Siempre me han fascinado los atardeceres.
He visto el sol caer desde un barco, en diferentes montañas, en el mar. También en las costas de Marruecos. Allí son realmente impresionantes. Los he visto desde la plaza del pueblo de mi abuela, desde la piscina de alguien especial, en la increíble ventana de mi piso de estudiante…
Los he compartido con mis mejores amigos, con mi familia, con personas que no se merecían una atardecer a mi lado, con él.
Los he compartido conmigo misma, sola, en la playa y con un libro.
Ahora los vivo en casa, con los de siempre, desde la ventana y con más de cinco fincas de por medio, pero sigo disfrutándolos.
Ahora salgo a verlos cada día y me siento afortunada por seguir viviéndolos.
Ahora sueño cada noche en dónde, cuándo y cuál será el primero cuando todo esto termine.
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