Todas y cada una de ellas me recuerdan a ti.
Por qué te recuerdan a mi, te debes preguntar.
Porque como ellas, también somos fruto de una fusión. Una fusión de dos cuerpos que un día se abrazaron bajo este cielo inmenso. Inmenso de sonrisas, cosquillas, mordiscos y miradas de complicidad.
Nuestros cuerpos jugaban.
Yo era una gigante roja y tu una nebulosa planetaria, pero juntos, construimos la galaxia de nuestros sueños.
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