Encerrado, que no me encuentre el enemigo. Es sencillo, no puede moverse, no puede llegar a mis ventanas, es como un vampiro que no puede entrar si no le doy permiso. Vecinos sospechosos, barandillas prohibidas, terror en el aire… Todos somos cómplices de una huida sin éxodo donde nuestro mayor aliado es la paciencia. Esperemos quietos, silenciosos y unidos. Mientras permanecemos escondidos el enemigo envejece en las calles donde muere solo y desvalido.
OPINIONES Y COMENTARIOS