LLOVIZNA DE AMOR
Te vi en la esquina la noche en que llena
de lluvia, esperabas ansiosa.
Confiabas, que allí estaría, bajé a buscarte
y junto a ti llenarme de viento y agua.
La noche, fue intimidad que nos abrazaba,
en un espacio pequeño, reducido
bajo el paraguas, que invitaba
a sentir y penetrar nuestros cuerpos.
Me acerqué, estabas triste.
Te ofrecí compañía. Sonreíste.
Y aceptaste el apoyo de mi brazo.
Caminamos bajo la llovizna imperial.
Vagamos a la luz de las farolas de la plaza,
saltando los charcos como niños traviesos,
mientras nuestras manos se enredaban como lazo.
Y jugaban felices entre los dedos…
Hoy el aroma de los jazmines
que perfuman mi patio, con su aliento el viento
me acaricia cada noche en mi cama.
Llueve el eco embriagador del silencio roto
por el lenguaje de nuestros cuerpos
fue un amor pasional, romántico e inolvidable…
(Asurmendi Pedro, 10-04-16)
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