La luz de la luna, el vino por la mitad, las copas vacías y un pucho prendido. Dame la mano y bailemos. Dejemos que los acordes salten del uno al otro e invadan nuestros cuerpos. Que mi «mi», pase a tu «sol», y que tu «sol» pase a nuestro «re». Dejalos que vayan a donde quieran, a primera, séptima o novena. Dejalos que vayan que nosotros los seguimos. Los seguimos como mi ser a el vaivén que va y viene con mis ganas de decirte que te quiero. Pero no te quiero como se quiere. Yo te quiero, de verdad. Con alma, cuerpo y mente. Como una canción, que tiene un cuerpo, se te mete a la mente y te vibra el alma.

Izquierdo adelante, derecho al lado.

Izquierdo atrás, derecho atrás.

Cruzo izquierdo, derecho atrás.

Izquierdo al lado, juntos.

Tus brazos me cubren y tus pies me siguen. Mis brazos te siguen y mis pies te cubren bajo la sabana.

«Por una cabeza, todas las locuras, su boca que besa, borra la tristeza, calma la amargura»

Movamos el cuerpo como si no tuviéramos control sobre el. Nuestros pies saltan, como nuestras almas. Mis brazos se descontrolan, van para abajo y para arriba. Música de ruidos, sin voz, sin sentido. Pero que te genera ese noseque que te hace un loco en tu mente. Salta y dejate llevar.

Para, ya me canse.

Cerra los ojos y sentí cada nota; Sentí el piano, la batería, el bajo, la guitarra. La voz que te dice mucho pero al mismo tiempo nada.

Todo depende de la voz que le des vos.

Si a esos ruidos sin sentido, les das una voz propia, entonces eso te llena.

Si a esa cabeza con sus locuras que besa, borra y calma, no le das voz, entonces no es por ahí.

Que te haga mover el alma, cuerpo y mente. Así como vos lo haces conmigo.

Amar-te, amar-arte, amar-me

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