El viento no es mío,
no señor,
es de la cordillera
que escurre sus ráfagas
entre mesetas y cañadones;
quizás es del mar
que transporta humedad
y tormentas de tierra;
o tal vez de la estepa
que recibe las cenizas
que saca de los volcanes;
también es de los lagos,
que con las grandes olas
lo confunden con el mar.
El viento no es mío
no señor,
tampoco de las aspas
de los molinos de viento,
el viento es de los Teushen
los tehuelches, dueños de la tierra
que lo llaman Kosten
el viento patagónico
que encierran a la noche
y sueltan al amanecer.
© Daniel Mariscal
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