Mírame a los ojos, pero con ojos distintos.
Incorpórate y erguido desempolva tus rodillas
Extiende a mí tus manos, manchadas en vino tinto
A la altura de mi cintura y al nivel de mis mejillas.
Invítame a vivir más que solo tus labios,
Invítame a vivirte por más de un par de horas.
Invítame más que ahora.
Para aliviar tus agravios.
Invítame al futuro.
Y al futuro abre la puerta
Quita al cerrojo el seguro
¡Ven y mantenme despierta!
Déjame pasar primero
Y ciérrala tras tu paso
Que ya no hayan terceros
Y sea de dos el ocaso
Abre tus brazos cansados
Pa’ yo llover sobre ti
Y cuando estemos mojados,
Ven y entrégate a mí.
Déjate florecer en mi infinito huerto,
Donde mi llanto fresco riegue tus raíces.
Deja que corra el dolor por tu cuerpo,
Destila el residuo y seamos «felices»
Déjame ser al fin tu verso libre,
Que de libertad no sabemos nada.
Y ser aquel interruptor que escinde
La realidad de los cuentos de hadas.
De ser yo tu luz de sol,
Y de tus mañanas la dueña
Tú serías mi girasol
Y yo sería tu cayena
De tu mañana, la aurora
De tu pincel, el arte.
Aquí estoy ahora.
Permíteme habitarte.
Diciembre 2019
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