Vuelvo desde siglos, eones de tiempo entrampados en los cabellos.
Vuelvo un poco más libre y un poco más sereno.
Un poco más absurdo y con el corazón abierto como horizonte.
Vuelvo, si vuelvo…
Un tanto más audaz para mirarte fijamente a los ojos.
Robarle una sonrisa y tal ves un beso a tus labios.
Un beso tan sutil, que si abres los ojos y me contemplas,
me verás con mis ojos cerrados y aspirando tu perfume.
Así ya no se besa a los cincuenta y cinco años dirás sonriendo…
pero es mi alma la que besa y no mis labios.
No vuelvo para amarte, vuelvo para acompañarte lo que resta del camino.
y bueno… si nos volvemos locos, inventamos una nueva historia,
y nos arrojamos al mundo para compartir la sutileza de los días.
La sutileza de los minutos y segundos… la sutileza,
los besos, las caricias y las palabras más bonitas.
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