Permanente y oscuro
esquivo espera
desafiando infinito
la vida entera,
pavoneando su estampa
sobre el silencio
del osado martirio
que hará su infierno.
Permanente insultante
es su descaro
indolente y firme,
sumiso y calmo.
Fria como el hielo
su letanía
hora tras hora
en la lejanía
permanente se jacta
de su sonrisa
soberbia y cruda
tras la agonía.
De muesca amplia
y con ironía
se muestra clara
cuando la miras.
La muerte negra
negra cetrina
llega en volandas
casi dormida.
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