De verdad Juan, necesito saber qué piensas. Me torturo cada día con especulaciones mentales. Necesito saber por qué me mantienes ahí, por qué no dejas que me vaya y desaparezca. Si es simplemente porque aumento tu ego, dímelo. Si es porque sientes algo por mi, dímelo. No me doleran las palabras; el silencio me tortura.
Contesta si o no. ¿Sientes algo por mi que te impide pedirme que me aleje?
Sea cual sea la respuesta, prometo respetarla, aunque no aceptarla.
Por favor, sólo te pido que me digas qué te pasa conmigo y prometo no volver a tocar el tema nunca más, excepto si me lo pides expresamente o me miras rogando compasión.
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