LOS GEMIDOS DE LA AUSENCIA

LOS GEMIDOS DE LA AUSENCIA

Risas como escarchas,

memorias que lustrara el tiempo en las aldabas

encerraron el ayer como un baúl

los ademanes de la historia.

Liberta el gramófono su crueldad de afujías.

En la calle denuncian al perseguidor

de los cantos de la aurora.

Falseados transeúntes

roturan colirios en las aceras,

la apretada edad de las ciruelas

remece su ostracismo.

Entre círculos, otra vez, celebra su algazara

un aguacero

de arenas impasibles.

Nada evidencia escuálidos espolones:

masticar algo de harina es crucial,

atragantar recios claveles en la playa.

Y todo va a caer porque desgaja la música

esta ebriedad

que da tumbos en el patio

y cae irredenta

sobre los muebles de la sala.

Es tiempo: partidas, lamentos, ausencias.

El instante deshace los estrados donde es fácil

macerar cardos, trovar o solamente desovar

lacustres sonatas vespertinas.

Unos cuantos pedruscos desde el techo de la siesta,

anticipos de augurios para persuadir el arte…

Hay causalidad en el tiempo,

en su guarida de poternas gravísimo implosiona.

Es posible aun

la eterna sed

en los camastros del verano.

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