Hoy, día de las madres no tengo nada que celebrar. Sólo derramo lágrimas sobre su tumba. Fue el único ser que me amó de verdad. Perdona por no haber cumplido mi palabra, te prometí que en dos años regresaría por ti, madre. Pero el tiempo inexorable y cruel no lo permitió… no te imaginas por todo lo que tuve que pasar fuera de mi país, lejos de ti desde aquel ultimo día que me diste tu bendición. Sin conocer a nadie me tocó enfrentar miles de dificultades, fueron noches de desvelo y días agotadores para poder generar algún ingreso y enviar dinero para tus medicinas y alimentos.
Hubo días que no te llamaba, para que no notaras a través de mi voz alguna señal que pudieras sospechar de mis malos momentos. No quería que sufrieras por mi, madre… Aunque igual lo presentías. Cuantas cosas tuve que ocultar: humillaciones, desprecios, ataques xenófobos de seres inescrupulosos; que por no ser de su misma nacionalidad arremeten con insana crueldad en contra de los extranjeros.
Cuantas lágrimas tuve que enjugar y levantar mi frente para continuar el camino que me había trazado, evitando caer en provocaciones que mas adelante pudiera arrepentirme. Trabajando duro de sol a sol pude reunir un dinero y regresar a casa a reencontrarme contigo mi viejita. Anhelaba tanto abrazarte, besarte, colmarte de atenciones. Pero no me esperaste, te fuiste antes de lo que imaginé.
-!Oh, destino cruel! Mí alegría se convirtió en llanto cuando aquella fatídica noche clavaron un puñal en mi corazón hiriéndome de muerte… La noticia más espantosa llegó a mi vida… mi tesoro mas preciado, la razón de mi existir se había extinguido de la manera más cruel e inesperada.
Me sentí culpable por no haber estado ahí contigo esos últimos días, mamá… Nadie me avisó de lo grave de tu enfermedad. Siempre que te llamaba fingías que todo estaba bien.
Aún conservo el pañuelito con tus iniciales que me regalaste el día de nuestra despedida.
Entro a tu habitación y allí están todos esos recuerdos, ese dulce aroma tuyo que envuelve la atmósfera, siento esa maravillosa ternura de tu presencia en el retrato colgado a la pared, sonriente como siempre. Cierro mis ojos que brotan ríos de amargura corriendo por mis mejillas, puedo sentir tus suaves manos acariciando mi rostro …Y en la mesita de noche la carta que dejaste escrita de tu puño y letra, donde me dices:
«Hijo mío, te amo más que a nadie en este mundo, no te sientas culpable si algo me llegase a pasar, mi tiempo de vida está llegando a su final. Si no te lo dije antes fue para que cumplieras tu sueño por allá donde estás.
Desde el cielo seguiré tus pasos y quiero verte casado, con una buena mujer que te ame, no tanto como yo, porque mi amor es único. Mereces un bonito hogar; con hijos para que te alegren la existencia… Y si tienes una niña le pones mi nombre… Te amo hijo, la vida continúa para ti…también quiero decirte, que con el dinero que mandabas para mis medicinas y algo de mis ahorros de toda la vida poco a poco fui guardando y te dejé una pequeña propiedad para que vivas ahí con tu nueva familia y así no tengas que salir nunca mas de la tierra que te vio nacer.
Es mi única herencia que te puedo dejar, aparte de mis consejos y enseñanzas.»
Gracias madre por tanto amor y por ser la mejor de todas. Eres y lo serás por siempre mi amor eterno.
Guardaré tu carta como un recuerdo muy especial y valioso que me dejaste mamá.
OPINIONES Y COMENTARIOS