La soledad en su retorcido capricho,

arrebata las lenguas de las viudas de luto.

Condena todos los misteriosos aullidos a la luna,

y murmura su desafinado silencio.

Coitus interruptus,

agonía desprevenida,

sombras que respiran,

miradas que juegan a escondidas.

Ruleta rusa de promesas marchitas,

que bailen entre rimas las noches perdidas.

Que se muerda a besos los amantes,

que se enrede el pecado en los caprichos de una dama,

que vivan los presos de la madrugada.

Pedro Fassi

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