Si te contara mis desencuentros con la vida, no me comprenderías. Sólo lo haría si creyeras que muchas veces, cuando yo iba intentando, sorteando obstáculos, la vida me azotaba en una tormenta y cuando volvía me estaba esperando para cavar un pozo en línea recta delante de mis pies cansados. Claro que no me lo creerías, es por eso que no quiero contarte lo que le cuento al resto del mundo.
Pero vos…, a vos quiero guardarte. No quiero que se te note en la mirada el descontento, no quiero que desconfíes de mí. Yo aún así puedo hacerte feliz.
Intento que no se me note que cuando te veo un huracán me invade y me condena a no decirte mis heridas, a no contarte cuánto sufro, a no mostrarte cicatrices que duelen más en tu presencia. No, no puedo hacerlo, no puedo mostrarte mi cuerpo mustio, hundido, gris, tibio casi frío de alegrías; mi esqueleto desarticulado que sólo se sostiene a veces con mis cicatrices, mis costuras, mis anhelos y el deseo de vos.
He sido madre, a veces padre. A veces no he caído pero otras, otras no he podido unir mis partes, he tratado de atajarlas como quien caza mariposas y ellas han volado.
Estoy así, incompleta, tuerta y renga en la vida; en la mía y en la de todos. Soy el cuajo de un cuerpo sin forma, el entumecido dolor que aprieta, el corazón partido, la herida que sangra. Soy la hermana perdida, la madre que llora, la esposa que duerme en la habitación oscura.
Soy, si puede llamarse ser a estos restos de maniobras de dios por darme humanidad.
No te lo cuento porque no creerías que el infierno en la tierra puede estar tan cerca de tu alma, que la desazón invade a menudo a quien está a tu lado. No soportaría que conozcas este sufrimiento mío que no es más que un Yo lleno de historia que ha llegado a vos por fin a sentirse amado. Por eso te protejo de mis males cotidianos y callo todo eso que soy además de lo que intenta transformarse en tu amor.
No quiero decírtelo pero sé que la muerte acabará con esto.
Es más dulce la muerte cuando mata al dolor.
OPINIONES Y COMENTARIOS