Hoy no me levanté temprano como todas las mañanas
para bañarme,
para ir a trabajar,
generar, para mí, para los míos.
Hoy me quedé en el escalón de la cocina
para beber café,
para recordar alguna lección de mi madre:
(1+1=2?)… no estoy seguro
pero escucho el tono de su voz firme y afectuoso,
cuidadosa como quien retira la venda de los ojos a alguien que ha estado en la oscuridad.
Después llega la lección del alfabeto
aprender nuevas palabras (diccionario en mano).
La recompensa: compartir una taza de café con ella,
a veces no hay dinero para azúcar
amargo, a veces, el café;
dulce, su voz y firme su mano aprendí a escribir.
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