Pagina en blanco

Estoy ante una pagina en blanco, insípida, retadora a mi espíritu de escritor.

Reconozco lo que debe sentir un pez atrapado en una red, una barrera que le impide avanzar hacia el vasto mar del conocimiento.

Sigo pensando y solo una idea llega a mi mente, estas ante una página en blanco.

Pienso en los grandes escritores, doscientas, trescientas paginas de palabras, ideas, ilusiones, motivaciones, conflicto, y un hilo conductor invisible que lleva la trama del inicio hasta su fin.

Parece sencillo, pero no lo es, si busco inspiración en otros autores solo estoy a un paso de la burda copia, del robo del ingenio de otra persona.

Debo dejar de escribir, es evidente que no es lo mío. Las palabras deben fluir, las ideas están ahí, solo que escondidas.

Es frustrante, desear y no poder.

Veo mi cuaderno del colegio con la gran novela juvenil que estaba escribiendo, no pase más allá del título.

Tomo aire, me tranquilizo, busco en mi yo interior, este me hace retroceder a mi niñez, todo simple, básico, ahí es donde debo empezar.

Nada sofisticado, elaborado o pretensioso, como dije, básico, y entonces lo vi.

Una idea sencilla, un inicio casi poético, extremadamente infantil, y por lo tanto un buen derrotero a seguir, y lo escribí.

Había una vez…