Es una mañana soleada de domingo de enero, el sol se cuela por el amplio ventanal de su apartamento.
Tanta luz y calidez sólo vienen a delatarla… las lágrimas no paran de salir como si se fueran de fiesta, todas vestidas de diferentes colores… salen a montones y ruedan por sus mejillas angulosas, mojan sus labios y siguen su camino a lo largo de su hermoso cuello, hasta terminar humedeciendo algún otro lugar de su cuerpo.
Lágrimas tan abundantes como el miedo y el dolor que ahora siente y que la hacen encogerse en su sofá. ¿Se va?, ¿ya no quiere vivir más con ella? Traga saliva… ¿qué pasó?, ¿de qué no se dio cuenta?, ¿que fue suficiente o insuficiente?, ¿su dulzura?, ¿su incondicionalidad?, ¿su respeto por el espacio de él?, ¿su no saber cocinar?, ¿su insistencia en querer tener sexualidad?, ¿su no querer ser una ama de casa tradicional?, ¿su búsqueda incansable de evolución?, ¿su apoyo?, ¿su querer conocer el mundo? ¿Su querer viajar, o tener una casa frente al mar?, ¿su trabajar incansable?, ¿su querer mejorar su forma de comunicarse?, ¿su risa?, ¿Sus ronquidos?, ¿ser tan responsable? ¿Su miedo a tener hijos?, ¿ser discreta?, ¿sus miedos?, ¿sus aventones?, ¿su terquedad?, ¿su naturaleza perfeccionista?, ¿su olor?, ¿su piel suave?, ¿su corazón dispuesto?, ¿sus infinitas imperfecciones? ¿Sus peleas?, ¿su necesidad de hablar de la pareja?, ¿su necesidad de hacer acuerdos? ¿Su demanda por compartir más tiempo juntos?, ¿su querer envejecer juntos? Preguntas y más preguntas…
¿Y ahora, ustedes qué hacen aquí?, ¿para qué vienen? ¡No estoy¡ No deseo estar para ustedes hoy. ¿No se dan cuenta que me duelen?, ¿dónde está la compasión? Ellos, los recuerdos ignoran sus súplicas. Comienzan a agolparse en su mente como una película, la emborrachan, la cabeza le da vueltas y estos comienzan a danzar, se pasean por su cuerpo, su boca, sus ojos y oídos, ruedan por sus piernas y brazos y hacen una festividad en su espalda. Algunos se escabullen en los montes de su vagina y de sus senos, otros escalan sus rodillas y sus hombros. Otros, los más osados saltan de su cuerpo, salen de él…se sientan, caminan y corren por todo el lugar, entran al baño, a la cocina, se asoman por las ventas, se acuestan en la cama, recorren el corredor, prenden la radio, prenden el televisor, se escabullen por todos los rincones, se ponen a leer, bailan, escuchan música, ríen, lloran, entran a la cocina, abren la nevera, abren y cierran puertas y destapan una botella de champán.
Se vuelve loca…
¿Qué hacer ahora con tantos recuerdos?, quizás tejer un mantel de colores infinitos, guardarlos en un lienzo, pintarlos para inmortalizarlos. Doblarlos con esmero y cuidado para que no se vayan a romper, por si en algún momento decide volverlos a usar. Separarlos por categorías y hacer un índice de amor, dolor, alegría, tristeza y escucha. Escribir una poesía, o mejor un libro. Son muchos, alcanzan para tantas cosas y hasta para construir otra vida. No, pensándolo mejor; lo más saludable sería botarlos después de romperlos en pedacitos, para que nadie quiera quedarse con ellos, o para que no se les vaya a ocurrir regresar.
Regresar, llenos de mar, estrellas, de luna, de risas, besos, abrazos, de piel, de sudor, de ternura, de olores, de promesas, de viajes, de diciembres, de nochebuenas, flores, de celebraciones de año nuevo, regalos, de mayo, de domingo, de enero, de junio, de noches, de lluvia, meditaciones, perdones, fiestas, de postres los domingos en la tarde, parques, helados, aviones, autos, de caminatas, desayunos, almuerzos, de compañía, de conversaciones, salidas con amigos, de apoyo, de escucha, de colores, de lo siento, tarjetas de amor, cumpleaños, fotografías, lágrimas, de felicidad, amaneceres, paseos en moto, mensajes, tarjetas, libros, bailes, noches de fiesta, grados, de arrunchis, cine, miradas, de apoyo, sorpresas, de horas, de lugares frente al mar, de esperas, de días, de meses, de años…llenos de vida …Si, lo mejor será romperlos en pedacitos…., quizás los deje ir con los vientos de agosto o quizás me vaya caminando hacia el mar, y cuando esté frente a él, haga como Alfonsina, me vista de mar, y ahí, con el azul profundo, los recuerdos y las olas, nos vayamos mar adentro para nunca regresar.
Se vuelve loca…
En medio del dolor, los recuerdos, la incomprensión, la rabia… en medio de la traición, esa traición que la deja atónita, la desgarra, que rompe todo en mil pedazos, que sorprende, que la deja sin habla, una vocecita en su interior vestida de violeta y dorado tímida grita, una y otra vez vivir¡¡¡, vivir¡¡¡, vivir¡¡¡, volver a comenzar… perdonarse… perdonarlo… creer… confiar… incluirse…asumir… crecer….
Aún no. ¿Cómo?
Se vuelve loca…
Mirando aún por la ventana, hace esfuerzos vanos por dejarse calentar por el sol. Hace frío, su cuerpo tiembla… viene del alma. Y de repente en la ventana descubre el reflejo de unos trozos; están por todas partes, en el suelo, en las paredes, en el sofá, en el techo, los ve con claridad, entiende porqué ese dolor amenaza con asfixiarla, es su corazón en trozos; Está completamente roto. Algunos están muriendo, otros ya murieron y otros, los más valientes, los que nunca se vencen, luchan aún por sobrevivir.
Se vuelve loca…
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