Carta a mi amiga

Carta a mi amiga

Matt Tapia

19/06/2017

Era un día de septiembre en la noche y yo estaba cansado pero pensaba en la tarea que no había hecho, pensaba en los exámenes para los que debía estudiar y también pensaba en lo mucho que que quería ir a la cama.

Pero también pensé en ti, en los tantísimos años en los que no nos habíamos visto y en los años en los que posiblemente seguiremos sin vernos.

En cada uno de los momentos que pasamos juntos cuando éramos niños, en las esperanzas y sueños que compartimos pero que caerían en el olvido una vez que nos hiciéramos adultos.

Quería hablarte de un par de cosas, las cuales, no sabes como quisiera poder decirtelas en persona y darte esta carta en una hoja de papel con mi letra chueca, pero lástima que no puede ser así.

Nos conocemos desde los siete u ocho años y aún recuerdo la primera vez que me hablaste; no fue un buen primer encuentro que digamos, ya que íbamos a tomar plastilina en el salón para alguna actividad, te acercáste y me dijiste algo molesta:

– Estás agarrando la mayoría.

– ¿Qué es «mayoría»?- Pensé mientras aprendía esa palabra que cada vez que la oigo, recuerdo ese momento.

Bueno, recuerdo un par de cosas; en segundo año me habías dicho que te cambiarías de escuela y no sabes lo alegre que me puse al verte en el tercer grado en aquella primaria.

Con los otros chicos vivimos cosas maravillosas, desde estar en nuestra «base secreta» y jugar a ser superhéroes hasta nuestro frustrado plan de viajar juntos fuera de la ciudad.

¿Lo recuerdas? Todos teníamos ya nuestro equipaje y ya estábamos en la parada de autobús pero la verdad no llegamos muy lejos pero son mis mejores recuerdos.

Años más tarde, en quinto habías dicho lo mismo, que te irías del colegio y te cambiarías de escuela; al iniciar sexto, yo quería pensar que sucedería lo mismo que cuando teníamos nueve años, que tal vez regresarías de nuevo, pero el paso del tiempo, me hizo ver que pensé mal.

No regresaste.

Y partir de ahí nuestros encuentros cada vez fueron más escasos mientras íbamos creciendo hasta el grado de solamente hablar mediante las redes sociales pero no más en persona hasta llegar al punto que nuestra comunicación es prácticamente inexistente.

Ya ni siquiera recuerdo como fue la última vez que hable contigo y quisiera hacerlo de nuevo, pero quizás es imposible.

Créeme que nada me gustaría más que al menos preguntarte sobre

cómo estuvo tu día, preguntarte acerca de la tarea o acerca de algún chiste que tal vez hayas olvidado.

Gracias por haber sido la mejor amiga de aquel niño torpe y sin razón que hoy es el adolescente que te escribe esta carta, que no ha cambiado mucho en esos aspectos y perdóna si no fui un buen amigo y si no solía actuar como tal.

Lo único que sé es que siempre voy a quererte, a pesar de la distancia tú eres mi sueño inalterable.

Quiero que sepas, que aunque estemos lejos, si llegaras a necesitarme, estaré siempre dispuesto a ayudarte, cuentas conmigo de antemano.

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