Hay noche de estrellas fugaces,
y noche estrella fugaz.
Bares de oportunidades,
y oportunidad de bar.
Tuve días dónde cabía
tu figura en mi sofá.
Aún podría, pero mandan
las tardes de soledad.
Rechazaste la amenaza,
borrando el punto final.
Esquivaste el olvido,
devolviste mi esperanza.
Pero ya escribí de ésta.
Todos la conocemos,
y no es más que el abrazo
del deseo y la incertidumbre.
Esperanza, sucia puta,
que profunda es tu presencia,
que suplanta en el alma
el deseo qué representas.
En el ambiente te respiro.
Nos separan peregrinos,
cordilleras de miedos
y una escalera al infierno.
Nos separan tantas cosas,
que nos une solo una.
Me faltan tantas cosas,
que solo haces falta tú.
Algún día volverás,
y no será de lunes a jueves,
será un sábado en diciembre,
o temo, que no será.
Y no será en un sofá,
sino de pie en una barra.
Quizás de fondo suene Ibarra,
y quizás, te saque a bailar.
Hasta esa día quedan días.
No debería pensar en tí.
Quizás así, olvide pensar,
y solo me quede sentir.
Y así, el resto de nuestra historia,
no la tenga que escribir.
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