La chica que con tan solo dieciocho años ha tenido que sufrir mucho, tomo coraje y prometió no volver a ser la misma de hace unas 24 horas atrás.

A partir de este momento se iba a convertir en una persona fría, distante, y dura como una piedra. Se iba alejar de todas las personas que en algún momento le hicieron derramar una lágrima, le hicieron bajar la cabeza, o se rieron de ella.
No pensaba andar por la vida haciendo sufrir a las personas, pero si, cerrando el corazón, para no permitir que nadie ni nada entre, se va a quedar con los sentimientos viejos, presiente que algún día se olvidara de ellos, y todo cambiara.
La chica que se desvivía por todo y por todos, comienza a vivir por ella.
La chica que pedía perdón continuamente a todo el mundo, comienza a pedirse perdón, porque se lo merece, porque lo necesita.
Por fin cayo en la conclusión de que se le había olvidado lo más importante que era ELLA. Que se debía una disculpa por cada vez que lloro hasta quedarse dormida, por haber aceptado menos de lo que merecía, por decir te quiero sin recibir nada a cambio, se debe una disculpa por cada desplante que le hicieron, por cada vez que alguien la hizo menos y lo aceptó. Entendió que las personas toxicas hacen daño, que son muy pocas las que cambian, y que es hora de comenzar, de hacer borrón y cuenta nueva, es hora de seguir hacia ADELANTE, mirando atrás, simplemente cuando sea necesario.

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