado en la esquina espiando si decidías o no entrar…
-Te odio, te juro que te odio, no me hagas esto y por favor no entres a ese tan maldito lugar, no me hagas entrar.-
Me distraje por un momento y no logré ver si seguiste tu camino, lleno de esperanza y cobardía te busqué a lo lejos pero era imposible que caminaras tan rápido, odias correr yo lo sé, y nadie puede desaparecer de la nada… me obligaste a entrar pero decidí hacerlo unos minutos después de ti.
-Si eres tú, y es verdad este momento, te debes de encontrar en la gran exposición de alebrijes, al fondo de la sala que tanto nos gustaba… por favor debes de ser tú, si ya me trajiste hasta aquí por favor debes de ser tú.
Subí por elevador, como seguramente tú lo hiciste también, llegué directamente a la entrada de esa sala, temblaba y quería gritar o llorar en ese momento, me giré a la izquierda avanzando por la sala hasta llegar al fondo, y el abrigo que había seguido no se encontraba… llegué hasta el final, me paré frente a la obra que siempre veíamos, y solamente me recordaba lo estúpido que era por haber seguido una simple alucinación que mis emociones habían causado, no recuerdo cuanto tiempo estuve ahí parado. Escuchaba los pasos de la gente entrar y salir, las voces desconocidas hasta que apareció entre ellas tu risa…
-Estoy jodido, sí estás aquí, y estás a unos metros de mí… Por favor no vengas hasta acá, por favor no vengas y me obligues a voltear para fingir que todo esto es una simple coincidencia….-
Entre uno de los silencios que suele armarse entre la gente noté lo que ahora desearía hubiera sido una mentira, alguien más te acompaña a nuestra sala, estás con alguien más en nuestro sitio…
-¿Ahora, cómo salgo de este sueño?…
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