Capítulo: 1


Los pasos se dirigían hacía una de las casas del barrio. Deja de caminar cuando se encuentra en frente a la puerta y luego de golpear espera unos minutos a que le abra la puerta la persona de servicio. Muy amable se saludan y le indica que pase adentro de la casa. Ve la hora eran las 08:36 de la mañana sube las escaleras más rápido dejando atrás al señor. Llega al pasillo y se dirige a la puerta que dice «SAMANTHA». Sin golpear entra a la habitación tratando de hacer el mínimo ruido, lo menos que quiera era despertar a Sam de mal humor ya que su carácter no era muy bueno por las mañanas, cada vez iba acercándose más y más a Sam que dormía muy plácidamente. Llega al borde de la cama y se arrodilla teniendo a Sam dormida en frente, la llamo en susurros y en segundos se sorprende con el manotazo que le dio la rubia en la cara, quejándose del dolor la mira y seguía durmiendo. Torció los ojos cansándose de la situación, se subió a la cama y comenzó a saltar en ella, gritando el nombre de su amiga hasta que cayó arriba de ella quien reacciono con un grito – Noooo Maaar – el señor que hace unos minutos atendió a la morocha en la puerta, miro hacia la habitación de Sam con una sonrisa divertida.

Mateo esperaba por sus maletas en la zona de equipaje de primera clase en el aeropuerto, hecha la cabeza hacía atrás bufando por lo alto cuando ve que las maletas aún no salían por la cinta, ya estaba cansado de esperar y eso que recién había llegado, también esperaba por la maleta de su padre ya que se encontraba hablando por teléfono sin darle corte. Ambos acababan de llegar de sus vacaciones por Europa; bueno, vacaciones para Mateo porque su padre paso trabajando tenía muchos eventos de trabajo en Europa es uno de los ejecutivos más importantes de su empresa, al ser el dueño de la cadena del Hotel Granate más conocida del mundo por tener una cultura ecofriendly y ayudar a mejorar el medio ambiente, no solo en su país, sino también por América del Sur, Norte y Europa. Es un hombre muy adinerados y con carácter no muy deseado. Para él era algo fácil solucionar problemas, todo lo arreglaba con dinero.

Mateo se estaba aburriendo de estar esperando – ¿Dónde están? – Hablando en voz baja mirando hacia donde se suponía que iban a salir las maletas pero aún nada, en eso suena su celular y presta atención a la pantalla del mismo, sonríe cuando ve que era su mejor amigo llamándolo – Cuanto tiempo sin hablar contigo hermano – dice contestando la llamada. Pasan caminado 3 de las azafatas del vuelo en el que estaba hace media hora atrás, las mira sin quitarle la mirada de encima ya había confianza porque había hablado durante el vuelo con ellas y con una había pasado algo más que solo hablar. Les sonríe guiñándole el ojo teniendo la atención de las tres y una repuestas positiva de las chicas, continua con la conversación que tenia en el teléfono – Noah te prendes hoy de noche, ¿no? tengo unas amigas que te quiero presentar – sonríe y se da cuenta que en la cinta estaban sus maletas – Al fin – festejando en susurro.

Mar se acostó en la cama a esperar a que la rubia se terminara de bañar y de aprontarse – Hoy tengo pensado comprar todo lo que necesito para tener un buen comienzo de clases – contándole en voz alta para que su amiga la escuche desde el baño.

– Mira que bien, ¿a qué hora vas a ir? – le responde su amiga desde el baño.

– Nos vamos ahora – contenta con una sonrisa que se le borra cuando escucha el portazo de la puerta del baño y a una rubia a medio vestir

– ¿Qué? – Con ganas de que no fuera verdad lo que había escuchado – No, no, yo no quiero ir – quejándose

– Necesitó comprarme ropa, necesitamos – corrigiéndose a lo último

– Yo no lo necesito –

– Aún así me vas a acompañar ¿verdad?, sos mi mejor amiga – bajando la mirada para dar lastima. Sam rueda los ojos – Si hay comida voy – contesta recibiendo un abrazo de felicidad de su amiga al escuchar lo que dijo – Sabia que ibas a decir que si – le responde la morocha feliz

– Se, se – sin devolverle el abrazo se aleja cuando escucha que suena su celular y va corriendo al baño para contestarlo.

Luego de que Mateo recogiera las maletas de la cinta, fueron dos empleados para ayudarlo con las mismas hasta la salida del aeropuerto donde estaba su chófer quien los esperaba para llevarlos a su casa. En el viaje de ida Mateo le cuenta a su padre la gran fiesta que tenía pensado hacer hoy en la noche por el comienzo de clases, Francisco estaba de acuerdo le encantaba que su hijo hiciera ese estilo de fiestas. Cuando llegan, el rubio ve como su padre se mete a la casa hablando por celular, deja de verlo cuando baja del auto y mira la casa por un momento ocurriéndole una idea para la fiesta – Anaaa – grita fuerte llamando a su mucama personal.

Mar y Sam bajan por las escaleras molestándose a las risas con empujones hasta que las interrumpen – Pero miren quienes llegan – dijo Víctor el padre de Sam haciendo que las chicas levantan la mirada hacia la cocina donde estaban los padres de la rubia cocinando – Hola Amores – dice Sandra mirando a su hija divertida – ¿Madrugaste mi amor? – Se reía mirando la cara de dormida de su hija

– A algunas personas anormales les hace feliz el comienzo de clases – contesto sin gracia sentándose en uno de los taburetes de la barra que estaba en la cocina.

– ¿Tostadas?- pregunta Víctor arrimándole el plato a ambas chicas.

– Yoo – respondió la morocha estirándose para agarrar una tostada – Desayunamos y nos vamos – le comunica a su amiga sentándose en otro de los taburetes

La morocha le encantaba pasar tiempo con la familia de Sam, sus padres eran muy amigo de ellos, se le vino a la mente el momento que llego al barrio con 7 años y conoció a Sam, se volvieron inseparables después de ese día. Salió de sus pensamientos al escuchar una pregunta -¿A dónde van a ir?-

– Al shopping- contesta Sam sin ánimos, odiaba ir de compras. Suena un ringtone y en instantes todos sacaron sus celulares para saber a quién le pertenecía la llamada – Míooo – contesta la rubia mirando a la pantalla – Es él otra vez, ¿Bebé? – contenta con cara de enamorada se aleja de la mesa para hablar más tranquila. Hacía ya un año que estaban juntos.

– ¿Bebé? – dice Víctor mirando a su hija como se alejaba sin entender a quien le decía de esa manera. Mar le contesta rodando los ojos – Esss… es él topo de esta familia – moviendo su mano de arriba hacia abajo sacándole importancia. El padre asintió, entendió de quien se trataba. En eso aparece bajando las escaleras Benjamín el hermano menor de Sam – Todo el tiempo habla con esa cosa – levantando la voz cuando pasa por al lado de su hermana mirándola celoso, pero ella no da corte.

Mar saludo a Benjamín con un saludo de manos que tenían ambos hace años y siguió hablando con los padres de su amiga hasta que se aburrió de esperar a que terminara la llamada entonces se acercó y agarro el celular de Sam – Sisisi, también me gusta que ella te quiera, no jodas, es mi día de shopping – corto la llamada, Sam se reía pero cuando vio que su amiga corta la llamada puso cara de asombro – ¿Qué hiciste?-

– Vamoosss – agarrando la mano de la rubia y sacándola de la casa – ¡Chau familia! – grita saludando a la familia de su amiga teniendo respuesta de ellos.

Mateo hablaba por celular – Dale bebe, también te extraño, por favor avísales a todos, bueno, te agradezco preciosa – Ya hacía un año que estaba junto con su novia. Sonriendo corta la llamada y sigue con las cuentas que estaba hace unos minutos atrás. Se acerca Francisco – y… ¿está saliendo todo bien? –

– Todo bien – sonriendo mirando todas las cajas de bebidas que le habían traído recién

– Sabes que podes contar conmigo para lo que sea, por si necesitas ayuda en algo hijo – Mateo solo le asiente y le agradece con la mirada

Mar y Sam Iban caminando por los pasillos del shopping mirando todas las tiendas de chicas, y en cada una Mar paraba y entraba llevando a Sam a la fuerza. Fueron a todo tipo de locales, se probaron hasta enloquecer a las empleadas – Ropa, ropa, ropA; ropa, ropa, ropa – cantaba la morocha contenta moviendo las bolsas que ya tenía en sus brazos. Deja de cantar cuando escucha a su amiga – Hambre, hambre, hambrE; hambre, hambre, hambrE – haciéndole la burla

– Esta bien, vamos a comer – Sam abrió sus ojos de alegría al escuchar lo que le dijo su amiga.

La casa de Mateo era un loquero de gente para ayudarlo con la decoración. El chico es tan malcriado que todas las empleadas estaban tras él para hacer lo que Mateo quisiera, las llevaba de un lado hacia el otro, les decía que traer, que comprar y que sacar. El chico es una figura muy pública y conocida, no solo en el colegio sino también en su vida fuera de ello, por eso tenía que estar todo perfecto, tenía que seguir siendo el mejor y tener una gran party para no olvidar. Su mejor amigo se apareció abrazando a Mateo cuando lo tenía a su lado hablando con una de las empleadas – Brother – mirándolo con una sonrisa interrumpiendo la charla que tenía con una de las mucamas – ¡Hey! – sorprendido el rubio se puso contento de verlo, no lo esperaba, le devolvió el abrazo saludándolo – ¿Cómo has estado hermano? Mira cómo va quedando – levantado los brazos invitándolo a mirar a su alrededor.

– Me parece que otro año en el que nuestra fiesta va a quedar primera – contesta Samuel chocando las manos con Mateo – ah… Me olvidaba, Tengo lo que me pediste en el auto –

– Perfecto, esta si va a ser una gran fiesta en la que vamos a flashear todos – contento por lo que se venia en la noche. Ambos son mejores amigos desde los 4 años cuando se conocieron comenzando la escuela, todo hacen juntos. Ana la mucama se acerca a Mateo – Permiso, quería avisar que está todo listo – el rubio la miro sonriente y asintiendo. Ya no quedaba mucho para que la gente comenzara a llegar y la casa estaba quedando pronta para la gran noche.

Mar estaba en los probadores mientras que Sam dormía en uno de los sillones de la tienda

– Sam, Sam – escucha a su amiga llamándola

– ¿Listo? – contesta media dormida

– Sii! Ya me compre la que quería, podemos irnos – Sam asintió levantándose de donde estaba para salir

– No tarde mucho, ¿no? –

– Nnnono – movía sus manos como si no fue tanto – solo me recorrí tres veces el local, me probé dos prendas, hable con la chica que trabajaba allí, me senté en el sillón, jugué con el celular y me quede dormida. Pero no, no tardaste nada – hablo con sarcasmo.

– Me imagine – sonriéndole a su amiga con sarcasmo, sabía que la estaba molestando – ¿Vamos yendo a tu casa? – Sam estuvo esperando ese momento desde que salieron y que por fin su amiga se decidiera a no recorrer más locales e irse de ese lugar espantoso fue lo más hermoso que escuchó, tanto que sin decir nada salió a buscar el auto por las dudas de que se arrepintiera – Dijiste que no tarde nada – le grita la morocha divertida al ver como su amiga se alejaba rápido

Se hizo la noche y Mateo ya estaba listo para su gran fiesta. Samu se acerca a Mateo – Hablaste con… – lo interrumpió Mateo – Quedamos en que la iba a buscar –

– ¿Ahora?- viendo como el rubio asiente a la pregunta que le hizo

-Voy por mis cosas, voy a buscarla y ya vuelvo, si llega gente, que no debe faltar mucho, sabes lo que tienes que hacer – guiñándole un ojo subió las escaleras para ir a su cuarto.

Las chicas llegaron del shopping. Sam se tira en el sillón de la sala acostándose en él, su madre escuchó la puerta y se acercó encontrándose con Mar que no podía entrar por la puerta con tantas bolsas -¿Cómo les fue chicas?- divertida con la situación que estaba mirando enfrente de ella acercándose a la mejor amiga de su hija para ayudarla y agarrar alguna de las bolsas que llevaba la morocha.

– Espectacular – respondió sonriendo de alegría aun sin poder entrar a la casa.

– No te compraste nada – bromea Sandra

– Mmm. Sip – miro sus bolsas – son pocas cosas – lo decía sin una gota de sarcasmo. La madre de Sam tomo algunas bolsas para llevárselas con ella y miro a su hija tirada en el sillón – Vos amor, ¿Qué vistes de lindo? –

– Una hermosa y perfecta hamburguesa con papas fritas – cerró los ojos mordiéndose los labios recordando el momento

– Es para lo único que fue – se queja Mar dejando las bolsas en el sillón y sentándose en frente a su amiga.

Mateo estaciono su auto en la vereda de en frente a la casa de su novia, bajo de su auto y camino hacia la puerta para tocar el timbre.

Sam aún seguía acostada en el sillón discutiendo con Mar que se quejaba por que la rubia no la ayudo en ningún momento con las bolsas, pero las interrumpen cuando suena el timbre. Sam mira a la puerta y luego a su amiga – Anda atender vos – prendiendo la tele con el control

– Anda vos, es tu casa y además ni me ayudaste con las bolsas, anda y hace algo – le reclama la morocha haciendo que Sam rueda los ojos – otra vez con eso – se levanta de donde estaba acostada y agarra el pestillo de la puerta.

Mateo esperaba ansioso del otro lado de la puerta a que le abrieran.

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