Cosas de todos los días, reacción en cadena o transferencia a inocentes…
Hacía mucho calor desde temprano, normal para mediados de diciembre; faltaba muy poco para la navidad. Antes de bajar de su pieza, Gloria observa orgullosa por la ventana que daba al jardín el césped y sus flores que tanto cuidaba, estaban llenos de vida; brotaban germinando con vigor desde la tierra.
Mal dormida, descalza, bajó lentamente la escalera, al apoyar el pie en el living lo primero que pisa es una “torta”, como un bizcochuelo, de caca blanda y pegajosa del perro. Furiosa le recrimina a su esposo que estaba desde antes del amanecer tomando mates en la cocina.
__ ¡Tito, veo que empezamos mal el día! ¿No viste la bosta qué dejó “Mariscal” al pie de la escalera, ¿vos no te das cuenta de lo que sucede más allá de tu radio, tu termo, tu…?…pero ¡qué te voy a decir!…¿por qué no lo sacaste anoche como siempre para que hiciera afuera?- él la miró sorprendido, con el carácter que se había despertado la mañana empezaba mal. Trató de calmarla, de inventar una excusa.
— Vieja, Glory, anoche me acosté temprano, pensé que más tarde lo sacaría el nene, el Pepo; me moría de la acidez que tenía, ¿habrá sido el tuco de los fideos de anoche?- sin más, y para que no siguiese la discusión, siguió con sus mates y la vista en el diario que estaba leyendo. La mujer, hosca y con cara de poco amiga, no le dirigió la palabra, ni “buen día“le dijo. Pasó por su costado y se preparó un café que bebió de parada, para luego subir a limpiarse mejor su pie de esa gelatina asquerosa y maloliente, cambiarse e irse; era evidente que sería un día agitado. Cinco minutos después ya estaba lista para salir, miró a su alrededor haciendo tiempo para decir algo. Volvió a ver que su esposo impertérrito luego de lo sucedido seguía con su diario, mates y escuchando las noticias, como si estuviese a 1000 kilómetros de ahí.
__ ¿Sabés? A veces pienso que me casé con un idiota que ha vivido todos los días de su vida en una nube, solo a veces lo pienso cuando te veo tan “Ganso” lerdo… pero en realidad siempre supe que eras un ****-el esposo sorprendido no creyó que la discusión siguiese, no pensó que el tema diese para más. Bajó el volumen para responderle.
—Otra vez la humedad te enloqueció, desde temprano estás loca, histérica… ¡no me rompas más las bolas!…Dejá, ya limpiaré yo…-Gloria no lo dejó seguir hablando.
__ ¡Sí, claro, te conviene que limpies bien!, esto solo es culpa tuya; te suceden estas cosas porque sos un vago que vive en “Babia”; egoísta solo pensás en vos…iba a hacerte pollo relleno para el mediodía… ¡Qué te lo haga tu abuela!-indignada pegó un portazo y se fue al mercado de Los Chinos; ya encontraría con quién tomar revancha. Él empezó a levantar “temperatura” por la injusticia, sorprendido, no podía creer que esa mujer fuese tan irascible por la tontera sucedida. Cuando quiso responderle ella iba por la esquina. Más creció su enojo, esto no quedaría así. Se sentía impotente por no haberle dicho nada; la temperatura de su caldera interna entró en ebullición, estaba furioso. Se puso de pie, golpeó con fuerza la mesa gritando a su hijo para que se apure, llegaría tarde al colegio.
Pepo, el nene, se demoraba preparando su mochila, de inmediato se reflejó en su cara, salpicada por acné juvenil, el temor; aún no había hecho nada malo y ya lo retaban. Y mientras pensaba que sucedía, su oreja le quedó roja, ardiendo cuando su padre irascible sin decir “mu” lo sorprendió con una violenta cachetada.
__ ¡Pendejo tonto!… ¿por qué no sacaste anoche a “Mariscal” para que hiciese sus “cosas” afuera?-llorando y aturdido, sin decir una palabra el adolescente tomó una tostada de la mesa, se llenó la boca y antes de irse buscó como desquitarse; segundos antes de salir, con bronca, despertó al perro a las patadas. El animalito sorprendido en sus sueños, saltó como un resorte aullando, huyó despavorido hasta el fondo de su vecino, don Pedro, y rabioso le clavó con fuerza sus colmillos en el
2
talón del anciano, mientras éste muy calmo y desprevenido limpiaba de yuyos su jardín, y daba miguitas
de pan a sus dos teros. Un minuto después salió al patio doña Rosa, su esposa, que sonriente y le ofreció un rico café.
__Tomalo viejito, está recién hecho, bien cargado…-el anciano, con un dolor agudo en su talón sangrante no la dejó continuar.
— ¿Calentito? ¡Mirá vos!… ¿por qué no te lo tomás vos vieja chota, bolsa de arrugas?-la anciana atónita, jamás hubiese esperado ese inesperado maltrato y le respondió muy indignada:
__ ¡Viejo loco! ¿Qué te hice? ¡Ah, no, esto no queda así! …¿Sabés qué voy a hacer? Ya mismo le prenderé velas a San Eustaquio así te dan siete infartos y quedás muerto, tirado entre tus yuyos y esos teros de ****!
Gloria recorrió las góndolas del mini mercado, entre otras cosas buscaba harina. “¿Cuál es la qué trae levadura, la triple cero o la “Chacabuco?”- pensó mientras se dirigió hacia la entrada para averiguarlo. Sentada detrás de la caja registradora una joven oriental distraída hojeaba una lista de precios. Gloria, todavía de mal humor, le hizo la pregunta, la chica la miró sin comprender que le decía y le respondió de mala manera para seguir con su lectura.
__よ、いいえセイ、乾かされたばかりのチップス….-Gloria la miró incrédula, pensó qué le había respondido, pero no se iba a quedar callada.
__ ¡Hablame en español china sucia! Vienen acá ilegales, sin saber hablar nuestro idioma…a robarle el puesto a otras argentinas… ¡pero si no entendés nada china piojosa!…-la joven de ojos rasgados, con calma, le explicó que no era china, era coreana, que hacía poco había llegado al país, que no dominaba el idioma.
__ 나는 당신의 구입 및 을 확인, 나를 더.- en su última palabra iba incluido un fuerte insulto, incomprensible, traído del “sol naciente”. Mientras tanto se iba juntando gente en la cola para pagar. Gloria, colérica, la empujó violentamente haciéndola caer al piso como una pesada piedra, estrellando también contra el suelo la caja. De ésta saltaron tornillos, vidrios, arandelas y cables, monedas y billetes. De inmediato se desarmó la cola que educadamente hacían los otros clientes, algunos se tiraron al piso a juntar el dinero desparramado, otros corrieron para saquear el mercado. Diez minutos después el negocio estaba destruido. La oriental, boca abajo, seguía desmayada, planchada en el mugriento piso.
Cuando se oyeron las sirenas policiales todos habían huido con sus bolsos cargados con el botín alimenticio después del loco saqueo.
Gloria, imperturbable por lo sucedido, se fue a tomar un té a lo de su amiga Clarita. Acordaron almorzar juntas, para luego irse a pasar la tarde en el bingo; después de esa mañana enloquecida Gloria necesitaba distraerse en paz.
Ya había oscurecido cuando volvió a su casa, la tarde de espaciamiento la había sedado.
Tito en el sillón del living, miraba televisión tomando una cerveza.
__ ¡Qué tal querido!… ¿cómo estuvo tu día? …¿Vos te acordás que las chicas me regalaron 2000 mil pesos por mi cumpleaños? Bueno, ahora son 30 mil… ¡Gané en el bingo!-felices se abrazaron y se besaron como novios. El esposo llamó a su hijo que jugaba como un autómata en su PC.
__Pepo, Pepito, querido andá a comprar dos pizzas a la esquina, una Napolitana y la otra con anchoas.
Antes de irse el nene les dio un beso a sus padres que seguían mimándose tomados de las manos.
__ Por acá todo tranquilo Glory, salvo que le tuve que pagar la antitetánica a Don Pedro, el vecino; el loco de nuestro perro lo mordió. ¿Sabías? tan tranquilo que parece…es un gran guardián, eso sí. “Marisca” pareció adivinar que hablaban de él, se acercó, les lamió las piernas moviendo la cola y se recostó a sus pies. Se sentía amado, como uno más de la familia.
3
— ¿Querés Tito que después de cenar veamos una película cuando nos acostemos?-preguntó al esposo. Éste sin bajar la vista del partido que televisaban, le acarició la cabeza y respondió.
__ Sí mi amor…me encantaría, te quiero mucho “Gorda”-
__ Y yo Tito, te adoro, cómo desde el primer día que estuvimos juntos…. ¡Sos tan buen compañero!-
Marcelo Castelli
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