NOTA EDITORIAL
Este número sale tarde, sin embargo sale temprano si analizamos lo pronto que nos dejó Daniel Platas. Sorpresivamente tomó sus alas y partió. Los que estuvimos cerca de él sabemos de su batallar y de la alegría que ponía en todos sus emprendimientos. Para Daniel hacer la revista era un desafío, también para nosotros. Recordamos siempre su felicidad después de cada publicación pues significaba haber cumplido con gran sueño que compartimos junto a él.
No podemos decirle adiós, sólo podemos decirle hasta siempre, su espíritu estará siempre con nosotros.
Las anécdotas se suman en este quehacer de hacer una revista virtual, a veces se debió hacer dos veces lo mismo, otras las fotos se fueron a lucir en paginas incorrectas, pero Daniel siempre buscó la perfección y trataba de estar en todos los detalles. Creció con cada número, investigó, probó, se arriesgó hasta lograr lo que el quería. Amaba la revista, y esto formaba parte de su vida.
Sabemos que él no hubiera querido que la revista se cerrara, de modo que se unieron otras fuerzas para que ésta continuara, pero una sola persona no podía hacer lo que éste joven hacía de modo que para hacer su trabajo estamos aquí Liva Zepesky en edición, el la hubiera elegido feliz, Gladys Binda secretaria Patricia Dajruch en dirección como siempre y Susana Sofía Ripoll en diseño gráfico de tapa.
Este número es por y para Daniel, se lo dedicamos, no para decirle adiós si no para decirle que sigue estando entre nosotros.
Trataremos de cumplir con sus sueños, sueños contagiosos, sueños grandes, sueños de poetas, sueños de lunáticos, sueños de soñadores, que intentan pintar el mundo de otra manera.
Esa era la visión de Daniel, pintar al mundo de otra manera, darle vuelta a la adversidad y convertirlo en algo positivo. De eso se trata, Daniel con una sola mano hacia la revista, sin embargo nunca se vanaglorió de ello, con humildad trabajaba y la única paga que obtuvo siempre fue el resultado exitoso que siempre quiso mejorar. Jamás pudimos hacerle un reportaje por que no le gustaba que se le hiciese preguntas personales, es por ello que publicaremos algunos de su poemas en este número, queremos que esté, queremos que lo lean, queremos que le quieran así como nosotros le queremos, por que además de ser el editor de la revista era un buen amigo, una excelente persona, un ejemplo de lucha, un ser cuya luz brillaba y brilla esté donde esté. Esperando que nos acompañen en éste número, les dejamos nuestro abrazo fraternal.
Marcel Proust (el staff de la revista)
Homenaje a DANIEL PLATAS
Sus sentires expresados por YOLANDA_QUIROZ
Aguila
Levanta su vuelo ancestral
un águila noble
con espíritu de cristal.
Sus alas despliegan
la fuerza y la belleza
que ensombrece al tulipán
y de su paz nos da certezas.
Su vida de majestad
no se agota ni se cierra
aun cuando la muerte en soledad
la envía al fondo de la tierra.
Rojo y negro
Imágenes llegaron a mi alma atravesando la imaginación, que trae una brisa en calma, inundando de caricias a mi corazón. Rojo es el color del fuego, negro simboliza la elegancia, tu sonrisa ilumina el cielo y esparce tu bella fragancia. Trasmites con palabras suaves que nacen de tus sentimientos, eternamente libres como las aves y alegras todos los momentos.
El tejedor
El resplandor de una dama, se encuentra en tus cabellos dorados como el sol, vistes atuendos atractivos en tonos negros y rojos. Tus palabras son tiernas, tu mirada expresa a tu corazón, con caricias rozo tu piel, mis labios besan tu boca y lentamente en un lecho desnudamos nuestras almas, aunándonos dulcemente para amanecer abrazados, contigo luciendo majestuosa las trenzas de amor que tejimos románticamente.
La lupa
Observando la lejanía
los ojos anhelan cercanos pensamientos
ver cada detalle de la esencia
de los sentires y los saberes.
Ampliando la inteligencia a través de la lupa
ver el alma
descubrir el arte en las venas
y el cariño del corazón.
La lupa, elemento con destino
que aumenta y nos trae la belleza natural,
inspiradora del poeta.
Nos da calma y admiración
o trasmitiendo energías
que enciende el fuego
de nuestra imaginación
Deseos
Como quisiera sentir tu cuerpo cerca del mío
como desearía saborear tus besos
recorrer tu cuerpo, admirar tu alma
como desearía que mi boca sienta la emoción
del néctar del deseo
como quisiera acariciar tu cuerpo de mujer honrada.
Como desearía traspasar tus venas
enjugándolas con el néctar de la miel pura.
Como desearía que nos unamos en la miel de la pasión
y como desearía saber tu pensamiento
es el mío que no se aparta de tu ser.
Como desearía ser tu guía en la tormenta
y tú estrella en tus horas de inquietud y de dolor
que nuestras almas fluyan en la cascada común del disfrute y la emoción
que tú seas mi musa y yo sea tu lienzo.
DE LAS HOJAS ÍNTIMAS
De Beatriz Binda
Tengo buenas curvas, también celulitis, poca coordinación, poca ubicación, nula de atención y nulos los pechos. Un tatuaje mal hecho en la cintura, y un ala bajo la manga que me recordará la vida entera que no debo nunca dejar los dos pies acariciando el suelo. Un par de marcas bien hechas, pies feos, manos grandes, soy idiota, cambiante, mal hablada, mal criada, caprichosa, un poco venenosa, hierba que crece entre piedra seca y solloza. Soy de poca habla, de pocos amigos, de poco aguante, impaciente, ansiosa, muy sensible ante algunas cosas y muy dura ante otras. Río a veces cuando nadie ríe y lloro otras tantas cuando nadie llora. Soy repetitiva, a veces cerrada y siempre cabeza dura. Como mucho, fumo mucho, tomo mal, duermo mal… bostezo y no me tapo la boca pero papá me enseñó a decir «buen día», «buenas tardes», «buenas noches»… «¿Cómo estás?» Arrebatada, poco anestesiada, poco reservada con mis cosas. Friolenta, acalorada y cuando no soy sincera es cuando me quedo callada. Me quejo de mi nariz, del talle de mis zapatos, me gusta delinearme los ojos bien negros -Mamá siempre dijo que el gel era bonito para las de cabellos oscuros-. Me tiento de la risa y termino llorando o cruzando las piernas, me burlo de mí y de los demás seres humanos… porque la risa, es la mejor caricia. Me gusta la luna más que el sol. Pongo los pies al costado de la cama si hace calor. No uso lentes para cubrir el día, veo poco y no tengo problemas de vista. Me distrae cualquier amor y a veces no me gustan las visitas. No escucho a la primera, no escucho a la segunda. Pido consejos y no hago ni la primer línea sobre la cual pedí ayuda. Siembro lágrimas y cosecho el dolor, para poder transformarlo en amor. No veo películas de terror. Me gusta el mate, la montaña, la tierra, el océano, el aire, el asado, las pastas, el helado granizado los orgasmos y el café. Nicotina en mis papilas, nicotina en los pulmones y así y todo me gusta correr. Amo y odio el cigarro, siempre lo dejo, lo histeriqueo, lo vuelvo a agarrar y no lo suelto. Tiemblo, sufro, respiro, sonrío. Se me baja la presión, se me acelera el corazón. Quiero tanto que lastimo y cuando quiero odiar termino queriendo un poquito más de lo que a duras penas me animo. No me gustan las banderas, no me gustan los gobiernos y sin embargo, sé muy bien todo lo que prefiero y lo que con mi voto les entrego. Mi documento dice «Argentina» y en un balcón del pecho reposo y a veces me gusta, pero en el resto dice que no soy de nadie y que soy de todos… que quien sienta, se motive, ría y llore… es mi bandera. Tengo millones de cábalas totalmente insólitas. Tengo una bombacha de la mala suerte y no la tiro porque está nueva. Tengo una pulserita que me hizo un nene que está sobrecargada de cosas lindas y mucha buena onda. Tengo un anillo de un santo que me regaló mamá y aunque no me gusten los santos estampados, a éste… no lo largo más. Tengo una rosa muerta dentro de un libro de Benedetti que congeló un amor. Tengo un anillo hecho de etiquetas de cerveza. Tengo la cama llena de pelos de mis perras y su amor. Tengo más libros que dedos… marcados a la mitad. Un horóscopo de Bazooka, una ramita de un árbol y un sobre de azúcar de alguna tarde en algún café. Tengo billetera pero la plata desparramada por la cartera. Tengo una remera de Nirvana vieja, que le robé a una amiga que se la robó a otra si mal no recuerdo. Una bolsa de caramelos que es más fuerte que yo. Un beso de él que es más fuerte que cualquier temblor. Me acuerdo del color exacto de ojos de mi compañero de jardín, pero no recuerdo que comí ayer. Tengo olores de la infancia en la memoria. Tengo dolores adolescentes en el pecho, reinando el recuerdo. Nunca fui prolija, ni ordenada, ni aplicada. Terminé el secundario de grande, nunca me agarré a las trompadas más si me pegaron dos mujeres desorbitadas. No termino lo que empiezo y me la paso empezando mucho (siempre me gustó más que el resto, el comienzo). Me aburro fácil, me encariño fácil y me desilusiono fácil. Me gusta escribir, me gusta dibujar, me gusta bailar, cantar y fotografiar pero nunca hice nada para hacer a los placeres crecer, para terminar de amar. Me gusta la música y los perros y siempre fui obligada a los entierros. Cada parte de mi vida lleva una canción. Seguiré el día que me conozca un poco más, acá estoy y esta soy hoy.
RINCÓN LITERARIO
De Leticia López
El Cambio
«Cambiamos. Cambié yo y cambiaste tú. Cuántas veces lo pedimos. Sí, lo pediste tú, y también lo pedí yo. Y renegamos, y nos distanciamos… y no quisimos cambiar, nos costó, era difícil, parecía imposible. Al final sucedió, aunque no como quisimos… tuve que cerrar mis ojos, tuve que viajar lejos de todo, y tú me observaste, lo hiciste por días. No sabías si yo volvería. Sin embargo, allí te quedaste. Esperando. Expectante. Y mi Dios quiso que volviera. Sólo él podía hacerme volver de mi largo viaje. Y desperté… y a mi lado, aguerrido, casi sin fuerzas, me recibiste… te conmoviste. Me conmoví. Y sucedió…
De José Roberto Ramírez
Beso sin tiempo
Hay sed en la boca que no se compara a otra sed Sueños en los labios que no se comparan a otros sueños Ni la lluvia es la misma cuando la piel que la recibe quisiera que fueran besos y no lluvia Los momentos pasan cuando tienen que pasar… Quizá por capricho o regalo de la vida El deseo no deja de ser palabra La palabra no deja de ser ternura Ni la ternura pasión Ni la pasión fuego que tibia la piel Ni la piel tibia dejará de ser beso… aunque pasen años en llegar Aunque los años pasan en el cuerpo Aunque sea un beso de otro tiempo pero los labios son los mismos… Y eso es lo que cuenta
Cambiamos, cambiaste tú, y cambié yo.
El regreso de Prometeo
De Patricia Dajruch
2017, tal era el año de los últimos sucesos. Tal vez nadie podía imaginarlos pero así fue como sucedieron las cosas.
Desde 1851 Mary Godwin dormía plácidamente en los brazos de los Dioses. A veces algún recuerdo se deslizaba bajo sus párpados llenándole la conciencia de emociones de todas clases, pero eso ocurría muy de vez en cuando.
Lo cierto es que Mary prefería no soñar, la experiencia acumulada durante su existencia no había sido del todo grata. Cada tanto la noche la sumía en ensueños macabros cuyo recuerdo le perseguía insistentemente durante días y el único modo de escapar de ello era escribiendo toda clase de historias estrafalarias que a ella misma le producía terror.
En los brazos de los Dioses descansaba entonces desde hacía 166 años de las pesadillas.
Los Dioses la mecían felices cuando ella soñaba con alguno de ellos, pero a veces como en éste caso Mary estaba en un laberinto extraño donde en cada esquina oía repetir su nombre como en un eco.
Quería abrir los ojos pero no podía, en su agitación llamaba a Perry (el amor de su vida) para que le explicase lo que le estaba sucediendo, más él parecía estar en otra dimensión y no acudía a su llamado.
Concentrándose en esa confusión repentinamente se vio a si misma caminando por las calles de Londres y aunque sabía que estaba en la calle donde estaba su casa, nada era igual. La gente vestía de manera diferente y los vehículos cuyo sonido infernal le parecieron sumamente extraños. No muy lejos de allí se encontraban Perry junto a Byron enfrascados en un dialogo sobre Dioses inmortales y hombres que querían serlos.
Mary gritaba para que ellos le escucharan que Prometeo había robado el fuego a los Dioses para beneficiar a la humanidad. Muy cerca de ella corría Frankenstein aquel individuo que creara un abominable ser perseguido por la criatura y los Dioses quienes caían sobre su conciencia de falso creador.
Víctor Frankenstein en medio de su huida se detuvo para mirarla con angustioso reproche de haberle dado vida en blancas páginas llena de morbosidad que no le dejaban desde entonces encontrar la paz.
Mary cavilaba en la vida y la muerte, en la inmortalidad, en la ciencia que buscaba hallar el poder de la creación misma y el debate de Perry y Byron volvió a sus oídos, más la pesadilla no parecía acabar.
Encontró un café y una vez sentada a la mesa se dispuso beber la infusión, a través del ventanal miraba pasar la gente despreocupada y ajena a todo extraordinario acontecimiento. Alargó la mano para alcanzar un periódico pensando que leyéndolo podría escapar por un instante de tan mal sueño.
El título de una nota le bailó en los ojos “El primer trasplante de cabeza de la historia”. Leyó con avidez para enterarse que Prometeo había regresado en un científico italiano dispuesto a realizar dicho trasplante.
Mary sintió un sudor frío correr por su piel y necesitó salir a la calle para respirar.
En la vereda cerró los ojos, e imaginó los asesinatos que se perpetrarían en nombre de la inmortalidad, hombres y mujeres ancianos robando cuerpos jóvenes, cabezas sobre cuerpos de sexo diferentes. Humanos inmortales contra humanos mortales, una raza nueva poblando la Tierra.
Los Dioses mecieron la gran cuna cósmica de Mary, y de sus ojos caían lágrimas duras como diamantes.
Pasa un gato
De Marcelo Báez
Pasa un gato.
Y se lleva sus secretos y el silencio del domingo.
Se lo lleva a cuestas.
Va del negro al amarillo de las paredes.
Y lleva sus secretos entre las patas y los retuerce contra la pared.
Y los vuelve pedacitos,
los levanta de nuevo y los vuelve a romper.
Y así.
Y sus secretos. Y los míos.
Que se rompen, se reconstruyen y vuelven a romperse.
Lento domingo.
Te respiro.
(Fragmento)
De Susana Buisson
Cierro los ojos y te inhalo.
Regodeándome en la sensación de tu deseo envolviéndome.
Sonriendo como una loca en medio de la acera,
No puedo verte pero lo se: estás, cerca. (tal vez viéndome desde atrás de la vidriera)
Acechando mis pasos entre las cosas,
desde tu escondite favorito donde una vez te descubrí. (Donde una y otra vez me prometo ya no ir a buscarte.)
Olvido
De Elié Diego
¿Alguien busca este olvido?
¿hay alguna poción, profecía, conjuro,
con o sin alas, que temple este acero ?
mientras, tengo narcotizando al alma, la flor…,
¿Alguien esta vistiendo de luto,
y aún no he muerto?
¿busco tu olvido, tú buscas el mío?
la tinta tiene tantos trazos esperando…
tanta mezcla de símbolos enredados dentro,
¿hay alguien que resuelva esta ecuación sin pizarra?
¿algún cielo azul que no tema este oscuro nimbado?
¿tienes un preludio mágico, para el oído fino de este Lobo?
( mmmmm…, ¿pero a quien le importaría un algo no complejo?
lo simple así, desbarata todo arqueólogo acostumbrado
a buscar entre momias ) puedo otear el aire,
percibir vibrar el temblor que te acompaña,
a miles de kilómetros, en la próxima existencia,
desde las vidas anteriores, aun recuerdo…,
¿pero, es inefable escucharte caminar descalza?
¿puedes esta noche deslizar tu liquido melifluo
en mis adentros?
¿tiene aroma pétrico tu piel antes de llegar la lluvia?
pero claro, ¿porque tantas preguntas vanas?
y así lo simple, es desechado por vano,
como flor que no adorna,
como un paria acordonado.
Afuera canta un ave, es de día, sonrío
y te espero con una ataraxia iridiscente,
¿puedes verme?
Espacio y tiempo
De Mariano Jorge Camacho
En aquellas esquinas de ángulos filosos
el tiempo parece detenido
péndulo sin movimiento,
oración de un licor que se vacía
pues al instante todo colma
sin contemplaciones de tiempos mozos.
La mente que vuela y sube
hambrienta, apasionada de luceros,
esferas celestes anidan en las nubes
firmamento límite se lanza en pupila
arrebato que al corazón agita
arropa en velo de cambiante grana
confín lejano donde la estrella oscila.
Quisiera cruzar el cielo en aletazos fieros
hondo halago musical que resuena
el sol de asombro meridiano.
¡Ay! ¡Amores!… Gritos en voces humanas
vagan en sentidas horas que al aire llena
prematura esencia del vesperal topacio
dos seres, amantes, emprenden su faena
en su espacio y su tiempo.
A Beneficio Del Doctor Sombra
De Pedro Ernesto Reybaud Rodríguez
El Circo Urbano de la Muerte (I)
Damas y caballeros, estimado público
hoy les traemos la mejor de las diversiones,
presten atención y hagan sus oraciones
porque El Circo Urbano de la Muerte
está abriendo de par en par sus puertas.
El Circo Urbano no tiene un lugar
su escenario es la propia vida,
aplaudan y no dejen de aplaudir,
(una alma va a vivir y la otra va a morir).
Los contendientes no saben su destino
(pero sin saberlo quieren combatir),
son bien distintos pero tienen sus
propias habilidades (buenas y malas).
El espectáculo ya está a la vista,
solo resta observarlos luchar,
hagan sus apuestas (yo tengo mi favorito);
y ya los dejo con El Sueñero,
experto cazador de titanes
del Circo Urbano de la Muerte.
Una mano de cacería
Cansado del ocio El Ñato
sale de gira por sus víctimas,
su mala leche lo inspira
a turbar la paz.
Con ojo clínico busca
hasta encontrar ambas partes,
la poción ya está lista
(su éxito es inevitable).
Tiempo en el aire
Por fin llegaste a sanar mi dolor
(y a detener las balas por mí),
esta será una bella historia sin fin
y sin importar que haga o no
siempre seremos vos y yo.
Tal vez no te dé lo que anhelas
porque soñar no te hace falta
(¿que sentido tiene lo grandioso?)
seremos felices transcurriendo
sin esfuerzo, solo vos y yo.
Tiempo fuera de casa,
tiempo perdido en la nada.
Rutina carcelera
Pasan los días, los meses, los años
y todo sigue en el mismo lugar,
no veo nada por delante,
tan solo cuadros dentro de cuadros.
Necesito una salida de esto,
de esta rutina que me corroe,
aunque me lleve por errores
se que te encontraré.
Hace tiempo que te veo
y no te presto atención
(¿serás vos?).
Tiempos violentos
El tiempo es tirano
de mis horas perdidas
que viajan vacías
en mi profunda soledad.
Pero trago saliva y sigo
como un soldado en guerra,
lamiendo las heridas
de mi encallecida alma.
Un gallo canta en la noche
apagando mi pesadilla,
frente a mis ojos un naufragio
me lleva a dejar mi orilla,
ahondándome en lo profundo
de un lago de agua salada
y sintiendo tu mano
en el fondo de mi corazón.
El Sueñero de regreso
El Ñato frota sus manos
observando rivalidades,
diferentes habilidades
para un mismo fin.
Un espantapájaros harapiento
da la talla del combate,
un bello mancebo tímido
completa el menú principal;
el condimento está en el aire
(la cena está servida).
Un cuento de hadas
Años enteros de espera
concluyen esta noche,
tu radiante figura envuelta
en un aura angelical
se hizo presente en mi vida
tornando el aire especial.
Nuestras risas y miradas
se confunden en abrazos,
y nuestras almas y corazones
se funden en un solo ser.
Ya nada será igual,
nuestro amor es un hito,
respiramos aire puro
libre de toda maldad.
Soldados de juguete
Una fría tormenta llena
el clima de temor y confusión,
los bronces de la codicia
golpean duro el corazón.
Son plomos de egoísmo
los que marginan la paz y el amor,
casi no quedan naipes en el mazo
los valientes soldados del amor.
El Circo Urbano de la Muerte (II)
El Circo Urbano de la Muerte
explota de éxtasis y dudas,
las tribunas quedan mudas
sin comprender la razón
de un combate desigual
entre ganador y perdedor.
La copa fría, la gloria vana
puede huir con facilidad,
y un vencedor es vencido
por su propia debilidad.
Todos aplauden en silencio
al cadáver vivo derrotado,
un hueso duro de roer
y de gran corazón cansado.
La batalla llega a su fin
en El Circo Urbano de la Muerte,
pero nadie quiere partir
esperando el retorno del más fuerte.
Espera rumbo al limbo
El solitario camino al limbo
me descubre sonriente,
pues no hay alma más valiente
que el de la vida con ritmo.
Descubro una luz brillante
al final de este túnel,
es tu corazón radiante
aguardando mudo su rescate.
Como dormís tranquilo?
Así te tomó la noche, sorpresivamente,
sin pensar en nada (como siempre),
tan solo en tu propia satisfacción;
mil muestras implícitas tuviste frente
a tus impávidos y miserables ojos,
y con tu cobarde ley los cerraste.
Uno más uno son dos y vos no estás
dentro de la ecuación perfecta,
porque con vos la cuenta no cierra;
tu sucio corazón niega la realidad
de dos almas que Dios guía,
(el infierno está ahí, esperándote).
Decime, como dormís tranquilo
con tantos gusanos en la cabeza?;
cual es tu límite entre tu fantasía
y nuestro mundo real?.
A veces creo que deberías
estar muerto o no haber nacido,
todos dicen lo que piensan de vos
y solo sos un día que se olvida,
perdido en un almanaque trazado
por tu egoísmo e hipocresía.
El amor es
El amor es mucho más que cuatro letras,
es algo que no se toca, se siente en el alma
y solo lo puede explicar alguien enamorado.
Amar no es solo ir tomados de las manos
rumbo a un paseo de domingo por la tarde,
es compartir la vida propia con el ser amado.
El amor no es un montón de promesas vacías,
es dar sin esperar nada a cambio, tan solo
sentirse pleno y feliz por recibir una sonrisa.
Amar es llorar las lágrimas del ser amado,
es reír su risa, luchar la vida codo a codo,
soñar sus sueños, amarse y ser un solo ser.
Yo conocí el significado del amor
el día que Dios cruzó nuestras vidas,
al abrazarte sentí esa maravilla
que aún hoy puedo percibir.
No necesito palabras para
confirmar este sentimiento,
tan solo me basta tu mirada
cuando salís a mi encuentro.
El mañana es impenetrable
Extrañezas se ven ir y venir,
una acá, otra allá y otras más allá,
se arriman y se alejan
contentas y descontentas.
En un lugar se asan bifes
para que coman vegetarianos,
en otro se cuecen papas
para voraces carnívoros,
la harta estupidez de
los comensales despistados.
El desolado sentimiento
de huir prófugo de la delincuencia,
solo para luego sentirse
culpable de la inocencia.
Cuervos endiablados vuelan,
mientras lamen sus heridas,
intentando devorar la energía
de heroicos soldados vapuleados
por la sórdida injusticia
vendada como una momia.
El mundo de la felicidad
Gestación
Oí tu voz, respiré tu aire
y vos me viste, exististe,
y desde entonces viviste
en lo profundo de mi alma.
Aquel día supe cuanto
significarías en mi vida;
tu perfume me seguiría
de lo más bajo a lo más alto.
Crónica de una muerte anunciada
En el camino recorrido
nunca hallé algo igual,
mi letargo se vio interrumpido
y mi vida recobró el valor.
Más mi bobera traicionera
me llevó a un inevitable tropiezo.
El día se hizo noche
(el sueño terminó).
Tiempo
Tiempo para ver,
tiempo para despertar
(o ahogarse en el mar).
La Vida no conoce circunstancias,
solo viaja con las agujas
de un reloj que no logro ver;
inundado en el dolor de las migajas
que quedan a mi merced.
Baile de éxtasis
Dame tu mano y llévame
al éxtasis de tu cuerpo,
(ambos sabemos donde vamos).
Cierro mis ojos y te veo
sorber mi loca lujuria,
y está bien (es el recreo).
Vamos a bailar al cielo
ebrios de deseo y pasión,
quiero saber tus secretos
(aunque mañana seas pasado).
Cobre y polenta
Solo vienen a los hechos,
a los papeles solitarios
que enturbian mis actos
y engrosan sus espíritus.
Siento patadas y palmadas
en sincronía provechosa,
alimentando su ebria lujuria
de necesidad y poder.
Pero la vida engañosa
siempre llega a mi rescate,
y atontado y abollado
recibo a mi fiel y lejano ángel.
Crónica de una muerte anunciada (II)
Llegaste cuando la marea
amenazaba ahogarme de idiotez;
abrí mis ojos de par en par,
venciendo la pereza del invierno
que me invadió hasta la embriaguez.
De tu mano vencí a la fiera
que hambrienta lamía mi savia,
y me negaba ver un mundo lleno
de realidades invisibles
a mi mente a la deriva.
Recordé mi amor y mi vida
y me rendí una vez más
a los manjares de tu esencia,
poniendo en evidencia
que mi llama siempre estuvo viva.
Cumpliste conmigo y más
y te alejaste sin mirar,
huérfano de alma corrí
sin detenerme a ver atrás.
Terapia intensiva
Sin pensar en tu vuelta,
ni reponerme de tu partida
emprendo un viaje de ida.
La tristeza me tira
y no afloja mi dolor,
en soledad vivo el sopor
que significa tu ausencia.
La resurrección del mártir
Una luz brillante me envuelve
(no tengo nada que pensar),
solo estoy yo y mi alma
(no tengo nada que demostrar),
todo es paz y armonía,
todo es gozo y alegría.
La oscura soledad no me ataca
porque no tengo nada que temer,
la tristeza y el olvido son solo
detalles que invadieron mi ser.
Pero aquello que fue ya no existe,
ya nada puede lastimarme.
No hay dolor, solo amor; y te amaré
como siempre, cuando te vea
en el mundo de la felicidad.
Corrimos mucho en nuestras vidas
que siempre fueron paralelas,
pero se que algún día te voy a ver
y vamos a ser el uno para el otro
en el mundo de la felicidad.
El mundo
Todos nacemos, vivimos
(y nos vamos).
Todos necesitamos conocer
lo bueno y lo malo.
Te amé, te amo y te voy a amar
hasta que el mundo sea uno;
y cuando eso pase
me amarás por siempre.
En sueños (pedacito de inocencia)
Hola!, hay alguien ahí?;
abro de par en par mis ojos
ciegos en la oscuridad,
estás pero no logro verte.
Mi corazón siente en cada latido
la presencia luminosa de tu ser,
pero solo puedo hablarte en mis sueños y
al despertar mi llanto se pierde en el vacío.
A veces me pregunto hasta donde
llega el egoísmo y la mentira,
y le ruego al Supremo, pequeño amigo,
que nunca tanta maldad sea suficiente
para alejarme de tus mágicas manos,
porque quizás no nos una unas gotas
pero sí nos une el corazón.
Dulce niño, pedacito de inocencia,
soñá un sueño lleno de flores y
nunca dejes de sonreír (la vida es bella);
hoy visitas mis sueños y les das luz,
y más allá de mis lágrimas de dolor
por mis brazos desconocerte,
estas son también lágrimas de alegría
al saberte ya en nuestro mundo.
En tu mar de amor
Aún no logro verte pero
puedo sentir tu presencia
y oír cada latido de tu corazón,
mientras feliz danzas a la vida
dentro de tu mar de amor.
Cierro mis ojos buscándote
y mi imaginación te moldea,
en mis sueños velo por los tuyos
dibujando una sonrisa en
mi rostro lleno de felicidad.
Con anhelo espero la llegada
de tu pequeño y dulce ser,
con el dolor de encontrarme lejos
y la felicidad de sentirte en mi alma.
La magia del amor te dio vida
(más allá de las diferencias),
hoy me debo a tu existencia
hasta que mi reloj diga basta.
La magia de la naturaleza
Con la grandeza divina desfilas
irradiando la luz de la vida
desde el seno de tu intimidad,
como cual brote primaveral
surgiendo de la madre naturaleza.
Tu aura llena de ternura
ilumina todo a tu alrededor,
tu voz hecha una dulce canción
arrulla el sueño del amor.
El mundo se abre paso ante
la dorada y brillante vida
protegida en la magia de tu ser,
marcando a fuego tu femineidad
y la gracia altísima de ser elegida.
Ante tu figura amorosa me inclino
admirando tu dulzura y valor
con una sonrisa pintada en el rostro,
y alzando la vista al cielo
a la espera de la realidad de este sueño.
REPORTAJE:
A HECTOR CABOT por Patricia Dajruch
Una vida de letras
Hacía tiempo que quería hacer éste reportaje, siempre leía los post de este escritor novelista y poeta tucumano que hiciera en la red social de Facebook, me sorprendía ese decir de la vida cotidiana, pero escúchemeles a él en esta nota que no tiene desperdicios. Gracias Héctor Cabot.
Patricia- Cuéntenos su lugar de nacimiento
Héctor– Nací en San Miguel de Tucumán el 24 de noviembre de 1944.
P- ¿Cómo fue su niñez?
Héctor – Una niñez llena de afectos, de esas para regresar siempre a través de la escritura y recordar los juegos de las siestas tucumanas en la primera infancia, que consistían en estar con los libros junto a la niñera, Marta Soberón, quien me enseñó a leer entre los cuatro y los cinco años; por eso, Habla el espejo, mi última novela está dedicada a ella.
P- ¿ Cómo ha influenciado en su vida de escritor su entorno familiar y amistades?
Héctor – Ha sido fundamental, la familia, es especial mi abuela Antonia con sus relatos familiares, los domingos de almuerzos con los tíos y primos, el ir a Famaillá y vivir la misma intensidad, las estadas en la finca de otros tíos, todo ha constituido el sostén de mi literatura familiar siempre presente en mis textos.
P- ¿Cúando comenzó a escribir?
Héctor – El estímulo de la lectura temprana me permitió destacarme en Castellano, como se llamaba entonces la materia, a través de las composiciones tanto en la primaria como en la secundaria. La escritura como el momento de la construcción de los deseos primarios, aparece en Tartagal combinado con mi vida docente. Y un segundo premio en poesía, en Rosario de la Frontera, en 1979, dio ya el sentir que estaba en mi lugar este de la mediación con la realidad externa e interna.
P- ¿Qué significa para usted la palabra libertad?
Héctor – Nada se es sin la libertad construida desde la ética, una vez superado todo dogma.
P-¿Cómo ve usted a la mujer actual?
Héctor – El haber convivido en la docencia con la mayoría de mujeres me resultó valioso el saber escuchar, el compartir trabajo en común y siempre he valorado ese esfuerzo “del doble empleo” para sentirla sin ningún menoscabo. Debo decir también que en el matrimonio, el hecho de ser desde siempre el cocinero de la casa desde nuestra llegada a Tartagal no sólo por razones de trabajo, mi señora se inició en el turno mañana, sino también por considero que es mi otro arte, también heredad de mi abuela, me hizo enriquecer mi opinión.
P- ¿ Cual es su autor preferido?
Héctor– Me gustan mucho André Rivera, Juan José Saer, Juan Ahuerma Salazar, Gloria Lissé, Mempo Giardinelli, Héctor Tizón, Daniel Moyano. A los ocho años, estimulado por mi padre, leí Los Miserables de Víctor Hugo y siempre regreso.
Entre los escritores favoritos me gusta también el jujeño Alejandro Carrizo y el tucumano Lugui García Guerrero un gran poeta.
P- Háblenos de sus libros y que le inspiró escribirlos
Héctor – Mis novelas giran en torno a lo familiar, así sucede con El Viaje de Vuelta, La soledad de la sangre, La canción de Trilce y Habla el espejo. En los poemarios se da también lo mismo más el compromiso con lo vivido en otras disciplina como el psicoanálisis, la filosofía.
P- ¿Qué significa para usted la palabra muerte?
Héctor –La vida es todo, la muerte es parte de ella, aprendo a vivir, lo otro no preocupa. Vivo con la enseñanza del poema Coplas a la muerte de su padre para sentir la satisfacción de la identidad lograda: ser escritor.-
DE RELATOS Y DE ARTE
Siempre que paró. Lllovió
De Liva Zepesky
La casita prefabricada en chapa sin forrado dejaba ver cada haz de luz como una línea cónica llena de pequeñas partículas que incesablemente se movían, suspendidas trasgrediendo la ley de gravedad.
Siendo casi las tres de la tarde, la mujer se quejaba y casi aullaba, apenas podía respirar entre cada punzante dolor óseo. Esta peste deja los huesos como cañas huecas, me decían las vecinas, le vacía los osobucos, la va comiendo de a poquito. La angustia era nuestro desayuno, mojábamos el trozo de pan en lágrimas cada mañana y sopita de llanto al mediodía. Justo a las tres llegaba su hermano, con su ropaje de obrero, lleno de grasa y hambre, pero traía consigo algunas medicinas “no recetadas”, para calmarla. Entonces se despedía con un – Fuerza Michita- revolviendo mis rulos con su pesada mano y se marchaba en su vieja motocicleta. Luego de la dosis ella descansaba, la casa ya no era tan triste, los pájaros dejaban oír su canto, mientras abrevaban en el jardín.
Esa tarde de abril lluvioso y frío, ella no estaba tan mal y las aves quietas observaban hechas bolitas de plumas en las ramas. Solo un frio aire entraba por las hendijas haciendo un leve gemido. Era hora de siesta.
TOC, TOC,TOC, HE, DALE ABRÍ!
Insistía con los gritos y los golpes mientras que yo apuraba el paso para llegar medio adormecida hasta la puerta. Y allí estaba la mujer. Desencajada, con los ojos ensangrentados de llanto, el pelo negro chorreando agua sobre su blanco rostro, suplicante estiraba los brazos con algo en ellos. Pude dejar de meterme en su mirada para notar que tenía algo que entregarme. Estiré mis brazos mientras ella me gritaba –“ Agarrá, rápido, la Beti se muere”-
Tomé lo que me daba, mientras ella corría entre los pozos y el barro hacia no sé donde.
Entré en la habitación y al destapar el bulto unos enormes ojos pardos me miraban, estaba cubierto solo por algo gelatinoso que yo no comprendía. No tenía ropa, sólo unas sábanas con un sello y toallas lo mantenían tibio.
Desde el otro cuarto se escuchó – Te trajo al chico?, devuélvelo ya!. Llévaselo a su abuela, que se hagan cargo- insistía – Llévalo ya! Vas a sufrir. Verás que ese chico es un problema-
Las palabras se hicieron cada vez más lejanas tanto que dejé de oír los gritos y un silencio sublime nos envolvió. Lo limpié un poco, lo abrigué con una prenda mía y lo puse sobre mi pecho, a dormir la siesta, juntos por primera vez.
Antes del anochecer el comenzó a llorar, entonces lo tomé fui patinando en fango con mucho cuidado hasta la casa de su abuela. Allí todos lloraban, corrían de un cuarto a otro desesperados, nadie prestaba atención a mi presencia, ni aun con el pequeño envuelto en una manta. Tímidamente intercepté a la abuela, ella me miró llorando y temblando mientras decía – “A vos te parece? De cabeza dura ¡ella quería un varón y ahora deja a 3 nenas y el bebé, ella se está muriendo!”- , rompió en llanto desconsolado. Yo quise calmarla, mas no podía casi sin darme cuenta el bebé estaba incorporado en mis plexo. Ella giró y rápidamente me acercó una bolsa con unas mamaderas, leche en polvo, pañales y ropa. Me dijo –“ llévatelo, aquí no hay quien lo cuide, dale, andá rápido que hace frio”, apenas miró y dijo –“ llora como un condenado, dale leche cada 2 o tres horas”- y me acompaño casi a empujones a la puerta con la bolsa y el chiquito a cuestas.
Crucé por ese camino hecho con piedras para no resbalar con la preciada carga. Abrí tímidamente la puerta, rogando que ella no escuche. El niño de ojos grandes como un buen cómplice se había calmado. Preparé su leche, aprendí a poner pañales, mis pechos cedieron al encanto de sus necesidades y pude amamantarlo. Así pasaron los inviernos, primaveras tibias, lluviosos veranos y otoño tras otoño dorado. Y se repitió el ciclo año tras año.
Cuando fui mayor de edad, un día cualquiera su padre biológico envió un documento de escribanía pública donde simplemente decía “cedo todos los derechos y obligaciones de tal a tal”. Ponía el niño a mi nombre!. Casi como entregar un bien mueble o un animalito.
El niño creció con un problema congénito. Como sentencia, me dijo el doctor, “tienes hijo con fecha de vencimiento, hazte la idea, no más de diez años de vida”. Mi pequeño mundo parecía derrumbarse. Y volvió a llover, en la vida del pequeño, que perdió su madre al nacer, su padre lo regaló y su familia simplemente lo ignoró. Siempre que la lluvia parecía parar, venia una tormenta peor. Su discapacidad llegó al 80%. Su sabiduría al 100%. Él me enseñó a vivir, minuto a minuto siendo consiente de cada instante por amargo que fuese, siempre con una sonrisa y música. Poco dinero, poca salud, muchas risas, tanto llanto, mucho amor.
Vivió mucho más de 10 años, momento a momento, sin proyecciones, sin planificar, simplemente vivir sabiendo que algo peor puede llegar y que luego de que esta lluvia pare, comenzará a llover de nuevo.
Sus palabras, donde no hay lugar para la esperanza. Porque la esperanza es para los que tienen tiempo de esperar.
-“ Viejita no te amargues, siempre que paró llovió”-
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