Un ángel del segundo B

Un ángel del segundo B

Ruben Ielmini

02/12/2019

Viernes ,volviendo al departamento, semana movida, cuatro entrevistas con resultado negativo, aflojo el nudo de la corbata, saco la botella de agua fría, acomodo mi osamenta en el sillón, prendo la notebook y repaso el curriculum.

Todo bien detallado, trabajos, fechas, estudios, títulos, experiencia etc. etc. todo correcto, todo menos la edad.

— ¡Me cago en este puto sistema, con treinta y cinco nadie te toma!

Pienso en Favaloro, hizo su primer by pass a los cuarenta y cuatro años…nadie lo jodió, y estos me vienen con que estoy pasado de edad, que los pedidos son profesionales con experiencia hasta treinta años.

Me zumban las repuestas de los entrevistadores, todas iguales.

­— ¡Bueno tengo sus datos, cualquier cosa que surja le avisamos!

Miro el espejo del living, con cara burlona imito al entrevistador…

— ¡Cualquier cosa que surja le avisamos señor! …solo un detalle, vuelva cinco años antes, cuando tenía treinta y entonces lo contratamos, adiós y que siga bien.

— ¡Manga de pelotudos, porque no se van todos al carajo!

(Suena el timbre) — ¿Y ahora quién es?— Veo por la mirilla una cara desconocida, abro la puerta.

— ¡Buenas noches perdón por la hora, soy la vecina de abajo del segundo B, no sé si me ubica!

La vecina es cincuentona, bien arreglada, peinado a la moda, buena presencia. La miro pero no recordaba; mi vida es puerta para adentro, no voy a reuniones de consorcio, no sé quien es mi vecino, si paga las expensas, que vino toma, a qué hora sale ni que color de calzón tiene puesto.

Para no ser descortés le mando verdura.

— ¡Ah sí, ahora que la veo, la recuerdo en el ascensor la cruce un par de veces, ¿Y en que la puedo ayudar?

—Les toque timbre a dos vecinos que están en mi piso pero no contestan, o no me quieren atender, esta noche viene un cliente y me olvide de comprar café, los negocios ya están cerrados, ¿usted no sería tan amable de darme un poco de café y mañana se lo devuelvo?

(Me sorprende el pedido) — ¡Si, creo que algo tengo, me fijo, pero, pase no se quede en el pasillo— La mujer entra al living; vuelvo con el café; ella está mirando los cuadros de mis diplomas apoyados en el modular

—Bueno acá encontré algo, téngalo, últimamente no tomo café, me quita el sueño— sin dejar de mirar los diplomas, pregunta.

— Todo eso que está escrito en los cuadros ¿Es usted?

—Sí, así es.

— ¿Y le sirven de algo? Títulos, asistencia a congresos, capacitaciones.

— ¡Por supuesto! estudié para tener un título y trabajar.

—Sí pero, no trabaja de su oficio, ¿Todo está difícil no?

— ¿Y cómo sabe que no estoy trabajando?

— ¡Vivimos en el mismo edificio, y hay cosas que una se entera por radio pasillo, usted sabe como es la convivencia.

—No, no sé cómo es convivir, parece que hay gente al pedo ocupándose de los demás. Sí…es como se lo contaron señora, no consigo trabajo por mi edad; ni el ángel de la guarda me puede tirar una soga, para el sistema soy viejo.

La mujer recorre el modular de una punta a la otra mirando atentamente los diplomas.

—El sistema, el bienaventurado sistema…el colador de la sociedad que nos analiza, estudia nuestros gustos, nuestras miserias, acepta o rechaza, decide quien es bueno y quien malo, incluye o excluye como a usted, mayor de treinta; una pieza que no encaja en ningún rompecabezas.

—Muy interesante su metáfora señora, pero si no necesita nada más, tengo cosas que hacer.

— ¡Oh perdón! Si ya me voy, disculpe no quise molestarlo.

—No ningún problema.

Abro la puerta y le pregunto

— ¡Tengo una curiosidad, cuando me pidió el café me dijo que tenía un cliente, disculpe no entendí… ¿Cuál es su oficio? ¿Acaso, tira las cartas o lee la borra del café?

La mujer mayor bien vestida, cabello negro cutis estirado, obra de algún buen cirujano plástico y de labios con colágeno sonríe.

— ¡Soy prostituta! pero VIP el cliente que tengo esta noche en un importante empresario. Bueno no lo molesto más buenas noches.

—Buenas noches…perdón no se su nombre.

—Soy Carolina, para los amigos…Carola— extiende su mano para saludar

—Buenas noches Licenciado Juan Pablo Aguirre gusto en conocerlo, gracias por el café, y no me pregunte como sé su nombre, lo leí en los diplomas ¡Ja ja ja!

—Buenas noches— cierro la puerta pensando…Simpática y atrevida la veterana.

Me doy una ducha alternando el agua entre fría y caliente, para sacarme la mufa y en lo que le dijo esa mujer — ¡Con tanto título y está sin trabajo!—

Y otra semana de entrevistas, y nada; abro la puerta, en el piso hay un sobre con mi nombre, ¿Quien deja una nota si no conozco a nadie?, leo el escrito con una prolija letra a mano.

Juan Pablo, mañana a las nueve lo esperan en esta dirección, Corrales 7362 son las oficinas de una importante empresa, lleve un currículum y pregunte en recepción por el ingeniero Francisco Urtiaga, dígale que va de parte de Carolina Marquesini, él lo va a atender.

Saludos y mucha merd.

Carola 2º B

Pasó una semana de esa entrevista, Urtiaga parece buen tipo, dijo que nos mantendríamos en contacto, no se si creerle o agregar esa frase a la lista de las ya conocidas expresiones de deseo…

Estoy en una cochera por un par de días haciendo un reemplazo temporario, mientras acomodo un auto suena el celular.

— ¡Hola! ¿Juan Pablo?, buen día, soy la secretaria del ingeniero Urtiaga, lo llamo para informarle que ha decidido su nombramiento, el puesto de jefe de área administrativa es suyo, a partir del próximo Lunes queda usted efectivo, felicitaciones, por favor venga a las ocho a Personal a firmar el contrato.

Veo el pasado en un segundo…el día de graduación, la entrega de diplomas, los cursos de postgrado, entrevistas de trabajo, y veo a Carolina Marquesini.

Ya de regreso toco el timbre del segundo B, quiero agradecer a Carola lo que hizo por mí; no contesta, pregunto en la puerta de al lado, me atiende un hombre mayor cara avinagrada.

— ¡Ah si, la prostituta del B no vive más en el edificio! Como integrante del consorcio inicie una demanda de desalojo a esta mujer por faltar a la moral y las buenas costumbres, no se puede convivir con alguien que no encaja en nuestra sociedad ¿No le parece?

No puedo responder, quedo mudo como esas computadoras lentas que tardan en aparecer los datos, y reacciono segundos después.

—Tiene usted razón señor, pero es al revés, la sociedad es quien no encaja con ese «alguien»…somos muy poca cosa; buenas tardes.

El cara vinagre me mira sorprendido, doy la vuelta, sigo a mi departamento pensando en lo que dijo de la sociedad, la moral, las buenas costumbres. Nunca sabré si lo que me pasó fue casual, causal o fue la aparición de un ángel del segundo B con una misión, lo que sé, es que las oportunidades aparecen cuando menos se esperan y llegan de la mano de quien menos imaginamos.

Fin

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS