Tenía todo el cabello alborotado, seco, más negro que el de sus ojos, el maquillaje embarrando en su carita,sus ojos, sus mejilla, haciendo un gesto de, desesperación, angustiada,sentada con una botella de whisky, con una mirada perdida, (*suena de fondo* Free Bird) ya se había cansado de un algo en su vida que la atormentaba,insomnio,demostraba un estado de shock…
Pero antes mi querido lector te contare algunas partes de su vida, tienes que ver como acabara esto, porque ni yo lo sé, estaba escuchando música y de la nada tuve una pequeña idea no es la gran cosa, pero lo intentare escribir, a ver qué pasa, (son 3:10am) jaja.
Rebeca Torres Bodet, con T no con D Bodet, -claro señorita, abajo en la izquierda nombre y firma por favor, señorita, le entrego su credencial, los papeles del auto, la llave, que disfrute su nuevo auto, Le atiende Francisco, R- ¡gracias, muchas gracias!
¿por dónde salgo? F- derecho y en el primer cruce a la derecha, R- vale, gracias, hasta luego.
Muy emocionada salió Rebeca de la agencia, saco de su bolsillo un CD, la primera canción, (*suena* Baby blue) muy emocionada canta casi a todo pulmón agradeciendo a Dios por su primer auto, pues para Rebeca era un gran logro a sus 38 años y soltera, que más podía pedir, me parece que en alguna ocasión, me entere que en su vida ha perdido 2 hijos, su matriz no soporta un bebe, rechaza al bebe y lo saca, sus antiguas parejas se fueron tras Rebeca estar más insoportable que nunca, de malas, fastidiada, triste, empezó a beber, entro cierto tiempo en una depresión como si no hubiera un mañana, en soledad eran la mayor parte de sus días muy pocas personas se acordaban de esa pobre alma en pena por la pérdida de sus hijos, es lamentable, que pena.
Bueno, en esta vida, este mundo materialista, un auto la hizo por poco tiempo feliz, pues seguía con la bebida, pero trataba de llevar una vida tranquila, en su mundo, su trabajo, trataba de llevar el orden en su vida, tenía una casa pequeña con un enorme jardín, herencia de su difunta abuela, la visite muchas veces, a veces no estaba y yo entraba a su jardín me gustaba cuidarlo, ella confiaba que estaba ahí solo por las plantas, nada más, investigue algunas cosas de ella, más que nada el tiempo que no estaba, pues aprovechaba para entrar, regar el pasto, regar algunas rosas que sembré, están como de 30cm, sembré arbolitos, arbustos, había una fuente vieja, la limpie, busque la manera de restaurarla, era un grandioso lugar para pasar tu tarde, pues enfrente tenía unos banquitos de cemento, pero con cierto espacio para colocar una almohada o cojín, cuando termine no quede satisfecho pues sabía que ese jardín tenía mucho por hacer, sabía que vale la pena el tiempo, iba a disfrutar algo en lo que me estaba esforzando demasiado, a veces me encontraba con Rebeca al salir del jardín y dirigirme a mi casa, R-¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Cómo va el jardín? No eh tenido tiempo de pasar a verlo, pero entra a la casa platiquemos un poco, si es que no tienes nada que hacer, -Claro, claro, pasemos-
R- ¿café? –si, por favor, con dos de azúcar, (eran las 9 de la noche, un viernes 10 de julio, no solíamos hacer esto) nos sentamos en una sala pequeña y enfrente un mueble algo antiguo y una pared cubierta de cuadros, fotos infantiles, familiares, algún reconocimiento escolar, etc.
– ¡Oh! Tienes bastantes fotos colgadas- (tuve que romper ese silencio)
R-sí, bastante, a mi abuela le gustaba pararse aquí a ver a sus hijos, sus nietos, algunos bisnietos, la foto de su difunto esposo, como cambio la abue después de que mi abuelo se fuera, dejo de cocinar un tiempo, busco la manera de distanciarse de todos, así estuvo 4 meses, regreso con más calma y con una mejor aceptación de que el ya no estaba, le dolió hasta el hueso, que más podía hacer…
-Mejor cambiemos de tema, tus ojos se han puesto brillosos con alguna lagrima retenida, lo siento mucho Rebeca. –
Pase la noche en su casa se fue a dormir, me quede en su sillón, me costó dormir, las fotos me miraban, y no dejaran de mirarme, aunque me duerma o no, eso pensaba mientras intentaba dormir.
(teléfono, sonando) – ¿sí? ¿Qué pas…
Sentí en la mitad de mi cuerpo, desde los pies un escalofrió que poco a poco aumentaba, un adormecimiento me llego a la cintura, quise hablar y no pude, como si hubiera olvidado hablar en cuestión de segundos, me sentí confundido, mi vista era borrosa casi nula, me desplome en una mesa de centro atrás mío, se debió romper, abrí los ojos y todo era nada, poco a poco desde mis pies me iba desvaneciendo y sobre mi cabeza y no muy lejos un pequeño pueblecillo de estrellas, poco a poco perdía la conciencia, desaparecí. ¿fue todo? ¡carajo!
Quedarme con rebeca y morir en su casa, quizá fue lo mejor, pues yo vivía solo hace muchos años, nunca me gusto que supieran donde vivía pues me gustaba mi soledad y mis secretos. Rebeca nunca supo con certeza donde era mi casa, iba a morir en mi casa como viví, solo, pudriéndome poco a poco, apestando mi pequeño hogar, olor a muerte, a sangre seca, des integrándome en el piso y tirado en alguna parte de mi casa, puedo decir que me salvo de la muerte del olvido.
OPINIONES Y COMENTARIOS