Contemplaban como llevaba en su espalda tanto peso… Llegando a creer que su piel era de hierro.
Nadie escuchó jamás el sonido de sus lágrimas al caer.
Cada día una nueva guerra ganada a base de valentía.
Quisieron parar sus pies y terminaron bajo ellos.
Tenían tanto miedo que murió arderiendo en el infierno.
Gracias a todas las mujeres sacrificadas por no callar. Hoy somos las herederas que resurgen como brujas de vuestras cenizas.
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