Una noche me asome a la ventana de mi habitación y contemplando la mágica noche, la luna y las estrellas pedí un deseo. A la mañana siguiente desperté con unas alas transparentes en mi espalda que irradiaban una hermosa luz. Muy asustada y sin entender que pasaba solo se me ocurrió ocultarlas, para que nadie se diera cuenta de que algo extraño me pasaba, pero no pude ocultarlo por mucho tiempo. Desde aquel día me di cuenta que la luz de mis alas no se encendía constantemente solo por las mañanas como para recordarme «Oye se encienden» … Pero me empece a preguntar que podría hacer para que las alas encendieran mas a menudo? …. Pues no fue tarea fácil averiguarlo, pero después de varios días y semanas todo seguía igual hasta que de repente vi a una mariposa en pleno proceso de transformación saliendo de su capullo en el jardín de mi casa, entonces entendí que debía hacer cosas que me ayudaran a transformarme internamente y de esa manera lograría que las alas encendieran constantemente. Sin darme cuenta, cada vez que ayudaba a alguien, regalaba mi sonrisa o tenia un gesto de amor con el prójimo mis alas se encendían y lo empece a hacer todos los días. Entendí que tenia un propósito mayor que lograr que mis alas se encendieran, mi propósito era llevar luz a otras personas y de paso esas personas me iluminaban a mi también. Al final mi deseo se cumplió! Yo pedía por cosas que me harían feliz a mi, pero la verdad es que cuando te detienes a hacer cosas por los demás y a contribuir en su felicidad, tu eres feliz dos veces. 

Moraleja: Dios nos moldea y de repente un día nos entrega alas, nos regala vocaciones, dones y nos da una luz propia para que hagamos la diferencia en el mundo con acciones de amor, servicio y solidaridad, pero es nuestro deber descubrir nuestra luz propia, confiar en nosotros mismos y atrevernos a ser diferentes, a ser más humanos, a ser mejores personas. Solo así se logra un mundo mejor!

Hada Stella

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