Primeros días del cuarto de vida

Primeros días del cuarto de vida

Elizita Mena

01/06/2017

Siempre necesito más, la idea de ser una persona común es lo que me hace la vida imposible…

Era octubre, ese tan maldito Octubre… lo odie siempre, no existía año que octubre no me jugara una mala pasada…

Yo era feliz, con él, siempre estuve con él… jamás lo deje solo, jamás lo deje de lado, jamás volteé a mirar nada más que a él, jamás viví la vida por mí, la viví por él, jamás respire por mi boca, respire por la de él…

Pero las pruebas las pone la vida, y esta prueba no se superó… siempre pensé que dios me castigaría, me castigaría por romperle el corazón a un chico al cual dejé, y le envié un simple trozo de papel, el cual decía: “Esto termino, espero me perdones” porque ni siquiera tuve la valentía de decírselo a la cara… porque el amor de niños es más fuerte e intenso que cualquier amor, aunque se mire en menos.

Entonces mi nueva relación era tormentosa pero intensa…

Pienso que uno si debe conocer lo malo de las relaciones cuando se es más pequeño, porque cuando se crece, se puede vivir más con la amargura y no darse cuenta lo mala que es la relación.

Era un hombre o más bien un niño celopata, arrebatado, a veces hasta perturbado, solía asustarme hasta que adopte su misma personalidad…

Debí viajar, a la costa… con los chicos de mi salón, viajamos en bus, a mi costado se sentó un chico, el cual era muy amable con todas las niñas, más bien eso era coqueteo, me dio a entender que yo le gustaba, pero de inmediato lo precipite por el desafecto, lo único que podía hacer, era pensar en mi novio, sentada en la ventana solo parecía verlo parado en cada calle que pasábamos, me sentía mal, muy mal, lo reconozco, nunca habíamos estado lejos ni nunca habíamos estado tiempo uno sin el otro, me parecía estar demasiado acostumbrada a su compañía.

Fue un buen viaje, me reí mucho, compartí mucho, pero aún me arrepiento de no haber sentido felicidad por ese trozo de la naturaleza tan inmaculado, es algo que aprendí a amar con el tiempo.

Solo quería verlo, y cuando lo vi, corrí a abrazarlo y besarlo, pero algo cambio, su abrazo no era con amor, y su beso no pensaba en mí…

Le llaman instinto de mujer, pero yo solo era una niña, una niña con presunciones de querer ser adulta.

Entonces, siempre conté con alguien que fue sincero conmigo al decirme que mi novio estuvo con su ex novia el día que yo viaje…

Se me derrumbo la vida… el mundo… la felicidad.

Pero él fue capaz de negar todo aquello que se suponía había ocurrido, teniendo que yo soportar su amor falso… ¿por qué? Era fácil decirme, ya no te amo…

Fue entonces cuando ya no hablábamos, pero mi vida estaba mal así, esto era doloroso para mí, y cuando decidimos hablar, destaco todo lo malo que yo podía dar, pero yo le daba soluciones, le prometía cambiar lo que él no quisiera de mi e intentarlo de nuevo, pero al final de sus descalificaciones, lo único que le dije fue… ¿Aun me amas?…

Y él respondió… “no”.

He visto cuchillos, dagas e incluso espadas, pero yo creo que ninguna cosa de esas se le compara a lo que yo sentí… me atravesó el corazón… lo sentí, es literal… entonces, no dije nada, solo volteé, camine… grito mi nombre, pensé, para que gritar mi nombre, si cuando no se ama nada más importa… todas las lágrimas del mundo brotaban por mis ojos, llore tanto, que me desmayaba del dolor… reaccionaba y volvía a llorar y volvía a perder el juicio, ese día lo perdí todo, perdí el juicio, el amor, la amabilidad, la inocencia de la felicidad, el respeto por el hombre y todo lo que abundaba en mi corazón…

Los meses pasaban eternamente…

Noviembre… Llore… Llore… rogué a dios que le devolviera el amor que sentía por mi…

Llore… Llore.

Diciembre… Llore… Llore tanto, que ya estaba bajo peso, ni siquiera tenía fuerzas para alimentarme…

Pero llego mi fecha… la fecha que añoro cada año de vida, y es el nacimiento de Jesús…

Y empezó la historia sin fin…

Una hermosa y tranquila noche buena…

Es cuando toda la familia está reunida, recuerdo borroso, han pasado ya muchos años, pero nunca olvidare lo que sucedió esa noche luego de que pasara santa Claus.

Estaba feliz, platicaba con mi madre, antes de dormir…

Pero toda esa felicidad, toda esa plenitud, de haber estado todos juntos y felices se acabó en un instante…

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