Por cada suspiro, un ángel encumbra el vuelo hacia ti, dejando de planear sus alas por un rato, y poder asirte desde tus hombros caídos, cobijando cada una de tus penas en su regazo, por la eternidad que resume tú inconciencia.
La lluvia con alcanza el espíritu, sin embargo, rasante siempre va hacia dónde estás, en aquella cumbre rodeada de brumas y temperaturas bajo cero.
Entre el aire frio de las tinieblas y la tibieza de tus propias manos, la historia va contrastando tus parpadeos erráticos, propios del estado alfa. Como el palpar de un ciego, para hallar la piedra en su caminar.
Es fácil, hacer reflexiones, dar juicios y elevar plegarias, cuando en verdad, no resulta ser más que el regocijo de Dios, como un catálogo Netflix, que lo divierte junto a arcángeles y semidioses, todos juntos comiendo palomitas de maíz o cabritas, dependiendo de donde sea el protagonista.
Mas tu bien sabes, que día tras día, la mente tras despertar, va perdiendo detalles. Ni bajo salvedades, dará coherencias a tus palabras cuando pretendes narrar lo que viste como tan real.
Sino más bien, dará sombrías rutas donde las tristezas tienden a desvanecerse entre los ritmos circadianos y la somnolencia invocada por una mente inquebrantable y el desdoblamiento antes del alba.
En los recuerdos y reflexiones. ni juicios ni plegarias. así es, asi será.
Una batalla descomunal. donde hay victimarios, víctimas y también cadáveres. Una odiosa escena flashback, estilo dejavu, entre tu conciencia y tus diálogos internos. Esa quisquillosa vocecita impertinente que te acompaña desde tiempos inmemoriales.
… ¿Hasta dónde has llegado? ¿Quién fuiste esta vez, héroe o villano?
Al menos sabes, que de alguna u otra forma, en otras vidas viviste y fuiste parte de otras vidas también. Donde hubo seres divinos y quienes nacieron para morir.
Todo vuelve a cero, todo es reversible en la mente propia, como la luna a sus estrellas y a su escenario celestial. Donde la luna encarcela las imágenes que se plasman en la mente y en la obviedad, tras de ti, definen entre incertidumbres que toda circunstancia puede convertirse en verdad.
Tal cual, el ángel te enseñara a volar entre nubes y tu penitencia será que al despertar, deberás volver a enseñarte a caminar, y deberás comprender que las alas solo te sirven en tus sueños…Debes enfrentar tu realidad…sigues siendo tu hasta de nuevo volver a soñar….
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