Me niego a despedirme

Me niego a despedirme

Adán E. Macedo

05/05/2020

Comienza el acto el olvido entre las sombras de tu desprecio, tu indiferencia y tu cruel trato, no te percatas de que has abierto la puerta y un aire de angustia invade todo mi cuerpo, comienzo a desaparecer de tus memorias y has empezado a crear nuevas, abarcando el lugar que un día fui en tu vida, en tu corazón. Hoy te veo tan lejos que me es imposible reconocer tu rostro, reconocerte, ya no te conozco. Estás tan bella como el día en que te conocí pero tu mirada ha cambiado y el amor lo has dejado que se muera a un lado, Lo ignoras, me ignoras, lo evades y me evades. Todo acto me toma por sorpresa y el dolor que causa resulta ahora ser inconsolable. 

Te veo, miro directo a tus ojos y te digo lo mucho que te amo pero la frialdad de tu respuesta paraliza toda intención de re intentarlo, me doy por vencido unos segundos y vuelvo a querer luchar pero al momento de levantar la mirada te has ido sin dejar rastro que seguir. Busco entre mis recuerdos el día que te fallé, cuando dejé de ser tu amor y solo encuentro gratas sonrisas que parecían incansables, inmortales. 

La sonrisa de tu rostro se sostiene apenas por la mascarilla que ante mí reflejas, pero la dureza de tu piel es impenetrable ante la suavidad de mis caricias, de mis palabras. No me resigno a perderte, no quiero ser parte de tu olvido, te amo y busco una puerta entreabierta para colarme como un bandido queriendo entrar al calor de tu regazo, lo único que consigo son caricias falsas que duran apenas tres pestañeos y la rutina de nuevo comienza. Comienzo a extrañarte  a pesar de que duermes conmigo, despertamos juntos y nos encontramos en cada desayuno, guardo luto a pesar de que aún no existe un difunto, amo a una estatua que ahora su mirada no me alumbra, que sus palabras son inexistentes, que su amor en la historia ha quedado en eso, en simple historia. No tienes la fuerza de dejarme y yo no tengo la cobardía para huir, huir de ti. Prefiero mil veces lastimarme a darme cuenta que no te encuentras, y este sufrimiento parece no afectarte, parece nunca ser parte de tus preocupaciones de cada día, y tú no dejas de ser la razón de vivir cada día. He decidido acostarme, esperar a que te marches o solamente morir en tu presencia y por lo menos una palabra o lagrima derrames, he decidido quedarme aquí, inmóvil y concentrarme en lo que pudimos haber sido, voy a quedarme aquí a solamente amarte. 

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