No sabía que el mundo era tan pequeño… siempre creí que mi profundidad era la misma que la de un vaso tequilero… pero jamas imagine que la pequeñez también aplicara al mundo. Te busque por tantas partes, por debajo de la tierra, en otras ciudades, en otros mundos, en las estrellas… en sollozos, en la oscuridad de mi placar, en el augurio, en arrabales, en cantinas, en el vino, castillos, día… ¡Que razón tenia mi madre! y que tonto, en realidad, fui al desairarla el día que nos presento. Tuve que pasear por el peor de los infiernos y perderlo todo, a todos, para volver a encontrarme contigo y así entender, que todo se resume en quien esta contigo, no solamente en la bonanza, si no también en la enfermedad, en la flaqueza, en lo oscuro… No solo se trata de la que te acompaña, si no de quien -también- se queda para siempre.
Gracias infinitas.
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