Desde que nací supe que era especial, diferente a cualquier niño de mi edad. Yo podía ver, escuchar y sentir cosas que los demás no podían, por lo que siempre fui la muchacha tímida, sentada al final de la clase, apartada de toda forma de vida. La frase favorita de mi madre siempre fue y sera: -«Ahí no hay nada, Victoria»
Seguramente estas pensando una de dos cosas;
«Solamente otro cliché de la niña que es única y diferente a los demás, que perdida de tiempo»
o bien, siendo mas certero…
«Tienes esquizofrenia»
Y, en efecto.
Fui detectada cuando tenia 9 años, aunque no fue una gran sorpresa para mis padres. Como ya dije, siempre fui rara, y ver cosas que los demás no es un claro ejemplo de que algo esta mal en mi. En fin, esas cosas se saben aun sin tener un diagnóstico; este solo sirve para confirmar.
A pesar de esto, logre supera mis primeros 18 años, un gran logro para mi pero no tanto para los demás.
Como es de esperarse, y como toda señorita que desea hacer algo en la vida fui a la universidad (a cual ingrese no es relevante, pero diré que no fue Yale o Harvard, sino a una que mas que facultad parecía prisión)
En este instituto tienen una política; aceptan alumnos con leves trastornos mentales, como yo.
En fin, llegue, me instale y todo fue normal, hasta ya caída la noche cuando no vi a nadie en la otra cama de la habitación. «Hmmm, que lastima, me hubiese gustado compartir»
Para este punto, yo tenia que solventar mis propios gastos de medicinas. Jo, pero si parece que las medicinas son de oro. Así que decidí dejar de tomarlas, que importa, igual me siento bien.
Habian pasado 7 meses, y en verdad no tengo mucho que decir, salvo que esa carrera no es para mi. Esa noche sali a fumar, observando las estrellas, cuando escuche un golpe, y despues unos pasos acercándose lentamente.
-«Buenas noches, soy Andrea. Tu debes ser Verónica, ¿cierto?»
-«Eso depende de quien pregunte»
-«Ammm, yo soy tu nueva compañera de cuarto, Andrea, aunque creo que ya me había presentado…»
Esa noche no hablamos mas, pero pude notar algo en ella; parecía todo lo que le faltaba a mi alma. No me refiero a una forma sexual, mas bien espiritual, no se. Suena estúpido.
Me corrijo; es estúpido.
Supongo que ella, mi compañera, tenia algo. Creo que debería empezar a llamarla Andrea, no se, no quiero dar demasiado protagonismo.
Me caía bien, siendo sincera. Suena raro, pero ella era mi mejor amiga, mas no la única.
Conocí a Carla en un certamen artístico. No, no se pintar, es mas, lo detesto. Sin embargo, estaba cubriendo una nota para un periódico local cuando ella se me acerco.
No puedo decir mucho de esa noche, salvo que fue tan exitosa que nos pusimos en contacto justo la mañana siguiente. Durante mucho tiempo fue mi única mejor amiga, pero ahora Andrea ocupaba ese puesto también.
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A pesar de que Carla y Andrea no se conocían, se notaban los celos de mi compañera de habitación. Inclusive empezó a hacer bromas inocentes a Carla; poner arañas en su almohada, quemar su ropa y, en una ocasión, raparla. Ella ya no podía soportarlo, pero no sabia quien le hacia esas crueldades.
Llego a un punto en el cual ella creía constantemente que la matarían (quien fuera quien le estuviera haciendo eso) y no podía dormir pensando que ese seria su ultimo día de vida.
Su paranoia no estaba tan lejos de la realidad; una mañana de febrero, Carla amaneció muerta en su habitación, con quemaduras de 2° grado. Es imposible describir mi reacción al ver a mi amiga correr tal suerte, y saber que la pobre paso los últimos días de su vida con temor, sabiendo el infortunio que le aguardaba.
La muerte de Carla fue la gota que derramo el vaso; hable con Andrea, y la muy cínica admitía ser la homicida de mi mejor amiga, la cual yacía 3 metros bajo tierra por su culpa.
Decidí no callarme, por lo que fui a hacer lo correcto; delataría a Andrea con la policía. Antes de irme y, sabiendo lo que iba a hacer, dijo: -«Nos vemos en el infierno»
-¿Tienes sus apellidos?- pregunto el agente que me estaba interrogando.
-No, solo se que se llama Andrea. Era muy reservada, y al parecer tambien era una maldita psicopata- dije, sollozando.
-De acuerdo. Lo hablaremos con el director de la facultad. Haremos justicia, no te preocupes.
Juro por dios no había pasado ni media hora cuando recibí una llamada; era el director de la facultad. Me pidió que lo viera en su oficina. Llegue, me saludo y me pidió que me sentara.
-Necesito que me cuentes todo sobre Andrea.
Así transcurrieron 45 minutos, entre penas y dolor.
Luego, procedió a decirme algo que nunca espere que pasara.
-Victoria, no encontramos el expediente de Andrea. No esta registrada en esta escuela.
-Pero si ella era mi compañera, entonces ¿se infiltro a la universidad?
El director puso cara de paciencia y, con una expresión calmada pero terrorífica, prosiguió a decir:
-Tu nunca tuviste una compañera de cuarto; Andrea no existe. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Así es, nunca existió. Solo fue producto de mi maldito trastorno esquizofrenico.
Yo la mate, yo la torture tantas semanas; yo soy la asesina.
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