¿La Soledad es Legítima?

Es curioso ver a alguien que disfrute de sus momentos solitarios como si los vivieran al máximo, como si fuera una adicción el estar solos sólo con sus pensamientos apartados de las demás personas; sin embargo, la curiosidad puede convertirse en una consideración de rareza, haciendo pensar a alguien en igualar a un solitario siempre con un deprimido o con alguien odioso, ¿o acaso no es real aquel momento, donde una persona se acerca a otra para no estar sola? (incluso cuando ésta es desconocida llega a suceder esta situación).

Desde hace siglos se ha hablado de la fraternidad como un don muy grande en el que todas las personas unidas en comunidad hacen una fuerza más firme en este mundo, y se ha comprobado por muchos que es real eso de “la unión hace la fuerza”, la biblia lo remarca en bastantes ocasiones, sólo que, aún así, no se han visto todos los casos de esto.

Cada que se habla de esta idea, la mayoría comprime sus pensamientos sobre lo contrario a estar acompañado. La soledad se ha visto como una atroz situación de tristeza que debe evitarse siempre, si es posible, incluso como instantes de tensión, los cuales pueden impulsar a cometer algún pecado.

En todo pensamiento de “una persona normal” está la situación de felicidad en la que puede reír con algún compañero o pareja de vida. Por más efímero que sea su momento, disfruta de él cuando lo realiza; para ellos es común sentir la emoción de compartir tiempo y espacio al lado de un amigo. ¿Esto quiere decir entonces que, los que no anhelamos momentos de compañía no somos normales?

Si la respuesta es sí para algún lector respecto a esta interrogante, no será reto demostrarle las razones en el ser de un solitario para serlo. Nos vemos a nosotros como aquel que no necesita a los demás para entretenerse; muchos de nosotros nos aferramos a nuestras pasiones académicas y a sentimientos artísticos por el hecho de que la soledad nos inspira mientras nos da concentración, cosa que nos gusta mucho y nos causa placer en distintas ocasiones.

¿Significa que desear momentos de soledad es sólo para aquellos que quieren inspirarse en una obra de arte o en emplear un estudio para aprender?, ¿entonces estamos afirmando que las personas solitarias logran tener un carisma autodidacta más desarrollado que “la gente normal”?, afirmar eso sería decirnos a nosotros mismos egocéntricos, lo cual puede ser cierto por el “afán” de no estar con personas de una categoría diferente pero también es contraproducente si también se está solo cuando no se decide estarlo.

Personas que están solas por su depresión no entran en nuestra categoría de solitarios. Su legitimidad en esto es nula. Aceptar a esta gente en este ámbito tendría un costo particular, en otras palabras, sería un masoquista (los motivos son obvios). Individuos así nos dan una mala imagen a los que no gozan de nuestra droga mental; por eso la legitimidad de la soledad es muy concreta para todos sabiendo que no siempre los casos que son parecidos tienden a terminar igual en la negatividad.

“El tema es bastante transversal habiendo incluso tipos de soledad, cuya esencia dependerá de la causa del por qué una persona prefiere estar sola a estar junto a otras personas.” (Psicóloga Cecilia Rodríguez Díaz, 2011).

A estas alturas aún pueden preguntarse mucho sobre la gente que anhela estar apartada de los demás; ¿será que sentimos desprecio a los demás, y por esa razón nos inmutamos de su ausencia?… tomando en cuenta que nosotros hemos tenido experiencias distantes y diferentes a las de otros, la explicación que surge es interesante.

“Existen personas a las que aparentemente les gusta la soledad, a las que no les importa demasiado pasar una temporada lejos de sus seres queridos, personas que hasta buscan aislarse de los demás (…) a veces nos cuesta trabajo entenderlas, aunque a veces nos gustaría ser como ellas y tener la misma capacidad de disfrutar de la soledad.” (Terapeuta Lara Durand, 2011).

A partir de esto vuelven mal-entendidos, los cuales comienzan con habladurías bárbaras sobre nuestra moral, cuando los que no hablamos somos los que tienen que soportar los típicos “debes ser más normal”, “qué soberbio”, etc. y después de todo eso, seguimos igual por el coraje originado en nuestro orgullo y razón de ser (la soledad).

Puede que sean verdad las posibilidades de ser una persona enferma de la cabeza o con algún trauma la que tenga estos deseos de larga soledad, y el significado de esto propone respetar la decisión de nosotros; es difícil ver a un solitario quejarse de la compañía, más es normal ser un solitario que observa la queja de aquel que no quiere estar solo.

“El mirarse y conectarse con uno mismo es algo que nos hace falta y por eso quizás estar solos causa tanto miedo e incluso para algunos se vuelve una experiencia poco placentera. Después de todo, según cuenta, hay muy poco autoconocimiento y por eso es enfática al señalar que “sería ideal que desde el colegio se enseñara lo que es la inteligencia emocional, el escucharse uno mismo y preguntarse cosas. Todo eso está muy relacionado con los espacios de soledad“. (Psicóloga Cecilia Rodríguez Díaz, 2011)

Hay que ser tolerables con nosotros. Nuestra consciencia puede ser grande pero lo que aquí se mide es la axiología aplicada por parte de los tipos de personas que tienen diferentes preferencias.

Concluyo con la lección común del respeto hacia los demás, pero haciendo énfasis en que la soledad no es mala. Repito, ver a una persona solitaria no significa percibir a alguien deprimente como en todas las situaciones que nos han enseñado desde antaño. Es hora de cambiar ese pensamiento de prejuicio sobre todas las personas; nuestra superación en valores depende de ello, por más pequeño que este tópico se vea, es la razón de un posible equilibrio social que iniciará en el momento en que uno se ponga a reflexionar sobre esto.

Mentalidad en alto, tiempo de cambio. Acompañado sin temor al de al lado; Solitario con su mente como santuario.

Referencias:
Personas que buscan la soledad, lo positivo de estar solo:

http://www.puntovital.cl/cuerpo/mente/soledad.htm

La soledad elegida y la que no se elige:
http://jesusgonzalezfonseca.blogspot.mx/2011/01/la-soledad-elegida-y-la-que-nos-elige.html

Psicóloga Cecilia Rodríguez Díaz, 2011, Centro Psicólogo Psicoalwa

Terapeuta Lara Durand, 2011, Centro Psicológico Psicoalwa

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