A diez canciones de distancia, el cabello largo y castaño peinaba.

En la piel blanca el sol de diciembre; frialdad en los ojos, creatividad en la mente.

¿Prisa?, Ninguna. No quiere volver,

disfruta el momento y se deja envolver.

Arte lleva en las manos y alrededor todos lo pueden notar.

Muy pocos captan su esencia, pues se sonroja si la quieres mirar.

Pero tiene en la voz la dulzura, que tiene Yuya en un tutorial.

Aunque no lo demuestre es sensible, y aunque no lo sepa se hace notar.

Le gustan los ojos de los muchachos chinitos; 

no solo los ojos, tal vez algo más.

Especial llega a ser sin duda alguna; más que el álbum que ansía comprar.

Mientras a mil por hora su mente se pierde

la inocencia en su rostro no lo va a evidenciar.

Y aunque pueda ser fría y distante; junto a ella sientes la paz, 

que en un campo de sandías se tiene, si las sandías pudiesen cantar.

Deja suelto el cabello y sonríe.

La décima canción empieza a sonar.

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