borrador

Despierta a la misma hora, 2 de la mañana. No son todos los días, unas cuantas veces por mes solamente.

Lo veo delgado, desesperado, creo que pensaba que era real, voy hacia él y se arropa de pies a cabeza, no quiere que me acerque.

Ese día algo cambio, cuando salió para comer, vi marcas en su cara pálida, había llorado. A veces pensaba que era depresión, pero me hacia dudar.

– Quieres un poco de té – me pregunta con una gran sonrisa – hice demasiado, pero no creas, esta delicioso.

– Claro, dame un poco – le devolví la sonrisa.

– has visto mi pulsera, la que me dio mi padre – me preguntó.

– ummm, creo que la vi en la mesa de sala.

Fue a buscarla, lo vi luchando para ponérsela, así que le ayude, me hizo gracia que no le quedara, sus bracitos huesudos los podía sostener con una mano.

Si preguntan si somos pareja, no, no lo somos, somos amigos, amigos que comparten algo en común: Una pesadilla.

La misma, los mismos días, los mismos episodios de ansiedad, los mismos paisajes, las mismas personas, todo sale igual en nuestras pesadillas, nunca los hemos visto. a esas personas que tratamos de salvar, que vemos perder sus vidas, que vemos como se desvanecen en nuestras manos, algo que no es común, un mundo de sueños que compartimos pero que no conocemos.