Debo admitir que Howard Phillips Lovecraft, es un autor por demás interesante y su perspectiva sobre la mente y el entendimiento sobre nuestra realidad, era bastante discutible, en un fragmento de su obra “El horror en arcilla” dice: “A mi parecer, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad del cerebro humano de correlacionar todos sus contenidos. Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos, pero no fue concebido que debiéramos llegar muy lejos. Hasta el momento las ciencias, cada una orientada en su propia dirección, nos han causado poco daño; pero algún día, la reconstrucción de conocimientos dispersos nos dará a conocer tan terribles panorámicas de la realidad, y lo terrorífico del lugar que ocupamos en ella, que sólo podremos enloquecer como consecuencia de tal revelación, o huir de la mortífera luz hacia la paz y seguridad de una nueva era de tinieblas.”
Por cientificismo entenderemos la visión monopólica que dota de la gestión de la interpretación de la realidad a la ciencia, o lo que es lo mismo considerar que la única verdad, o conocimiento fiable y objetivo se da gracias al método científico, lo que reduce a la racionalidad y a la objetividad a un esquema muy sistematizado de investigación, que usualmente utiliza como principales herramientas la observación y experimentación provenientes de la filosofía empirista y por supuesto los modelos matemáticos.
Algunos de los autores contemporáneos que han impulsado esta visión cientificista del mundo son el químico de la universidad de Oxford Peter Atkins que anota en su libro “On Being” la siguiente cita: “Toda pregunta real, como ‘de dónde viene el Universo’, ‘hacia dónde va’ y ‘cómo va a llegar allá: no hay nada de esa naturaleza que la ciencia no pueda iluminar» además de afirmar que “El método científico es el único medio para descubrir la naturaleza de la realidad” otro ejemplo es Austin Hughes quien expresa que “Con frecuencia se declara que la ciencia natural constituye o pronto lo hará, el dominio completo de la verdad”.
Con frecuencia este pensamiento cientificista se consolido como hegemónico, en las aulas de la alta academia, en buena parte de la primera mitad del siglo XX, sin embargo la antítesis de este pensamiento, no se dejó esperar, y es que si bien Isaac Newton pudo lograr en su momento explicar una ley de gravitación universal, esta ecuación física matemática no terminaba por explicar ni por asomo, el porqué de esta ley, es decir lo primero que debemos cuestionar es, que la ciencia nos puede decir el cómo, pero rara vez nos puede orientar en la pregunta existencial del propio caso o fenómeno de estudio, el por qué.
Además de ello, la validez única del método científico como monopolio de la gestión de la verdad, ha sido rechazada por la mayor parte de los epistemólogos o filósofos de la ciencia, aunque aún en nuestros días esta visión sigue siendo próxima sobre todo en científicos con alta cualificación pero con nula o pobre formación filosófica.
Tal y como lo advierte el gran filósofo Edmund Husserl, existe una corriente autodestructiva dentro del marco filosófico hegemónico occidental, y es creer que la razón tiende a lo absoluto, es decir que las facultades que conforman la razón son incuestionables y todo poderosas, cuando la realidad demuestra que estas son un medio más para poder avanzar en la construcción y descubrimiento de la verdad.
En este punto los más estrictos podrán decir que es importante delimitar al menos 2 grandes campos del cientificismo, el que es radical o fuerte y el que es relativo o débil, diferenciándolo por considerar al fuerte la negación absoluta de todo conocimiento que se invoque fuera del procedimiento científico, mientras que el débil, sería la afirmación de que si bien la ciencia no es el único método para llegar a un conocimiento “real”, es verdad que es el más importante y fiable.
Ambas posturas son ampliamente cuestionables, si se acepta que nuestra razón trabaja con más realidades desconocidas o incomprensibles para el método científico que con realidades que la ciencia logra explicar, ejemplo de ello es la famosa frase “la ciencia no puede comprobar que el universo se acaba de crear con apariencia de antigüedad”, tampoco puede afirmar que el resto de personas son personas y no sólo una programación, o de manera básica, no es posible demostrar científicamente que nuestros sentidos ayudan a aproximarnos a la “verdad”.
Hablando del fundamento científico podemos cuestionar fuertemente los presupuestos filosóficos que la ciencia acepta sin la capacidad de comprobarlos, ejemplo son las matemáticas y la lógica, dos herramientas indispensables para la construcción de la ciencia moderna pero que no se logran comprobar en el propio método dependiente.
De hecho gran parte del funcionamiento del sistema social, se afirma y se reproduce sin la necesidad de involucrar al método científico, le ética y la moral pueden provocar un desarrollo distinto para la ciencia, abra experimentaciones con los que la ciencia no podrá por si misma validarse, es decir los límites de la ciencia están encerrados en nuestro circulo de reconocimiento sobre los parámetros de bueno o malo, pero estos parámetros no pueden ser validados por la ciencia, el método no nos puede comprobar lo que es bueno y lo que no.
Si la mayor parte de nuestro conocimiento no proviene de la derivación del uso del método científico es entendible considerar que el cientificismo es falso, y es que la contradicción se guarda en la propia afirmación central de este pensamiento “la ciencia es la fuente de conocimiento fiable”, este enunciado no se puede comprobar bajo el método científico, por lo que la ciencia no puede validarse a sí misma como poseedora de la verdad, por lo que la ciencia en su visión cientificista tendría que afirmar que la ciencia no puede ser vista como la fuente de información fiable, pues esta no se puede comprobar bajo el método científico ¡vaya paradoja!
La ciencia en su incapacidad por calcular un valor para la propia producción de su conocimiento, provoca que el debate transmute al plano epistemológico o de la filosofía de las ciencias, por lo que se puede afirmar que el cientificismo no es científico, pues no fue una conclusión de ninguna experimentación del método científico, sino por el contrario es una afirmación que niega a la ciencia, tratando de explotar el prestigio que goza la ciencia en una sociedad tecnificada, para ampliar sus límites y dotarla de un valor que es científicamente incomprobable.
Parecería que la ambición del cientificismo es convertir a la ciencia no en una herramienta de interpretación y comprensión de la realidad, sino en el único sistema valido de conocimiento, ensayando con ello la inclusión de la filosófica como parte de la ciencia, lo que nos hace afirmar que el cientificismo no es una tesis científica sino una tesis filosófica que evoluciona hacía un proyecto político, pues si se entiende que el conocimiento es la validación del poder, gestionar el conocimiento bajo normas estrictamente científicas es la validación de un régimen científico que controlaría todos los aspectos de nuestra vida.
El problema filosófico que encierra la afirmación de ciencia no como método o herramienta sino como único sistema de conocimiento sería, la perdida de sentido pues el ser todo involucra también ser nada, cuando se es todo no hay necesidad de conceptualizar, pues no es necesaria la diferenciación.
Además nos queda claro que la ciencia moderna, busca la predicción y el control, dichas características no dejan de ser la abstracción de fenómenos cuantificables por lo que la ciencia no deja de ser parcial por su método que busca la matematización de la realidad.
Sobre esto se desborda un debate muy profundo sobre la realidad, donde los defensores del cientificismo consideran a lo cuantitativo, como una percepción y no una realidad, por lo que en términos llanos, es inoperante con un método que estudia la realidad, el problema con dicha afirmación es que no es comprobable, es decir el método niega la existencia de lo cualitativo, no sin antes renunciar a poder comprobar la afirmación de donde parte.
Lo concluyente sería pensar, que evadiendo el debate tan profundo que implica saber si lo cualitativo existe o no en la “realidad” la ciencia lo evade para poder cumplir con su finalidad sistematizar matemáticamente una relación que da por sentado es “lógica”, este enunciado es tan contradictorio pues afirmaría bajo esta premisa que el cerebro es real pero la mente que lo percibe no.
Existe un optimismo desmedido en el que se afirma que las fallas o límites en la descripción científica son pasajeros, pues estos serán resueltos eventualmente por nuevos conocimientos o descubrimientos científicos, lo cual no deja de ser una falacia histórica, pues el problema no se conduce por el momento histórico sino por el método que no cambia o evoluciona, lo cual no es necesariamente malo, de echo es necesario que este no cambie pues en la sistematización del método se encuentra la identidad real de la ciencia, por conclusión la ciencia más que por el tiempo, está limitada por su propia naturaleza.
La última degeneración del cientificismo es el eliminativismo, que no es otra cosa que considerar inexistentes a la razón, al pensamiento, a las emociones, a los sentimientos, a los significados, es decir todo lo que tiene un aspecto cualitativo, es claro que esta tesis hace agua, pues no se puede entender si afirman que no existe tal cosa como el entendimiento.
Si bien los límites descriptivos de la ciencia son notorios, los limites explicativos lo son aún más y es que, normalmente la ciencia es capaz de explicar los procedimientos, es decir las leyes del ¿cómo funciona? Pero se encuentra ampliamente limitada para darnos una razón última de ¿por qué? O ¿para qué? La intención de la existencia que de hecho es la explicación última de la realidad, escapa de cualquier investigación científica.
El estatus obtenido por la aplicación de la ciencia, en nuevos conocimientos que permiten el desarrollo tecnológico han provocado que se le considere incuestionable, es decir un nuevo Dios creador de todo, sin embargo no es de extrañarse estos logros del método científico si se recuerda que es un método que presta toda su atención a lo que puede ser medido y controlado, por lo que sus aplicaciones son por supuesto observables en la manera en la que interactuamos con la materia, por lo que podemos decir que sus propios logros, son sus propios límites, la ciencia es importante y tiene éxito, en tanto reconozcamos sus fronteras del saber.
Vale la pena mantener a la ciencia viva, como instrumento del conocimiento, sien embargo nuestra interpretación de la existencia y la realidad necesita nutrirse entre otras fuentes, la ciencia no debe convertirse de ninguna forma en la única fuente del saber, pues ello provocaría hacer de la ciencia una nueva religión, donde el cielo es el “progreso” y los mandamientos son el “método” o la “técnica”, lo que sería igual de engañoso y perjudicial que una sociedad medieval donde la única respuesta es la “voluntad divina”.
Por ello considero que en definitiva el cientificismo es para la ciencia, lo que el feminismo para la mujer, una tesis irracional que parece promover los valores de su enunciado semántico, pero que en realidad lo socaba con planteamientos ilógicos y alejados del propósito real; el beneficio de la humanidad, provocando una interpretación errónea y parcial de la realidad.
Lo que la ciencia nos quiere decir es que su método es el más apto para explicarnos los aspectos medibles y predecibles de la realidad, no que puede explicar todos los aspectos de la realidad, la ciencia entonces deja de ser ciencia y se convierte en ideología cuando deja de adaptarse a la realidad y quiere más bien adaptar la realidad a su método.
Como conclusión, el que hace una apología o defensa del cientificismo, no está haciendo ciencia, está haciendo filosofía, pues su afirmación no proviene de un hallazgo científico sino de una respuesta a una pregunta filosófica sobre la realidad, que de hecho podría considerarse como mala filosofía, pues carece de profundidad y racionalidad, al negar los propios preceptos filosóficos de los que parte de la ciencia como lo es, la razón y la conciencia.
El cientificismo es otra manifestación del miedo y la ignorancia humana, es un intento desesperado por encontrar un nuevo Dios, un nuevo paraíso, una nueva religión, es sin duda el suicidio filosófico que amenaza nuestra actualidad.
Luis Castillo.
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