Apertura:
MONSIEUR LANDRI
-¡Oh! ¿Monsieur Landri que lo trae por aquí?- dijo el juez, mientras aterrado posaba sus ojos en el señor Landri que yacía en la silla del acusado.
-señor juez he venido aquí para ser juzgado por usted y este tribunal, ya que eh cometido un acto ¡terrible!- dijo el pobre desgraciado, con una tentativa de lágrima en su ojo derecho.
-¿me está diciendo que se declara culpable? – dijo el juez, con una mueca de perplejidad digna de una escena dirigida por Tarantino.
-sí señor, pero culpable es poco, soy una vil cucaracha rastrera que no merece el perdón ni de dios ni de nadie. He sido artífice de un acto atroz y por ello merezco la pena de muerte a cuando poco- dijo la vil cucaracha rastrera.
-Monsieur Landri, ¿está usted seguro de lo que dice?- dijo el juez, con una cara que esboza aún más perplejidad.
-Sí, señor juez, estoy completamente seguro y por eso he venido por mi cuenta a este juicio. Merezco ser enjuiciado por un acto tan bajo y rastrero como el que he cometido- dijo el pobre hombre.
-¿Homicidio?- preguntó el juez, quien parecía ahora entenderlo todo.
-peor aún, ¡tentativa de homicidio!- dijo el saco de huesos que ahora comenzaba a llorar.
La cara del juez pasó rápidamente de una expresión de comprensión a una de incomprensión absoluta. El salón quedó en un silencio incomodo por eso de 2 minutos.
-¿y bajo qué causas?- finalmente resolvió el juez.
-Odio, el peor pecado del hombre, un odio que me corroe la sangre, un odio que no me deja pensar con claridad incluso en este momento- la expresión del pobre imbécil paso de un semblante de duelo a uno de rencor- me aborrecía su vida, desde que se levantaba con su estúpida cara de somnolencia hasta verle trabajar como mula cada día para llevarle comida a su familia; me llenaba de infelicidad su familia; me hartaba todo de él, el que usara esa corbata blanca de rayas negras o esa corbata de negra de rayas blancas. Me asqueaba su incestuosa forma de tomar el café en las mañanas y hasta llegué a odiar cuando se miraba al espejo- el desdichado trago saliva y prosiguió- Y justo hace unos minutos en frente de su televisor, puse la boca de mi pistola sobre su cabeza.
El juez, horrorizado por todo esto gritó:
-¡señor Landri!, pero no parece herido ¿Por qué no pudo disparar?
-por miedo, porque soy un maldito cobarde incapaz de terminar una tarea como esa- dijo el desgraciado.
-¿qué clase de idiota se dejaría apuntar a la cabeza por un pedazo de escoria como usted?
– el mismo pedazo de escoria que vive conmigo cada día.
Y en los periódicos fue proclamada la noticia de Monsieur Landri, quien en pleno juicio se voló la tapa de los sesos, luego de admitir un intento de suicidio.
Allegro:
LA REYNA DE PORCELANA
Érase una vez un rey,
Que vivía muy feliz en su reino,
Hasta que una noche a su reino montada en un buey,
Llegó una dama con vestido de lino.
La dama tenía un aspecto precioso,
Lástima que sufría de una horrible maldición,
Hecha por una bruja que convirtió a su hermano en oso,
Y a ella piel de porcelana le dio para cuidar a su hermano de algún prion.
El rey soy yo y estoy encantado de conocerlos,
Reino en este castillo y sus puertas a ustedes siempre estarán abiertas,
Y si me das tu mano en matrimonio cada día estaré encantado de veros,
La dama acepto, y todo el reino en su boda bailo hasta horas inciertas.
A la Reina se le dio toda la libertad que pidió,
Exceptuando hacer cualquier cosa que rompiese su delicada piel,
Pero un día el rey contaba chistes y esta sonrió,
Y un trozo de su sonrisa cayó a sus pies.
Y entonces el rey decidió no dejarla salir,
Ni siquiera a la ventana la pobre se podía acercar,
Y las puertas de su gran castillo el rey ordenó nunca abrir,
Y la Reina triste yacía con muchos vestidos en su placa.
Una día la Reina decidió que ya no más,
Tomó sus guantes, sus vestidos y algo de maquillaje,
Se despidió de sus amigas las alondras,
Y por la ventana saltó al herbaje.
Y entonces el rey se dio cuenta,
Que aunque el trato de quitarle el mundo que ella tanto amaba,
Ella terminó por llevarse el único mundo de su alteza,
Y se dio cuenta de que él la poseía, no amaba.
Danza:
LA PESADILLA DE JABA
Anoche tuve una pesadilla de lo más singular querido diario, soñé que la tasa de natalidad era del 19,2 por cada mil habitantes y que como si fuese poca cosa, la mayoría de esos niños que nacerían tendrían madres no mayores a los 16 años.
Soñé que a los niños jamás se les dio una enseñanza apropiada de la sexualidad por que esto iba en contra de las leyes religiosas con las que a los padres los habían criado.
Soñé que las relaciones cambian y que ahora dar la cara a alguien era más raro que un idiota como presidente.
Soñé que los militares eran niños rapados que pelean una guerra sin saber el porqué de esta misma, vi cómo estos niños rapados se mataban unos con otros sin darse cuenta que sus enemigos eran iguales a ellos.
Soñé que un racista era presidente de la potencia mundial.
Soñé que los países latinoamericanos con grandes cantidades de producto bruto eran vilmente robados por las grandes potencias para así estás seguir creciendo y sumiendo a la competencia en la pobreza.
Soñé que el violador de una niña era pedido por el pueblo para ser castigado, y que un sacerdote quien abiertamente se declaró culpable de la violación de por lo menos treinta niños, fue condecorado como senador.
Soñé que la muerte del revolucionario de cuba fue menos llorada que la de once futbolistas.
Soñé como el narcotráfico se expandía por mi tierra e intoxicaba a mis niños y el gobierno solo se preocupaba por dejar de pelear con los grupos guerrilleros que ellos mismos, con sus impuestos, obligaron a crearse.
Soñé como mis hermanos y hermanas eran obligados a ser pobres por medio de un sistema educativo que nos imbuia de mediocridad y premiaba solo al pensamiento lógico matemático.
Soñé como mi hermano moría en la guerra a causa de proteger a sus compatriotas, y que luego estos no se dignaron a ir al juicio de sus asesinos.
Soñé que ahora las mujeres preferían verse bonitas que inteligentes, porque nosotros ya no nos fijábamos en sus pensamientos.
Soñé como denigrábamos todo lo que no fuese normal y como repudiábamos la libertad de expresión.
Soñé como usábamos a las mujeres como objeto sexual para demostrar nuestra propia virilidad.
Soñé que ya nadie trabajaba por amor sino por dinero, y vi como cada vez nos acercábamos más a ser robots victimas del control de algún gobierno extremista llamado mediocridad.
Soñé como el amor dejó de existir y se convirtió solo en placer mundano.
Soñé que nos matábamos hasta por el color de una camiseta y aun así la educación no cambiaba.
Soñé que me daban una libertad absoluta pero que los mismos que me la daban, me decían cuando la podía usar.
Soñé que mis hermanos perdieron sus ideales y terminaron solo intoxicándose con drogas y alcohol, profesando una libertad que ni ellos mismos comprendían.
Soñé que un pequeño aparato era más parte de nuestras vidas que la gente a nuestro alrededor.
Soñé que el comandante Guevara se había convertido en un icono, pero como sucre, un icono del cual ya nadie recordaba su historia, puedes creer que la gente cree que murió de cáncer pulmonar.
Soñé que el papa se vestía con sotanas de oro, mientras niños en áfrica y Somalia morían de hambre.
Soñé que el aprecio al arte se perdía, y que ahora las obras eran más apreciadas por cuanta más gente la viese.
Soñé que el individualismo pasaba a ser comunismo y que el comunismo pasaba a ser una forma de guerra sin sentido.
Soñé que los animales tenían más derechos que los humanos en la constitución y que los hombres éramos repudiados por jóvenes inexpertas que demostraban su amor por el feminismo odiando a los del otro sexo.
Soñé que el aborto era mejor que la manutención y que la gente como yo quedaba resignada a escribir a solas en su habitación por no ceñirse a como las normas dicen.
Tal vez sea ese vaso de leche fría antes de dormir, o tal vez ese dolor incesante que me causa en el pecho esta tos, pero aun así es bueno saber que ahora estoy despierto y nada de eso es real, atentamente JABA.
Andagio:
LA TUMBA DE DOÑA OFELIA
En el cementerio de Buga, hay una tumba en particular carcomida por el moho y el tiempo, sobre ella no descansa ni una flor, mucha menos alguna frase representativa, la tumba solo reza “Ofelia Domingues 1910-1987” y como todas las tumbas viejas cubiertas de moho y sin un una frase representativa esta tiene una historia digna de ser contada.
Era el verano del 87 y un ataúd era velado solo en la capilla del señor de los milagros, tal parecía que nadie conocía a la difunta ni siquiera sus tres hijos quienes habían pagado todo por adelantado, fue muy raro para el padre dar una misa para una iglesia totalmente vacía, pero aun así era su trabajo.
Como conté doña Ofelia tenía tres hijos; Rodrigo era el mayor de todos y no había podido asistir al entierro ni al velorio, ya que estaba adelantando unos papeles para quedarse con la casa de la pobre vieja; Hernando era el segundo de los hijos, este tampoco pudo asistir ya que estaba en busca de las cadenas y pulseras de oro, de su madre, para darlas como regalo a su prometida; Fabián era el menor, y no pudo asistir porque estaba retirando el dinero que la vieja había guardado en el banco durante tantos años.
Pobre doña Ofelia murió solita, aunque muy feliz se dice por ahí.
Se rumorea que murió de un ataque al corazón luego de comer banquetes caros y exquisitos llenos de grasa, por ahí dice la historia que fueron pagados con los ahorros de toda su vida.
Y se chismosea que semanas antes había estado viajando en barco desde Colombia hasta la india y devuelta, gracias a la venta de su casa por un muy alto precio.
Y además uno de sus amantes cuenta como todas sus alhajas habían sido regaladas a un stripper del mismo barco.
¡Ay! pobre Ofelia todos sus hijos lloraron mucho la noche en que fue enterrada.
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