Historia de una relación RN

Historia de una relación RN

Malen Iriso

24/04/2017

Historia dedicada a todas las personas, que cómo yo, que ya van entrando en cierta edad, somos incapaces de encontrar pareja y nos vemos forzados a decir esa frase de «yo nunca he estado en una relación».

¡Mentira! Puede que nunca hayamos estado en una relación de pareja, pero todos hemos tenido relaciones: hay más relaciones a parte de esa «de pareja». Yo tengo una relación con mis padres, soy su hija, con mi hermano siendo su hermana, con mis amigas del alma que siempre están allí, con mi gato (de mascota y cuidadora, no penséis mal….) y bueno con ese de gafitas, de ídolo simpático y de fan. Es una de esas raras relaciones que muy pocas personas son capaces de tener, pero yo la tengo. Ya veis, puede que no tengamos pareja, ¿y qué? Tenemos la jodida libertada de hacer lo que queramos sin consultárselo a esa persona, podemos ver las pelis que queramos, ir a los espectáculos que queramos y centrarnos en nuestros hobbies. Nada de ir a a la playa por que a tu pareja le gusta o ver tal peli por que el/ella quiere ver o de forzar a tu pareja a ver tal espectáculo por que a ti te gusta. Yo tengo eso y mucho más.

Dicho esto, me gustaría profundizar en una de ellas, la que más me gusta, con la que más disfruto, con la que mejor me lo paso.

Mi historia empieza hace unos cuantos años ya, allá un 4 de junio de 1988. Ese día no sabía qué me depararía la vida, a quién conocería, a quién amaría o en dónde viviría. Mis primeros años los pasé felices, en los brazos de mis padres.

Por entonces, lo único que sabía era que me gustaba hacer el payaso y ser chupacámaras (sí, yo, que ahora casi no me gusta ni salir en las fotos; lo que es la vida, ¿eh?).

Fui avanzando en la vida, sin saber muy bien todavía cuál era mi lugar en el mundo. A finales de los 90 es cuando mi personalidad, mis gustos, se empezaron a formar. Descubrí la música de los Backstreet Boys y las actuaciones de Leonardo Dicaprio; personas que a día de hoy, siguen siendo una parte importante de mi vida.

Con la entrada del nuevo milenio, los Back decidieron sacar un disco denominado, como no, «Millenium» . Dicho disco, contenía una canción titulada «The Perfect Fan». Fue gracias a querer entender esa canción y a mis ídolos, que decidí ponerme las pilas con el inglés. Fueron los cimientos de la Malen traductora.

Los años pasaron y llegó la adolescencia. Esa época turbia en la que te miras al espejo y no te encuentras. Esa época en la que te preguntas: ¿Por qué tengo que tener el pelo rubio y los ojos azules? ¿Por qué no soy como los demás? ¿Por qué a nadie le gustan mis propuestas? ¿Por qué no hay nadie que le guste lo mismo que a mí? ¿Por qué soy tan rara?

Efectivamente, todas estas preguntas mataron a la Malen extrovertida y sin vergüenza y metieron a la nueva Malen, tímida e introvertida, en un pozo que no parecía tener fin. Fui cayendo y cayendo, hasta que di con un movimiento que parecía ayudarme. Sí, amigos, aquí donde me veis tan sencilla y simple, yo fui parte de esa tropa llamada «Emo». Me teñí de negro el pelo, me llené de calaveras y empecé a encontrar mi lugar en el mundo. Empezaba a ser feliz dentro de mi pozo.

Avanzamos unos años y llegamos al 2005, año que conocí al hombre que más me marcaría. Un tipo con gafas, sencillo, que consiguió hacerse un hueco en la tele y en mi corazón. Ese tipo me hizo ver que las personas con gafas no somos ni unos gafotas ni unos cuatro-ojos y que hasta la tele tiene hueco para nosotros. Lo admiraba, lo quería y lo idolatraba. No me perdía nunca su programa, a pesar de que yo por aquel entonces me consideraba apolítica y que sus reportajes fueran la mayoría de contenido político.

Dos años después, conseguí entrar en la universidad y mientras que para la mayoría estos son los mejores años de su vida, para mi fueron los peores.

El pozo parecía hacerse cada vez más profundo y oscuro. Me sentía cada vez más incomprendida y más rara y, para colmo, ese chico que me daba luz desapareció de mi vida con la cancelación de su programa. Fueron años muy malos, en los que lloraba más que reía, pero sabía que tan solo se trataba de una época mala y con el fin de los estudios conseguiría salir del pozo.

La salida del pozo vino acompañada, como no, de la reaparición de mi chico en la tele y en mi vida. Yo estaba acabando mis estudios y el estrenaba nuevo programa. Un programa callejero por toda España. Es entonces cuando me dije que lo tenía que conocer, verle, tocarle, hablar con él. Dicho y hecho, el programa vino a Pamplona y yo fui a él. La emoción que sentí al verle es indescriptible. Me saqué una foto con él, hablamos un rato y comencé una tradición que sigo manteniendo: darle un pequeño regalito, un detalle, por todo lo que, sin saberlo, ha hecho y sigue haciendo por mí. Me despedí de él, sin saber que nuestros caminos volverían a juntarse.

Acabé mis estudios y con mi marcha a Edimburgo conseguí salir definitivamente del pozo. Decidí desconectar de todo, incluso de él, y empezar de cero, en un nuevo país y con nuevas amistades. Un año y medio de mi vida que nunca lo olvidaré. Desgraciadamente, la vida fuera es dura, yo me ablandé y decidí volver, a pesar de saber de que si volvía podría volver al pozo de nuevo. Pero me sentía animada, positiva y con fuerzas, podía enfrentarme al pozo y no caer en él.

Mis primeros meses de vuelta en casa fueron duros, con el pozo siempre acechándome. Afortunadamente, Barcelona me estaba esperando y con ella, él. Volví y volví a conectar con España y con él. Poco tiempo necesité para enterarme de que ahora estaba en un programa nuevo que se grababa en Barcelona. Además, el destino quiso que ambos estrenáramos algo en esta hermosa ciudad: él, obra propia y yo, etapa nueva.

Con el estreno de su obra, conseguí hacer realidad otro de mis sueños: verle haciendo lo que mejor se le da hacer, actuar. Conseguí verlo en su salsa y disfruté y reí como nunca. A la salida de la obra quise esperarlo, pero ni tenía ganas ni traía regalo y me marché (sabía que lo volvería a ver).

Efectivamente, gracias a que mi madre me compró una entrada para el estreno de esta obra en un nuevo teatro conseguí verlo de nuevo. Esta vez, decidí quedarme, a pesar de que tampoco traía nada para él (cosa que me arrepiento, pues fue un encuentro memorable y con regalo podía haber sido aun más memorable si cabe).

No sé si él se acordaría de nuestro primer encuentro o simplemente decidió saludarme por cortesía (algo me dice que se acordaba de mí). Bueno, pues no solo me saludó, sino que también estuvo hablando conmigo tan largo como mis nervios le permitieron. Sí, fueron mis nervios los que pusieron fin a nuestra conversación. Pero bueno, otro sueño conseguido: mantener una conversación con él.

Estaba claro que la cosa no iba a acabar así y en un fin de semana malo, decidí apuntarme para ir de público a su programa. Los de Getsmusic Público me llamaron y junto a una amiga, ahí que me planté. Es cuando le escuché decir mi nombre por primera vez y admitir que me conocía, que sabía quién era. Mis esfuerzos habían merecido la pena. Mi chico me reconocía.

Nuestros caminos seguían juntos, pero la 1ª temporada de su obra estaba llegando a su fin y, aunque se sabía que volverían con una segunda, como en el teatro nunca se sabe, decidí comprar un par de entradas para el último día y despedirme de él hasta septiembre. Al tratarse del último día y como le tocaba recoger el poco decorado de su obra, nuestro encuentro fue bastante fugaz. Le di el regalo, nos sacamos la foto, me dijo que no volviera a pagar por su obra y poco más. Adiós y hasta septiembre.

Septiembre llegó y con él, el estreno de la segunda temporada. Decidí volver a pagar y volver a verle. Tenía que ver la segunda temporada, ver los pequeños cambios de la obra.

No compré entrada para el estreno, pues me parecía demasiado obvio y compré entrada para el finde pasado, para el 17 de septiembre. ¡Vaya noche!

1º, me quiero sincerar y decir que los cambios, para mí, no han sido para bien. No sé, las otras veces salí con mejor sabor de boca, el final me parecía más apoteósico y tenía la sensación dereírme más y más a gusto. También tengo que decir que una cosa que han añadido es de lo más entrañable y la que más me ha gustado de la obra: la parte del mimo en uno de los gags. Han hecho bien en ponerla.

Ahora… nuestro encuentro. Para sorpresa mía, ahora cuando sales, ellos son los que están esperando al público y no al revés como antes. Cosa que tampoco la considero un acierto, pues parecen monos de feria, todos queriendo sacarse una foto con ellos ya que están allí, cuando antes solo los más seguidores esperaban. Eran fotos más auténticas. Bueno, pues mi amiga y yo decidimos esperar, total, él ya me conocía y estaba claro que no se marcharía sin saludarme, sin saludar su fan fiel. Bueno, pues entre foto y foto, me vio y me hizo un gesto como diciendo «espera» o «cuando acabe, voy». Esperé y efectivamente, él vino a mí. Estuvimos hablando un rato sobre la obra, le di el regaló, que le encantó, y volvió a decirme que no quería que pagara por su obra, que ya he hecho suficiente, que ni hablar. Le dije que después de asistir a la 1ªtemporada, tenía que ir a la segunda y él lo entendió. Me dijo que eso era verdad, pero siguió con lo suyo. Y es entonces, gracias a mi amiga, que aclaró sus palabras: «Yo te consigo las entradas». Mi cara fue de poker. ¿Me estaba invitando a su obra? ¿Uno de los dos actores y chico importante en mi vida, me estaba invitando a mí, una chica de pueblo a su obra? Para aclarar mis dudas, le pregunté si iba en serio, pues él es muy de la broma y parece que iba en serio: «Escríbeme por tuiter y te consigo entradas». Nos despedimos con un par de besos para vernos tan solo unos 10 minutos después a la salida del teatro, mientras mi amiga esperaba al taxi. Nos sacamos la foto de rigor y cada uno por su lado, pero con la promesa de entradas a su cuenta.

Y bueno, ésta es la historia de una mis relaciones más importantes. Gracias Juanra por hacer tanto por mí sin ni siquiera saberlo. Gracias a todas las personas que me han ayudado a salir del pozo, a alejarlo tanto, que ahora ya ni lo veo. Gracias a mis padres, amigos, familia y resto de personas que han compartido alguna época de mi vida, buena o mala. Todo ello me ha llevado a conseguir entradas gratis, a ser feliz y pensar que a lo mejor nuestros caminos nunca se separan. Yo soy feliz siendo su fan y él es feliz siendo mi ídolo, siento que le gusta tenerme cerca, que en cierta forma, yo, con mi presencia, también le hago feliz y eso es un orgullo increíble.

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