La noche era fría, había estado lloviendo durante el día. El aire húmedo entraba por las ranuras de mi mascara. Era una mascara sencilla pero terrorífica, con solo tres agujeros, para los ojos y para respirar. No me hacia falta un agujero para la boca. Mi intención no era hablar, sino, matar. Soy una persona con un nivel de vida alto. Buen trabajo, buen coche, buena casa. Todos mis vicios me los podía permitir, y el vicio que mas repetía era matar. no soy una persona de disparos, tengo un pequeño garaje a las a fueras de la ciudad, allí es donde me divierto. Cuando empezé con mi pequeño vicio, me compre una furgoneta, negra, muy bonita. Yo no busco a nadie en concreto, ni estudio el secuestro ni nada, pues todos los cuerpos son buenos para ser torturados. Mi única norma era, no niños.

Era simple me vestía me ponía mi mascara cojía el cloroformo y me ponía a dar vueltas con la furgoneta. No solía tardar mas de media hora cuando ya tenia en el maletero a mi víctima dormida.

La llegada al garaje siempre me gustaba, cuando se despertaba mi victima y lo primero que veía era mi puta mascara de loco. no puedo ocultar mi pequeña sonrisa. Lo siguiente era lo de siempre muchos gritos de compasión. Hasta que me canse de eso y ahora antes de despertar les pongo unas mordazas de alambres, si intentan abrir la boca se rajan la garganta, simple y eficaz.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS