Mi vida antes de PPP

Mi vida antes de PPP

carmen ollarves

20/04/2017

Dedicatoria

Primeramente a Dios mi señor todopoderoso, por regalarme la vida y ver este hermoso sueño hecho realidad; a mis padres, por su apoyo, comprensión y por esa abnegación y amor de padres que siempre he sentido. A mis hijos: Frainys Maurelis, Orlanys Andreina y Jesús David por ser el pilar y la razón de mí ser, porque cada uno de ellos representa un motivo más para seguir soñando. A mi pareja Pablo J. González, por su apoyo incondicional, por su entrega y su amor desinteresado, por estar cada vez que lo necesito. A mis hermanos por su confianza, comprensión y por permanecer tan unidos. A todas y cada una de mis amigas y personas que tuve la oportunidad de conocer y que formaron parte de mi historia…

A todos gracias

Prologo

Estimado lector:

La historia de mi vida es quizás la historia de otras mujeres, a diferencia de otras ocurre un hecho crucial que a pocas mujeres les sucede, este hecho que le da un giro y cambia por completo el rumbo de mi existencia.

Para la realización de esta obra conté con la valiosa ayuda de diversos autores, los cuáles usé como referencia, así como las reflexiones que aquí cito, algunas son creadas por otros autores y otras de inspiración propia. Es un libro donde se usa un lenguaje bastante coloquial, fuera del tecnisismo para la mejor comprensión del lector, el propósito de esta obra es dar a conocer a lector que siempre hay una segunda oportunidad a pesar de nuestros errores, por grandes o pequeños que sean; sólo debemos aprender de ellos asumirlos como experiencias e intentar ser mejores cada día.

Me llevó tres años culminar este libro, por una u otra circunstancia tuve que dejar de escribirlo durante un tiempo.

Hoy, cuando al fin veo culminada mi obra puedo decir que logré alcancé mi más grande sueño; le pido a Dios mi historia llegue a alma de muchos y doy gracias porque sé que por fe, ya es un hecho. Amén

“No arrancaré ninguna hoja del libro de mi vida, las paginas que aquí escribí, son lecciones de las que he aprendido…”

“La depresión es ira congelada, la gastritis es ira no digerida, la presión alta es ira circulante, los dolores articulares son golpes contenidos etc.

Si estas molesto por más de tres días la enfermedad vendrá; Limpia, suelta y libera, sacúdete, que tu espiritualidad hará el resto perfecto y correctamente.”

A mí también, me hubiera gustado que mi primer amor durara toda la vida, que la soledad no me hubiera golpeado un par de veces, me hubiera gustado nunca haber lastimado a nadie, y que aquella persona que amé, me hubiera amado de verdad hasta que estuviéramos viejitos. Pero mi historia no es esa, es quizás una en que la vida te enseña a encontrar la felicidad en las cosas que menos esperas, no lo sé, quizás sea una en la que la suerte te regala un amor tardío que llega cuando ya no lo buscas…

PSICOSIS POSTPARTO

Después de mi último embarazo, cuando contaba con 40 años de edad desarrolle una enfermedad o trastorno, el cual me diagnosticaron como psicosis post parto (ppp); debido a la gravedad del caso tuve que ser ingresada a un centro de salud mental, a partir de allí mi vida dio un giro inesperado, la cual cambió para siempre.

Este fue uno de los motivos el cual me llevó a escribir mi historia, al principio lo hacía como terapia, para ayudar a mi mente a traer aquellos recuerdos que quedaron bloqueados después de aquel acontecimiento en mi vida, quise saber cuánto y hasta donde era capaz de recordar…

Primeramente reconocida como un trastorno en el año 1850, la psicosis postparto es una enfermedad mental muy seria que requiere inmediata atención médica. De modo interesante, varios estudios científicos que se han llevado a cabo para conocer las tasas o índices de este trastorno, han demostrado que el número de mujeres que experimentan psicosis postparto no ha cambiado desde mediados del siglo XIX.

A pesar de que es la forma más extrema de trastorno conductual postparto, la psicosis postparto también es uno de los trastornos más raros. Usualmente descrito como un período en el cual una mujer pierde conexión con la realidad; dicho trastorno se da en las mujeres que recientemente han dado a luz un bebé. El mismo afecta entre una y dos mujeres por cada 1.000 mujeres que han dado a luz.

Desafortunadamente, a pesar de que muchas mujeres que padecen este trastorno se dan cuenta de que algo anda mal en ellas, menos del 20% realmente habla sobre el tema con su doctor de cabecera. Aún más triste es el hecho de que frecuentemente, la psicosis postparto es mal diagnosticada o es confundida con la depresión postparto; es por ello que debería aconsejársele a todas las mujeres que padezcan esta enfermedad que se sometan a los cuidados médicos necesarios.

La psicosis postparto es considerada una situación de emergencia relacionada con la salud mental, y por ello requiere atención inmediata. Debido a que las mujeres que padecen psicosis no siempre son capaces o no desean hablar con alguna otra persona acerca de su trastorno – a veces- es necesario que su pareja u otro familiar las ayude a buscar la atención médica que necesitan. Esta enfermedad es usualmente tratada con medicamentos, -por lo general- drogas antipsicóticas, y -algunas veces- con drogas antidepresivas y/o ansiolíticas. Si se creyera que una mujer representa una amenaza para ella misma o para otros, probablemente la misma sería hospitalizada por un corto período de tiempo. Muchas mujeres también podrían beneficiarse del asesoramiento psicológico y de las terapias de grupos de apoyo. Con el debido cuidado, la mayoría de las mujeres que sufren esta enfermedad podrán recuperarse completamente.

Sinopsis

He decidido contar la historia de mi vida porque me gusta escribir, me encanta leer libros, historias que lleguen al alma. Por mucho tiempo a estado rondando esta idea en mi cabeza, le pido a Dios me permita ver el sueño de publicar mi libro. No aspiro grandes riquezas, ni ser la escritora más famosa, solo quiero compartir mi historia con personas que necesiten sanar su alma y darle sentido a su vida. He leído muchos autores, los cuales me han ayudado a levantarme las veces que he sentido caer, así mismo espero poder ayudar a muchos; a ver la vida desde otras perspectivas, a quererse a sí mismos, a soñar, a pensar que todo es posible si lo deseamos desde el fondo del corazón, a ser mejores padres, mejores hijos, mejores esposos, mejores hermanos, mejores amigos, en fin mejores personas; que somos los únicos dueños de nuestra vida y los únicos capaces de hacer nuestros sueños realidad.

Tengo un sueño, hace muchos años he querido ser psicóloga y conferencista, siempre he anhelado poder llegar al corazón de las personas, penetrar su alma a través de palabras escritas o dichas que las convenzan de que todo va estar bien.

Provengo de una familia humilde y muy unida, soy la primera de cinco hermanos, mis padres sencillos, carentes de afectos, llenos de tabúes y miedos y con un corazón inmenso, capaz de dar y hacer todo lo que este a su alcance por los suyos. Mi mamá se llama Ana Mercedes, mi papá siempre la ha llamado cariñosamente, mi Ana. Mi papá se llama Lino Antonio, sin embargo todos lo conocen como General, (no sé de donde salió ese apodo mi abuelita paterna (Juana) contaba algo sobre ese seudónimo, luego me contaron que fue en honor al General Juan Vicente Gómez). Tienen muchos años juntos, nunca los he visto abrazarse, darse un beso, sin embargo sé lo difícil que les sería vivir el uno sin el otro. Los amo…

Capitulo I

Mis sueños de niña

De pequeña soñaba con un matrimonio como el de mis padres, que durara muchos años, amar y casarme con un único hombre que fuera el padre de mis hijos… también soñaba con estudiar en la universidad, no sabía qué carrera, lo único que quería era ser profesional en algo, tener mi casa y formar una familia unida. Me encantaban los uniformes blancos de los militares, soñaba con casarme algún día con uno de ellos o entrar en un colegio donde usara un uniforme así, o pertenecer a alguna banda.

Mis hermanos, aunque cada uno tiene su propia personalidad, todos somos muy parecidos, fuimos criados todos juntos, bajo el mismo techo, mi madre cumpliendo a cabalidad su rol, nos cuidó, nos llevó a la escuela, nos alimentó. No recuerdo un abrazo, un te quiero, o un beso de buenas noches de parte de mi madre; no la culpo, ni se lo reprocho, porque aunque no lo decía, demostraba su amor con su abnegación de estar allí cuidándonos y protegiéndonos a su manera. Mi padre, un hombre muy reservado, muy callado, nunca opinó con respecto a sus hijos, a su casa ni a su vida, todo lo manejo mi madre; el sólo cumplía con su deber, o lo que él consideraba que era su deber, trabajar para llevar el sustento de la casa. Los pocos paseos que hacíamos era a casa de una tía llamada ricarda, (le decíamos rica) y cuando íbamos más lejos era para higuerote, casa del hermano de mi papá. Casi nunca salíamos de casa, mi mamá siempre se ha quejado de eso. Hoy ya con 42 años que tengo, me atrevo a decir, que no conozco del todo a mi padre, no sé cuáles son sus sueños, sus anhelos, nunca hubo una conversación larga con él, nunca nos ha transmitido sus sentimientos abiertamente, nunca lo he visto llorar, quejarse, no recuerdo un regaño de su parte ni un consejo, aunque sé que estaba ahí y sigue estando ahí. Mi mamá contaba que su familia era muy pobre, que la cena de casi todos los día era una tasita de guarapo de café con un pedazo de pan frio (era una especie de biscocho muy tostado), los diciembre nunca vieron juguetes, jugaban con las cajas de los juguetes de otros niños, mi mamá tuvo que trabajar desde los doce años en casas de familia limpiando, y mi abuela era la que cobraba el sueldo, o lo poco que le pagaban. Mi papá es y ha sido el único hombre en su vida. Se casó joven tratando de salir de tanta pobreza. Siempre ha sido una madre muy preocupada y abnegada, cuando tenía la oportunidad se esmeraba porque nos viéramos bien vestidos y trataba de comprarnos buenos juguetes en diciembre, me imagino que quería que nosotros tuviéramos lo que ella nunca tuvo. Mi papá por su parte, fue un hombre acostumbrado a la atención de su madre y sus hermanas, nunca lo dejaron hacer nada en la casa, ni siquiera levantar el plato después de comer.

Somos cuatro hermanas y un hermano, los menciono de mayor a menor: Alexander, Santa Elena, Ani luz y Anabel; nuestra relación es muy buena, de pequeños siempre jugábamos juntos, nunca peleábamos, o casi nunca, había más riñas entre Alex y Elena, porque Elena siempre fue la más rebelde de todos. Mi mamá les pegaba con una chola cuando peleaban. Recuerdo que a mí, solo una vez me pegó, porque le tiré un zapato por la cara a Alex. Aunque crecimos con muchas carencias, somos muy unidos, nos respetamos e intentamos ayudarnos a la medida de nuestras posibilidades. Amo mucho a mis hermanos.

Aunque no se lo he dicho, admiro mucho a mi hermana Santa Elena, siempre fue una niña muy extrovertida, no le apenaba cantar, bailar y decir las cosas como las sentía, le gustaba mucho llamar la atención. De alguna manera yo sentía que ella también me admiraba por aquello de ser la mayor, aunque siempre fui muy tímida, con ellos intentaba parecer fuerte, y algo dominante, me gustaba asumir mi papel de hermana mayor, aunque siempre me sentí diferente a ellos, tanto en mi personalidad como en mi físico. Creo que algo de eso le atraía a ella. Todos ellos tienen el cabello rizado, unos con la piel más clara que otros. Yo tengo el cabello liso, algo ensortijado y de tez morena, mi hermana Elena siempre se quejaba de eso, decía que yo era la más bonita porque tenía el cabello liso, aunque yo no lo sentía así. Su tez es un poco más clara que la de mi hermano y la mía; en su inocencia de niña siempre decía que había nacido de mi papá, porque era de su mismo color; que mi mamá era muy negra y a ella no le gustaba ser hija de mi mamá. Siempre se inclinó más hacia mi papá. Pedía el café azul, que no se lo dieran negro, tampoco comía caraotas negras, decía que si las comía se pondría negra como mi mamá. Cuando nació mi tercera hermana, Ani, Elena decía que si era negrita como un creyón, no la iba a querer.

Mi hermano, Alex también muy tímido, poco hablador y de pocos amigos. Es el más oscuro de todos. Delgado de facciones finas. De niño jugaba mucho con nosotras a las muñecas, siempre fue el papá o el padrino de ellas en nuestros juegos. Desde pequeño sufría de malestares estomacales. En la escuela casi todos los días se hacía pupú, siempre me iban a buscar al salón para que me lo llevara, yo me iba molesta, peleando con el por todo el camino y con Elena detrás llorando, (estaba más pequeña y lloraba por todo). Acostumbrado a que mis padres le resolvieran todo, nunca se vio en la necesidad de hacer nada solo, pienso que fue un daño muy grande que le hicieron mis padres sin darse cuenta, en su vida jamás aprendió un oficio, aunque prestó servicio militar, tampoco fue de gran ayuda, a los dos años salió y nunca obtuvo ninguna jerarquía ni mérito alguno. Sólo estudió hasta sexto grado y siempre ha trabajado como vigilante, jamás se ha arriesgado a intentar otra cosa. Hoy en día tiene su propia familia, sigue viviendo con mis padres, y siguen resolviéndole casi todo.

Mi hermana Ani, no comparto mucho con ella, también ha sido algo callada, aunque muy sociable y bastante divertida cuando se lo propone. Tuvo un desarrollo prematuro, no estudió mucho y tampoco tiene muchas aspiraciones (ó por lo menos no habla de ello), la siento muy conformista. Quisiera que fuese más decidida, más abierta a los cambios, y que se preparara un poco más, aun es joven y tiene mucho potencial.

Recuerdo que cuando mi mamá iba a dar a luz, nos cuidaba mi abuelita Juana, era muy divertido estar con ella, nos contaba cuentos de su época y nos cocinaba algo que ella llamaba zaperoco, a nosotros nos encantaba y siempre le pedíamos más. (Eran una torticas de arroz bien sabrosas). Pasaba algunas temporadas con nosotros, otras con sus otros hijos, era muy querida y muy cuidada por todos sus hijos ya estaba bastante avanzada en edad, y estaba perdiendo la noción del tiempo, sufría de Alzheimer. A veces la encontrábamos hablando con el televisor o con un afiche de un cardenal que había en la sala de la casa diciéndole no sé qué cosa.

Mi hermana menor Anabel, vivía quejándose de su apariencia, siempre fue menudita y flaquita, de pequeña usaba hasta dos pantalones y tres camisas con la intensión de parecer más gorda. Mi mamá cuenta que ella no esperaba ese embarazo, que cuando la dio a luz no tenía nombre para ella, y una enfermera le dio el nombre de Anabel Ha sido siempre la niña chiquita de mis padres, la protegida de todos, casi nunca toma decisiones por sí misma, es tímida y poco sociable, le cuesta adaptarse a los cambios. He sido su hermana, su mamá y su amiga. Mi mamá empezó a trabajar en una oportunidad en un colegio, a nosotros nos cuidaba mi abuela Carmen, (la mamá de mi mamá), yo me encargaba de Anabel, tenía como cuatro años y se hacía pupú, yo le daba aquellas palizas y la regañaba, la vestía la peinaba y la cuidaba hasta que llegaba mi mamá. Al igual que mis otras hermanas, ha buscado en nosotras esos consejos y esas palabras que quizás no ha recibido de nuestra madre. Hoy con 30 años no ha querido romper con el paradigma de ser la niña chiquita, la que aun tiene que darle explicaciones a su mamá y no termina de crecer; pienso que todos tenemos algo de culpa en eso.

Fui una niña muy tranquila, muy inocente y muy introvertida. No me atrevía a acercarme a los grupos en la escuela, nunca tuve muchos amigos, prefería la compañía de una sola amiga. En muchas ocasiones me sentí rechazada y sin gracia, siempre me apartaba, me hacía a un lado por temor a que se burlaran de mí. Así fui creciendo, asustadiza, callada y con muy pocos amigos.

Nos mudamos de casa dos veces, donde nací era una casa bastante humilde, tenía una sala grande, que mi mamá dividió con una cortina para hacer un cuarto, donde dormíamos todos; mi mamá con mi papá en una cama matrimonial, mis hermanos Alex y Elena dormían juntos en la parte de abajo de una cama litera y yo dormía sola en la parte de arriba. Había un patio bastante amplio, el cual fue dividido en cocina, lavadero y baño, no había poeta ni nada parecido, todos usábamos basecillas. Teníamos un perrito que llamábamos canelo, a ninguno nos gustaba comer carne, y se la dábamos a él sin que mi mamá se diera cuenta. Se alegraba mucho cuando llegaba mi papá del trabajo, no quiso irse con nosotros cuando nos fuimos de aquella casa. Éramos felices a pesar de lo poco que teníamos, siempre estábamos juntos.

Como a tres cuadras de la casa había una bodega, la llamábamos (la bodega del frente) porque se podía visualizar muy bien desde el patio de la casa. Mi mamá nos mandaba a comprar allí a mi hermana y a mí, recuerdo quien despachaba era un señor ya avanzado en edad, con un rostro feo, conocía a mi papá y nos saludaba, decía: llegaron las hijas de general, y nos cargaba, bueno me cargaba a mi porque mi hermana no se dejaba, una vez sentí que al cargarme me tocó entre las piernas, me bajé y no dije nada; temía que no me creyeran ó peor aún que hubiera un problema entre mis padres y él.

Recuerdo era como un vecindario, en la parte de arriba vivía una señora con cuatro hijos, con la que mi mamá hablaba mucho. Comenzamos a asistir a unas reuniones que hacían allí en las noches, donde cantaban y aplaudían, yo no entendía para qué eran esas reuniones. Mucho tiempo después comprendí que eran alabanzas a Dios. También recuerdo que mi mamá empezó a tener problemas con esa señora, y con la vecina de abajo, no sé porqué a veces discutían las tres, cada una desde la puerta de su casa; mi papá llegaba y las metía a cada una a su casa para que dejaran de discutir. No sé porque motivo mi mamá decidió que nos cambiáramos de casa, mi papá, solo hacía lo que mi mamá decía; y nos fuimos a un barrio un poco más lejos del que vivíamos.

La mudanza fue bastante engorrosa, bajar los muebles por aquellas angostas escaleras era toda una odisea. Escuché los hombres que nos ayudaban quejándose, diciendo en tono de burla: estos peroles deberíamos botarlos, ya no sirven para nada. Eso me dolió mucho, aunque nunca dije nada.

La nueva casa que habitamos estaba un poco mejor acondicionada que la anterior. Habían dos cuartos, por lo cual mi mamá decidió separarnos, dormían mis padres en uno y nosotros tres en el otro. Recuerdo que una vez mi papá llegó tarde a la casa, algo tomado, mi mamá estaba muy molesta, cuando llegó le dijo muchas cosas y lo empujó. Fue la primera y única discusión que presencié entre mis padres. Allí nació mi última hermana Anabel. No recuerdo por cuánto tiempo vivimos allí, sólo sé que todos los meses iba una señora a cobrar el alquiler de la casa y mi mamá se preocupaba porque ya no había dinero para pagarle y la señora le pidió desocupación.

Reflexión: “Un te quiero, un te amo, un abrazo, una palabra de aliento, un consejo, son tan importante en la vida de un niño; como comer, dormir, ir a la escuela. Alimentemos el alma de nuestros hijos, dándoles mucho amor y seguridad”.

Recuerdo que a los nueve ó diez años tuve mi primer amor platónico, me enamoré de un chico un poco más grande que yo, estudiaba sexto grado y yo cuarto ó quinto no recuerdo bien, sólo sé que lo veía grande, bello y me imaginaba al lado suyo, hablando ó compartiendo cualquier cosa; nunca me miró, creo que ni siquiera se percató de que yo estaba allí a dos filas él, yo solo lo miraba y deseaba que algún día el volteara su mirada hacia mí y nunca pasó. Nunca se lo conté a nadie, lo guardé para mi, era mi secreto y no quería que se burlaran de mi por estar enamorada sola.

Mi primera y única amiga del colegio, de esas que una llama (mejor amiga), se llamaba Arlenis, estudiamos juntas desde preescolar hasta quinto grado, hablábamos mucho, durante el recreo, bueno hablaba más ella, era muy alegre, jugábamos de cualquier cosa, no sé como lo hacía pero siempre terminamos jugando con las demás compañeras del salón.

La maestra de cuarto grado era muy buena, una vez decidieron hacer un baile en la escuela para fin de año escolar, la maestra escogió varias niñas para el baile, entre ellas me escogió a mí, yo me sorprendí mucho, no podía creerlo, por primera vez iba a participar en un baile en la escuela. Los ensayos lo daban, la maestra y la directora; recuerdo que me costaba aprenderme los pasos, y la directora se molestaba, y me sacó del grupo, me hizo sentar en un murito del patio, mientras las otras niñas bailaban. Cuando la directora se fue y quedó sólo la maestra con nosotras, me volvió a incluir en él grupo. Luego llegó la directora, me vio y dijo: ¿tú otra vez aquí? Y la maestra le dijo: “déjela”, y me dejaron participar. Hicimos él baile, en la fiesta de fin de año y quedó muy bonito. Mi mamá me dijo, que nos habían invitado a participar en otro colegio, sin embargo, nunca fui, nunca supe que pasó con aquella invitación.

A la mitad del quinto grado un accidente fatal apartó a mi amiga Arlenis de mí. Fue mi primera perdida, la extrañaba muchísimo, veía su pupitre vacío en el salón, ya no tenía con quien compartir durante los recreos en la escuela, en la noches me despertaba con su imagen en mi mente, recordaba mucho la pequeña urna blanca, vestida de novia y una lágrima en el ojo que no le secó. Ese recuerdo tardó mucho en desaparecer de mi mente.

Me desarrollé a los once años, no recuerdo que mi mamá me haya hablado en algún momento sobre la menstruación, creo que lo supe en el colegio, no estoy muy segura. Sufría mucho de dolores en el vientre, desde antes de desarrollarme, mi mamá me llevó una vez al médico y le dijeron que tenía no se qué problema en los ovarios. Mi mamá nos hizo un horario para que la ayudáramos con los oficios de la casa, Elena se molestaba conmigo, cada vez que me venía el período, porque yo no me levantaba de la cama, por los dolores tan fuertes que me daban, y mi mamá la ponía a ella hacer lo que me tocaba a mí, Elena decía que lo mío era mentira, que yo lo hacía para que no me mandaran hacer nada.

Mi mamá habló con mi abuela Carmen, sobre la situación que estábamos pasando y le dijo que nos estaban pidiendo que nos fuéramos de la casa; mi abuela, había decidido irse fuera de Caracas, se había reencontrado con su hermano, el cual no veía desde joven, y decidió irse a donde él vivía junto a los hijos que todavía vivían con ella. El esposo de mi abuela no quiso irse con ella, estaba muy enfermo y se quedó ocupando un cuarto de la casa.

Mi abuela dejó la casa a cargo de mi mamá, esta casa estaba muy deteriorada, nos mudamos y mi mamá como pudo se las arregló para acondicionarla un poco mejor. Aquella era una casa antigua, grande y muy mal distribuida, tiene una amplia sala, tres habitaciones, cocina, una terraza donde una hermana de mi mamá (Esperanza) construyó una pieza para vivir con sus hijos, habían dos baños que estaban en la parte de arriba. Antes de mudarnos, Esperanza se mató en un accidente, a mi mamá le dolió mucho su muerte. Cuando llegamos allí, ya mi tío Carlos, otro hermano de mi mamá vivía en la parte de arriba con su esposa Laura y sus tres niñas. No sé cuál es la enfermedad que tenía el esposo de mi abuela, recuerdo que mi mamá lo cuidaba, no salía del cuarto, mi mamá le llevaba comida y lo atendía allí, recuerdo que metía y sacaba unas tazas grandes llenas de agua, creo que lo ayudaba a bañarse, hasta que murió. Él no era su padre biológico, mi abuela tuvo 11 hijos de los cuales sólo seis de ellos eran de él.

Reflexión: ¿qué harán contigo tus seres queridos cuando estés viejo? ¿Acaso es lo mismo que tú has hecho con los tuyos?

Recuerdo que a la edad de once o doce años comencé a sentir unos extraños mareos, iban y venía, nunca supe a que se debían. Heredé una enfermedad que tienen algunos familiares de mi papá; otitis, tengo dificultad para oír bien, esto me ha traído consecuencias en mi vida personal.

Las vacaciones del colegio, en algunas ocasiones me llevaban a higuerote, allí no era muy diferente, siempre estaba callada y apartada, no hablaba mucho con mis primas. Creo que mi personalidad callada se debe a mi deficiencia en el oído, el hecho de no poder oír muchas veces con claridad a las personas, hace que permanezca callada, para no hacer repetir varias veces lo mismo a una persona, y para no emitir una opinión fuera de lugar, y que se burlen mí, como me ha pasado en muchas ocasiones.

Una vez publia la mamá de mis primas las regañó, porque no me invitaban a andar con ellas, luego comenzaron a hablar conmigo de cuentos de misterio, al siguiente día fuimos a la playa, me presentaron un chico bien lindo, regresando de la playa, pasamos por una piscina a la que mi prima Nora me empujó jugándose conmigo, ella ignoraba que yo no sabía nadar, de no ser por Edwuard su novio, que se lanzó y me sacó, si no es por él, creo que no lo estaría contado. Nunca aprendí a nadar, hacer algún deporte o algo tan simple como manejar bicicleta, mi mamá era tan nerviosa que nunca nos permitió aprender. En la noche fuimos a la concha acústica y nos volvimos a encontrar con el chico, me dijo que lo acompañara hasta la orilla de la playa, me fui con él y nos quedamos mirando el mar, le dije me encanta como se ve el mar de noche, y él me dijo: se ve romántico. Luego me preguntó si tenía algo que obsequiarle para recordarme cuando me fuera, le dije que no, y él me regaló un alfiler que quitó de su gorra, donde tenía muchos botones, chapitas, y cosas así, (imagino que eran recuerdos) me dijo guárdalo para que me recuerdes siempre, me tomó de la mano y regresamos donde estaban mis primas. Al llegar a casa me preguntaron si me había empatado con él, le dije que no y no me creyeron. Regresé a caracas y no supe más de él, el alfilercito lo guardé por mucho tiempo.

Capítulo II

Adolescencia frustrada

Llegue a la segundaria y no era mucha la diferencia, mi mamá me acompañaba hasta el liceo y me buscaba, yo sentía que me sobreprotegía, siempre estaba muy pendiente de mí, no me dejaba sola, en ningún lado. Aunque mis calificaciones no eran tan altas, mi promedio era bueno, intentaba cumplir con todos mis deberes, el inglés se convirtió en mi materia favorita durante el bachillerato. Siempre mis notas eran sobresalientes en esa materia y en castellano.

En primer año de bachillerato, la primera chica que traté se llamaba Frenka, era una niña bastante sociable, aunque estaba pasando por una crisis emocional bastante fuerte, a veces la encontraba llorando sola, le pregunté porque lloraba y me dijo eso es algo que nunca vas a saber. Al tiempo me enteré que sus padres se estaban divorciando, y ella tenía que elegir entre quedarse con su mamá o su papá, ella decía que prefería irse con su abuela. Luego ella se enamoró de un profesor del liceo, y su día lo dedicaba era hablar de él, no anduve más con ella. Conocí a una chica llamada Francys, fue mi amiga durante un tiempo, vivíamos cerca, por lo tanto mi mamá permitió que regresara con ella a casa, luego de salir de clases. Francys era una buena chica, algo revoltosa, en ocasiones se comportaba como un varón, le gustaba jugar a la pelota con ellos, y juegos rudos como lo hacían ellos, aún así disfrutaba de su compañía. A través de ella comencé juntarme con el grupo más desordenado de todo el liceo y también el de mejor promedio, aunque andaba con ellos evitaba hacer las travesuras que inventaban. Después de clases nos quedábamos en una placita cerca del liceo No me gustaban sus juegos por eso me quedaba sentada cuando comenzaban a jugar pelotas o juegos de varones, en una oportunidad quise irme y francys quería seguir allí, yo aproveché la compañía de otra de las chicas que también vivía cerca de mi casa y me fui.

Al día siguiente, me encuentro con la sorpresa de que había perdido a mi amiga, francys ya no me hablaba, nunca me dijo el porqué, mi mamá habló con su abuela y esta le dijo que francys le había comentado que ella no era plato de segunda mesa, (nunca se me olvidaron esas palabras) me imaginé que el motivo de su molestia era que no la esperé ese día para irnos juntas. Decidí dejarla tranquila y no molestarla si no me quería tratar.

Nos daban clases de teatro, el profesor escogió al grupo más sobresaliente de salón para presentar una obra, titulada: “Los habladores”, yo representaba a un portero. Era la fiesta del liceo y ese día presentaríamos la obra. Me fui vestida con una falda hindú, era larga hasta los pies, (se estaban usando para aquel momento). Y llevaba la ropa del personaje para cambiarme. Cuando llegó el momento de la obra, no tuve tiempo de cambiarme, así que representé el personaje con la ropa que tenía puesta, todos los alumnos espectadores empezaron a silbar cuando yo salí, fui fuiuuu, ese portero si esta lindo; decían, yo me sonreí y seguí adelante. La obra quedó tan buena, que más tarde la presentamos en un teatro.

Cuando llegue al 2do año de bachillerato conocí a Yasmin, (mi amiga de toda la vida), no recuerdo como ni en qué momento comenzamos a tratarnos, nos íbamos y regresábamos juntas de clases, entablamos una amistad muy sincera y bonita al punto de que ella se inmiscuyó en mi familia y yo en la de ella; solíamos visitarnos y salir juntas a casi todas partes. Los padres de Yasmín estaban separados, y ella no tenía buena relación con su mamá, siempre quería que se quedara en casa ayudándola a trabajar en la costura, cosa que a Yasmin no le gustaba porque lo que quería era estudiar, y su mamá no le daba dinero con la intensión de que no tuviera como irse al liceo, sin embargo ella llegaba vestida con el uniforme a mi casa, me comentaba que no tenía pasaje para irse y yo le decía a mi mamá, quien me daba para las dos, o se lo daba a ella, a Yasmín le avergonzaba tener que depender de mi mamá para ir a estudiar, yo la animaba a que siguiera estudiando, que algún día ella iba a poder retribuírselo.

A veces en el liceo sentía un poco de celos de ella, porque los chicos la miraban y le hablaban más a ella que a mí, ella siempre ha sido más esbelta que yo, siempre he sido delgadita, de buena figura, sin embargo muy delgada, y eso era algo que me molestaba mucho, porque sentía no le gustaba a los chicos.

Mudaron el liceo donde estudiábamos, y algunas veces nos íbamos al pinar después de clases, a jugar la botellita, la penitencia era darse un beso con cualquiera de los chicos. Me sorprendió ver a Yasmin de la manera tan experta en que lo hacía, yo no sabía cómo hacerlo y cuando lo intenté, lo que hice fue dejar los dientes apretados.

Le pregunté a Yasmin ¿cómo se besa?, ella no sabía cómo explicármelo y me dijo: es como chuparse un mango, y le pregunte: ¿que se supone que debo chupar?

Y ella me respondió: la lengua. Yo me quedé atónita, no podía imaginarme cómo era posible que se chuparan la lengua en un beso.

Mi mamá se esmeró mucho en celebrar mis quince años, sin embargo yo estaba muy molesta porque no me gustaba el vestido, mi tío Martín me lo regaló, yo escogí el modelo para que me lo confeccionaran y cuando lo vi , no me gustó, la tela era muy pesada y muy brillante; mi mamá lo mandó a cambiar, el nuevo vestido tampoco me agradaba mucho, la tela era más suave, sin embargo lo veía muy sencillo y no se parecía al que yo había escogido, me daba pena decirle a mi mamá que tampoco me gustaba, y decidí usarlo.

Cuando bajé a la sala ya vestida, me recibió un chico, se presentó muy caballero me besó la mano y me dijo: yo soy tu caballero de honor, estás muy linda, eso me emocionó tanto, que se me olvidó la molestia por el vestido.

Pasamos a la sala, y habían otros chicos elegantemente vestidos de uniforme de gala, entre ellos estaba mi hermano y chicas muy lindas con vestidos rosados. Pertenecían a un grupo de brigadas que entrenaban para policía, en el cual mi mamá inscribió a mi hermano, aprovechó la ocasión para invitar a los muchachos dirigidos por su comandante, para que fueran mis caballeros el día de mis quince años.

Ensayamos el vals, y a las doce lo bailamos, todo quedó muy lindo, aunque no lo dejó ver, sentía que mi mamá estaba que lloraba de la emoción, eran los quince años de su primera hija. Había muchos invitados, entre familiares y amigos, no veía la hora de quitarme el vestido, y apenas terminó el vals me lo quité, mi mamá me hizo ponérmelo de nuevo para cantar el cumpleaños. Entre los regalos había un babydor rojo, me lo había enviado una señora que vivía frente a la casa, y siempre estaba tomada, mi mamá se molestó mucho y se lo devolvió, le dijo que eso no era regalo para una niña. No sé en que terminó eso, esa señora se llamaba Ramona, tomaba todos los días, tenía dos hijas, una de ellas tuvo una niña que tenía la cabeza muy pequeñita, la bebé no vivió mucho tiempo, murió la velaron en su casa y recuerdo que le cantaban canciones de cuna, y el ratoncito miguel, ese recuerdo tardó mucho en desparecer de mi mente. Siempre pensaba en eso, no sé porqué.

Reflexión: “Demuéstrale seguridad a tus hijos, para que el día de mañana sean hombres y mujeres capaces de enfrentar las adversidades de la vida, y sin miedos a forjar su propio futuro”.

En segundo año me fue muy mal con las matemáticas, en cambio Yasmín era muy buena, ella intentaba ayudarme, sin embargo yo no la entendía. Mi mamá se preocupó mucho y le pagaba a una muchacha para que me diera clases de matemáticas para salvar el año escolar pero no fue así, reprobé el examen de reparación. Me sentí tan decepcionada de mi misma, y mi vergüenza era tal, que pensaba en lanzarme de un puente por donde caminaba todos los días al regresar del liceo, para no tener que llegar a la casa con la noticia a mi mamá, sentía que la había defraudado. No obstante era algo que sólo yo sentía, creo que mi mamá ya se lo esperaba.

Fue creciendo mi amistad con Yasmin, hasta cuarto año de bachillerato, nos inscribimos en institutos distintos y perdimos el contacto. En ese liceo conocí a Zoraida, Yajaira y Maity las tres nos llevábamos muy bien, aunque Zoraida y yo compenetramos mejor, al tiempo de estar estudiando noté que a Yajaira le pasaba algo, le pregunté y entre lágrimas me dijo, estoy embarazada, aunque yo lo sospechaba porque había comentarios en el salón. Ya casi terminando el año le escribí una carta donde la animaba a seguir estudiando a pesar de su embarazo, que ahora tenía un motivo para prepararse y darle lo mejor a ese ser que se formaba en su vientre.

En este instituto tuve problemas con administración, era una materia clave para aprobar el año escolar, si no la pasaba, perdía el año aunque las demás materias estuvieran aprobadas, pues me quedó la materia, fui a reparación, intenté sacar una chuleta y estaba tan nerviosa que el profesor se dio cuenta, me quitó el examen y le grapó la chuleta. Por supuesto reprobé el año.

En el salón conocí mi segundo amor platónico, ya contaba con 16 años, era un chico moreno de ojos claro, alto y cabello algo rizado, era algo callado y tranquilo, se llamaba Mike, sentía que fijaba su mirada en mí, yo al percatarlo me ponía nerviosa y lo esquivaba, aunque me gustaba. Una vez le comenté a Zoraida mi atracción por él, y mi deseo de tener un novio, ya que tenía casi 17 años y no sabía ni siquiera besar. Zoraida se lo dijo y eso me molestó porque no quería que él lo supiera, era mi secreto. Fueron pocas las veces que hablé con él. Zoraida me presentó un amigo de ella, que era muy feo, el estaba muy impresionado conmigo, me buscaba mucho, una vez me fui con él al centro comercial allí me besó y yo sentí algo muy extraño, era una mezcla de susto y desagrado a la vez, Sin embargo, no lo rechacé, porque dentro de mi quería vivir esa experiencia, sentir lo que era un beso aunque fuera de la persona equivocada. Se llamaba Wilmer (fue mi primer novio). Me absorbía mucho, me buscaba en el salón, en todas partes, mis compañeros se burlaban le decían el triple feo, a mi me daba pena que me siguiera a todos lados. Me dijo que quería conocer a mis padres y yo no hallaba como llevarlo a mi casa, ni mucho menos encontraba la forma de decirle a mi mamá que tenía un novio y que quería hablar con ella, di vueltas y vueltas pensando en cómo decirle a mi mamá, hasta que me decidí y le dije: mamá en el liceo hay un muchacho que te quiere conocer, ella me dijo: ¿por eso dabas tantas vueltas, cuando viene? Uff por fin salí de eso, no pensé que lo tomaría tan light wilmer fue a mi casa, se presentó con mis padres, le habló de sus intensiones conmigo y por supuesto mi mamá empezó con el interrogatorio. Mi papá solo dijo su nombre al momento de presentarse.

No tardó mucho en que empezaran las burlas de mi familia, mis tíos, hermanos me decían que hacía yo con eso, que era horroroso y un montón de cosas más. Wilmer tenía una personalidad muy linda, le gustaba ayudar a los demás y lo más importante me quería, sin embargo yo a él no lo quería, estaba con él solo para decir que tenía un novio. En una oportunidad le escribí prometiéndole que mis sentimientos hacia él cambiarían y que iba a quererlo tanto como él a mí, no fue así, al poco tiempo terminé con él, no soportaba su obsesión y menos las burlas en mi casa y en el liceo, creo que lo desilusioné mucho, sin embargo no me sentí mal por eso.

Me acosaba en el liceo, no me dejaba en paz, hasta que le dije que era novia de Mike, (cosa que era mentira). Se lo dije para que dejara de acosarme, y por fin me lo quité de encima.

Reflexión: “No elijas a la persona más bonita del mundo, elije a la persona que hace de tu mundo un lugar más bonito”

Mike le preguntó a Zoraida porque yo andaba con Wilmer y ella le contó que yo no había tenido novio y quería experimentar; él le dijo: y por eso se empató con ese, me hubiera dicho a mí y yo le hubiera hecho el favor, me molesté muchísimo con ella y le dije que no tenía por qué haberle dicho eso, que se lo había confiado a ella porque era mi amiga y que no tenía derecho a contarle mis cosas a nadie, y allí decidí no confiarle más nada a ella ni a nadie. Una vez Mike me acompañó hasta la parada del bus, me dijo que si quería ir un día al cine con él, pensé que me lo dijo porque ya Zoraida había hablado con él sobre mí. Y aunque me sentí alagada por su invitación, no me gustó mucho que lo hiciera después de saberlo. Yo le dije que si me gustaría ir y le entregué una carta donde me despedía de él y le decía que me sentía muy atraída hacia él y que esperaba que en algún momento nos volviéramos a ver, le dije que la leyera cuando ya yo me hubiera ido, fue la última vez que nos vimos, terminó el año escolar y no supe más de él ni de Zoraida. Ya no quería tener nada con Mike, pensaba que si me pedía que fuera su novia, lo hacía solo por lo que ya sabía de mí, y no por lo que realmente sintiera.

Me reencontré con Yasmin y me persuadió para que me cambiara de liceo, pensé era lo mejor, así no tendría que encontrarme nuevamente con Mike. Hablé con mi mamá y me inscribió en el liceo donde yasmin iba a estudiar. Comencé otro año escolar (repitiendo el cuarto año de bachillerato). Allí era distinto, los compañeros éramos más unidos. Me iba muy bien en castellano y literatura al igual que el inglés, vi por primera vez una materia totalmente desconocida para mi, psicología, aunque mi materia favorita siempre había sido el inglés, comencé a inclinarme más por la psicología; creo que allí empezó mi pasión.

Por su parte Yasmin siempre se inclinó más hacia los números, yo prefería las materias teóricas, sufría mucho con matemáticas, aritmética y contabilidad; Yasmin me ayudaba mucho y lograba salir del paso. Ella prefería que los trabajos escritos los hiciera yo. Era cuarto año mención contabilidad, yo tenía problemas con la materia, no la entendía mucho, o no me gustaba, al final entendí que no era lo que realmente quería estudiar, lo hice sólo por sentirme acompañada de mi amiga. Me la pasaba mucho con ella, la acompañaba hasta para ver a su novio, me buscaba en mi casa y me hacía acompañarla para que su mamá pensara que andaba conmigo, ella se metía en el cuarto con él y me dejaba sola en la sala esperándola. Creo que lo hacía para no perder su amistad, odiaba sentirme sola y prefería hacerlo aunque me molestara.

Reflexión: “Nunca camines en pos de alguien más, sigue tus propios pasos, tus propios instintos, sigue los dictados de tu corazón”.

Cumplí 18 años, los celebré en mi casa con todos mis compañeros de clase, incluyendo a Yasmin y Alexis que era su novio, ya tenía un tiempo con él. Mi mamá nos compró cervezas y la pasamos muy bien ese día.

Ese día, al salir de mi casa junto a mis compañeros, vi a Wilmer, ya había pasado más de un año desde la última vez que nos vimos. Estaba trabajando como vigilante en unas residencias a unas cuadras de mi casa. De nuevo la persecución, era increíblemente intenso, me pedía una y mil veces que volviera con él, yo hacía lo imposible por evitarlo, no quería que me buscara. Un día me invitó a que habláramos en otro sitio, acepté con la intensión de decirle que dejara de perseguirme. Llegó el día y estaba lloviendo mucho, pensé en no ir, pasaron como dos horas, me decidí invité a mi hermano y me fui con él hasta el sitio acordado. Por supuesto ya no estaba, pensé: se cansó de esperar, la cita estaba pautada para las dos de la tarde, yo llegué a las cuatro.

Al día siguiente me lo encontré de nuevo, me preguntó porque lo había embarcado, que estuvo esperándome mucho tiempo, le dije que si había ido, aunque llegué tarde por la lluvia. No me creyó y hasta ese día lo vi.

Me retiré del liceo y decidí terminar el quinto año por parasistemas. Era la primera vez que tomaba una decisión por mí misma.

Tiempo después conocí a un chico que vivía cerca de mi casa, se llamaba Francisco, era un chico algo bajo y gordito, era muy mujeriego, yo lo sabía y no me importó, no sé qué fue lo que me llamó la atención de él. Comenzamos a hablar; me invitó un día a pasear en su moto, dimos unas vueltas, al llegar a un sitio me besó, quiso propasarse conmigo y no se lo permití. Al regresar, cuando intenté bajarme de la moto me quemé con el tubo de escape. (Ese sello me quedó para toda la vida). Otro día me volvió a invitar, lo esperé durante mucho rato y no llegó, decidí irme a casa y lo vi acompañado de una mujer. El se dio cuenta que lo vi, luego le pedí explicaciones y me dijo que no podía hacer nada, que ella era su esposa.

Me sentí tan mal que me fui a la casa, me senté en la sala a llorar yo sola, Laura, la esposa de mi tío que vivía para ese entonces en mi casa, y mi hermana Santa Elena se dieron cuenta, aunque no me dijeron nada. Sólo hicieron comentarios entre ellas. Conservaba un diario, que me habían regalado en mis quince años, decidí usarlo y escribía en clave. Laura y mi hermana encontraron el diario y lo descifraron, se enteraron de todo lo que me pasaba. Mi hermana me preguntó: ¿de verdad te gusta tanto? Le dije que si, y ella me dijo: no llores por él, ese no es hombre para ti. Fue mi primera desilusión de amor.

Reflexión: “no llenes tus vacios a costa de la infelicidad de otros, tarde o temprano esas acciones siempre se revierten”

Mi hermano fue reclutado por la milicia y todos los domingos lo visitábamos en el cuartel. Siempre íbamos mi mamá, mi prima Alicia, mi hermana y yo, a veces se unían otros familiares, aunque la mayoría de las veces íbamos solo nosotras. Ahí hacían domingos bailables y se pasaba un día bien agradable, allí conocimos a un chico amigo de mi hermano que parecía algo retrasado, se llamaba Dufay, a él le gustaba mi prima y estaba siempre con nosotras para hablar con ella, a mi prima no le gustaba, sin embargo la pasábamos bien con él, nos presentó a muchos otros muchachos. Nos sentíamos las reinas del lugar, todos los chicos querían hablar con nosotras. En una oportunidad tuve una discusión con dufay, y le dije que era un inmaduro, que parecía un feto. El se ofendió mucho, en otra oportunidad me dijo que porque lo había tratado así, que estuvo averiguando y le dijeron que la palabra feto era igual que insignificante, que no valía nada, yo le dije que no era eso lo que le había querido decir; que lo que quise decirle es que era muy inmaduro, igual quedó molesto. A través de Dufay y mi hermano conocimos a otros chicos de allí, entre ellos a uno llamado Richard, era un chico moreno, algo fornido y alto. Le gustaba mucho hablar conmigo, hasta que un día me pidió que fuera su novia, yo acepté, nos veíamos los domingos cuando íbamos a visitar a mi hermano, siempre nos sentábamos a hablar a solas, a mi mamá le molestaba un poco eso. El decidió hablar con mi mamá allí mismo para que se quedara más tranquila. Tiempo después nos enteramos de que Dufay había muerto de una sobredosis, nunca confirmamos aquella noticia; sin embargo me quedó el remordimiento de que pude haberle pedido disculpas en aquel momento. Richard tenía una hermana que también lo visitaba, nos decía que nos envidiaba porque nos veíamos muy enamorados, ella estaba sola sentimentalmente. Creo que había sufrido alguna desilusión. Cuando salió de permiso fue a visitarme, me invitó a conocer la casa de su hermana y no me agradó para nada aquel lugar, había mucho desorden y todo era feo; Richard se dio cuenta de mi reacción y nos fuimos rápido de allí.

Al día siguiente volvió a mi casa, era su fin de semana libre y quería aprovecharlo para estar conmigo, mis hermanas y primas se burlaron al ver que había ido con la misma ropa del día anterior, creo que él se dio cuenta y me pidió disculpas por eso al salir de la casa.

En esos día se casaban Yasmin y Alexis, yo estaba emocionada con el matrimonio de mi amiga, le pregunté si podía ser su madrina de bodas y me dijo que el matrimonio se haría en un juzgado y los testigos debían ser mayores de 21 años, y que si quería ir, debía hacerlo por mi propia cuenta porque el carro ya estaba full y yo no cabía. (Esas palabras fueron como un puñal en mi corazón y nunca las pude borrar de mi mente).

Reflexión: No te aferres a nada ni a nadie, lo único que nos llevamos seguro es nuestra vida”

Aún así fui a la recepción de su boda, ese día llegó Richard a visitarme, no estaba vestido apropiado para la fiesta, y mi mamá y Laura decidieron que no me acompañara, Laura decía que estaba muy mal vestido; decidieron que fuera con un tío (Juan) que también vivía en la casa para ese entonces, porque le daba miedo que fuera sola a una fiesta de noche. Yo no dije nada, solo acepté. Me acompañaron mi mamá, Laura, Juan y Richard hasta la casa de Yasmín, Ella se sorprendió al ver toda esa gente, yo le dije: no te preocupes, ellos se van. Y los despedí, me quedé en la fiesta con mi tío Juan.

Una vez pactamos Yasmín y yo que yo sería la madrina de su primer hijo y ella la del mío.

A los meses Yasmin quedó embarazada, le pregunté si haríamos lo que habíamos convenido en aquella oportunidad, que yo quería ser la madrina de su hija; me dijo: que ella había decidido que la madrina de su hija fuera su hermana, porque yo no podía comprar el vestido que ella quería para su hija.

Esas palabras las sentí mucho, aunque me tranquilizaba el hecho de saber que era a su propia hermana la que había escogido como madrina para su hija. Ella misma compró el vestido ya que su hermana tampoco podía.

Tiempo después, del cuartel mandaron a Richard para la frontera, dejamos de vernos por un tiempo, no recuerdo cuanto.

Un 24 de diciembre, estábamos mis hermanas y yo en la casa sin hacer nada, habíamos decidido no vestirnos ya que no teníamos ningún lugar a donde ir.

Frente a la casa vivían unas niñas que siempre se burlaban de nosotras. Nos invitaron a bailar en casa de una de ellas, porque pensaban que no teníamos ropa nueva para vestirnos ese día. Su mayor sorpresa fue que cada una se puso la mejor ropa que tenía y fuimos.

Allí estaban dos muchachos vestidos de militar, enseguida se percataron de nosotras y nos sacaban a bailar, uno de ellos empezó a hablar conmigo, me contaba de sus historias en la milicia y cosas así. Mi mamá nos había dado permiso hasta temprano, así que nos fuimos y no supe más de aquel militar. Semanas después me di cuenta que visitaba a las chicas de la casa del frente, cuando él supo que yo vivía allí, enseguida me buscó.

Mi mamá estaba muy impresionada con él, se vestía muy bien, era un poco alto y fornido, siempre estaba contando alguna historia de su vida, empecé a salir con él, así me enteré que se llamaba: José Francisco Gil, mi mamá y Laura estaban encantadísimas, hablaban muy bien de él. En una oportunidad me dijo que trató de averiguar donde yo vivía y sus amigas nunca quisieron decirle, hasta que por cosas del destino, me vio salir de la casa.

Salíamos mucho, con él fui la primera vez a un restaurant, probé el Frangélico, una bebida a base de avellanas que me encanta; me hacía regalos, llevaba cosas para la casa. Una vez le llevó una cerradura para la puerta a mi papá que estaba necesitando y el mismo la cambió. (Se los metió a todos en un bolsillo). Yo estaba muy impresionada, yo lo llamaba Fran.

Un día, llegó Richard a la casa, (ya yo lo había olvidado), pensaba que no lo volvería a ver. Allí estaba Fran esperándome porque íbamos a salir, la cara de todos en mi casa era de película; mis hermanas, mi prima, entraron al cuarto donde yo me estaba vistiendo con cara de susto, advirtiéndome que había llegado Richard. Yo no sabía cómo salir del cuarto. Cuando salí veo aquella escena: mi papá, mi mamá y Fran sentados en el mueble grande. Mi tía (Ligia la mamá de Alicia), en otro y mi hermano en el otro. Richard estaba parado al lado del mueble grande, pensé: Nadie le ofreció nada, ni siquiera lo invitaron a sentarse. (Yo quería que me tragara la tierra en ese momento). Me acerqué a Richard le di la mano en señal de saludo, le pregunté como estaba, que cuando había llegado, me dijo que estaba llegando en ese momento, que lo primero que hizo fue ir a visitarme. Le pedí disculpas y le dije que estaba de salida, me despedí de él y me fui con Fran.

Nunca le dije a Fran de quien se trataba, el tampoco me lo preguntó. Cuando llegué a la casa, me dijeron que Richard se fue casi inmediatamente, después que yo salí.

Seguí saliendo con Fran, estaba cada día más enamorada, o por lo menos era lo que yo creía, salíamos con mi hermana Elena y su novio (Luis), un chico que salía con ella en ese momento, y mi prima Alicia.

A los días volvió Richard a mi casa, esta vez no estaba Fran, uff que alivio. Salí de la casa con él y allí decidí terminar con él. Le dije que no podíamos seguir, sin más explicaciones, me preguntó porqué, que si había hecho algo malo, le dije que no, que él era un ser muy especial y no quería hacerle daño, pero aun así no podíamos seguir, (muy dentro de mí, ya sabía el daño que le estaba haciendo), sin embargo era peor seguir con él, estando con Fran. Era jugar con sus sentimientos, y era justamente lo que yo estaba tratando de evitar.

Richard se quedó tranquilo y me dijo: lo que me tranquiliza es saber que no me estas dejando por otro, (esas palabras fueron tan profunda, que me dejaron sin aliento por un momento, y pensé: se habrá dado cuenta el día que me fui con Fran y lo dejé ahí). Yo le dije, no, no te preocupes que no hay otro, soy yo, y hasta ese día lo vi.

Reflexión: “Construyamos nuestro destino siendo conscientes de nuestras decisiones”.

“Aprendamos que la esencia de una persona está en su corazón, lo superfluo no muestra su verdadero valor”.

Seguí mi relación con Fran, un día me pidió que estuviéramos juntos, yo le dije que todavía no, que nos conociéramos un poco más, y que mi sueño era casarme y llegar pura a la iglesia. Lo entendió, por lo menos en ese momento.

Una vez me invitó a Carúpano, la tierra done nació, donde vivía su familia. A mis padres no les agradó mucho la idea, ya que yo era una niña y temían que perdiera mi inocencia al lado de aquel hombre que apenas conocían. Mi mamá me dijo: ten mucho cuidado, y le dije, no te preocupes mamá, lo tendré.

Me fui un fin de semana a Carúpano con Fran, el viaje fue en bus y muy agotador, era la primera vez que viajaba tan lejos. Yo sentía una especie de susto y emoción a la vez. Llegamos a casa de su mamá, no me sentí muy bien recibida por ella, Fran nos presentó, ella le preguntó que si nos quedaríamos allí, él le dijo que no, que nos íbamos para la playa y pasaríamos la noche allí. Su mamá se dirigió a mí, y me preguntó si mi mamá sabía que yo estaba con Fran y que pasaría la noche con él. Le dije que sí.

Después de descansar un rato, nos fuimos a playa medina, Fran me dijo que me llevaría a conocerla, llevó una carpa para quedarnos en la noche, yo no pensaba en nada, solo me dejaba llevar por él. Llegamos a la playa, me pareció muy linda, no había visto otras que no sean las de higuerote, allí estuvimos todo el día, recuerdo que intenté meterme sola al mar y caí en un hueco que había cerca de la orilla, me estaba ahogando, en mi desesperación por salir, le pedía a Dios que no me dejara morir allí, en eso sentí que alguien me levantó y me sacó enseguida del agua, era Fran.

En la noche cuando decidimos irnos a dormir, Fran me acariciaba e intentó que estuviéramos juntos, yo me negué, muy sutilmente le dije que aún no era el momento, que si de verdad me quería, esperara a que yo estuviera preparada para eso, y que además no quería defraudar a mi mamá ya que le había prometido que iba a tener mucho juicio, y quería demostrarle que podía confiar en mí. Fran respeto mi posición y no insistió, nos dormimos.

Al día siguiente nos levantamos muy temprano para aprovechar el día, ya que esa misma noche nos regresaríamos para caracas.

Fran trabajaba la construcción, le prometió a mi mamá ayudarla a reparar la casa, así lo hizo, mi madre se ocupó de comprar los materiales necesarios y Fran hacía el trabajo, sin cobrar nada por ello. Pronto comenzaron los problemas en la casa, porque siempre había mucha gente, y no lo dejaban trabajar, pasaban y pisaban el cemento sin importarles que aún estaba fresco. Fran les decía, y ellos le salían con patadas. (Mis tías, mis primos que iban mucho para la casa). Arregló la cocina, la sala, y gran parte de toda la casa.

Yo comencé hacer un curso de contabilidad en el Ince, allí me hice amiga de una chica llamada Gioconda, ella tenía un problema en los senos, los tenía muy grandes, aunque al principio no usábamos uniformes, luego nos lo impusieron, ya que iban muchas chicas que no se vestían de manera apropiada para asistir a clases, yo lo lamenté, ya que nunca me ha gustado usar uniformes, por aquello de no querer parecerme a nadie.

Gioconda se quejaba de que la camisa no le servía porque sus senos eran muy grandes y trataba de ocultarlos con un sweter que siempre usaba. Asistíamos todas las tarde a clases, el profesor era muy bueno, aunque a Gioconda y a mí nos costaba un poco entender la materia. Intentábamos hacer los ejercicios en grupo, para que el que entendiera más ayudara al otro.

Fran me buscaba casi todos los días, y ya conocía algunos de mis compañeros, una vez falté a clases porque estaba enferma, y Gioconda me contó que ese día fue Fran a buscarme, y estaba tomado, que las muchachas se horrorizaron porque entró al salón en ese estado preguntando por mí.

Yo sentí mucha vergüenza y cuando lo vi, le reclamé, le dije que como era posible que me avergonzara así, delante de mis compañeros; él me pidió disculpas y me dijo que no volvería a pasar. A maneras de disculpas me invitó a la playa, fuimos con Julio, un chico que era muy amigo de la casa, y también entabló muy buena amistad con Fran, de hecho trabajaban juntos la construcción. Ese día Fran intentó terminar conmigo, me dijo que necesitaba que le diera un tiempo, (yo me imaginé que estaba cansado de mi negativa a tener relaciones con él), le supliqué que por favor no me dejara, que tuviera paciencia, porque yo de verdad lo quería, y no terminó conmigo.

Fran me hacía muchos regalos, entre ellos me regaló un bolígrafo, que en una oportunidad que llegó a visitarme, se lo vio a mi hermana Elena usándolo y se molestó, me dijo que ella no tenía por qué estar usando mis cosas, porque eso me lo había regalado él a mí. Yo le dije que ella es mi hermana y a mí no me importaba que las use, ese día discutimos, él se fue molesto y mi hermana se dio cuenta, me entregó el bolígrafo y me dijo que no usaría más nada que él me hubiera regalado, yo me sentí muy mal, no entendía por qué Fran tenía que actuar así, sólo por un bolígrafo, que al fin y al cabo era mi hermana quien lo estaba usando.

Una vez fuimos al parque del este, con mis hermanos y el novio de Elena y mi prima Alicia, en el parque a manera de broma, Elena le dijo a Fran que yo estaba con él sólo por su bolsillo, cuando estuvimos solos él me preguntó si eso era cierto, yo me molesté mucho y le dije que como era capaz de pensar que yo estaría con él sólo por las cosas que me daba, que yo en verdad lo quería y que eso había sido una broma de mi hermana. Lo dejé allí y me fui con mis hermanos para la casa.

Llegó a la casa a buscarme, yo no lo quise recibir, estaba muy molesta y él se fue. Mi hermana se sintió mal por lo que había hecho, pensaba que Fran y yo terminaríamos por su causa. Yo le dije que no se preocupara, que si no lo recibí era porque me molestó el hecho de que dudara de mí, conociéndome y sabiendo quien soy, que así como lo hizo ella, cualquier otra persona podría hablarle mal de mí, y él haberlo creído, que fue su actitud lo que yo pensaba que estuvo mal.

A los días Fran volvió a buscarme, hablamos del asunto y nos reconciliamos, le pedí disculpas por haberme ido así del parque y él me dijo que no volvería a dudar más de mí.

La tensión en mi casa iba creciendo, ya no veían aquel, hombre maravilloso que llegó un día con sus encantos a conquistarnos a todos, sin embargo lo que yo sentía por él era cada vez más fuerte, aquel sentimiento sin darme cuenta se había convertido en una obsesión, en un amor enfermizo.

Le pregunté una vez a Fran si era tan importante que me entregara a él en ese momento, que si no había estado con otras mujeres, y me dijo que no, que de hecho, había estado con una mujer llamada Crisaida, con la que había estado saliendo antes que yo. Yo le dije que no me sentía con derecho a reclamarle nada, si decidía estar con otra mujer, ya que yo aún no me había entregado a él.

Reflexión: “La confianza y el respeto, son la base para formar un matrimonio, sin estos dos valores, no puede haber una buena relación”.

El curso en el Ince duró seis meses, una vez que lo terminé empecé a trabajar en una empresa que se llamaba Gramoven, era donde fabricaban la harina de trigo. (Mi primer empleo) aquella era una empresa muy grande, con muchas oficinas y maquinarias para la fabricación de la harina, esta quedaba en Catia. Los equipos de trabajo que se usaban estaban ya algo obsoletos, contaba con un comedor y un patio muy amplio, que había que atravesar para llegar desde la entrada hasta los baños. Mi mamá tenía contactos con la gente de la casa del partido Acción Democrática, ella asistía a sus reuniones, y por medio de ellos me consiguió una beca-trabajo, se trataba de un sistema donde empleaban a jóvenes aprendices, en el campo laboral y le ofrecían un pequeño sueldo, ó beca; por eso lo llamaban beca-salario. Así entré en aquella empresa. Me asignaron al departamento de facturación, jamás en mi vida había oído lo que era eso. El jefe del departamento se llamaba Antonio Delgado, lo llamaban señor Delgado, también había un joven que se llamaba Ramón Zenón era el encargado de la facturación, Zulay Chivico, era una especie de asistente, colaboraba en todo lo que hacía falta, ella era una chica bastante delgada, de color de piel era blanco pálido, daba aspecto de estar enferma, creo que algo tenía, aunque nunca me enteré. Zulay y Ramón se la llevaban muy bien, ella siempre le ponía unas gotitas en los ojos, que él usaba, llegué pensar que había algo entre ellos, sin embargo no era así. Diógenes se encargaba del archivo, a mi me encargaron de ayudar a Diógenes con el archivo mientras aprendía otros oficios.

Usaban muchos códigos y números para el archivo, me costó un poco aprender a llevarlo bien, hablaba mucho con Zulay, nos hicimos amigas y me ayudaba en todo lo que podía, Ramón era testigo de Jehová, también era muy amable, y hacía muy bien su trabajo, era la mano derecha del señor delgado, Diógenes era algo niño, un gordito que se reía de todo y muy colaborador. El señor Delgado, era canoso, algo paciente, aunque estricto con su trabajo. Dentro de ese departamento funcionaba a su vez otro, era la caja, que la manejaba un señor algo mayor, no recuerdo su nombre.

Capitulo III

De niña a mujer

Fran y yo ya llevábamos casi un año saliendo, cuando me volvió a pedir que estuviéramos juntos. Esta vez yo accedí, aunque no estaba muy segura de querer hacerlo, acepté por temor a perderlo, a que me dejara por una ilusión mía de querer llegar virgen a la iglesia.

Ese día llegamos a la casa, le dijimos a mi mamá que iríamos a un matrimonio de un amigo de Fran, y que regresaríamos al día siguiente. Recuerdo que me puse un vestido rosado que mi tía Ligia me había regalado, era muy lindo y me quedaba muy ceñido al cuerpo, me maquillé y me peiné a fin de parecer que realidad iba para una fiesta formal.

En el camino me preguntó que si estaba segura, le dije que si, y que no me siguiera preguntando si no quería que me arrepintiera. Después de comer y tomar unos tragos, Llegamos a hotel, no recuerdo cual, Fran encendió la radio y recuerdo que sonaba una salsa-balaba, que se llamaba “casi un hechizo” yo observaba toda la habitación, aquello era completamente nuevo para mí. Estar en el cuarto de un hotel con el hombre que yo amaba, me sentía tan asustada y tan feliz a la vez, que no sabía que decir. Enseguida comenzaron los besos, las caricias, no quería desvestirme, sentía mucha vergüenza y mucha timidez al saber que Fran vería mi cuerpo completamente desnudo. Así que dejé que lo hiciera él. Mi cuerpo temblaba de miedo y de emoción, Fran no me hablaba, sólo se limitaba a continuar lo que estaba haciendo. Sentí mucho dolor cuando me penetró, yo trataba de no quejarme y dejarlo seguir porque pensaba que aquello era normal (decía dentro de mí, he escuchado que la primera vez duele, pero nunca me imaginé que tanto…), cuando por fin terminó, me fui al baño, noté que había mucha sangre, me limpiaba y no dejaba de sangrar, y pensé: me habrá desgarrado por dentro, el dolor era intenso. No le dije nada, volví a la cama e intentó hacerlo de nuevo y yo no pude, sentía demasiado dolor.

Al día siguiente me levanté de la cama, completamente mareada, exhausta y sangrando, ahí comprendí que me había bajado el período y por eso sangraba tanto. Después de desayunar, nos fuimos, me dejó en mi casa y él se fue a la suya, yo subí casi enseguida a la parte de arriba a hablar con Laura, la esposa de mi tío, aunque no tenía mucha confianza con ella en ese sentido, necesitaba hablar con alguien que me dijera si lo que sentí aquella noche era normal.

Laura me dijo que no, que Fran no me había sabido tratar, que debió haber sido más delicado, más cuidadoso, sabiendo que yo no tenía experiencia, para que yo estuviera más tranquila. Pasé toda la tarde allí con ella, aún sentía mucho dolor en el vientre, la pelvis y mí entrepiernas. Me quedé dormida. Cuando desperté, me di cuenta que Fran estaba allí, hablando con Laura, me quedé en la cama intentando escuchar de que hablaban, sin embargo no pude

Hablaban muy bajito para mis oídos. Me acerqué a donde estaban ellos hablando, y Laura le decía a Fran que él era un hombre con experiencia, y que debía tener mucho tacto y tenía que aprender a tratarme, puesto yo aún era muy niña, a pesar de tener 20 años. Laura me dijo que tenía que empezar a tomar pastillas anticonceptivas.

Reflexión: “La diferencia entre el amor verdadero y la obsesión, está en que ésta última, no te deja pensar con sensatez”.

Ya llevaba como dos meses en el trabajo, conocí a un hombre que iba de vez en cuando a la oficina, a entregar y llevar documentos al sr Delgado, me presentaron con él, y me saludó muy amablemente, aquel era un hombre de piel oscura, con el cabello rizado, algo alto y fornido, era el ingeniero químico de la empresa. Se llamaba Omar Sojo, (lo llamábamos Sojo).

Además del archivo, también me encargaron de contestar las llamadas en el departamento. Sojo llamaba todos los días, y nos quedamos hablando largo rato. Me preguntaba cualquier cosa, con el fin de sacarme conversación. Los días de cobro no íbamos al comedor, salíamos Zulay, Diógenes, Sojo y yo a comer fuera de la empresa. La pasábamos muy bien, nos hicimos muy buenos amigos. Una vez Sojo me llamó a la oficina, y me preguntó si me gustaría conocer la planta de la empresa, yo muy emocionada le dije que si, él me dijo que lo esperara a la hora del almuerzo en el comedor, que después de almorzar nos subiríamos a la planta. Así fue, aquello era inmenso, había unas máquinas grandísimas donde fabricaban la harina, Sojo me explicaba todo el proceso de la fabricación, como usaban los químicos; todo aquello me parecía tan fascinante. Pensaba: algún día me gustaría ser alguien así, ser toda una profesional y conocer tanto de mi oficio como era Sojo.

Noté que Zulay comenzó a quejarse del archivo, decía que estaba mal ordenado y agarraba todo y volvía a ordenar. El señor de la caja una vez me llamó, aprovechando que no estaba Zulay en ese momento y me dijo que ella se la pasaba quejándose de mi trabajo delante del sr Delgado, cuando yo no estaba, que decía que nada de lo que yo hacía estaba bien.

En una ocasión Sojo me dijo que si podíamos tomarnos un café al salir del trabajo, fuera de la empresa, que quería proponerme algo, le dije que si, aprovechando que ese día no iría Fran a buscarme, que solía esperarme abajo en la avenida, casi todos los días. Sojo y yo nos fuimos a un restaurant por la candelaria, nos tomamos un café, aunque yo no acostumbraba hacerlo, hablamos mucho, sobre la empresa, sus aspiraciones, me dijo te tenía pensado irse de Gramoven y montar su propio negocio, y me preguntó si me gustaría trabajar con él, aquello me tomó por sorpresa, lo pensé un poco, y luego le dije que tendría que prepararme mejor, porque no tenía experiencia, que Gramoven era mi primer empleo y allí estaba aprendiendo. Mientras hablamos me preguntó si me gustaría tomarme algún trago y le dije que no acostumbraba a tomar licor; sin embargo el pidió dos tragos no recuerdo de qué y me lo fui tomando poco a poco, mientras conversábamos.

Cuando decidí que ya debía irme, me acompañó y me pidió que le diera un beso, yo le dije que no podía darle un beso porque yo tenía novio, él me dijo: él no tiene porqué enterarse, aquí sólo estamos tú y yo, y le dije, aún así no tengo porqué hacerlo, es mi novio, yo lo amo y no debo darte esperanzas a ti, le di un beso en la mejilla y me fui.

Aunque Sojo me deslumbraba por su forma de ser tan galante y profesional a la vez, su físico no me gustaba, el hecho de ser tan oscuro me hacía rechazarlo. Nunca me han atraído los hombres de piel oscura. Además, amaba demasiado a Fran y me debía mucho a él, no podía traicionarlo así.

Al llegar a casa, Fran estaba allí esperándome, me preguntó porqué había llegado tan tarde. Yo salía a las 5pm de trabajar y llegué como a la 8pm, le dije que un compañero de trabajo me había invitado cenar, me preguntó quién era y porqué me había invitado, le conté que se trataba del ingeniero de la empresa y me invitó para proponerme que trabajara con él, me preguntó si había tomado, le dije que sí, que nos tomamos un trago y luego me vine para la casa. Me dijo, no me gusta que salgas con ese tipo de hombre tu sola, le dije porqué, yo no tenía más intensiones que saber qué es lo que me iba a proponer, y tú sabes que te amo y nunca te traicionaría. Fran me dijo, si lo sé, yo confío en ti, en quien no confío es en él, por eso no me gusta. Le dije está bien, te prometo que no se volverá a repetir.

Pasó como un mes, antes de volver a tener relaciones con Fran, pensaba en lo traumática que había sido mi primera vez, y no quería tener que volver vivir aquel momento. Ya estaba tomando pastillas anticonceptivas, aunque con mucho descontrol, me pegaban mucho en el estómago y habían días en que se me olvidaba tomármelas, por mi falta de experiencia y no querer contarle a nadie, no le daba importancia.

La segunda vez que estuvimos juntos, no fue muy diferente a la primera; sentí el mismo miedo, y el mismo dolor, aunque Fran intentó ser un poco más delicado, el resultado fue el mismo de la primera vez, sólo que esta vez no sangré.

Un día llegué a la oficina, y el sr Delgado me dijo que quería hablar conmigo, Yo me quedé intrigada porque casi nunca lo hacía. Cuándo se desocupó, me llamó y me dijo, que habló con el jefe de personal, porque habían decidido cambiarme de departamento, le pregunté porque y para donde iría, me dijo porque yo no estaba apta para trabajar allí, que me enviarían a la central telefónica. Yo acepté, ya que sabía que no contaba con la experiencia suficiente, sólo estaba intentando aprender. Le di las gracias al sr Delgado por haberme dado la oportunidad y me fui.

Al día siguiente, comencé a trabajar en la Central telefónica de la empresa, aunque era un trabajo fácil, requería de un pequeño adiestramiento qué me dio la chica qué trabajaba allí, y luego se iría a otro departamento.

Llegó diciembre, Fran me invitó a pasar las navidades en Carúpano. Le pedí permiso a mi jefe,( era el jefe de personal para ese entonces), le dije que todo mi familia se iría de viaje y no podía quedarme sola en casa, le pregunté si era posible que me diera una semana de permiso para viajar, el preguntó si me daba cuenta de lo que le estaba pidiendo, le dije que si, él me dijo qué ese tipo de permiso no solían darlo allí, que tendría que ser bajo otras circunstancias para otorgarlo, es decir, una enfermedad, la muerte de familiar etc; que sin embargo, me lo iba a dar por que fui sincera.

Capitulo IV

Madre inexperta

Me fui con Fran para Carúpano, una semana, pasamos 24 de diciembre allá, paseando, me llevó a conocer varios lugares y a visitar familiares y amigos, esta vez, si me quedé con él en su cuarto, estar con él me resultaba incomodísimo porque siempre me dolía. Como a los tres días de estar allá, la mamá de Fran me dijo que mi mamá había llamado, y le dijo que yo me había ido para allá porque estaba embarazada. Yo me sorprendí, y le dije porqué mi mamá dijo eso, si yo no estoy embarazada.

El día que regresábamos para Caracas, noté que me iba abrochar el pantalón y me quedaba más apretado, pensé; yo como que estoy más gorda, lo cierto es que en el autobús me lo tuve que desabrochar porque no lo soportaba.

Llegué al trabajo nuevamente, la hora de almorzar era un verdadero sacrilegio, apenas sentía el olor de las comidas, tenía que irme corriendo al baño a vomitar. Un día subiendo en la camioneta para la oficina, sentí que comencé a sudar, estaba muy mareada y con muchas ganas de vomitar, me bajé entré a una panadería y me tomé un alcacelsert pensando que algo me había caído mal. Llegué a la empresa, como pude crucé el patio central, hasta llegar al baño y empecé a vomitar muchísimo, pensaba que se me iba a salir el estómago de tanto que vomité.

Estando en la casa, caí en cuenta que no me había bajado el período, le conté a Fran, y él a su vez habló con una prima que vivía en su casa, ella le dijo que le llevara las pastillas, al revisarla le dijo, dile que se haga un examen porque lo más probable es que esté embarazada.

Yo no quería ni pensarlo, una vez le dije a Julio, que a mí nadie me vería con una barriga sin estar casada. Me hice el examen y me fui a trabajar, le dije a Fran que fuera él a buscar el resultado y me llamara. Cuando Fran me llamó y me dijo que el resultado era positivo, solté e teléfono y me puse a llorar, quería como morirme, decía cómo es posible que esté embarazada, ahora como le digo a mi mamá. Llamé a Zulay y le conté, me dijo que me quedara tranquila, que si Fran estaba conmigo no tenía nada que temer.

En la tarde Fran fue a buscarme, nos sentamos en una placita a hablar, yo no quería llegar a la casa, Fran me tranquilizó, me prometió que se casaría conmigo y se haría cargo de nuestro hijo. Fran me dijo que nos casaríamos pero que la boda la celebraríamos en casa de su tía, donde él vivía, no en mi casa. Yo acepté y me tranquilicé, después de todo era lo que yo anhelaba, casarme con Fran y tener mis hijos con él.

Reflexión: “Nunca escupas para arriba, porqué la saliva siempre, te caerá en la cara…”

Cuando llegamos a la casa, senté a mis padres, le dije que Fran y yo teníamos que hablar con ellos, bueno la verdad, la que habló fui yo, les dije que estaba embarazada y nos íbamos a casar, aunque la reunión la haríamos en casa de Fran; mi mamá y mi papá permanecieron callados durante un rato, después mi mamá dijo, si no van hacer el matrimonio aquí en la casa, entonces nosotros no vamos, ni tu papá ni yo. Yo me quedé pasmada, por primera vez, sentía a mi mamá hablarme con tanta firmeza y tristeza a la vez.

Los malestares del embarazo eran cada vez peor, estar en la oficina me resultaba insoportable, me mareaban mucho los olores de las máquinas, de la comida y siempre estaba vomitando. Falté como tres día al trabajo, porque no podía ni levantarme de la cama. Hasta que le dije a Fran, que había decidido renunciar, no podía continuar trabajando allí sintiéndome tan mal. Fran me dijo que no me preocupara, que renunciara que él se encargaba de mí y de nuestro hijo.

Llegué al trabajo con la intensión de hablar con mi jefe, no me dejaron entrar, no entendí qué pasaba, mandé a llamar a Zulay, ella salió y me dijo que me habían despedido.

Le conté a Zulay de mis intensiones de renunciar, porque me sentía muy mal, y también pensaba que si se enteraban de mi embarazo me iban a despedir, y quise adelantarme y no tener que pasar por el mal rato. Sin embargo ya lo habían hecho y no entendía por qué, si aún no sabían nada.

Con la experiencia que tengo hoy en día, estoy segura que no me habrían despedido, ni hubiese tenido que renunciar, la Ley me amparaba, y yo lo ignoraba, nunca me informé, ni busqué asesoría alguna.

Reflexión: “La ignorancia, nos limita, si nos nutrimos de conocimientos y sabiduría, nuestras decisiones irían por un camino más correcto…”

Fran me compró una cama matrimonial, por sugerencia de mi mamá, le dijo que la cama donde yo dormía era muy incómoda para mi embarazo. Él me advirtió que no quería ver a nadie más que a mí durmiendo en esa cama, no les dije nada a mis hermanos ni a mi mamá, sobre la advertencia de Fran. Mi mamá decidió separar el cuarto donde yo dormía con mis hermanos para que durmiera sola. Una vez Fran fue a visitarme y encontró a mis hermanas y mi prima sentadas en la cama, hablando conmigo y echando broma, así como entró al cuarto, salió con intensión de irse, yo como pude salté de la cama y salí corriendo para evitar que se fuera. Me dijo, que hacía ese gentío en la cama, si no recordaba lo que me había dicho. Yo le dije que no estaban haciendo nada malo, que eran mis hermanas y sólo estábamos hablando, que por eso no iban a dañar la cama. Igual se fue molesto y yo no pude evitarlo, me sentí muy mal, mis hermanas se dieron cuenta y se salieron del cuarto.

Fran ya no iba tan seguido a la casa. A los días llegó, hablamos y le pedí que se quedara esa noche conmigo allí en la casa, que yo hablaría con mi mamá. Hablé con ella y accedió, me dijo que con mucho juicio, que mis hermanos estaban ahí al lado. Le dije que se quedara tranquila que sólo íbamos a dormir. Esa noche hablamos mucho, sobre los planes para la boda, y me preguntó si quería irme a vivir con él, le pregunté a donde y me dijo que él buscaría donde. Me dormí abrazada a él, deseaba que esa noche no terminara nunca.

Cómo a cuatro casas más arriba de la casa de mi mamá, vivía una señora que alquilaba habitaciones, Fran habló con ella, y me dijo para mudarnos allí, yo acepté encantada, arregló todo lo de la mudanza, llevó un tv pequeño que él tenía, una peinadora y la cama que me había comprado. Teníamos derecho a la cocina, el baño, y el tendedero. En otra habitación vivía otra pareja y en la parte de arriba de la casa, vivía la dueña con sus niños.

Ya vivíamos juntos en aquella habitación, los primeros días me sentía un poco extrañada, Fran se iba temprano a trabajar y yo pasaba el día sola, ó hablando con la chica que vivía en la otra habitación, mi mamá subía a veces con la excusa de buscar cualquier cosa, para ver como vivíamos. No me gustaba pasar el día sola, así que decidí pasar el día en casa de mi mamá, y subía antes de que Fran llegara, no me acostumbraba a hacer el amor con Fran, ahora embarazada me costaba un poco más, me parecía que iba a lastimar el bebé y siempre terminaba adolorida.

Me puse en control en un ambulatorio que funciona por allí cerca, no había equipos para hacer ecosonogramas, así que, me tocaba ir mucho más lejos a hacérmelos y llevárselos a la Dra que me atendía. Me recetaba calcio y hierro, los que evitaba tomarme porque no soportaba el ardor en el estómago, cada vez que me las tomaba.

En una oportunidad Fran y yo habíamos salido a comprar unos zapatos, teníamos las cajas encima de la cama, Yo iba saliendo a comprar unas cosas a la avenida, desde la puerta de la habitación empecé a jugarme con Fran, preguntándole: ¿y si no hay esto que traigo? Y él me respondía, y yo seguía, y si no hay, y si no hay, hasta que me gritó vete yaaa, lanzándome una de las cajas de zapato que estaban en la cama, y me la pegó en la barriga; yo me doblé del dolor y sentí que me faltaba el aire. Fran me agarró y me acostó en la cama, sin saber qué hacer, y me pedía disculpas, me decía: yo no te quería pegar, cuando pude hablar le dije, no te preocupes, yo sé que no era tu intensión. Me levanté de la cama y salí a comprar, nunca se lo dije a nadie.

En otra oportunidad, Fran llegó del trabajo buscando una esclava de oro, que supuestamente había dejado en un sobre, yo no le supe decir nada, no había visto ninguna esclava, él comenzó a acusarme, a decirme que yo la había tomado, que seguramente se la había llevado a mi familia para que la vendieran o algo así. Yo me puse a llorar, y le dije que como era posible que me acusara así, que yo no era ninguna ladrona, y nunca había visto ninguna esclava ahí. Me encerré en el baño a llorar, él me tocaba la puerta y yo no quería salir. Hasta que la abrió y me sacó del baño. Ya estaba más calmado y me dijo que si yo no la tomé, como era posible que no estuviera, si él la había dejado ahí, yo le juré que no sabía nada, que nunca la había visto.

En otra oportunidad, se perdió un dinero, no nos explicábamos como se perdían las cosas, del cuarto si nadie entraba ahí, empezamos a dudar de la muchacha de la otra habitación, ó de la misma dueña, que podría tener copia de la llave, y aprovechaba cuando yo me iba a casa de mi mamá. Fran decidió hablar con la dueña y decirle lo que estaba pasando, ella le dijo que no sabía nada, que a ella también se le perdió una ropa del tendedero y no entendía como.

Seguí bajando a casa de mi mamá, está vez me aseguraba de que la puerta quedara bien cerrada, no se volvió a perder más nada, y nunca supimos como se perdió aquello.

Tenía como cuatro meses de embarazo, cuando empecé a averiguar todo para el matrimonio, busqué los requisitos en la jefatura, arreglé todos los documentos. Cuando tenía todo listo le pregunté a Fran cuando nos casaríamos, que ya tenía todo listo. Me dijo que para que había hecho eso si él no me había mandado a arreglar nada, le dije, tú me dijiste que nos íbamos a casar y por eso yo busqué todo; y me dijo, “es que yo no me voy a casar contigo”. Sentí como si una nube negra se hubiera posado en mi cabeza, le pregunté por qué, ¿qué te hice? Tú me prometiste que nos casaríamos, me dijo: “tú no me hiciste nada, es que yo no me quiero casar. Esa noche no dormí, estuve toda la noche llorando, preguntándome, que le pasó a Fran, porqué aquel cambio de decisión tan repentino; porqué ya no se quiere casar conmigo.

Al día siguiente, Fran se levantó temprano a trabajar, y me dejó ahí sin más palabras; yo me levanté y sentí un dolor horrible a un lado de la espalda y el vientre. Fui al baño y noté que había manchas de sangre en mi ropa, Me bañé y bajé a casa de mi mamá. Allí estaba Marta, una tía, (hermana de mi mamá), le dije a mi mamá y a Marta que tenía mucho dolor, mi mamá me dijo que me acostara y tratara de dormir haber si se me pasaba. No les conté nada de lo que me dijo Fran la noche anterior. Me dormí, cuando desperté el dolor era aún más intenso, le dije a Marta que no soportaba, me puse a llorar, y mi mamá le dijo que me acompañara al médico. Cuando nos disponíamos a ir, llegó Fran, mi mamá le contó que yo estaba muy mal, que me llevara al médico.

No sabíamos a donde ir, así que Elena, sacó unos documentos del seguro social, ya que ella había empezado a trabajar en el Metro de Caracas y estaba asegurada. Me entregó su cédula y la tarjeta de seguro para que fuera a la Maternidad Santa Ana, donde para ese entonces sólo recibían personas registradas en el seguro social.

Nos fuimos, Fran me montó en una camioneta que iba full de pasajeros, íbamos parados, y yo soportando aquel dolor, hasta que un señor se dio cuenta que iba mal, y me cedió su asiento. Llegamos a la Maternidad y me atendieron con el nombre de Santa Elena Ollarves. Me diagnosticaron: conato de aborto y una fuerte infección de orina. Me hospitalizaron enseguida.

Las horas en aquella habitación se me hacían interminable, lo único que quería era ver a Fran, esperaba todos los días la hora de visita para verlo; mi mamá iba todos los días a visitarme, Fran no fue sino hasta el tercer día, yo me emocioné tanto cuando lo vi, que salté de la cama y salí corriendo a su encuentro; las compañeras de cuarto me decían que tuviera mucho cuidado, que saltar así podía ser peligroso en mi estado. No les hice caso y salí a ver a Fran.

Al día siguiente, llegó una señora de la administración de la Maternidad y se me acercó, me preguntó: ¿cómo te llamas tú? La miré preguntándome por qué me hacía esa pregunta. Me volvió a preguntar ¿cuál es tu nombre completo? Y le dije: Santa Elena Ollarves, ella mirando una cédula que tenía en la mano, me dice, ¿cómo? Y yo repito, Santa Elena Ollarves, y ella me dice, ¿entonces de quien es esta cédula? y me la muestra, era mi cédula. La miré y le pregunté ¿porque usted tiene mi cédula? ¿Quién se la entregó? Ella me dijo: “eso no importa, aquí lo importante, es lo que tú hiciste, ¿acaso no sabes que eso se llama usurpación de identidad? Y eso es un delito. Yo le dije: acaso si yo hubiese llegado con mi cédula y sin documentos del seguro social, ¿me hubieran atendido? Ella me dijo: claro que te hubiésemos atendido, y le pregunté ¿me hubieran hospitalizado con el tratamiento que tengo, sin ser asegurada? No dijo nada, y se fue.

Me quedé en la cama pensando, la única persona que pudo haber traído mi cédula, es Fran, ya que estaba en la habitación donde vivía con él. Y me preguntaba: ¿por qué lo hizo? ¿Con qué intenciones habrá traído mi cédula?

Ya llevaba como 5 días hospitalizada cuando dieron de alta a mi compañera de cuarto, no quería estar sola allí, esperando que pasaran los días, así que tomé la decisión de irme, llamé a Fran por teléfono y le pedí que fuera a buscarme porque me había dado de alta, (cosa que era mentira).

Cuando llegó Fran, pasó primero por enfermería a preguntar y le dijeron que yo no había sido dada de alta aún. Fran llegó molesto a la habitación y me dijo que era una mentirosa, que porqué lo había hecho ir así, si yo no estaba de alta. Yo le dije que me quería ir, que quería estar con él en la casa, y me aburría mucho allí sola.

Salimos, y la enfermera me preguntó porqué me iba, yo le dije lo mismo, que no quería estar sola en esa habitación, ella me dijo que eso era momentáneo, que allí siempre están llegando hospitalizadas, y era seguro que no pasaba de esa noche que llegara alguna, yo le dije que igual me iba. Llamaron a la doctora que me estaba atendiendo, y me dijo que si me iba era sin tratamiento y bajo mi propia responsabilidad, que ellos no me estaban dando de alta porque aún requería estar unos días más recibiendo tratamiento. Firmé un documento donde decía que salía bajo mi propio riesgo y nos fuimos.

En todo el camino de regreso a casa, Fran no hizo otra cosa que quejarse de mí, e insultarme, me dijo: te quedas en tu casa, “ya no me calo más ese g…… contigo, me tienes arto”.

Al llegar a casa de mi mamá, tiró mi bolso en el pasillo, me tomó por el brazo, me hizo entrar y le dijo a mi mamá: “ahí está su hija”. Entré y me quedé sentada sin decir nada.

Así pasaron los días, Fran no volvió. Le pregunté a mi mamá si ella había llevado mi cédula a la maternidad, me dijo que no, le dije lo que pensaba de Fran y ella me dijo que él había hecho eso, con la idea de meterla en problemas, para que la acusaran y la metieran presa.

Fueron pasando los meses y mi mamá, con la ayuda de la gente del partido consiguió cosas para el bebé. Le regalaron una cuna tipo corral, una canastilla y otras ropitas que fue recolectando con algunas conocidas. Mi mamá ya estaba asistiendo a la iglesia evangélica y me dijo que en sueños había visto una niña, blanquita de cabellos negros y se llamaba Maurelis, que ese iba ser el nombre de mi hija, aunque yo aún desconocía el sexo de mi bebé, estuve de acuerdo con el nombre. Cuando me enteré que ciertamente mi bebé sería niña, pensé en un segundo nombre para ella, y dije, se va a llamar Francys como su papá, y lo dejé como primer nombre: Francys Maurelis.

En una oportunidad, llegó mi prima Adriana, (hermana de Alicia) diciéndome que había visto a Fran en la avenida, agarrado de manos con una mujer, yo quise salir enseguida para corroborarlo y mi papá intervino; me dijo, niña pero que vas hacer deja eso así, eso no importa. Yo me quedé pensando por un momento; era la primera vez que mi papá me decía algo así, yo no le hice caso y salí. Llegué al sitio y no vi a nadie, ya se habían ido. Y pensé, seguramente Adriana se confundió, ese no era Fran.

No era la primera vez, que mi familia me advertía que Fran andaba con otra mujer, sin embargo, yo no les creía pensaba que lo hacían para que yo lo dejara, ó para que dejara de pensar en él.

Viendo un programa de cantantes en tv, leí el nombre de una niña que me llamó mucho la atención, esa niña se llamaba Frainys. Ese día decidí cambiar el nombre de mi hija, ya no se llamaría Francys, sino Frainys Maurelis.

Ya tenía unos 8 meses de embarazo cuando Fran llegó a la casa, le pregunté que le había pasado, que porqué no había ido a verme. Me dijo que se había ido a Carúpano y se había llevado todas las cosas que teníamos en la habitación para allá, que durante la mudanza tuvo un percance y hasta se vio en la necesidad de dormir dos días dentro del camión de mudanza antes de llegar a Carúpano, yo como siempre, le creí. Y se volvió a desparecer.

El día 8 de septiembre, empecé a sentir unos extraños dolores en el vientre, les dije a mi mamá y a Laura lo que sentía y me dijeron que ya estaba a punto de parir. En la noche los dolores no me dejaban dormir, daba vueltas y vueltas en la cama, hasta que me levanté a eso de las 2 de la mañana, y le toqué la puerta a mi mamá, le dije que no podía dormir, que me dolía mucho, me dijo que me acostara allí en su cuarto y que si sentía algún dolor mucho más fuerte la despertara.

Así fue, desperté a mi mamá una hora más tarde, ya que el dolor era muy intenso. Salí de la casa con mis padres a eso de la 3:30 de la mañana, nadie más en la casa supo que salimos. Llegamos al algodonal, era donde me habían referido del ambulatorio donde me controlé el embarazo. Me atendieron, me subieron a una camilla, me hicieron un tacto y me echaron merthiolate rojo, no sé para qué, y la enfermera dijo: esta todavía no está lista.

La enfermera habló con mi mamá y le dijo que no había habitaciones disponibles, le sugirió que me llevara a la Maternidad Concepción Palacios.

Mi mamá y mi papá se sentaron en el pasillo a esperar que amaneciera, yo caminaba de arriba abajo soportando el dolor.

Salimos de allí a las 6am, llegamos a la maternidad, me pasaron a una sala donde habían muchas mujeres esperando parto, unas gritaban, otras lloraban; yo veía aquella escena e intentaba estar tranquila, aunque por dentro me aterraba pensar cuál sería mi suerte y la de mi hija en aquel sitio.

Me subieron en una camilla, cuando me revisaron, escuché que alguien dijo: está sangrando, enseguida para sala de parto. (No era sangre, era el merthiolate que me habían puesto en el hospital anterior). Ya en la sala de parto, me revisó un doctor y me puso pitosín, yo me retorcía del dolor, y le pedí al doctor que me lo quitara, él me dijo: “si te lo quito no pares”. Sentía muchas ganas de pujar, y me hice pupú. Pasó una enfermera y dijo: esta se está haciendo pupú, me limpió y de repente me vi rodeada de doctores que me decían puja, yo gritaba, y me decían, no grites, puja hacia abajo, así lo hice, y sentí que desprendieron algo de mis entrañas, el dolor pasó, y al rato oí el llanto de mi hija. Me la mostraron, vi su carita roja y su cabello negro. Me preguntaron, ¿como la vas a llamar? Le dije: Frainys Maurelis, eran las 11:30am del 9 de septiembre del año 1993.

Reflexión: “A pesar de las circunstancias, nuestros hijos siempre serán una bendición”.

Cuando me bajaron a la habitación, estaban mi mamá y mi papá esperándome, me pasaron a la cama, y temblaba de frío, no recuerdo que me dijo mi mamá. Entre los dos me arroparon, con una cobija gruesa que habían llevado y me dormí. Cuando desperté aún estaban mis papas en la habitación, recuerdo que compartía aquel cuarto con dos chicas más. Mi mamá salió a buscar a la niña al reten, cuando me le entregaron me dijeron que no había comido, quise darle el pecho y lo que me salió fue un líquido amarillo. Escuché que ese líquido era muy bueno que él bebe lo tragara, para que se mantuviera sano y se lo di. Mis papas se fueron y sentí ganas de orinar, cuando me levanté de la cama se me salió un agua que yo no sabía de dónde venía, entré enseguida al baño, me bañé, busqué un coleto y me puse a secar el piso. Las chicas me decían que no hiciera eso, que esperara que llagara alguien a limpiar. (Había sido la fuente, la rompí después de haber dado a luz).

En la noche estaba preocupada porque la niña tenía hambre y no me bajaba leche, las chicas me dijeron que le pidiera tetero a las enfermeras, así que salí y le dije a una enfermera que mi hija tenía hambre y no me bajaba leche; esta me dio un teterito con formula, y me dijo que le pidiera un saca leche a mis familiares. Le di el tetero a Maury y seguía llorando, entonces una de mis compañeras se ofreció a darle el pecho haber si se calmaba. La niña estuvo como media hora pegada en el pecho de aquella chica, parecía que la iba a dejar sin leche para su hijo, yo traté de quitársela, y ella me dijo: “déjala, cuando se sienta satisfecha, ella sola la va a soltar”.

Al día siguiente, apenas me levanté, fui al baño me lavé los senos y comencé a darme masajes, hacia abajo como si los estuviera ordeñando, me alegré mucho cuando vi que por fin me bajaba leche. Le di de mamar a mi hija, y cuando me apretó pensé, mejor que no lo hubiera intentado, el dolor en los pezones era intenso y Maury los halaba con aquellas ganas, que casi me hacia llorar. Esa tarde llegaron nuevamente mis papas a visitarme, también fue Yasmín, al rato llegó Fran, yo me emocioné muchísimo cuando lo vi, llevó una cámara fotográfica y comenzó a tomarle fotos a la niña. Cuando se iba yo dejé a la niña encima de la cama, y salí al pasillo a despedirlo. Hablamos no recuerdo de qué, creo que le pedí algunas cosas para la niña, me dio un beso y se fue.

Cuando entré mi mamá hizo un comentario: “el gran papá; lo que vino fue tomarle fotos a la hija, ni un paquetico de pañal le trajo”. Yo me hice la que no escuché, y seguí hablando con yasmin.

Al tercer día me dieron de alta, mi mamá y mi papá me fueron a buscar, llegamos a la casa, mi mamá me dijo que no bañara a la niña. Hasta que se le cayera el ombligo.

A los días mi mamá se fue para San Antonio, a casa de una hermana en el evangelio, una vez estaba lloviendo y Fran llegó a visitarnos, yo no podía salir del cuarto, y el entró todo empapado, estuvo un rato y se fue. A los dos días la niña se enfermó, estaba tapada de flema y casi no respiraba, yo le decía a Laura y a mi tía, si mi mamá estuviera aquí, mi hija no se hubiera puesto así. Llegó Fran, le dije que la niña estaba muy mal, y la llevamos al hospital militar, allí la aspiraron y le sacaron mucha flema. Me preguntaron que si la había bañado, y le dije que nunca la había bañado porque no se le había caído el ombligo. La enfermera dijo, “esa niña lo que está es enferma de no bañarse, 15 días y nunca la han bañado”.

Cuando llegó mi mamá, le dije que bañara a la niña porque a mí me daba miedo, la bañó y me dijo: “A esa niña la enfermó su papá, por haber entrado al cuarto todo mojado de lluvia”.

Pasó como una semana y Fran no había ido a la casa, yo me sentía muy triste, porque Maury no tenía pañales, y no quería tener que decirle a mi mamá. Fran llegó, y le dije llorando que no tenía pañales, al siguiente día se apareció con la hermana y una sobrinita que se llamaba Irmarys que vivía en Carúpano, la mamá de Fran la estaba criando y ella le decía papá a Fran. Llevó una bolsa de pañales de tela, y una ropita. Sin que Fran se diera cuenta le pregunté a Irmarys donde se estaban quedando, la niña me dijo que en casa de Cris (Criszaida). Le pregunté si ella dormía con su papá, y me Me dijo “No, mi papá duerme en la cama grande con cris, y yo duermo con mi tía Cristina), Me quedé en silencio, no le dije nada a Fran

Después de ese día, yo no hacía otra cosa que llorar todas las noches, yo sola en mi cama, hasta que Maury cumplió un mes, Fran llegó a la casa, ese día decidí preguntarle: ¿de verdad tú te fuiste para casa de tu mamá, con todas las cosas que teníamos me dijo la cocina si la llevé, ¿y lo demás?,: está en casa de Criszaida, ella también estaba embarazada; y parió un mes antes que tú. Me puse a llorar y le decía: porqué me hiciste eso, eres un miserable, le pagaba en el pecho, él me agarró las manos y me dijo, “cálmate, que vine a proponerte algo”. ¿Qué? Le dije, que nos vayamos a vivir a Carúpano, en casa de mi mamá.

Sólo me tomé unos minutos para pensarlo, y le dije: “Sí, está bien, me voy contigo”

Reflexión: “Todas aquellas personas que permitimos que nos presionaran a hacer algo para lo cual no estábamos listos, desaparecerán de nuestra vista y lo más probable es que nunca las volvamos a ver, sin embargo, todas esas presiones que aceptamos por complacerlas; terminarán cambiándonos, moldearon nuestro carácter y seguramente van a influir en nuestras decisiones y manera de actuar por el resto de nuestra vida”.

Hablé con mis padres, le manifesté mi deseo de irme a vivir con Fran, y que ese fin de semana nos iríamos definitivamente. Cómo era de esperarse, no estuvieron de acuerdo, mi mamá me dijo: “cómo te vas a ir así, la niña está muy pequeña. Y ese hombre no se ha portado muy bien contigo, ni con la niña”. Yo le dije: “él es el papá de mi hija, yo lo quiero, y me voy con él”. Fue mi última palabra.

Llegamos a Carúpano, la mamá de Fran agarró a la niña, y la detallaba, como buscándole algún parecido a ellos, y comentó: “Aquí como que hay gato por liebre”. Le dije: “Esa niña es muy nieta suya”.

Nos instalamos en el cuarto de Fran, había una cama matrimonial, una peinadora y una cama más pequeña, donde decidimos que dormiría la niña. Me fijé que ciertamente lo único que estaba de la mudanza que supuestamente había llevado Fran, era la cocina.

A los días Fran empezó a trabajar, vivían allí: la mamá, el hermano (Marcos), la hermana (Cristina) y la sobrinita (Irmays). A Fran su familia lo llamaba José. Todos salían desde muy temprano, yo quedaba en la casa sola, hasta medio día que llegaba Marcos. Aquella casa era muy grande. Tenía una fachada ó porche, la sala muy amplia, luego venía un corredor, donde estaba el comedor y dos cuartos, el que ocupaba Cristina con Irmarys y el otro era de la mamá. También había un baño, después estaba la cocina y el cuarto de Marcos, más atrás estaba la habitación que ocupábamos nosotros, había allí también como especie de una salita, donde estaba la lavadora y otras cosa, era cómo un depósito, y luego un patio grande, con muchas matas, al fondo había una batea, y otro baño.

Los días se me hacían interminables, en aquella casa tan grande, todos los días me levantaba, iba a una bodeguita que estaba a dos casas y compraba una malta y un pan, la señora siempre dejaba parte del almuerzo hecho, cuando llegaba Marcos, se ocupaba de hacer el resto, si no lo había hecho yo.

Una vez la señora se quejó, de que se estaba acabando el aceite muy rápido, me preguntó que tanto había hecho yo con el aceite, yo le dije, que la mayoría de las veces el que cocinaba era Marcos, que yo casi no lo usaba. Y ella me dijo: “Ah sí, y Marcó se gastó un litro de aceite fritando dos tajadas”. Le dije: “no sé” y me fui al cuarto. En la tarde cuando llegó Fran, le dije que de ahora en adelante. Compráramos todo aparte. Él día que Fran cobró, nos fuimos y compramos muchas cosas, al llegar a la casa, la mamá de Fran dijo: “¿y para que compraron todo eso? Si ahí hay” y yo le dije: “No importa, para que haya más”. Desde aquel entonces, me limitaba sólo a usar lo que Fran y yo habíamos comprado.

En una oportunidad, llegaron otras hermanas de Fran a visitar, estaban reunidas hablando en la cocina, yo había montado un arroz, y estaba en el cuarto atendiendo a la niña, cuando gritó una de ellas, ¡se está quemando este arroz! Yo salí, la miré, apagué la cocina, y me devolví al cuarto sin decir nada. Dije entre mí, ¿qué le costaba apagarla?

Maury lloraba mucho en las noches, así que decidimos comprarle un chupón, cuando se despertaba lo que hacíamos era meterle el chupón, porque quería comer a cada rato. (La leche de mis pechos no la alimentaba lo suficiente, ya que yo tampoco, estaba bien alimentada).

Una vez a Fran y a Cristina los invitaron a una fiesta en casa de unos amigos, Fran se vistió para irse, y yo le pregunté, si pensaba dejarme allí sola toda la noche, el me dijo que no, que iba sólo un rato y se venía, y le dije: ¿y por qué yo no puedo ir? A mí también me gustaría salir, paso todo el día aquí encerrada con la niña. En eso la mamá dijo desde la cocina: “Esa niña está muy chiquita para que la estén sacando a esta hora”. Se me humedecieron los ojos y me quedé mirando a Fran, él se desamarró la corbata, la tiró en la cama, y me dijo: “Está bien, no voy para ningún lado; yo le dije: “tampoco te estoy diciendo que no vayas, sólo te estoy diciendo que me gustaría salir un rato”. No me dijo nada, y se fue.

Cómo a las dos horas, llegó Fran, yo me hice la dormida, él se acostó y se durmió. Al siguiente día le pregunté a qué hora había llegado, me dijo: “llegué rápido, te dije que iba un rato nada más”. Cuando me levanté, escuché a Cristina comentar: “Esa fiesta se acabó a golpes, llegaron unos tipos con cuchillo, y José y yo nos vinimos”. Allí me dije, “con razón Fran llegó tan temprano”.

En otra oportunidad, llegaron unos amigos de Fran a la casa, Cristina me invitó a una piscina, le dije a Fran que quería ir, y me dijo que no, porque iríamos a un río con sus amigos. Yo estuve de acuerdo, (Total lo que quería era salir). Entré al cuarto de cristina a ver cómo me quedaba el traje de baño, quería ver cómo lucía mi cuerpo después de haber parido. Me emocioné al ver que aún conservaba mi silueta, y mi cuerpo era casi el mismo, desde antes de quedar embarazada). Fran estaba encima del closet de cristina, buscando no sé qué, yo no me había dado cuenta, y al percatar que me estaba mirando, lo miré, me preguntó ¿qué haces? Le dije, “nada”, se sonrió, me vestí y me salí del cuarto.

Pasamos todo el día entre el río y la playa, llevamos agua potable, con la que bañamos a Maury y una hamaca para que durmiera. Fran no tenía los dos dientes delanteros, así que usaba un puente, que era igual a tener los dos dientes, el cual perdió en la playa jugándose con los amigos. En la noche cuando llegamos a la casa, los amigos de Fran estaban planeando un viaje no recuerdo a donde, y estaban invitando a Fran, él les decía que no podíamos ir porque la niña estaba muy pequeña. Ellos le dijeron que fuera él solo. Yo entré al cuarto a cambiar a la niña, al rato entra Fran y me dice que sus amigos lo están invitando. Le dije, ¿piensas dejarme aquí sola cuanto tiempo? Me dijo: “son sólo unos días, y además no es tan lejos”. Yo le dije: “si te vas, cuando regreses no me vas a encontrar, me voy para Caracas”. Me dijo: “tú no eres capaz de irte sola, con la niña”, yo le dije: “ponme a prueba y verás que si soy capaz”.

Fran salió del cuarto, y le dijo a sus amigos que no podía ir, cuando salí, el amigo de Fran intentó convencerme de que lo dejara ir, yo le dije: “El es mayor de edad, y dueño de sus actos, él sabrá lo que hace”. El amigo le dijo Fran: viste, está diciendo que sí, y Fran le dijo; no chamo, está diciendo que no. No se fue.

Pasaban los días, seguía la misma rutina, se iban todos y yo quedaba sola, me sentía tan aburrida y tan sola, que pensaba: “por qué habré aceptado venirme para acá; cómo me gustaría volver a mi casa”.

La señora era muy apática con Maury, nunca le dio una muestra de cariño. En realidad, ella no me aceptaba, prefería que la que estuviera allí fuera la otra mujer de Fran, al parecer, se la llevaba mejor con ella. Una vez ella la señora se quedó en la casa, yo estaba en la sala con la niña, con la mirada fija pensando. Ella me preguntó que me pasaba y le dije: nada, porqué, y ella me dijo, ¿Te quieres ir a tu casa verdad? No le dije nada y me fui al cuarto a llorar.

Llegó diciembre, Fran me dijo que iría a Caracas porque tenía que mandar hacer el puente que había perdido, yo le pregunté si podía ir con él, y así aprovechaba de visitar a mi familia. Él me dijo: está bien, vamos y si quieres pasas las navidades allá y yo te voy a buscar los primeros días de Enero. Yo me emocioné mucho, y le dije: “Sí, está bien, yo te espero allá”.

Regresando a Caracas, en el autobús Fran iba discutiendo con un tipo, no recuerdo porqué, se bajaron a pelear, yo estaba muy nerviosa e intenté bajarme para detenerlo. La gente me decía, mija quédate ahí, que pueden golpear al bebe, y se metieron otros señores a separarlos.

Llegamos a las casa, mis hermanas y mi mamá, miraron horrorizados a Maury, me decían: “Porqué esa niña está tan flaquita, y mira esa cabeza tan grande, se le va de un lado”. Maury con tres meses no tenía fuerza para levantar la cabeza, los vecinos de la casa de en frente comenzaron a llamarla: cabeza de melón, cada vez que la sacábamos.

Enseguida mi mamá le compró leche y nenerina, avena y cualquier tipo de alimentos. Empezó a darle tetero, sin embargo Maury no lo agarraba, estaba acostumbrada sólo a la teta. Tenía unos pañales de tela todos curtidos, mi mamá los votó y Elena que estaba trabajando, le compró pañales desechables.

Llegaron las navidades y Fran no fue en todos esos días a la casa, estaba terminando Enero y nada que aparecía, me preguntaba: ¿qué le habrá pasado a Fran, si me dijo qué vendría a buscarme a principios del mes? Decidí llamarlo a Carúpano y me dijeron que no había ido para allá.

Yo no sabía qué hacer, estaba en casa de mi mamá con mi hija, sólo con la poca ropa que nos habíamos llevado y sin dinero. Mi hermana cada vez que cobraba le compraba pañales y cualquier otra cosita que necesitaba. Yo no hacía otra cosa que llorar todas las noches, me sentía sola e impotente, sin saber qué hacer para darle a mi hija lo que necesitaba, me dormía llorando.

La niña se despertaba llorando en las noches, y yo no la escuchaba, Elena se despertaba, me sacaba la teta y me la ponía para que comiera, luego la pasaba para su cama a dormir con ella. Sin saberlo yo había caído en una depresión post parto que me duró tres años.

Así fue pasando el tiempo, Fran apareció como a los dos meses, yo sentía el mismo palpito de siempre al verlo, llevó un paquete de pañales desechables, le pregunté por qué no me vino a buscar como quedamos, me dijo que había estado trabajando en casa de una señora, como no quiso pagarle, le rompió todas las paredes de la casa, con una mandarria y lo metieron preso. No supe si creerle, me preguntó si todavía quería irme con él nuevamente, le dije que no, que yo me quedaría allí en casa de mi mamá, que cuando quisiera podía ir a visitarnos; me dijo que se iría para Carúpano esa semana y en cuanto pudiera me traía las cosas que quedaron allá. Yo sentí que era nuestro fin, que ese era el último día que lo vería, nos dimos un beso, y se fue.

Para mí, el día era igual que la noche, me levantaba de la cama sólo para atender a la niña, y me volvía acostar con la mirada perdida, pensando en por qué Fran me había hecho esto, por qué me dejó sola sabiendo que tenía una hija suya. Mi ilusión de casarme, de formar un hogar con el hombre que amaba, la había perdido.

Pasaron casi dos meses, y decidí salir a buscar empleo, no tenía nada que ponerme, había adelgazado mucho y nada me servía, me puse cualquier cosa y salí a la calle. Me sentía muy abrumada, no sabía para donde ir, recuerdo que llegué a una estación del metro, me acerque al andén y pensaba: que fea estoy, estoy tan flaca, ya ningún hombre se va a fijar en mi; por eso Fran tampoco me quiere. Me quedé por un rato con la mirada fija en los rieles donde pasa el tren, y tuve deseos de lanzarme. Cuando de pronto recordé la carita de mi hija y su llanto, sentí la presión en mis pechos que se llenaban de leche, puse mis manos sobre ellos y dije: “Maury tiene hambre”, di la vuelta y me fui a casa. Tomé a mi hija, la abracé contra mi pecho y lloré mucho.

Reflexión: “El hombre es víctima de una soberana demencia que le hace sufrir siempre, con la esperanza de no sufrir más. Y así la vida se le escapa, sin gozar de lo ya adquirido.”

Capitulo V

Intentando escapar de la depresión

Pasó algún tiempo, la niña ya estaba bastante recuperada, había ganado peso, mis padres y mi hermana seguían cubriendo sus gastos. Yo también me sentía un poco mejor, y salí a buscar empleo, me llamó la atención una academia, donde dictaban cursos de computación. Me inscribí y comencé el curso de Operador de micros bajo ambiente Windows; el cual tenía una duración de 40 horas.

Allí conocí a una chica, que trabajaba como personaje extra en el canal RCTV, y que también hizo de amiga de la protagonista en la novela “por estas calles” le hablé de mi inquietud por encontrar empleo y me dijo que podía llevarme al canal, que allí siempre estaban buscando personas para hacer de extras en las novelas.

Llegamos al canal, ella preguntó si había pauta para ese día, le dijeron que sí, nos anotaron y nos dijeron: “a partir de las 7pm los recogen aquí, deben traer sandalias ó alpargatas negras”. Yo pensé: “yo no tengo nada de eso, ¿qué voy hacer ahora?

Llegué a la casa, y me puse a buscar unas sandalias ó algo que se pareciera a unas alpargatas. Encontré unas sandalias marrones que Elena había comprado, las pinté de negro y me las llevé.

Nos montaron en un camión a un poco de gente, parecíamos ganado, todos allí metidos, nos llevaron hasta un pueblito que habían ambientado al estilo de antaño, si mal no recuerdo era en el hatillo. Cómo era una de las más delgadita y menos pesada, me escogieron para que me subiera a un balcón he hiciera un ademán de susto, y me metiera corriendo cuando viera llegar a los hombres en caballos. Fue la única escena en la que participé. Estaban filmando la novela de Flor Nuñez. Ya eran como las 10 de la noche, y allí todos esperaban que llegara la media noche para que les pagaran más por las pautas.

Cuando llegué a la casa, todos me preguntaron que me había pasado, qué donde había estado, les conté, y Elena no me creyó. Hizo n comentario de que seguramente había estado por ahí con algún tipo, ya que estaba molesta porque pinté y me llevé sus sandalias sin su autorización.

Al día siguiente, fui al canal y cobré el dinero, me emocioné mucho al ver que por fin obtenía un dinero ganado por mí misma, y no tuve que esperar por nadie para comprar cosas, que me hacían falta tanto a mí, como a mi hija.

Me acerqué a preguntar si había pauta para ese día y me dijeron que fuera de caracas. Decidí no ir, me parecía que no debía irme y dejar a la niña tanto tiempo, ya que aún la estaba amamantando.

Seguí en el curso, y casi todos los días me acercaba al canal a preguntar, siempre me decían que no, hasta que me cansé y no fui más, terminé el curso y obtuve un diploma en Operador de Micros bajo ambiente Windows dos.

Pasó algún tiempo, yo seguía en la casa, pensando que iba ser de mi vida, y la de mi hija si no conseguía un empleo y si su papá no regresaba.

Un día mi mamá me dijo que había hablado con el jefe civil de la jefatura, para que me diera trabajo allí, fui le comenté al Jefe civil mi necesidad de empleo y me dijo, que él no tenía la potestad para decidir quién podía trabajar allí, que sin embargo, si podía recomendarme ante el registro civil, quienes eran los encargados de escoger el personal que labora en la jefatura. Que fuera a hablar con ellos, y volviera con la respuesta.

Me dirigí al registro, con la recomendación, y me dijeron que en ese momento no había vacantes en ese momento, que volviera después.

Fui nuevamente a hablar con el jefe civil, para llevarle la respuesta que me habían dado en el registro. Y me dijo que él podía ayudarme, que podíamos hacer un trato y que solo quedara entre nosotros; me dijo que si quería podía comenzar a trabajar allí redactando las actas de nacimientos en los libros y él me pagaría de su propio sueldo. Me quedé pensando por un momento: “porqué este señor me está ofreciendo esto, por qué me pagaría de su propio dinero” No me importó mucho y acepté. Quedamos que me pagaría todos los viernes.

A la semana siguiente comencé a trabajar, mi mamá me dijo que hablara con el jefe para que me adelantara la semana de trabajo, ya que no había nada en la casa para darle a la niña. Yo no quería, sentía mucha vergüenza de pedirle eso, después que me había ofrecido su ayuda sin condición alguna. Sin embargo más pudo el dolor y la necesidad de no tener que darle a mi hija para comer, y me vi obligada a pedirle al jefe que me adelantara el sueldo, lo que aceptó sin ningún problema.

Recuerdo que aquel señor era alto, algo mayor y de cabello canoso, no recuerdo su nombre, me dirigía a él sólo para que firmara la actas, y los viernes cuando me pagaba. Era de muy poco hablar.

Tenía ya un poco más de un mes trabajando, cuando el jefe civil me dijo un viernes, que ese sería mi última paga, ya que la situación se le había puesto un poco difícil, y no podía seguir pagándome. Yo lo acepté, y le di las gracias por haber sido tan humanitario conmigo; aunque nunca entendí, que fue lo que llevó aquel señor a ayudarme de aquella manera. “Dios lo bendiga, donde quiera que esté”.

Reflexión: “Sólo Dios conoce nuestros corazones”.

Ya Maury tenía casi un año, era diciembre y no tenía como vestirla, decidí llamar a Fran a carupano, por suerte estaba allí, le dije que necesitaba dinero para la niña, y me dijo que no me preocupara, que me lo enviaría por una transferencia a través de un banco. Yo no poseía cuantas bancarias, así que fue un envío especial. Me dirigí al banco que me indicó Fran, y me dijeron que sólo podía retirarlo a través de una agencia que quedaba en el este de caracas.

Me fui sólo con el pasaje hasta aquella agencia, el autobús me dejó muy lejos de donde quedaba, así que tuve que caminar como cinco cuadras hasta llegar al banco. Estaban a punto de cerrar cuando llegué, y me dijeron que volviera el día siguiente porque ya habían cuadrado caja. Hablé con la cajera y le dije que necesitaba urgente ese dinero que me habían enviado. Otra chica que estaba sentada en un escritorio, me escuchó y le preguntó a la cajera cuánto dinero era, no alcancé a escuchar el monto. Entonces la chica le dijo a la cajera que me lo pagara por caja chica, ya que no era mucho.

Cuando me entregó el dinero, lo tomé y conté algo así como 30 bs, le dije a la cajera: ¿Qué es esto? Y me dijo: “eso fue lo que te enviaron”, me quedé en silencio por un rato y pensé: ¿Qué se supone que voy a comprar yo con esto? ¡Porque eres tan miserable Fran!, Miré a la cajera y le dije !toma úsalos para el pasaje o para lo que te sirva, dejé el dinero en la mesa y me fui! La chica me llamó y yo seguí.

Caminé, caminé y caminé, no sé cuantas cuadras, hasta que vi un teléfono público, llamé a Fran, y lo insulté, le dije que era un miserable y no sé cuantas cosas más, no le di oportunidad de hablar y tranqué el teléfono. Me sentí más tranquila y me fui a la casa.

Como a las dos semanas se apareció Fran en la casa, en una carrito amarillo, me dijo que lo acompañara que tenía que entregarme algo, nos fuimos hasta la guaira y se estacionó a la orilla de la playa, eran como las ocho de la noche. Le pregunté por qué me había llevado hasta allá, que de donde había sacado ese carro y me dijo que había estado trabajando y le pagaron un dinero y quería darme algo para la niña, que lo disculpara que había tenido muchos problemas. Y me dijo que el carro era de Criszaida. Sacó una paca de billetes y me entregó como 300 bs yo me emocioné, nunca había visto tanto dinero en mis manos. Le dije, “esto me cayó como del cielo”. Se sonrió y me invitó a sentarnos en el asiento de atrás del carro. Empezó a seducirme y me hizo el amor allí, y me regresó a la casa.

Cuando llegué a la casa, le conté a Elena del dinero que me había dado Fran, y que estaba muy contenta porque iba a poder comprarle a ropa a Maury, que ese dinero me había caído como del cielo. Me miró y me dijo: “me imagino que no se lo dijiste a él” y yo le dije: “no, no se lo dije”.

Llegó el cumpleaños de Maury, mi prima Adriana había hecho un curso de elaboración de piñatas con mi mamá, y entre todos le hicimos la piñata con materiales de desecho, era supuestamente un uno, aunque parecía más una cabeza de caballo. La llenamos con juguetes que recolectamos de fiestas pasadas, donde habían ido las niñas de Laura y los dejaban por ahí.

De pronto tocaron la puerta, era la tía de Fran con una torta rosada bien linda, no sé cómo se enteró del cumpleaños de la niña. Y le celebramos así su primer añito, ese mismo día empezó a caminar.

Al tiempo volví a la jefatura y conocí a un señor llamado Medardo Gutierrez, usaban un espacio en la jefatura junto a su esposa y otros compañeros, para sus trabajos, eran miembros del partido y me pidió trabajar con ellos como colaboradora, no había sueldo, se trataba de una colaboración las veces que yo pudiera. Acepté, y me iba todas las tardes a trabajar con ellos, me sentía muy bien allí, eran muy amables conmigo y me enseñaban muchas cosas. De vez en cuando me colaboraban con cualquier cosa para la niña.

En una oportunidad llegó Alex a la casa, y me dio que había visto a Wilmer, que le preguntó por mí, y él le contó lo que me había pasado. Yo me molesté con Alex y le dije que él no tenía derecho a contarle mis cosas a nadie, y me entregó un papel que Wlimer me mandó con un número de teléfono para que lo llamara.

Guardé el papelito y lo sacaba con intensión de llamarlo y lo volvía a guardar. Como a las dos semanas de tener el papel guardado, lo saqué y decidí llamarlo, no sé con qué intensión, quizás saber de su vida, ó si aún me extrañaba.

Lo llamé y acordamos vernos en la estación del metro, vestí a Maury con el vestido más bonito que tenía y me la llevé. Vi a Wilmer más gordo, y más señor, ya no era aquel muchacho delgado y feo que conocí en el liceo. Nos saludamos, le presenté a mi hija y me dijo: “y tú piensas andar con ella así” yo le dije: cómo así, es mi hija. Me dijo: “me refiero así caminando, vamos a llegar mañana”. Y soltó una carcajada. Yo me sonreí y le pregunté: ¿vamos a llegar mañana a donde? “Yo no tenía ningún plan de salir”. Y me dijo: “Al parque, ¿no vamos a llevar a la niña pues? Lo miré me sonreí y le dije: está bien, vamos

Nos fuimos al zoológico, allí estuvimos casi toda la tarde, hablando, el de su vida y yo de la mía. Me decía que estaba viviendo con una mujer que tenía dos hijos, aunque no eran de él, los quería como si lo fueran. Aunque tenía muchos problemas con la mujer, y quería separarse de ella. Y por mi parte, le conté que me había molestado mucho que mi hermano le contara mis cosas; él me dijo que no me molestara por eso, ya que estaba seguro de que no lo había hecho por mal. Le conté en forma muy resumida lo duro que había sido hasta el momento, aunque aún amaba al padre de mi hija y no estaba segura si aún era capaz de volver con él, después de todo lo que me hizo.

Nos fuimos y quedamos en volver a vernos, en nuestro segundo encuentro, me invitó a conocer el hospital donde trabajaba, era enfermero, en el hospital del llanito y trabajaba por guardias, cuando salimos de allí me pidió que le diera la oportunidad de conquistarme nuevamente, que si regresara el papá de mi hija y yo decidiera volver con él, wilmer se haría a un lado y me entendería. Yo lo miré largo rato, me dijo: “no me respondas todavía, prométeme que lo vas a pensar”, si decides darme la oportunidad, me llamas, sino, no lo hagas, yo quiero ser más que tu amigo. Le dije: “está bien, lo voy a pensar”.

Me fui a la casa pensando en aquella proposición de Wilmer, me decía: “yo amo a Fran, y creo que si se apareciera en este momento y me pidiera que me fuera con él, lo haría sin pensarlo. Sin embargo Wilmer está muy cambiado, y sus palabras de alguna manera me estremecieron, ¿será que debo darle esa oportunidad que me pide, y olvidarme de Fran?

Estuve muchas días pensado en aquello, y esperando que por algún milagro llegara Fran.

Capítulo VI

Mi primer empleo

Me iba a la jefatura a trabajar con el señor Medardo y su esposa. Hasta un día que llegué y me entregó una recomendación, me dijo que fuera a Parque Central a una empresa que se llamaba: Corporación de Turismo de Venezuela (Corpoturismo) y que buscara a una sra llamada Neiva Unda, que iba a comenzar a trabajar con ella allí. Yo estaba emocionadísima, le di las gracias al sr Medardo a su esposa por haberme dado la oportunidad de aprender con ellos, y me fui a parque central.

Llegué a la torre y cuando subí al ascensor, sentí algo que me bajó y me subió a la vez, era en el piso 36, yo sentía que iba a llegar al cielo en aquel ascensor.

Cuando llegué por fin al piso, le pregunté a la recepcionista por la sra Unda, la llamó y salió a recibirme una señora mal encarada, la saludé y le dije que iba de parte del señor Medardo Gutierrez y le entregué la referencia. Ella me dijo: si, ya él me habló de ti, pasa para que conozcas la corporación.

Me presentó casi todo el personal, y me llevó a una oficina que se llamaba órdenes de pago y me dijo: “aquí vas a trabajar tú”, me presentó a la sra Erika y el sr Godoy que eran los jefes de la oficina, a Mónica quien elaboraba las ordenes y Eleazar Cuotto que estaba en una oficinita anexa, era el habilitado ó cajero.

La señora Erika y el señor Godoy eran dos personas ya un poco mayores muy respetables y atentos, me recibieron de manera muy amable, dándome la bienvenida, aunque no lo eran parecían esposo o hermanos, de verdad me encantaba el ambiente que se respiraba en aquel departamento, era muy agradable.

Me probaron n tiempo en el departamento< ayudando a Mónica a elaborar las órdenes de pago, sin embargo, en vista de que aún me faltaba mucha experiencia para ese cargo, decidieron ubicarme en la caja, como asistente de Eleazar.

Eleazar era un hombre joven, de tez blanca, sus facciones me recordaban a las personas andinas, tal vez era oriundo de los Andes, de Mérida o del Táchira nunca se lo pregunté. Era una persona bastante amable, con mucha experiencia en su trabajo, y muy meticuloso, le gustaba que todo quedara perfectamente bien.

Me recibió con agrado, me adiestró en el trabajo, el que aprendí rápido y además me gustaba hacer, sentía que estaba aprendiendo algo útil, poco a poco me fui desenvolviendo en aquel campo laboral, conocí a muchas personas, que aunque me trataban muy bien, no veían con buenos ojos que hubiera sido recomendada por la sra Unda, ya que ella no era del agrado de muchos en aquella corporación.

Pasaron dos meses y aún no había recibido mi primer sueldo, mi mamá en la casa me asediaba, me presionaba para que preguntara cuando me iban a pagar, ya que la niña necesitaba sus cosas, a mi me daba vergüenza tener que preguntar eso, aunque era algo que por ley y mi trabajo ya me había ganado, sin embargo, yo no lo veía así.

Mi hermana Elena se quedó sin empleo no recuerdo el motivo, entre mi madre y ella me persuadieron para que hablara con la sr Unda, para que le diera empleo en la corporación, así lo hice y aceptó, llamó a mi hermana y a los días ya nos encontrábamos las dos trabajando en el mismo lugar.

Pasaron casi tres meses cuando hablé con la sra Unda sobre mi sueldo, le pregunté por qué no me habían pagado, me dijo que me quedara tranquila que ya me iban a pagar, a los días recibí mi primer cheque, por un monto que jamás en vida había tenido en mis manos, me pagaron el monto de los tres meses laborados, al igual que una comunicación donde me decían que prorrogaban mi contrato por tres meses más. La emoción que sentía no me cabía en el pecho, le compré a Maury todo lo que le hacía falta, le di a mi mamá y me quedó algo para mí.

Fueron pasando los meses, a mi hermana que había comenzado en el mismo departamento donde yo comencé, la cambiaron para la Dirección, a trabajar junto a una señora que pronto se hicieron muy amigas, las dos fungían de secretarias del director de la corporación.

Yo quedé con Eleazar, aunque me gustaba mi trabajo, no me parecía que Eleazar se tomara todos los atributos, le mandaban hacer una carta, correspondencia o cualquier otra cosa, el me lo encomendaba, y luego lo entregaba como si lo hubiera hecho él, nunca me daba méritos. Así pasaron seis meses, ya me pagaban regularmente, y podía satisfacer todas las necesidades de mi hija.

Me llegó una comunicación del departamento de personal de la empresa, donde me decían que mi contrato quedaba rescindido, yo no entendía nada, me dirigí hablar con la sra Unda al respecto, me dijo que ya se había vencido mi contrato, el cual era por seis meses, que por el momento no había cargo vacante para dejarme fija, sin embargo me tomaría en cuenta para cualquier otra oportunidad que se presente.

Llegué a la casa cabisbaja, pensando en que voy hacer ahora, mi hermana siguió en la corporación, mientras yo nuevamente me deprimía sin saber qué hacer.

Mientras estuve trabajando en la corporación, comencé a relacionarme con mi prima Mercedes, ya que en ocasiones íbamos de visita a su casa y ella me comentaba que tenía un grupo de amigos que jugaban sofbol y ella solía ir a verlos y compartir un rato; me invitó en una oportunidad para que conociera a sus amigos, acepté y fe muy agradable compartir con ellos, eran todos algo adultos, pasaban los 30 años. Mi prima tenía una relación sentimental con uno de ellos, y se propuso buscarme novio, ya que me encontraba sola sentimentalmente hablando.

En cada salida me persuadía para que entablara conversación con uno de sus amigos que también estaba sentimentalmente solo, se llamaba Argenis, en una oportunidad fuimos a un restaurant después del juego y Mercedes no sé cómo se las arregló para dejarnos solos hablando, Argenis hablaba sólo de sus estudios y sus proyecto, mientras yo le contaba de mi hija sin entrar en muchos detalles, en fin no compenetramos; aunque me parecía muy caballero y respetuoso, no me gustaba su estilo ,se veía algo pasado de moda, su forma de hablar era my sutil y articulaba palabras que no solía usar el resto de sus compañeros de equipo, o de sus amigos.

Ya le había comentado a Mercedes que estaba desempleada y estaba buscando empleo, por lo cual ella habló con uno de sus amigos, quien estaba aperturando una tienda de ropas para que me diera trabajo cuando comenzara a funcionar, así fue, comencé a trabajar como vendedora en la Petroff, y de verdad la pasaba muy bien en las tardes llegaba Mercedes junto a los amigos y se quedaban allí hasta que cerrábamos, una vez, mi prima hizo que me probara un short bastante corto, con la intensión de que Argenis me viera, me hizo entrar al baño ponérmelo y luego llamó a Argenis, le preguntó que le parecía y él le respondió con una sonrisa que me quedaba muy bien, yo estaba muy apenada, no me imaginé que Mercedes fuera a llamarlo para que me viera en shores, le pregunté por qué lo había hecho y me dijo que era para llamar s atención, haber si yo le gustaba, porque ella quería que nos relacionaramos sentimentalmente, sin embargo, yo le dije que no me gustaba, que usaba unas patillas como Simón Bolívar y no era de mi agrado, pienso que yo tampoco soy de su tipo, hasta ese día entendió que no iba a poder empatarnos.

Reflexión: “En la medida en que nos aceptamos y nos amamos nosotros mismos, seremos capaces de amar a alguien más”

Mi prima y sus amigos ya no iban tan seguido a la tienda, yo dejé de salir con ellos debido a que, trabajaba los fines de semanas y debía encargarme también del cuidado de mi hija, Mercedes optó por empezar a invitar a mi hermana Elena, quien siempre se quejaba de que no la invitaban porque la veían chiquita, mi prima en su insistencia de buscarle novia a Argenis lo intentó con mi hermana y esta vez sí lo logró, mi hermana terminó siendo novia de Argenis.

Yo seguía en la petroff, un diciembre llevé a Adriana a mi prima a que me ayudara en la atención al público, ya que era una época muy movida y recurría mucha gente a comprar. Yo sola no me bastaba para atenderlos a todos, Al encargado de la tienda le gustó el desenvolvimiento de Adriana, y le ofreció contrato por la temporada decembrina.

Terminó la temporada y mi prima se fue de la tienda, contrataron a otra chica, a la que conocí poco, trabajamos juntas en el inventario y la atención al público. Frente a la tienda había una panadería, donde vendías unos panes que me encantaban, yo iba todas las mañanas a comprar para desayunar, uno de los muchachos que atendían en el mostrador comenzó a coquetearme, se acercaba a la tienda en los momentos que podía para hablar conmigo, una vez me invitó a dar una vuelta por los alrededores, no me de la tienda, le pedí permiso al encargado para salir un momento ya que no había mucho movimiento, me fui con aquel muchacho, paseamos un rato, hablándome de sus intensiones conmigo, me pidió que fuera su novia, yo no sabía que decirle, ya que no me llamaba la atención, mis pensamientos giraban en torno a Francisco, esperando que algún día regrese. Nos detuvimos en un sitio, me tomó de las manos e intentó besarme, yo lo esquivé, no le permití que me besara, y no lo volvió a intentar, hasta ese día me buscó.

No me había dado cuenta de la hora, y regresé apurada a la tienda, cuando llegué el encargado estaba atendiendo a unas personas, se me quedó mirando y no me dijo nada, yo le dije que me dejara terminar de atender, a los días me dijo que ya no podía seguir trabajando sin más explicaciones que fuera hasta la oficina del dueño que allí me entregaría mi liquidación, trabajé allí como 6 meses. Al tiempo me enteré que cerraron la tienda.

Reflexión; “El problema, casi nunca es el verdadero problema”

Me quedé en la casa al cuidado de mi hija, contando con lo que mis padres y mi hermana le daban a la niña, yo salía casi todos los días a buscar empleo. Ingresé en un instituto donde daban clases de inglés, buscaban asesores para vender los cursos y decidí probar volver a intentarlo. Para mi suerte no pedían experiencia, nos capacitaban, induciéndonos en una charla de cómo persuadir al cliente, en este empleo no había una remuneración fija, lo que se ganaba era un porcentaje de lo que se producía en cada venta. Los primeros 15 día me fue muy mal, no logré vender ni un curso, mi mamá como siempre, cada vez que comenzaba a trabajar me presionaba para que pidiera el sueldo, hablé con el jefe encargado, le pedí si era posible que me adelantara algún pago ya que tenía una niña pequeña y no contaba con los recursos para su leche y pañales.

No me dio el dinero, sino que me puso a trabajar con uno de los muchachos que era muy bueno vendiendo, me fui con él a dar charlas en unos colegios ubicados en charallave, era mi primera vez en aquel lugar, y la primera vez que me enfrentaba a un público a ofrecer n producto, el cual a los alumnos se les hacia entender que era una beca que habían ganado, con la intensión de que sus representantes no faltaran a la charla en las instalaciones del instituto. Aunque eran alumnos de segundaria, me sentí súper nerviosa, hice todo lo posible por intentar que mis nervios no se notaran y no se me olvidara lo que iba a decir. Aquel colegio era bastante grande y me tocó darles la charla como a salones.

A los dos días decidí ir por mi propia cuenta a entregarles la invitación a los alumnos de charallave para que sus padres asistieran a una charla en la oficina, era el segundo paso, antes de ofrecer el producto en venta, una vez que terminé mi tarea, me encontré sola en aquel lugar completamente desconocido para mi, sólo contaba con el pasaje y un poco más con lo que pude comprar un jugo ya que no había comido nada. Cuando llegué al instituto y le conté a mi compañero mi hazaña, se molestó y me dijo que no tenía por qué haber ido sola, que debí consultárselo y esperar a que el me autorizara, y que seguramente el día en que lo había citado no acudiría nadie, ya que no era lo que él tenía programado. Yo pensé habré metido la pata? Le pedí disculpas por haberme tomado la atribución y le dije que o volvería a trabajar con él

Para sorpresa de ambos, el día de la cita llegó el 80% de los representantes citados, de los cuales más de la mitad decidió adquirir el curso, mi compañero estaba que no cabía de la emoción, el jefe encargado intentando asignar a los mejores asesores para atenderlos y a mí me encargaron de cobrar el dinero de la inscripción. Ese día recolectamos suficiente dinero, el cual nos dividimos en partes iguales, luego mi compañero muy apenado me dio la razón y me dijo que lo había hecho muy bien, le di las gracias y le dije que igual no volvería a trabajar más con él, hasta ese día estuve allí.

Un día llegó Francisco a la casa, le pregunté porque no había venido a ver a su hija, y me dijo que había estado preso, por un problema que había tenido con una señora, a la que le rompió las paredes de la casa porque no le quería pagar, (la misma mentira, tal cual), Francisco me había engañado tanto y me sentía tan decepcionada de él por su abandono, que ya no le creía nada de lo que decía, ya ni su presencia ni sus palabras me hacían estremecer. Me dijo que en cuanto llegara a carupano me enviaría algunas cosas para la niña, le dije: ¡no te preocupes, ya mi hija no necesita nada de ti! se fue y no volvió durante mucho tiempo.

Complemento del capítulo VI

Una segunda oportunidad

Luego de algún tiempo de seguir intentando trabajar, llega mi hermana Elena la casa y me dice que vaya a la corporación porque la sra Unda quería hablar conmigo, me emocioné mucho, ya que recordé que la última vez que la vi, me dijo que si se daba la oportunidad me tomaría en cuenta, y algo dentro de mi me decía, que había llegado ese momento. Al siguiente día me fui con mi hermana a la corporación, la sra Neiva Unda me estaba esperando<me recibió="" muy="" bien="" y="" me="" preguntó="" si="" gustaría="" volver="" a="" trabajar="" allí,="" que="" había="" una="" oportunidad="" en="" el="" departamento="" de="" contabilidad,="" como="" transcriptora="" datos="" contables="" ella="" pensado="" mi;="" le="" dije;="" por="" mi="" encantada,="" gracias="" tomarme="" cuenta,="" llevó="" hasta="" la="" oficina,="" presentó="" con="" quien="" sería="" jefe="" departamento.="" un="" señor="" algo="" mayor,="" no="" recuerdo="" su="" nombre,="" solo="" se,="" estuvo="" poco="" tiempo="" vez="" yo="" llegué,="" mis="" compañeros="" trabajo="" eran:="" daniel,="" muchacho="" simpático,="" desde="" primer="" momento="" trató="" bien,="" era="" adiestraba,="" nixa,="" especie="" encargada,="" mujer="" más="" 30="" años,="" lucía="" bastante="" joven,="" tenía="" rostro="" lindo,="" unos="" ojos="" verde="" mirada="" penetrante,="" dio="" saludo="" cortés,="" presté="" mucha="" atención,="" también,="" estaba="" oscarina,="" secretaria="" del="" departamento,="" chica="" amable,="" relacioné="" ella,="" novia="" daniel.=""

A principio me costó un poco el trabajo, aunque había hecho un curso de contabilidad, no estaba capacitada para la práctica, y menos en una computadora, ya que hacía bastante que no manejaba ninguna, desde que tomé el curso de Word perfect. Poco a poco fui aprendiendo, gracias a que Daniel me tenía mucha paciencia, aunque Nixa no me miraba con buenos ojos, siempre sentí que me correspondía el saludo sólo por educación.

Nos íbamos y regresábamos juntas mi hermana y yo a la casa, los fines de semana, Elena salía con su novio y sus amigos y yo me quedaba siempre en casa, Maury ya tenía tres años y mi mamá se la llevaba al preescolar donde trabajaba, cuando cumplió los tres año y medio la inscribí para que empezara a estudiar. Recuerdo que me comuniqué con su papá para que me enviara dinero para comprarle lo que necesitaba para el colegio, me dijo que el iría a Margarita y se lo compraría el mismo. Como a los tres mese de Maury estar estudiando, llegó la tía de Francisco con un uniforme que supuestamente Francisco había mandado, aquella ropa era como para un niño de 12 años. Me molesté tanto que lo llamé, y lo insulté, tienes tanto tiempo de no ver a tu hija que ya ni recuerdas qué edad tiene? Eres un miserable, como vas a mandar un pantalón tan grande, sabiendo que aún es una niña pequeña, y de paso cuando ya no lo necesita, mejor no hubieras mandado nada, por lo menos me hubieras ahorrado la molestia, no lo dejé hablar y le tranqué el teléfono.

Ya llevaba como tres mese trabajando en la corporación, Elena tenía la costumbre de llegar tarde, y yo por quedarme esperándola para irnos juntas, también llegaba tarde. Comenzaron haber cambios en la corporación, mi jefe se fue no sé porque motivo y nombraron a Nixa de jefa del departamento, Después me enteré que la sra Unda también se había ido. Esta vez mi contrato era por seis meses, antes de irse la sra Unda dejó todo arreglado para que me renovaran el contrato por 6 meses más y así fue.

Reflexión; “El Señor obra por caminos misteriosos”

Capítulo VII

El gran amor de mi vida

No hacía más que estar en la cama pensando que iba hacer de mi vida y la de mi hija si no conseguía un empleo fijo, y si su papá no regresaba más. Aunque ya me había acostumbrado un poco a su ausencia, aún me dolía mucho que tampoco se preocupara por su hija. Mi mamá ya tenía algún tiempo siguiendo el evangelio, todas las noches hacia cultos en la casa, nosotros sus hijos no participábamos, aunque siempre se lo respetamos.

En una oportunidad, mi mamá me invitó a la iglesia, siempre lo hacía, no obstante, por una cosa o por otra yo me negaba a asistir, hasta ese día que me sentía tan abrumada y deprimida que decidí visitar aquella iglesia que mi mamá frecuentaba, pensé, tal vez desde allí cerquita Dios me escuche.

Nos fuimos ese domingo temprano, escuchaba los testimonios, oraciones y cantos de las demás personas que asistían, sin saberlo mi mamá había pedido al pastor una oración por mí, cuando este comenzó a orar me llamó pidiéndome que me acercara al estrado o tarima, estábamos alrededor de diez personas en forma de circulo, mientras el pastor oraba haciendo sus peticiones, yo muy dentro de mí también lo hacía, le pedía a Dios que calmara mis sufrimientos, que me permitiera conocer a un hombre que de verdad me quisiera y sea un ben padre para mi hija, de pronto me colocaron una mano en la frente, (era el pastor) yo sentí como todo mi cuerpo se estremecía, y comencé a temblar, me desvanecí y caí, los personas a mi alrededor me sujetaron y me acostaron en el suelo para evitar que me golpeara. Decían que me tomó el espíritu santo.

A la semana siguiente mi hermana Elena cumplió años, ella estudiaba en las noches, El día de su cumpleaños mi hermana se me acercó y me invitó a una fiesta que le harían sus compañeros de clase, yo le dije que no podía ir, ya que no tenía nada que ponerme, había adelgazado tanto que todo me quedaba grande, Ella me insistió y me hizo medir cualquier cantidad de ropa, hasta que me convenció y me fui con ella y su novio.

Al llegar a la fiesta, mi hermana saludó a todos, me presentó e intentó que yo me involucrara en algunas conversaciones, yo lo intenté por un momento luego me aparté. Me senté en un sillón algo alejada, de vez en cuando alguien me sacaba a bailar porque mi hermana se los pedía, y me volvía a sentar sola mientras mi hermana disfrutaba con sus amigos y su novio. Como a la media noche llegó un grupo de hombres, todos se alegraron y decían llegaron los gaiteros, se saludaron y reían, al rato mi hermana se me acerca con uno de los hombres que había llegado, nos presenta y le dice: gordo, esta es mi hermana, sácala a bailar que está ahí aburrida, él le dice: tranquila ya vamos a solucionar eso, mucho gusto, yo soy Orlando Rojas. Se fue hacer no sé qué, y cuando regresó me saca a bailar, me pregunta bailas salsa) le dije sí, desde ese momento bailamos, y bailamos, sólo me dejaba descansar una o dos piezas y volvía a buscarme, me encantaba su suing, su forma de llevarme el paso, y como se lo llevaba yo a él, nos compenetramos tanto balando que todos en la fiesta nos miraban, a mi no me importaba, en ese momento me sentí la reina del lugar.

Ya avanzada la noche empezaron a poner música suave, igual nos quedamos bailando, no sé como en un momento nuestros labios se encontraron y nos hundimos en un beso profundo, todo aquello me parecía un sueño del cual no quería despertar.

En la mañana todos se preguntaban que pasó ahí, algo que ni yo sabía responder, porque tampoco supe que pasó. Al momento de despedirnos me dio su número de teléfono y me dijo que lo llamara, llegamos a la casa, y yo estuve todo el día pensando en aquel momento.

Al día siguiente lo llamé, y me invitó al cine, hablamos de nosotros, me dijo que trabajaba en la Alcaldía de Caracas y era miembro de buró juvenil del partido acción democrática, y que estudiaba con mi hermana. Yo le contaba de mi hija y lo traumática que había sido mi vida hasta ese momento.

En nuestro segundo encentro me invitó a desayunar, y me preguntó si me gustaría ir a lugar donde estuviésemos más solos, supe de inmediato lo que me estaba proponiendo, y aunque pensé que era un poco apresurado, me dije para mis adentros, porqué no, no tengo nada que perder, además necesito olvidarme de Francisco de una vez por todas.

Llegamos a un hotel que me pareció bellísimo, estaba muy bien decorado y con muchos espejos, aunque no era mi primera vez, me sentía muy nerviosa, nunca me había entregado a nadie más que al padre de mi hija.

Recuerdo que encendió el tv y estaban dando la noticia de la muerte de Diana de Gales (la princesa Diana). Orlando fue muy especial, no me presionaba para nada, sus caricias y sus besos hacían que mi cuerpo se estremeciera al máximo, sentía como mi cuerpo temblaba, ardiente de deseos, no quería que aquel momento terminara nunca, con este hombre sentía algo que jamás en vida había sentido, con Orlando supe por primera vez lo que era llegar al clímax.

Fue tan distinto a las veces que estuve con Francisco, no había dolor, ni molestias. Lo que viví aquella tarde fue realmente intenso.

Orlando contaba con 28 años cuando nos conocimos, era un hombre jovial, muy alegre, carismático, algo presumido, sociable, dispuesto a ayudar a todo el que lo necesitara, amigo de los amigos, con una voz muy fuerte, con un egocentrismo bastante marcado, también era muy gordo, cosa que nunca me importó.

Reflexión; “Lo ideal sería poder encontrar en un solo hombre el amor de tu vida y a tu mejor amigo…”

“El orgullo de los pequeños consiste en hablar siempre de si, el de los grandes en no hablar de sí nunca…”

Orlando me llamaba todos los días al llegar a la oficina, nos quedábamos rato hablando por teléfono, me decía: buenos días mi amor, te llamé para saber cómo amaneciste, y porque anoche olvidé decirte que te quiero. Esas palabras llenaban todo mi ser, al punto que quería entrar por el teléfono para abrazarlo y darle un beso inmenso hasta saciar nuestro ser. Todas las noches me enviaba cartas con mi hermana, ella me contaba que mientras el profesor daba la clase, el lo que hacía era escribir cartas para mandármelas con ella. Estaba realmente enamorada, sentí que por fin Francisco había salido de mis pensamientos para siempre, y entraba este nuevo príncipe azul que tanto le había pedido a Dios.

Ya llevábamos como tres mese saliendo, cuando Orlando intentó terminar conmigo, no recuerdo la razón, me decía que era un hombre muy volátil, que cuando se molestaba, no controlaba sus impulsos y podía ofender con facilidad. Yo le dije que no se preocupara, que trataría de entenderlo si se daba el caso, pero que de verdad yo lo amaba y quería intentar una bonita relación con él.

Iba todas las tardes a buscarme al trabajo, salíamos a todos lados, me invitaba a restaurantes, caros, al cine, a hoteles elegantes, siempre jactándose de que tenía como pagarlos, usando siempre sus tarjetas de crédito. Me llamaba todas las noches a un celular que Elena le había comprado a la señora Erika, pasaba largos ratos hablando, mi mamá se quejaba y me decía que dejara el teléfono y atendiera a la niña, y Elena se molestaba porque el teléfono era suyo y yo lo usaba más que ella.

Comencé a tener problemas en el trabajo, por las llegadas tarde y las llamadas de Orlando, aunque poco me importaba que me llamaran la atención por las llamadas, ya que me encantaba que Orlando me llamara todos los días, y nunca se lo dije a Orlando. A mi hermana si le comenté que tenía problemas con Nixa por llegar tarde, le dije que intentara estar lista más temprano si quería que la esperara; me dijo que lo haría, sin embargo nunca fue así, en realidad toda su vida ha sido impuntual, nunca llega a tiempo a ninguna parte.

Se llevaban muy bien Orlando y Maury, al punto que comenzó a llamarlo papá, aunque me encantaba la relación entre ellos, no me gustaba que en momentos le hablaba muy fuerte, diciéndole cosas como: yo soy el gobierno y tu mamá es la democracia, como queriendo decir: aquí se hace lo que yo diga. Yo le reprochaba eso, diciéndole que Maury era aún muy pequeña y no entendía lo que le estaba diciendo, sólo tenía 4 años, Orlando no me escuchaba y se lo seguía diciendo.

Hubo otra movida en la Corporación y colocaron otra jefa en el departamento, Nixa quedó como segunda al mando, cosa que no le agradó mucho. Nixa le daba muchas quejas de mí a la nueva jefa, quien decidió colocarme como ayudante de Oscarina, (la secretaria). Yo acepté sólo por el hecho de necesitar empleo. El departamento de orden de pago lo habían disuelto, habían apilado allí unas cajas con documento y Nixa me mandó a que las bajara y los revisara, no sé con qué intensión, me fui hacer lo encomendado, las cajas estaban muy pesadas, o por lo menos para mí lo eran, al rato llegó Oscarina ofreciéndome ayuda, me dijo que no entendía porque Nixa me trataba así, se lo agradecí mucho ya que sola no podía.

Lo que me alegraba el día era ver a Orlando después a de la jornada laboral, le contaba que me iba muy mal en el trabajo y que Nixa me hacia la vida imposible, me dijo que iba a mover sus contactos para buscarme otro sitio donde trabajar.

Pasaron como tres mese más Orlando y yo seguíamos saliendo, y llegó un hombre a la corporación algo joven y con acento extranjero, su función era traducir los informes que emitían los turistas. Nixa se quejó de mi ante el director, quien decidió cambiarme de departamento, y empecé a trabajar con aquel señor extranjero apellidado Ecqherman, transcribiendo los informes que traducía al español, me llevaba muy bien con él, y aunque era un hombre joven no podía tratarlo con la misma confianza que lo hacía mi hermana, ellos se tuteaban y se trataban con mucha confianza, yo en cambio lo miraba como mi jefe y me trato hacia él era más respetuoso. Estuve trabajando por año y medio en la Corporación, hasta que mi jefe decidió irse de la corporación, (fue muy breve su estadía allí), y a mí me rescindieron el contrato.

Pasó como un mes y yo le decía a Orlando que necesitaba conseguir empleo, me dijo que estaban esperando que a una amiga suya le confirmaran un cargo importante en lo que llamaban El congreso de la República, hoy llamado La Asamblea, para que me llamaran a trabajar allí, y me regaló mi primer celular.

En efecto apenas le dieron el cargo a Yamileth Calanche, amiga de Orlando y miembro del buró, como jefa de la Cámara de diputados del Congreso: me llamaron para que comenzara como transcriptora de datos en aquel organismo. Sólo bastó una pequeña entrevista con Yamileth, para conocernos personalmente, sin mayores requisitos, ni tantos preámbulos, lo único que contaba es que era la novia de Orlando su amigo. Aquello me parecía un palacio, donde jamás en vida había ni soñado entrar, hasta los baños me parecían de mentira, todo tan bien arreglado, tan lujoso, que no creía que yo fuese a trabajar en aquel lugar.

Orlando contaba con muchos conocidos y amigos dentro del mudo de la política, entre ellos sus mejores aliados eran Manuel (Bamban), Juan Carlos, Yamileth, Rosa y Honorio Torrealba (su jefe mientras estuvo trabajando en la alcaldía).

Yamileth, fue muy atenta conmigo, era una mujer de aspecto varonil, usaba el cabello muy corto, y siempre se vestía al estilo de un hombre, se comentaba mucho que era lesbiana. Me presentó con quienes serían mis compañeras de trabajo, era un lugar bastante amplio, dividido por especies de cubículos, Me ubicaron con Yaneth y Milquelys en el cubículo donde se transcribían las leyes para su publicación, emanadas por el hemiciclo, (donde se discutían y se aprobaban o desaprobaban.

Mi amistad con Yaneth fue creciendo de manera muy rápida, era una chica bastante joven, frustrada sentimentalmente ya que era madre soltera, y muy revoltosa, cada vez que tenía oportunidad, salía con cualquier diputado del congreso, valiéndose de sus dotes y su físico muy atractivo. Milquely era un poco más reservada, también hicimos una amistad muy bonita, aunque ella vivía más pendiente de terminar su carrera, para ese entonces estaba haciendo su tesis en presupuesto.

Como a los 15 días llegó otra chica que también laboraba en el cubículo y no le es esa tierrua, comentario que me hizo Milquelys más adelante. Poco a poco fuimos adaptándonos una a la otra, aunque yo me inclinaba más hacia Yaneth, fue creciendo la amistad entre Magherita la otra chica, Milquelys y yo, Margherita era una chica muy bella, con un cuerpo de modelo y le gustaba cantar, cosa que se le daba muy bien, estaba de novia con un chico que prácticamente a acosaba, ella estaba obsesionada con él, y tenía muchos problemas en el trabajo por su causa, ella nos contaba que la obligaba a estar con él, a conseguirle dinero como sea, llegó a quitarle muchas cosas a su mamá para venderlas, se endeudaba en el trabajo, hasta que una vez se fue a vivir con él, Margara se había demacrado mucho, ya no era la chica bella que todos admiraban, todos se sorprendían a verla tan demacrada, ojerosa y muy delgada, llegó a vender casi todas sus pertenecías y ya no se vestía ni lucia como antes, hasta llegamos a pensar que estaba consumiendo drogas o algo así. Su mamá tenía contacto con nostras, y nos pedía que ayudásemos a iba a almorzar para su casa como solía hacerlo.

En una oportunidad se mudó con su novio, faltó varios días a trabajo y nos preguntábamos que había pasado con ella, hasta un día que volvió y nos contó que estaba viviendo con su novio, pero que le iba muy mal, no la dejaba salir y la maltrataba tanto física como verbalmente.

Yaneth, decidió ir con Margara hasta el lugar donde vivía, allí encontró al novio lo insultó e hizo que Margherita sacara sus cosas de allí o lo poco que tenía, y la devolvió a casa de su mamá. Poco a poco Margara volvió a ser la de ante

Reflexión: “Hermosa la mujer que impone su carácter aún a riesgo de quedarse sola, antes que la sumisa que aguanta todo por miedo a quedarse sola”.

Siempre le decía a Orlando que me encantaban los pequeños detalles, en mi cumpleaños me envió un arreglo de un peluche con globos a la oficina, me quedé pasmada cuando llegaron y preguntaron por mí para entregármelo, me emocioné tanto, ya que nunca me había hecho un detalle así, y las caras de la muchachas era de película, eso me emocionaba aún más.

Yo me iba todos los viernes para su casa con Maury a pasar el fin de semana con él, cosa que a Maury no le agradaba mucho, ya que Ludy la mamá de Orlando la obligaba a comer cosas que a ella no le gustaban porque según ella, esa niña estaba muy desnutrida, Maury aun estaba muy pequeña, tenía cuatro años y nos se acostumbraba a aquella casa y aquellas personas completamente extrañas para ella.

Pasó casi un año, yo seguía trabajando en el congreso y viviendo los fines de semana con Orlando en casa de su mamá, ya Maury tenía más confianza, Yaneth, la hermana mayor de Orlando era muy amable con nosotras, aunque en ocasiones me parecía un poco hipócrita, había actitudes en ella que no me gustaban, tampoco me parecía la manera en que trataba siempre de imponerse ante los demás, hasta de su propia madre.

En una oportunidad, yo estaba trabajando y Orlando me invitó a almorzar, comenzó a decirme que necesitaba tiempo, que no estaba seguro de lo que sentía por mí, yo me puse my mal, y le dije que si estaba intentando terminar conmigo, me levanté de la mesa sin probar la comida, el intentó detenerme pero yo no quise escucharlo, me fui a la oficina muy mal, pensando porqué Orlando me hacia esto si yo en verdad lo amaba.

Había mucho movimiento en la oficina, no entendía que estaba pasando, recuerdo que me dijeron que habían removido a Yamileth de su cargo, y con ella cambiaron muchas cosas, las del cubículo de al lado quisieron ocupar el puesto que tenían antes de que llegara Yamileth y no de esos era el mío, una de ellas casi me tumba de la silla queriendo ocupar el puesto antes de quedarse por fuera; Yaneth mi amiga me dijo que no me moviera de allí, que ese era su puesto y ella me lo dejaba a mí. Yo estaba toda confundida y lloraba, todas pensaron que era porque me estaban quitando el puesto. Se me acercó otra chica Elvira, me dijo que como ya había cumplido un año lo mejor era que me fuera de vacaciones, que no me preocupara que no me iban a botar, yo le dije que mi estado no se debía a lo que allí estaba pasando. Y me respondió: tranquila que ese hombre te quiere. Me quedé pensando en sus palabras llamé a Orlando y le dije que me esperara en su oficina que iría a buscarlo.

Llegué a su oficina y todos me vieron con cara de susto, porque llevaba los ojos hinchadísimos de tanto llorar. Después de un rato me hicieron pasar a su oficina y nos dejaron solo, le dije a Orlando que si lo que quería era dejarme que me lo dijera de una vez, que no estaba dispuesta a vivir el suplicio de no saber qué es lo que quería, sacó una cajita con unos anillos y me los entregó, me pidió que lo disculpara, que no era su intención dejarme, que sólo estaba un poco confundido. Era dos anillos de oro, no me emocioné mucho al verlo ya que siempre he preferido los pequeños detalles y él lo sabía. Le dije sabes que no necesitas darme esto para obtener mi disculpa, me dijo le sé pero igual quise regalártelos porque te lo mereces.

Yaneth trabajaba en el mismo organismo que Orlando, ya que él le había conseguido empleo allí, ella contaba que se había criado sola en un convento de Colombia, allí conoció a Alberto Chona, con quien se casó y para entonces tenían un hijo Jesdal Alberto, y el dolor de haber perdido a su primera hija de dos años a causa de una neumonía.,

Maury se llevaba bastante bien con Jesdal, eran casi de la misma edad, en ocasiones peleaban, cosas de niños y luego volvían a estar juntos. Salíamos todos los domingos al sambil, a veces nos íbamos todos Yaneth su familia, la mamá, Ambar la hermana menor, y los hijos de Omar el hermano mayor de Orlando.

Ambar era la hermana menor de Orlando, hija del segundo esposo de su mamá Elpidio Pérez (pillo). Ella acostumbraba a pedirles la bendición a sus hermanos mayores, que eran mucho mayores que ella. Entra Ambar y yo nunca hubo mucha confianza, ella era la niña consentida de su papá, y Ludy su mamá aunque es una señora de buen corazón, siempre se ha caracterizado por tener un carácter muy fuerte y cuando se molestaba no media sus acciones ni sus palabras, creo que eso lo heredaron todos sus hijos.

Una vez estando en casa de Orlando estaban planeando un viaje para Mérida, Yaneth era la promotora algo así como un tours de una semana, y nos invitaron a Orlando y a mí, yo les dije que no había llevado ropa apropiada para ese viaje que tendría que ir hasta mi casa a buscarla, me dijeron que no había tiempo ya que el viaje era esa noche y nos prestaron a mí y a Maury todo lo necesario para irnos con ellos, aprovechando que estaba de vacaciones del trabajo acepté.

Yo agradecía Dios por todo aquello, se estaba cumpliendo otro de mis sueños, conocer Mérida, aunque nunca había estado allí, siempre escuché que era una ciudad muy hermosa, y yo no perdía las esperanzas de conocerla algún día.

Fue un viaje espectacular, aunque no tuvimos tiempo de ir a todos los sitios turísticos, conocí gran parte: los aleros, la Venezuela de antier, el pueblito de jaji, la casa de los helados, la iglesia, la cruz de carabaca y otros lugares que ahora no recuerdo.

Capitulo VIII

Adoptando una nueva familia

Al volver de Mérida Orlando y yo decidimos que me quedaría allí en su casa viviendo con él de lleno, no recuerdo quien se lo propuso a quien, Orlando habló con su mamá, ella estuvo de acuerdo con la condición de que le aumentara el dinero que le daba para la comida.

Creo que no llevaba un mes de vacaciones, cuando me llamaron de la oficina para que me reintegrara, ya Yaneth se había adelantado en llamarme y decirme que no aceptara porque me quería cambiar, que dijera que estaba de viaje, no tuve tiempo ni de analizarlo, casi inmediatamente que termino de hablar con Yaneth, me llama la jefa de la oficina, me preguntó si estaba en mi casa y le dije que sí, me dijo que necesitaba que me reintegrara porque estaban necesitando personal en otro departamento. Acepté ya que sentía que las vacaciones eran muy largas y me estaba aburriendo mucho en la casa, Orlando pasaba el día trabajando, la sra Ludy en sus cosas y yo casi siempre encerrada el cuarto con Maury.

La casa estaba dividida en dos plantas, en la parte de arriba dormían la sra Ludy con su esposo y Ambar en un cuarto al lado de ellos, había una salita, un baño y un balcón donde la sra Ludy tenía algunas matas que subía a regar todos los días. Guardaban muchas cosas en esa sala y se veía todo muy aglomerado y pequeño. En la parte abajo dormía Orlando, allí había otra salita, y otro baño pegado a la cocina. Decidieron remodelar la casa, tumbaron el baño de abajo, y lo hicieron al lado del cuarto de Orlando, ya que la señora Ludy había decidido mudarse para abajo, porque le estaba costando mucho subir las escaleras todos los días, el cuarto de arriba quedó para Orlando y yo.

Dormíamos los tres en una misma cama. Orlando, Maury y yo, mas tarde la sra Ludy nos prestó una camita que colocaron en la salita de afuera para que Maury durmiera sola.

Cuando me reintegré al trabajo me mandaron a otro edificio más abajo del Palacio legislativo donde comencé a trabajar, me dijeron que allí trabajaría de ahora en adelante, me recibieron muy bien, y ahora el trabajo consistía en transcribir todas las sesiones de la cámara pero a través de una grabadora, debía escuchar todo lo que se decía y transcribirlas, omitiendo palabras mal dichas, o transformando párrafos que no fueran acorde para ser publicados en gaceta.

Allí conocí a Yamil, un señor joven y bien atractivo, era el jefe del departamento de al lado, aunque ya lo había visto en algunas ocasiones cuando trabajaba en el palacio, no había tenido la oportunidad de tratarlo, era casado, sin embargo se valía de sus atributos físicos para andar de pica flor, era muy adulador. Comenzamos a tratarnos y se iba todos los días a la oficina donde yo estaba a hablar conmigo e intentar seducirme, a mi me encantaba hablar con él y me sentía muy atraída, sin embargo respetaba mi posición de estar viviendo con Orlando y que además lo amaba mucho, cosa que siempre le decía a Yamil, y él me respondía yo también soy casado, pero no capado.

Reflexión: “Madurar es desarrollar la capacidad de decir la verdad, sin tener ningún miedo a las consecuencias”.

Sólo pasaron unos meses más antes de que cambiara el gobierno, y con este la destitución del Congreso Nacional de la República, ente que pasaba llamarse: Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, por lo tanto decidieron sacar a todo el personal que a la nueva directiva no le convenía tener allí, así que nos ofrecieron un bono triple a cambio de nuestra renuncia, que si no aceptabamos igual y nos despedirían pagándonos sólo lo que nos correspondía. Después de consultarlo con algunas de mis compañeras y Orlando, decidí renunciar.

Me quedé en casa de Orlando desempleada, dependiendo de él, cosa no me importaba mucho ya que ganaba muy bien y no nos faltaba nada ni a mi hija ni a mí.

Me llevaba muy bien con toda la familia de Orlando, tanto con los que vivían en la casa como los que no, compartíamos mucho, paseos, reuniones, mi familia pasó algunas navidades con nosotros en casa de Yaneth la hermana de Orlando, Aunque él siempre los criticaba mucho, mirandolos como unos pobres diablos que no tenían donde caerse muertos, y se jactaba de decir que yo vivía gracias a él porque me sacó de aquel cuchitril. Cosa que nunca les mencioné a mi familia, no quería que conocieran esa parte arrogante que tenía Orlando y lo hacía actuar de esa manera, aunque pienso que habían detalles que lo delataban.

Ya llevaba algún tiempo viviendo con Orlando, cuando me di cuenta que se me desparecían las cosas del cuarto, como cosas personales y prendas intimas, no sé porqué se me ocurrió meterme al cuarto de Ambar aprovechando que no estaba en ese momento, metí la mano en su gaveta y lo primero que saqué fue una pantaleta mía con sangre seca, eso me dio tanto asco e indignación y asumí que allí estarían todas las que no encontraba, hablé con Orlando y más rabia sentí porque lo que hacía era reírse, y me dijo que no me preocupara que saldríamos a comprar lo que me hacía falta, yo lo que quería era que hablara con su mamá, aunque después pensé que era mejor así ya que estaba segura de que al enterarse de algo así mínimo la medio mata, ya que en otra oportunidad por decirle que no encontraba unos lentes que había dejado en la mesa y Ambar los tenía en las manos, la agarró a golpes hasta que se cansó, yo estaba segura que su rabia no era el hecho de que Ambar hubiera agarrado los lentes, si no que yo le dijera que había sido ella, ese día Ambar le dijo a su papá que su mamá le había pegado por culpa mía. Por eso decidí no hablar el asunto de la ropa ya que no quería crear conflictos. Tampoco era muy buena estudiante y cada vez que llamaban a la sra Ludy al colegio para alguna queja, la molía a correazos, dejándola toda marcada.

Yo muy poco me metía en la cocina, porque el sr Elpidio era muy exigente con la comida, y prefería no intervenir en eso, a excepción de los fines de semana que le cocinaba a Orlando, porque la sra Ludy no cocinaba. En una oportunidad la sra Ludy me dijo que me encargara de la limpieza de la parte de arriba de la casa, que ella se encargaba de abajo; una vez se puso a limpiar la cocina desde la 6:30 de la mañana, hasta casi medio día, no me dejó preparar desayuno, Orlando no acostumbraba comer en la casa, sólo en las noches cuando llegaba, tenían su comedor en el trabajo. Yo no entendía que le pasaba a esa señora, sonaba las ollas muy duro, yo decidí salir con Maury y comprar algo para comer afuera, al salir me encontré con Rosa a tía de Orlando, ella era muy cariñosa con maurelis, le comenté que la sra Ludy andaba como molesta y no me dejó hacer desayuno, Rosa hizo un ademán como de desaprobación. Esa noche, cuando llegó Orlando la sra Ludy subió al cuarto muy malhumorada, abrió la puerta sin tocar, y comenzó a decir que ella tenía que ocuparse de todo, que yo no la ayudaba y montón de cosas más, yo le dije que ella misma me había dichos que me ocupara de la parte de arriba y que si no cocinaba era porque al sr Elpidio (pillo) no le gustaba.

Esa noche la pasé muy mal. Le pedí a Orlando que me sacara de ahí lo antes posible, que yo quería mi casa.

A partir de ese momento comencé a participar más en la cocina e intentaba no estar durante el día allí, me iba a visitar a mi mamá, y me dediqué a buscar empleo, me dieron la oportunidad en un colegio para dar tareas dirigidas en las tardes, me llevaba a Maury y pasábamos la tarde allí hasta una vez que tuve que faltar dos días porque Maury se enfermó y me dijeron que no podía seguir.

Le insistía a Orlando en que quería irme, comenzamos a buscar apartamento, visitamos varios en caracas, en la misma zona donde estábamos, y más retirado también, sin embargo no había ninguno que lo convenciera, bien sea por el precio o por el sitio.

Capitulo IX

Una lucha en contra de la naturaleza

(Mi boda)

Una vez nos fuimos de paseo a la playa con los amigos de Orlando Manuel, Juan carlos y cada uno con sus respectivas novias, ese día Orlando me preguntó si quería que nos casaramos, yo le había comentado que ese siempre había sido uno de mis sueños, así que fue la mejor sorpresa que había recibido en mi vida, por supuesto le dije que si, y en ese mismo instante habló con Manuel para que fuese el padrino de nuestra boda.

A los pocos mese decidimos casarnos, era Diciembre del año 1999, yo misma hice todas las diligencias respectivas para mi matrimonio, los padres de Orlando acostumbraban a viajar todos los diciembres a Colombia, Orlando quería que sus papas estuvieran presente en nuestra boda, así que decidimos celebrarla antes de que partiesen me dieron fecha para el viernes 17, arreglé todo para ese día, yo estaba emocionadísima, llamé a mis familiares y mis amigas del congreso para que me acompañaran en la boda.

Había estado lloviendo mucho durante esos días en caracas, y justamente ese fin de semana ocurrió el deslave de la guaira; por supuesto suspendieron todas las actividades en el juzgado donde nos íbamos a casar; yo estaba muy triste ya que tenía todo preparado, y pensaba Dios mío, no es justo, tanto que deseo casarme con Orlando porque ocurre esto ahora; ese fin de semana lloré mucho, le preguntaba a Dios porque no merecía casarme, fallé con el padre de mi hija y ahora tampoco me lo permites con este hombre que tanto amo.

El lunes me desperté más tranquila, hablé con Orlando y le pregunté si aún quería casarse conmigo, me dijo por supuesto que si negra, pero son cosas que se nos escapan de las manos, no podemos luchar contra la naturaleza, y lo más triste es que mi mamá se va hoy y no va estar presente para cuando nos casemos.

Yo le dije pues si queremos si podemos, déjame intentarlo. Me fui al juzgado a averiguar si habían actividades. Ese día amaneció más claro, ya no llovía, aunque las calles estaban muy inundadas, a mi no me importó, sólo veía el cielo y una oportunidad de hacer realidad mi sueño. Al llegar pregunté si habían matrimonios para ese día, me dijeron que sí, que ese día se realizarían los matrimonios suspendidos; los ojos me brillaron de felicidad, enseguida llamé a Orlando, y le dije; prepárate que nos casamos hoy.

No acudieron todos los invitados ya que por ser día laboral, se encontraban trabajando, sin embargo Orlando pudo contar con la presencia de sus padres y nos acompañaron varios familiares y amigos de Orlando, mis padres y por supuesto lo padrinos Manuel y Yaneth.

En la noche hicimos una pequeña recepción en la casa de la tía de Orlando (Belén), allí solían celebrar todos los eventos de la familia. Conté con la presencia de mis hermanos y mis amigas del congreso, así como varios familiares de Orlando y sus amigos más allegados. Fue una re unión muy intima y acogedora, yo estaba que no cabía de la felicidad, le agradecí muchísimo a Dios por tanta dicha.

En el congreso nos obsequiaron dos boletos ida y vuelta para Margarita, aunque le insistí a Orlando nunca quiso ir, me decía que no podía faltar tantos días al trabajo, cosa que no le creí mucho, ya que era personal de confianza y no ameritaba tanto protocolo para ausentarse. Aunque me sentí mal por no celebrar mi luna de miel como esperaba y poder viajar en avión, conocer Margarita como tanto anhelaba, no quise entrar en discusión con Orlando, no quería que un viaje empañara la felicidad que aun me embargaba por haberme convertido en su esposa, a final de cuentas podríamos hacerlo en cualquier otro momento.

Orlando se reincorporó a su trabajo y yo seguía en la misma rutina, eran tiempos de elecciones y casi todos los día llegaba tarde y tomado con el cuento de que estaba reunido con la gente del buró, me molestaba tener que quedarme todo el día encerrada en la casa, y de paso esperar hasta altas horas de la noche para que Orlando llegara tomado, le reclamé varias veces pero el ignoraba mis reclamos. Un día que su mamá lo esperó y le reclamó de manera muy fuerte, diciéndole que su casa no era hotel, para que estuviera llegando a la hora que le parezca, hasta ese día Orlando llegó tarde.

Orlando era un hombre que orinaba mucho en las noches, acostumbraba a meter un potecito debajo de la cama para no tener que pararse tantas veces al baño, hasta un día se le olvidó sacarlo y yo estaba limpiando el cuarto y sin querer derrame el pote, me dio tanta rabia que le prohibí volverlo a meter allí, le dije que a partir de ese momento se tendría que para a l baño así no durmiera, que igual estaba solo a unos pasos. Creo que esa fue la peor decisión que pude haber tomado en mi vida, no pensé en que Maury dormía sola afuera, Orlando se paraba varias veces en la noches y se quedaba mucho rato, en principio no le daba importancia, al tiempo algo comenzó a decirme ve a ver porqué demora tanto, abrí la puerta del cuarto de golpe y lo encontré sentado en la cama de Maury, tenía el short desabotonado y Maury estaba desarropada, mis ojos se abrieron como dos taparas y le pregunté qué haces tú ahí, me dijo que la estaba arropando porque había tirado las sábanas a piso, decidí creerle, aunque algo me decía que tuviera mucho cuidado. Al siguiente día en cuanto se fue Orlando comencé a interrogar a Maury, le pregunté qué hacía tu papá aquí anoche y me dijo que no sabía.

Después de esa noche ya no dormía tranquila, cada vez que Orlando se paraba al baño me imaginaba cualquier cantidad de cosas, hasta me daba miedo abrir la puerta y encontrar a Orlando haciéndole algo malo a mi hija. Todos los día hablaba con maurelis le preguntaba si su papá le había hecho algo y me decía que no, me quedé un poco más tranquila pensando que tal vez estaba paranoica pensando en cosas sin sentido ya que Orlando era incapaz de hacer le algo así a mi hija, a la quería como suya también, hasta me sentí culpable por pensar esas cosas.

En una oportunidad salí y la dejé al cuidado de Orlando, a Maury le habían salido unas pepitas en las piernas, como un salpullido que le picaba mucho. Al regresar encuentro a Orlando sentado en la cama con sus manos alrededor de la cintura de la niña y ella con las pantaletitas abajo, no sé qué sentí en ese momento, la agarré y le clavé los ojos a Orlando y le dije que es lo que está pasando aquí, que le estabas haciendo a mi hija, me dijo cálmate, ella sólo me estaba enseñando las pepitas, y le grité de manera incrédula, si? Pero hasta donde yo se las pepitas las tiene en las piernas, porque estaba se bajó las pantaletas, y le pregunté a Maury delante de él que te estaba haciendo tu papá, me dijo no mami, nada más le estaba enseñando las pepitas.

Reflexión: “Si antes hubiera tenido la cabeza que tengo hoy, no hubiera cometido los errores que cometí, pero la cabeza que tengo hoy, la tengo precisamente gracias a los errores que cometí”

Ya no sabía que pensar, ni que creer, me invadía el miedo de saber que el hombre que tanto amaba, le estuviera haciendo algún daño a mi hija, por otro lado me tranquilizaba el hecho de que Maury nunca admitía tal cosa, ella nunca me dijo si su papá le hacía algo malo.

Fue pasando el tiempo, seguíamos Maury y yo viviendo con Orlando, el estaba de vacaciones, nunca había tomado ningunas en su trabajo y ya había acumulado varias, así que lo obligaron a salir 6 meses de vacaciones. Orlando decía que era mucho tiempo para estar en la casa, así que salía todos los días no se a que, y llegaba en las noches igual como si estuviese trabajando. Yo le preguntaba porque salía tanto, y me decía que eran reuniones de partido y que estaba cuadrando un puesto en la caja de ahorros de la alcaldía, ya que estaba casi seguro de que cuando se reincorporara al trabajo, lo iban a botar, porque ya se lo habían advertido. (Sólo me dijo parte de la verdad), ya que sus salidas en realidad se debían que tenía una amante.

Siempre lo llamaba una mujer, llamada Mayra Corrales, quien me decía cuando yo contestaba el teléfono, que era una amiga; una vez intrigada por tantas llamadas de ella, le pregunté a Orlando quien era, me dijo que era una amiga del trabajo que él quería mucho, alguien así como un pañito de lágrimas. Aunque no quedé muy convencida, tampoco tenía motivos para dudarlo. Así que no le di mucha importancia. Hasta un día que dejó el teléfono en el carro y me mandó a buscarlo, habían varios mensajes que recién le habían llegado y por curiosidad me puse a revisarlos; cuando me encuentro con la sorpresa de un mensaje de la noche anterior que decía:”papi ya llegué”, y otros dos de ese día, “buenos día mi amor, como amaneciste? Yo bien, ansiosa esperándote. Me quedé por un momento pensando, y me preguntaba qué es esto? Cuando leo el nombre de la persona decía: Mayra Corrales. Y pensé que estúpida he sido, este desgraciado ha estado montándome cachos en mis narices.

Me quedé un buen rato con el teléfono pensando, que voy hacer, lo cierto es que no voy a llegar a armarle un escándalo, para que me niegue todo, tengo que pensar en cómo ponerlo al descubierto. Llamé al número de los mensajes, y me contestó ella, diciendo, “hola mi gordo como estas? Y yo le contesto, “hola no es tu gordo, es su esposa; sentí detrás del teléfono como los ojos se le abrieron, y la voz se le estremeció, decía; aló, aló quien habla, y le dije, te dije que hablas con Miranil la esposa de Orlando Rojas, que es lo que quieres con mi marido? Me dijo, pásamelo que necesito hablar con el, y le dije, lo siento pero el no te puede atender, está muy ocupado haciéndome el amor, y me dijo, ah sí, pero él me dice que no te hace el amor, y yo le respondo, que ilusa eres, piensas que un hombre que duerme con su esposa todos los día no le va hacer el amor, luego se acabó el saldo y no pude seguir hablando.

Llegué a la casa, y le entregué el teléfono a Orlando como si nada, lo revisó y me preguntó: llamaste a alguien? Le dije sí, llamé a Milquelys, porque? Porque me gastaste el poquito de saldo que le quedaba, le dije, ah disculpa, pensé que estaba libre.

Cuando tuve oportunidad, tomé nota del número de Mayra, y comencé a escribirle, preguntándole, que es lo que tenía con mi esposo y que me dijeran cuanto tiempo tienen en eso, ya que sabía de sus constantes llamadas, haciéndose pasar por una amiga, me contó, que tenían para ese entonces 3 años de relaciones, y que ella ya estaba con él cuando me conoció, que trabajaban en la alcaldía juntos; allí entendí sus constantes salidas y llegadas tardes. Estábamos en el cuarto los dos, cuando me di cuenta, que Mayra, también chateaba con Orlando al mismo tiempo que lo hacía conmigo, Orlando pegó un brinco en la cama, cuando recibió un mensaje de ella advirtiéndole, que yo le estaba escribiendo, (jajaja, ese día no se me olvida nunca). Pegó un salto y se paró de la cama, comenzó a caminar de un lado a otro, agarrándose el cabello, yo aunque me di cuenta de su reacción, no quité la mirada de mi teléfono, haciéndome la desentendida; de repente me pregunto: con quien chateas? Yo lo miré y le dije, con Yaneth mi amiga, porque? Y me dijo no, por nada, se volvió a sentar con la mirada perdida, sin saber cómo invadir en mi teléfono sin quedar en evidencia.

Pasaron algunos días, no quería reclamarle nada, sin tener las suficientes pruebas para que no se atreviera a desmentirme. Busque la manera de comunicarme con Mayra y la cité en un sitio, ella estuvo de acuerdo, yo le pregunté, como te reconozco, y ella me dijo, no te preocupes que yo te voy a reconocer a ti, le pregunte, me has visto? Y me dijo, en fotos.

Ese día le pedí el favor a la sra Ludy me cuidara a Maury por unas horas, que iba a una entrevista de trabajo, (cosa que era mentira, iba a encontrarme con la amante de mi marido). Cuando llegué a sitio, de verdad fue ella la que me reconoció, y le dije, pensé que no vendrías, ella respondió, yo pensé lo mismo; nos sentamos en una mesa, y me dijo, bueno aquí estoy te escucho, y yo le dije, no, aquí la que tiene que hablar eres tú, así que dime que es lo que tienes tú con mi esposo?

Reflexión:”Una desilusión no es más que una situación que te ayuda a salir del lugar incorrecto”

“Las mentiras tienen patas cortas…”

Surgió un viaje para Maracaibo, donde nos fuimos con la familia de Yaneth, la de Omar y el padre biológico de los tres: Yaneth, Omar y Orlando. El señor Orlando Rojas. A visitar los familiares de de Orlando Rojas (padre) que vivían allá. Fue una semana bastante divertida y diferente, conocimos muchos sitios y mucha gente muy amable. Orlando había comprado otro carro, un nubira de año, era un taxi, el cual adquirió para ponerlo a trabajar, y decidieron entre él y su familia entregárselo a su hermano Omar para que trabajara, ya que para ese entonces, la estaba pasando bastante mal; llegando a un acuerdo en el que se iban a repartir las ganancias, la cual Orlando nunca recibía y tampoco le reclamaba nada a su hermano, con el cuento de que no importa, que se lo de a mi mamá, (en realidad, no nos hacía mucha falta el dinero que pudiera darnos Omar, Orlando ganaba lo suficiente en la Alcaldía y estábamos bastante cómodos) A mi nunca me preguntó si estaba de acuerdo o no.

Nos fuimos en caravana, Omar iba manejando el Nubia, y Yajaira la esposa iba adelante con él, cual dueña de carro. Una vez estando en Maracaibo, íbamos a dar una vuelta y tuvimos que dejar el Swift ya que estaba fallando, nos tocaba ir con Yaneth, a quien una tía le había regalado un perolito como le decían ellos, yo para sacarle la piedra a Yajaira, dije , yo tengo carro con aire acondicionado, así que yo me voy en mi carro, y me senté al lado de Omar, a Yajaira no le quedó más remedio que sentarse atrás.

Con todo el evento del viaje y los paseos, no me percaté de que no me había llegado la menstruación, cuando caí en cuenta, ya tenía más de una semana de retraso, le conté a Orlando y se emocionó mucho pensando en la posibilidad de que estuviera embarazada, ya que siempre había deseado un hijo. Sin embargo yo no quise emocionarme mucho con la idea, aunque si deseaba darle un hijo a Orlando, no quería tener que decepcionarme por ser una falsa alarma. Hablamos con una prima de Orlando que era bioanalista y estaba de vacaciones en la casa, quien nos sugirió que comprar una prueba de embarazo de las que venden en las farmacias, ya que por ser semana santa, los laboratorios no estaban trabajando.

Así lo hicimos , compramos la prueba y me la hice en la casa, intentando que el resultado fuera los más preciso posible, ya que yo no confiaba mucho en esas pruebas, oriné encima del tubito y el resultado salió casi de inmediato, positivo; lo miré y me quedé en silencio por un momento, pensado será cierto, estaré embarazada, luego llamé a Orlando a que se acercara al baño, le expliqué primero como funcionaba la prueba y luego se la mostré, pegó un grito de felicidad y me abrazó diciéndome, negra vamos a ser papas. El al ver mi cara me preguntó si no me emocionaba, le dije: prefiero esperar hasta tener la completa certeza de que estoy embarazada, no quiero emocionarme en vano.

Al día siguiente fuimos todos a la playa, Orlando les dio la noticia a toda su familia, todos se alegraron y nos felicitaron, Maury se me acercó y me preguntó que si era verdad que estaba embarazada, le dije, creo que si mi niña, de todas formas cuando lleguemos a caracas vamos al médico para confirmar si vas a tener un hermanito, se sonrió y me abrazó. Me di cuenta que al meterme en el mar el agua revoloteaba mucho, me costaba permanecer dentro, y sentía que algo se estremecía en mi vientre, allí ya tenía la certeza de que si estaba embarazada, sin embargo esperé hasta corroborarlo con un médico.

Llegó el día de volver, el papá de Orlando viajaría esa misma tarde en avión ya que tenía prisa en llegar, llamaron a Orlando y le sugirieron que me fuera con su papá por mi estado, ya que el viaje en carro sería más largo e incómodo, no obstante tenía que ir sola ya que quedaba un solo asiento, a Maury tenía que dejarla con Orlando durmiendo esa noche ya que partirían al día siguiente con todos los demás para caracas. Cuando Orlando me lo dijo, me quedé pensando, me atraía la idea de viajar en avión, sin embargo me no me gustaba la idea de tener que dejar a maurelis durmiendo con Orlando, le dije, que si no podía llevarme a la niña entonces yo también me quedaba y nos íbamos todos juntos, que a mi hija no la iba a dejar, Orlando intentó convencerme de que me fuera, que pensara en mi embarazo, que podría ser riesgoso, le dije, si estoy embarazada, no fue aquí en Maracaibo que quedé, es decir que ya viajé en carro estando embarazada, y si no pasó nada viniendo, no tiene porque pasar regresando, se quedó tranquilo, llamó a su papá y le dijo que no me esperara, que yo me iba con él.

Capitulo X

Un embarazo feliz

Al llegar a Caracas, lo primero que hice fue visitar un gineco-obstetra, para que me confirmara si realmente estaba embarazada. Me hizo un ecosonograma y me dijo: sí, tienes 4 semanas de embarazo, sin embargo el embrión está fuera de la matriz, es decir, tienes un embarazo de alto riesgo. Y me pregunto: en realidad lo deseas tener? Porque si no es así, vete a tu casa tranquila, que en cualquier momento se sale solo; de lo contrario te puedo indicar un tratamiento para ayudarlo a que vuelva a su sitio y se desarrolle normalmente. Le dije, si doctor, yo quiero tener a mi bebe. Me dijo, en ese caso te voy a colocar unas inyecciones, para sostener el embarazo y que vuelva a la matriz, debes guardar mucho reposo.

Me fui a la casa, a darle la noticia a Orlando, (que por supuesto el ya sabía, sólo iba a confirmárselo). Todos en la casa se alegraron mucho, ya que era el primer hijo de Orlando, allí comenzaron todos a opinar acerca de si sería niño o niña. Orlando aunque no me lo decía mucho, deseaba tener una niña, una vez me comentó que si algún día llegaba a tener una hija, la llamaría Emarolys, porque así se llamaba una novia que tuvo cuando vivía en Colombia, y que él había querido mucho, se separaron cuando se lo trajeron a vivir a Caracas. Yo nunca opiné sobre eso, sin embargo pensaba que si esa hija se la daba yo, no le pondría el nombre de una ex novia de su papá.

Uno de los antojos que siempre recuerdo, durante mi segundo embarazo, fue que quería comer paella, en un restaurant en plaza Venezuela, al principio Orlando se puso un poco obtuso, sin embargo logré convencerlo de que me llevara. Ya en el restaurant, pedimos nuestra paella se veía apetitosa, aunque no soportaba el olor, apenas intenté llevarme la primera cucharada a la boca, solté la cucharilla y me fui corriendo a baño, vomité hasta lo que no tenía en el estómago, pensé que se me iba a salir el muchacho por la boca de tanto que vomité. Cuando por fin pude regresar a la mesa, Orlando me preguntó que te pasó, le dije me siento mal, no me gusta esa paella, vámonos a la casa, Orlando me miró con unos ojos, que si la miradas mataran, ya estuviese cien metros bajo tierra, pidió la paella para llevar y en todo el camino no me habló, aunque no hizo falta, ya me imaginaba todos los insultos y barbaridades que quería decirme, y se reprimía por mi estado.

Reflexión: “Si todo lo tomas personal, vivirás ofendido la mayor parte de tu vida. Recuerda que lo que la mayoría de las personas hacen y dicen, es un reflejo de ellos mismos, no tiene nada que ver contigo”.

Cuando llevaba como tres meses de embarazo, fuimos al junquito, en el carro swift que teníamos, Orlando lo había comprado con la liquidación cuando lo botaron de la Alcaldía, pasé casi toso el camino vomitando, era horrible el malestar, aunque una vez que llegamos, se me pasó todo y pasamos un día excelente. Me fui vestida con una braga de jeans y un top. Yaneth me criticó que porqué iba tan desabrigada, si sabía que en el junquito hace mucho frío, yo le respondí con sarcasmo, no te preocupes, yo tengo calor, en realidad, no deseaba llevar ningún abrigo, siempre estaba acalorada y nunca sentí frío en todo el paseo.

Como al cuarto mes de mi embarazo, comencé a sangrar, me fui de emergencia al médico y me dijo que se trataba de un conato de aborto, que debía permanecer de reposo, si no quería perder a mi bebé. A partir de ese momento, no me dejaban salir del cuarto, maurelis aburridísima porque se sentía sola, y no podía llevarla a ningún lado.

Cuando supe el sexo de mi hijo, todos se alegraron al saber que sería niña, y comenzaron a buscarle nombre, yo hice una lista de varios en la cual incluía Ludimar y Orlanys fue por los que más votaron, y me decidí por Orlanys, ya que era el nombre de su papá.

Faltando un mes para dar a luz, tuve otro conato de aborto, el doctor decidió colocarme unas inyecciones para madurarle los pulmones a la niña ya que aún no completaba el peso para nacer, en caso de que se me adelantara el parto. Y así fue, me dieron fecha de parto para el 22 de diciembre y comencé a sentir dolores desde primero, Orlando estaba en pleno proceso de elecciones, me dijo que si se me presentaba el parto el día de las elecciones y él no me podía llevar, que me mandaba a su amigo Manuel para que me llevara a la maternidad, yo le dije, que no sé cómo iba a hacer pero el papá de mi hija era él y tenía que estar conmigo ahí, no Manuel.

El 3 de diciembre sentía mucho dolor, Orlando me llevó a la maternidad, me revisaron y me devolvieron para la casa porque aún no estaba dilatada, nos fuimos y yo seguía con mucho dolor; en la madrugada me desperté con mucho dolor, aunque casi no había dormido, fui al baño y me di cuenta que estaba sangrando, me arreglé, ya tenía el bolso listo y desperté a Orlando, le dije vamos, ahora sí, estoy pariendo, se levantó de la cama de un brinco, estaba muy nervioso, le dije cálmate, estoy bien, intentando aguantar los dolores, ya que no quería ponerlo más nervioso, porque iba a manejar, me senté en el asiento de atrás, para que no me viera quejarme de dolor mientras manejaba, era yo quien se retorcía de dolor y le daba ánimos a Orlando para que se tranquilizara, temía que acelerara demasiado el carro y nos estrelláramos.

Al llegar a la maternidad, quisieron devolverme nuevamente porque aún no estaba lista, les dije, yo aquí me quedo, tengo todo el día con dolores, y no pienso parir en el carro, y me senté en una sala a esperar junto a una chica que también había decidido quedarse, porque vivía muy lejos, y le daba miedo parir en el camino.

Me subieron a sala de parto como a las 8 de la mañana, los dolores eran cada vez más intensos y sin embargo no dilataba, no sé cuánto tiempo pasé allí soportando dolor, cuando un doctor me dijo, si en media hora no pares, te pasamos a servicio, pretendía hacerme cesárea, cosa a la que yo le temía mucho, ya que había escuchado, que la recuperación era muy lenta y dolorosa.

Le dije al doctor, no, yo puedo parir, ya yo parí una vez y sé que puedo volver a hacerlo y como a los 10 minutos empecé a sentir unas ganas de pujar fuertísimas, me revisaron y ya estaba naciendo mi niña a la 10:15 de la mañana del 4 de diciembre del año 2000, me la mostraron y me preguntaron su nombre; le dije se llama orlanys Andreina.

Capitulo XI

La nueva integrante de la familia Rojas

Cuando me bajaron a la habitación estaba Yaneth esperándome, me ayudó a vestirme ya que todo mi cuerpo temblaba de frío, y me costaba hacerlo sola, me dormí y no sé cuánto tiempo pasó, cuando desperté, estaba la habitación llena de gente, la familia de Orlanys y mis hermanas habían ido a conocerla, pregunté por mi niña, porque no la habían llevado a la habitación y me dijeron que teníamos que ir su papá y yo a verla en el reten que aun la tenían allá.

Nos acercamos Orlando y yo hasta el reten y vimos a nuestra hija, pequeñita y arrugadita, era delgadita y larga, había pesado 2 kilos 500 gramos y midió 48 cm. Yo la vi hermosa, ya sabía que iba ser delgadita, me imaginé que Orlando esperaba que fuese una niña más grande y gorda, como suelen ser los niños de su familia, sin embargo, no me dijo nada, aunque si noté su cara de inconformidad. Regresamos a la habitación sin la niña, todos preguntaron qué pasó, dónde está? Nos limitamos a decir, está bien, después la traen.

No pasó una hora, cuando fueron a pedirme ropita para la niña porque la iban a llevar a la habitación. Cuando al fin estaba Órlanos en la habitación, todos quisieron cargarla y darle la bendición; no fue necesario ningún comentario, acerca de su peso, a todos se les notaba que esperaban otra cosa. Cuando su papá la cargó por primera vez, su rostro cambió instantáneamente, los ojos le brillaban de felicidad, ya no le importaba si era chiquita y flaquita, no podía creer que era papá.

Mi amiga Milquelys fue a conocer a Orlanys, la cargó y yo me sentía muy feliz de verme rodeada de tanta gente que nos quería.

Al llegar a la casa, lo primero que hice fue preguntar por Maurelis, estaba allí esperando ansiosa mi llegada y la de su hermanita, apenas la señora Ludy nos instaló en su cuarto para que descansaramos, Maury también quiso estar ahí, con su mamá y su hermanita, como extrañé a mi hija esos días, le preguntaba a Orlando todos los días por ella, me comentó que la llevaron, pero no la dejaron entrar a la maternidad; por su parte, yo también le hice mucha falta, en la noche antes de dormir, me dijo con ojitos llorosos, que tenía tres días sin tomar agua, ya que solíamos bajar las dos antes de acostarnos a tomar un vaso con agua, le dije, hija porque no ibas tu solita, y no me respondió. Le pregunté si Ambar la ayudaba a vestirse para ir al colegio, ya que se lo había pedido de favor, mientras yo estuviese en la maternidad, me dijo que no, que ella se arreglaba sola para ir al colegio.

Fue toda una novedad la llegada de Orlanys a la familia, todos tenían que ver con ella, a los pocos días de haber llegado de la maternidad, la sra Ludy se fue para Colombia, junto al sr Elpidio (pillo) y Ambar; lo hacán todos los años en diciembre, pasaban sus navidades allá. Sin embargo siempre se comunicaban para saber de la niña; en una oportunidad estando ellos en Colombia,

En vista de que estaba recién dada a luz, Yaneth me sugirió que me comprara ropa en enero, a mí siempre me molestó que Yaneth se metiera en mi vida o estuviera opinando sobre lo que tenía que hacer, le dije a Orlando que saliera él y me comprara ropa o que le diera el dinero a mi hermana Elena para que lo hiciera, así que llamé a Elena y le pedí que me comprara los estrenos.

El 24 de diciembre lo pasamos en casa de Yaneth, ya Orlanys había aumentado más de 2 kilos, se veía bastante gorda y en su primera consulta la pediatra la mandó a rebajar, cosa que yo no sabía cómo hacer ya que lo único que comía era leche materna.

Orlando estaba de vacaciones, sin embargo salía todos los días como si estuviera trabajando y me dejaba sola con las niñas en la casa, yo le preguntaba a donde iba, y siempre me salía con evasivas, que si una reunión del partido, o algo así; yo no creía en lo que él me decía con respecto a sus salidas, en un oportunidad llamé a Yasmin y le dije que necesitaba hablar con alguien, que me sentía muy sola en aquella casa. De inmediato Yasmin fue a mi encuentro, me desahogué con ella, le dije que pensaba que Orlando estaba saliendo nuevamente con su amante, aprovechándose de mi estado, pero no tenía pruebas para reclamarle nada sin que él me desmintiera.

Yasmin me aconsejó que me quedará tranquila, que esa angustia no nos hacía bien ni a mí ni a la bebe, que si Orlando andaba en algo de algún modo me iba a enterar, aunque por lo pronto tenía que dejar las cosas así, por mi salud y la de la niña. Decidí hacerle caso a Yasmin, y no pensar más en lo que estuviese haciendo Orlando en la calle, m e dediqué al cuidado de mis hijas y apenas pude le pedí que nos sacara a pasear que estaba cansada de estar encerrada, nos llevó al sambil, estaba bello, nos tomamos fotos, comimos, fue un día diferente y de verdad me sentía complacida.

Llegó la familia de Orlando de Colombia, con muchos regalos para Orlanys, me sentí un poco mal ya que toda la atención giraba en torno a la niña, y casi no se dieron cuenta que Maury también estaba ahí, hasta que la sra Ludy se percató y le dijo, hay mau disculpe, es que la novedad ahorita es la niña, y sacó un regalito que había traído para maurelis, yo me le acerqué, y la abracé haciéndole ver que ella también era importante. Siempre intenté inmiscuir a Maury en los cuidados de su hermanita, como cambiarle el pañal, bañarla, darle comida, con la intensión de que no se sintiera desplazada, o le tomara idea a su hermana, por llevarse toda la atención de la familia.

Cuando Orlanys cumplió 4 meses, me enfermé, me dio una tos las que me desesperaba en las noches y no me dejaba dormir, hasta que decidí ir al médico, donde después de una serie de pruebas me diagnosticaron tuberculosis, esa fue la peor noticia que me dieran en mi vida, lloré mucho, le tenía dos niñas muy pequeñas y que iba hacer de ellas si yo les faltaba. Hablaron conmigo el doctor y una enfermera, me dijeron que eso es una enfermedad completamente curable, si se trataba a tiempo, y que pude haberla contraído de cualquier persona ya que eso está en el ambiente, y que por las niñas no me preocupara que nada les iba a suceder, y me indicaron un tratamiento largo.

Me fui un poco más tranquila, llamé a Orlando y le dije que tenía que hablar con él, al llegar en la noche a la casa, lo primero que hizo fue preguntarme que pasó, que me dijeron en el médico, le expliqué lo que dijeron, se puso muy mal, me abrazó por la cintura, ya que estaba sentado en la cama y yo de pié y me dijo que no quería perderme, que como es posible que tuviera eso. (Pensé entre mí, que hipócrita eres, como si te importara mucho si me muero, si ya tienes con quien revolcarte). Quise decírselo, sin embargo me contuve, conté hasta diez y le dije, cálmate, quédate tranquilo que yo no me voy a morir, me miró fijamente con los ojos llenos de lágrimas, le dije, ya me mandaron tratamiento y me puedo curar si lo sigo al pie de la letra, se quedó más tranquilo, sin embargo al siguiente día me dijo que estuvo consultando en el trabajo y le dijeron lo mismo que ya yo le había dicho.

El tratamiento consistía en tomarte 8 pastillas diarias y seguidas una detrás de la otra, motivo por el cual tuve que dejar de amamantar a la niña, aunque ella ya no se pegaba mucho, yo aproveché la ocasión para quitársela por completo. Al principio Orlando me llevaba todos los días n un a tomarme el tratamiento ya que debía ser supervisado, y en una sanidad que quedaba retirada de la casa. No era nada fácil para mí tomarme ocho pastillas seguidas, ya que nunca había tolerado ni siquiera una en el estómago, y menos con jugo de lechosa que no lo soportaba, y era lo que me sugerían. Era un cama ir todos los días a tomarme el tratamiento, iba por todo el camino vomitando, y comer era una completa pesadilla, ya el estómago me ardía con tantas pastillas, así que adelgacé muchísimo, me sentía tan mal conmigo misma, con mi aspecto de enferma, que lloraba todas las noches en silencio.

Llegó el momento en que me trasladaron el tratamiento cerca de la casa, así que iba sola a tomármelo, hasta que un día hablé con la enfermera y le pedí que me dejara llevármelo a la casa, ya que no tenía con quien dejar a la niña, (cosa que era mentira) la enfermera accedió en vista ya llevaba un mes asistiendo puntualmente a tomármelo. Ya yo estaba asqueada de tantas pastillas, sentía que el estómago se me iba a perforar con tanto ardor, y me encontraba deprimida por haber adelgazado tanto, ya que el ardor en el estómago no me dejaba comer. Por todo esto decidí no tomar más pastillas, así que iba puntualmente a buscarlas y de regreso la tiraba en el container de basura, no quería saber más nada de ellas.

Así pasaron 2 meses, yo me sentía mucho mejor, hasta que llegó el momento de hacerme la segunda prueba, y el resultado de esta fue negativo, es decir, que en sólo 3 meses de tratamiento que supuestamente yo había tomado, la tuberculosis desapareció. Aún así el médico me dijo que debía seguir el tratamiento ya que era por 6 meses, y aún no podían confiar en el resultado. Yo acepté, y seguí botando las pastillas, le oré a Dios y le di las gracias por haberme sanado, también le pedí que cuidara de mis niñas, y que ya no iba a seguir tomando ningún tratamiento porque yo estaba segura de que no tenía nada.

Al sexto mes me hicieron la última prueba, el resultado fue nuevamente negativo, a partir de ese momento me dieron de alta, y que podía continuar con mi vida sin preocuparme; cosa ya yo había decidido hacer desde que dejé de tomar esas pastillas.

Reflexión; “No triunfa quien tuvo momentos difíciles, triunfa el que pasó por ellos, luchó y venció, porque confió en Dios para lograrlo”.

Capitulo XII

Un nuevo hogar, un nuevo destino

Orlanys ya tenía más de un año cuando Orlando me da la mayor sorpresa de mi vida, me dijo que ya teníamos casa, que le habían asignado una en la caja de ahorros donde trabajaba, pero era fuera de caracas, yo estaba tan feliz, que no me importó donde fuera, le dije: así sea para china, si la casa es mía, donde yo voy a poder decidir, me voy, para donde sea. Comenzaron todos los trámites y Orlando me invitó a conocer el que sería mi nuevo hogar.

Llegamos a cúa, un lugar al que jamás en mi vida había ido, entramos a un caserío al que llamaban urbanización santa bárbara, la casa que nos habían asignado era una de la primeras, yo miraba todo aquello tan diferente a lo que estaba acostumbrada, sintiendo una mezcla de felicidad y tristeza a la vez, ya que dejaba toda una vida atrás, para comenzar una nueva y me intrigaba mucho, el cómo sería mi nueva vida lejos de los míos.

Hablé con mi amiga milquelys, para que nos ayudara con el traslado de algunas cosas que ya habíamos comprado para la nuestra nueva casa, ella estaba saliendo con un señor un poco mayor, quien tenía una camioneta y muy amablemente nos hizo el favor. A los pocos día Orlando empezó a quejarse de la casa, ya que en la entrada del portón había un container donde todos arrojaban la basura, y nos quedaba muy cerca de la casa, decía que íbamos a estar invadidos por las moscas y malos olores. Por eso decidió pedir cambio de casa, nos asignaron la última de la urbanización, ya que quien sería su dueño aún no se había mudado.

Trasladamos la mudanza a la nueva casa, la recorrimos, y volví a sentir esa mezcla de felicidad y tristeza a la vez, pero esta vez más acentuado, sentía como un presentimiento, algo me decía que aquella casa cambiaría mi vida por completo, no le comenté nada a Orlando acerca de lo que sentía, sin embargo el me preguntó; te gusta tu casa? Yo con lágrimas en los ojos le dije, sí, me gusta, y me encanta la idea de ser dueña de mi casa, aunque sé que tu no la vas a compartir conmigo, tú viniste aquí a dejarme sola; por qué dices eso, me dijo, yo voy a vivir aquí contigo, siempre vamos a estar juntos hasta ponernos viejitos, y me abrazó; yo lloré en su regazo sintiendo que aquellas palabras no iban a ser cumplidas, pero igual lo amaba demasiado, y quería creerlo.

Recuerdo que antes de mudarnos, Orlando le pidió a su hermano Omar que me acompañara a hacer diligencias en cúa para buscarle el cupo a Maurelis en el colegio, ya que a él se le hacía muy difícil por cuestiones de trabajo. Me fui con Omar, estuvimos por varios colegios intentando, algunos me parecían que estaban muy lejos de la casa, y otros que no me gustaban; en el camino nos encontramos con una chica, totalmente desconocida para ambos, Omar se le acercó y le preguntó si conocía algún colegio por la zona que nos pudiera sugerir, la chica intentó darnos algunas referencia, sin embargo ninguno de los dos teníamos idea de por dónde ir, ya que no conocíamos nada, así que Omar la invitó a que subiera al carro con nosotros para que nos sirviera de guía turística; ella sin pensarlo dos veces se subió y se fue con nosotros; me sorprendí al ver como una chica sola totalmente desconocida es capaz de montares a un carro sin estar segura de lo que en realidad se trata. Le dije, eres bien arriesgada, yo no me hubiera subido a un carro así, sin conocer a las personas. Me miró se inclinó de hombros y se sonrió, pensé para mis adentros, estará acostumbrada a esto.

Resultó que la chica era maestra y conocía muchos colegios en la zona, nos llevó a varios en los que busqué algunos requisitos, como agradecimiento Omar invitó a la chica a almorzar, y le dijo que nos indicara algún lugar donde comer algo, fuimos y la cuenta terminó pagándola Orlando, ya que me había dado dinero para el viaje, y su hermano se aprovechó de ello.

Mi hermana Elena compró un carrito con el dinero de las prestaciones que le dieron, aprovechamos la ocasión y los invitamos a ella y su esposo a conocer el que sería nuestro nuevo hogar, Orlando y yo en nuestro carro y mi hermana y su esposo en el suyo, quedaron encantados con la casa, tanto así que nos visitaban a menudo.

Lo mismo pasó con la familia de Orlando, viajaban casi todos los fines de semanas, ya que Yaneth, también había adquirido una casa al lado de la nuestra, para pernoctar los fines de semanas ya que ni ella ni su esposo tenían intensiones de mudarse.

Antes de mudarnos los primos y sobrinos de Orlando nos ayudaron a limpiar y a pintar la casa, quedó muy linda, unos vecinos de la urbanización (María y Victor), se acercaron a darnos la bienvenida, ofreciéndonos una sopa la cual nos cayó de maravilla ya que estábamos hambrientos y aún no teníamos nada en la casa. Victor siempre me ha parecido un charlatán, habla, habla y habla y nunca dice ni hace nada; nos ofreció ayudarnos en la búsqueda de un cupo para Maury, prometiéndonos que hablaría con la directora de un colegio cerca de la urbanización, que según él conocía y tenían buenas relaciones, cosa que nunca se llegó dar.

Le pedí a mi hermana Anabel se mudara conmigo, para que le hiciera compañía a Maury si yo empezaba a trabajar, así que me aboqué a buscar cupo para las dos en el mismo colegio

Recuerdo que nos mudamos un 12 de septiembre del año 2002, aún faltaban los muebles y una que otras cosas para terminar de amoblar la casa, me sentía bastante tranquila y feliz de tener mi propia casa. Y al mismo tiempo muy triste de estar tan lejos de los míos…

Este es el final de la primera parte de mi historia, decidí terminar esta parte aquí ya que, los hechos que suceden en mi vida a continuación, son bastante fuertes; y es necesario preparar psicológicamente a algunas personas, antes de aventurarse a leer este libro…

Reflexión: “No importa por lo que estés pasando, sé fuerte nada es permanente, todo es temporal. Cada cosa pasará y en algún momento de tu vida mejorará, no te deprimas, pues tú haces de tus días lo que tú quieres que sean; aprovéchalos, vívelos, sonríe, vence tus temores, llora si tienes que hacerlo, saca lo que llevas dentro, pero jamás decaigas; pues en esta vida no tendrás carga mayor que no puedas soportar…”

FIN

De la pra parte

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