A las sombras de las velas, a esa oscuridad a la que le huyes cuando las enciendes.
Los libros siempre fueron mis mejores amigos, podía leerlos por horas, pero esa historia también tuvo un final. Reconozco que no era una niña muy buena para hablar, y en mis libros yo encontraba cosas que sabia que afuera, podía vivir. No juzgues un libro por su portada, dicen.
Y mientras el mal se escondía en las sombras, yo no encontraba un lugar para esconderme, nadie podía asegurar que todo estaba bien, yo pasaba mas tiempo sola que rodeada de gente, era muy ingenua y confiaba demasiado, todos eran buenos para mi, según yo; todos eran amables y sinceros. Pero el tiempo parece hablarte diferente cuando estas rodeada de silencio, por muchos años mi mundo estuvo inactivo y de pronto, se reanudó a toda velocidad. Dicen que la vida puede ser cruel y si, a veces es mas cruel cuando eres tu quien la sobrevive y siempre me pregunto porqué se me negó la oportunidad de demostrar mi potencial, me pregunto si eso fue lo que definió el camino que recorrí hasta acabar en la vida de un narcisista, no una sino dos veces.
Este viaje se trata de aprender y desaprender, primero como hijos y ahora como Mamá.
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