ERIC
Mi trabajo me llena de satisfacciones y así también he cosechado enemigos en cada esquina. Ser un agente encubierto lleva sus riesgos y agudiza tus sentidos. Te lleva a dormir con medio ojo y que cada uno de tus músculos estén tensos y siempre en posición de defensa, listos para atacar si es necesario.
Debo reconocer que hace dos meses mi guardia se encuentra más baja que lo normal y mis sentidos son alterados cada vez que ella aparece y los maneja a su antojo sin siquiera darse cuenta. Cuando está frente mio sólo puedo percibir su perfume único y exquisito, desear cada poro de su piel rosada y soñar despierto con enredar mis dedos en el manto negro que cae por su espalda. Me la paso la mayor parte del dia con una erección oculta tras mi chaqueta y el deseo reflejado en mis ojos velados por mis gafas oscuras.
Letizia es, lamentablemente, la hermana menor de uno de los traficantes de drogas del país y cuando su guardaespaldas, misteriosamente desapareció de la noche a la mañana, mis superiores me asignaron la tarea de ser su sombra y así poder llegar al hombre que viene eludiendonos hace años.
Todos los días es la misma rutina, sale por las mañana a correr, en el camino de vuelta frena por su cafe habitual y una vez acabado su aseo personal nos dirigimos a su trabajo. Una tienda de perfumes y fragancias que ella misma fábrica y de la cual es distinguida entre la más alta sociedad. Mi olfato nunca me ha fallado y detrás de la sofisticada marca se esconde el negocio sucio de su hermano y ella no tiene ni las más mínima idea de cómo utiliza cada embarque de pedidos o recepción de materias primas para transportar cocaína, heroína, crak, cannabis, éxtasis y de más.
El día transcurre normal y sin cambios. La idas y venidas de Letizia son tan comunes como ir al baño al levantarse. Por lo que haciendo una revisión al panorama decidí salir a la calle y tomar aire fresco, tanto aroma mezclado va terminar adormeciendo el sentido del olfato. Entonces algo cambia y lo que sucede a continuación me sube la adrenalina y altera mi sistema nervioso.
LETIZIA
Me duele la cabeza, no puedo ver nada, no se donde estoy ni a donde me llevan. Siento movimiento, debemos ir en auto. Intento abrir los ojos pero es en vano, tengo la cabeza tapada con algo oscuro. Muevo las manos y me duelen, algo está cortándome la piel y decido no moverlas más cuando algo caliente corre entre ellas. Encojo las piernas todo lo que puedo y una mano se posa en ellas y un quejido ahogado sale de mi garganta áspera y me retraigo todo lo que puedo. Las risas diabólica de quienes están en el mismo habitáculo que yo me estremecen y un escalofrío me invade por completo cuando oí decir a uno de ellos.
-Tu hermano va saber que con el jefe no se juega preciosa.
Mi hermano? Que tiene que ver en en todo esto, porque me está pasando esto a mi.
Siento que algo nos golpea y salgo disparada para el otro extremo del vehículo en el que me encuentro. Mi costado izquierdo da contra algo duro y todo se vuelve negro de nuevo para Mi, los sonidos se sienten alejados y cada vez más bajos.
Un olor nauseabundo me hace fruncir la nariz y el dolor en cada extremo de mi cuerpo me recuerdan que no es una pesadilla lo que estoy viviendo. Siento humedad debajo de mi y al abrir los ojos veo que estoy en lo que parece ser un depósito viejo y lleno de cajas. Ya a oscurecido porque casi llegando al techo se puede ver una ventana con los vidrios rotos.
Tengo frío y mi cabeza parece que va a estallar en cualquier momento. Intento buscar algo que me sirva para soltarme las manos pero no veo nada y al tirar más me lástima lo que las mantiene sujetas. El ruido de una puerta y las pisada me atemoriza más aún y ruego porque estos hombres sólo quieran dinero y me suelten cuando lo reciban. Pero entonces recuerdo que nombraron a mi hermano y todo se me hace mas extraño y por alguna razón se que esto recién comienza.
ERIC
Los gritos y corridas de las empleadas me alertan y el sonido de las cubiertas de un auto me estremecen por completo. Corro en busca de Letizia, todo esta hecho añicos en el piso y la cadena que siempre va colgada de su cuello está tirada en el piso. El panico porque algo malo le pueda pasar me estremese. Levanto la medalla donde dice que es diabética, la guardo en mi bolsillo y salgo disparado del local, me subo al auto y activo el gps que tiene camuflado entre sus ropas y voy en busca de la mujer que me tiene loco y desesperado. Maldiciendo por haber descuidado su persona, si hubiera permanecido a su lado como corresponde nada de esto estaría pasando.
Llegó a donde me marca el gps y no me resulta una novedad, es uno de los galpones que teníamos en los expediente como posibles depósitos de la mercancía que estas lacras de personas trafican.
Estudio el lugar y veo que hay dos hombres custodiando la entrada principal y tres más repartidos todo con M-16 y una Glock cada uno.
Reviso mis armas, que cada una este cargada y listas para la acción y decido enviar mi posición.
Caminando por uno de los costados del lugar estoy cuando el ruido de motores y luces me hacen esconderme y desde mi posición veo a Lorenzo Ricci bajarse junto a sus hombre y me entran unas ganas incontrolables de vaciarle el cargador de mi Glock en la cabeza por lo que está haciéndole pasar a su hermana.
Una vez que estan dentro del galpón busco una manera de entrar sin ser visto y encuentro una ventana con los cristales rotos. Caminando entre las cajas me deslizó por el lugar hasta que mis ojos encuentras a Leti tirada sobre un colchón viejo, sucio y mojado y al frente dos de los mayores narcotraficante enfrentados.
Esto va ser una masacre si mi gente no llega en breve.
LETIZIA
Cada vez entiendo menos lo que pasa a mi alrededor. Mi hermano entró en el galpón donde me tienen con un grupo de hombres que jamás había visto y mi miedo va en aumento cuando los veo empuñar armas de fuego y la tensión entre ellos se puede palpar. Intento no ponerme nerviosa o mi glucosa se va bajar pero es una misión imposible, cada segundo que pasa me siento más débil y pierdo lucidez, si tan solo Eric estuviera aquí, para cuidarme como lo ha echo en estos meses. Tenerlo cerca me da seguridad, me siento contenida y cuidada y no puedo negar que mi corazón se altera cuando camina detrás de mi y si todo este tiempo he actuado con indiferencia y como una niña caprichosa es porque siento algo inexplicable por él.
Unos tiros me sacan de mis pensamientos y el corazón se me dispara presa del pánico. Los hombre que tenia en frente corren de un lado al otro y uno de ellos viene hacia mi y tira de mi brazo hasta ponerme de pie. Mis nervios llega al límite y entre llantos le pido que me suelte y cuando se hartó de escucharme me pega con toda la mano abierta en mi cara lo que provoca que me sangre la nariz.
-Vuelves a ponerle un dedo encima y te comerás uno a uno.
Y la luz vuelve a mis sentidos cuando las voz grave y fuerte de Eric me llega y me permito respirar.
El hombre gigante que me tiene sujeta ríe abiertamente y me apunta con su arma en mi cabeza y vuelvo a palidecer lo que genera que El cuerpo me tieble por completo y al sonido de un tiro muy cerca de mi me paraliza y caigo desplomada y me doy un fuerte golpe y todo se vuelve lento y borroso, los sonidos distanciados y lo último que ven mis ojos es la angustia reflejada en los ojos de Eric que cae arrodillado junto a mi.
ERIC
El miedo me paraliza cuando el disparo suena en el lugar y no puedo moverme hasta ver caer al hombre que sujetaba a Leti y detrás a Lorenzo con el arma en alto y lagrimas en los ojos.
-Sacala de aquí Eric, AHORA!!!
Sin tiempo que perder y activandome caigo arrodillado ante la mujer que me recordó lo que era temer por alguien y sacando la inyección de glucosa que siempre llevo conmigo la inyectó y, cargándola en mis brazos la saco del caos que se convirtió este lugar con narcos y federales por todos lados.
ERIC
Sigo observandola dormir, intente limpiarla un poco la cara donde el hijo de puta la golpeó pero no quiero despertarla. Después de inyectarle la insulina y haberla sacado del galpón, recobró la conciencias unas minutos cuando la traía en el auto y nos miramos un momento y tras una suave y tímida sonrisa volvió a caer en ese sueño profundo. Llegamos a mi departamento y la deposite en la cama de mi habitación y no me eh movido de aquí ni un segundo. El temor de que vuelvan a separarla de mi me paraliza.
-Tienes que intentar relajar esa tensión que tienes, te vendría bien una sesión de spa.
Escucharla y verla sonreír me saca una sonrisa a mi y mi mundo se vuelve de color nuevamente.
-Como te sientes?
Acaricio su mejilla enrogecida y respirando profundamente cierra sus ojos y deja descansar su rostro en mi mano y yo pierdo todo rastro de control que me quedaba. Acerco mis labios a los de ella, la necesidad de sentirla me puede más que cualquier cosa en este momento.
Un beso suave, a penas un rose por parte de ambos y siento la calidez de su mano sobre mi rostro y mis cuerpo se estremece.
-Necesito sentir el agua correr por mi cuerpo y que me devuelva a la vida.
Trago con dificultad y poniéndome de pie la tomo en mis brazos y la llevo a la ducha. La dejo sobre el verter y abro el grifo para que comience a correr el agua caliente.
-Voy a dejarte sola para que te duches, si necesitas algo estaré afuera.
Cuando voy a salir su mano me detiene y se pone delante de mi, es tan pequeña comparada conmigo.
-Quédate, ya no podemos seguir huyendo de lo que nos pasa.
Y sin que me pueda decir más nada la tomo en mis brazos y enroscando sus piernas a mi cintura nos mentemos en la ducha con ropa y todo. Los besos se vuelven desesperados y sin control nos despojaos de la ropa, con urgencia y desesperación. El tacto de su piel con la mía hace estallar miles de cargas eléctricas y el deseo me nubla la razón.
Rompo su ropa interior y vuelvo a levantarla para apoyar su espalda contra los azulejos y tomando mi pene listo para la batalla me pierdo en su interior y la invasión nos hace temblar a los dos. Tan sólo un instante quedamos mirándonos y nuestro deseo se refleja en las pupilas dilatadas y con un movimiento de ella me anima a moverme y desde ese instante sólo puedo complacernos. Una y otra vez me pierdo en su interior y sus uñas rasguñan mi espalda, enloqueszco con la suavidad de sus pezones y la calidez de su cuerpo entero.
Nuestros cuerpo se tensas y con una embestida certera y profunda nos abandonamos al clímax que nos invade, un orgasmo deseado y anhelado por ambos en secreto. Acaricio su pelo, beso sus labios y apoyando mi cabeza con la de ella, intentando mantener el control de la respiración agitada le doy vueltas a una sola cosa.
Se que mi vida es un peligro contante, que pedirle que sea mia es un suicidio, una condena pero simplemente no puedo alejarme.
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