La vimos tan lejos, y el día que menos nos imaginamos llegó, pero no sabíamos a lo que nos enfrentábamos, no sabíamos la cantidad de pandemias que íbamos a conocer en nuestro diario vivir. Sabemos que es un contagio que fácilmente se expande y del cual nos debemos cuidar y mientras más guardados en casa, mejor; además del protocolo que hay que tener en todo lugar.

Y con el transcurrir de los días, poco a poco  nos dimos cuenta de la falta de fe en algunas personas, esta, considero que es otra pandemia, hasta peor que la que vivimos, porque pandemia suena a enfermedad. Y dónde me dejan la falta de tolerancia en el diario convivir en algunos hogares que por sus ocupaciones apenas se están  conociendo a fondo y hasta han llegado a disolverse.

Claro que si dejamos de lado lo negativo, esta pandemia vivida nos ha servido a muchos para respirar, sí, porque no sólo la naturaleza ha respirado, también nosotros de muchas formas o por lo menos los que sí hemos aprovechado el tiempo en casa con los nuestros, nuestros seres queridos. Hemos revivido los juegos de mesa, el compartir en la mesa, ejercicios en familia, el cuidado del uno por el otro. Y nos queda esperar a que pase lo primero y ojalá no volvamos a la normalidad de ser insensibles, que actuemos en adelante con más conciencia de solidaridad, de preservación por lo que tenemos en  nuestro entorno,  capaces de llevar a cabo un nuevo proyecto de vida, con deseos de ser…MÁS  HUMANOS.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS