Regálame un beso; no para sentirme amado si no para traducir tu alma.
Regálame una mirada; no porque me gusten tus ojos sino para econtrarme a mí mismo.
Regálame tu sonrisa; aunque sea la más perfecta también es la más irónica, ¿pero por qué?
Te quiero a ti, no un maniquí de emociones ilusorias. Quiero tu vida y no una historia, un cuento o una novela inventada. Simple e imperfecta. Somos significado no número.
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