LA VIDA ES UN CAMINO. Historia de un caminante

LA VIDA ES UN CAMINO. Historia de un caminante



DEDICATORIA

A la vida porque me lo ha dado todo.

A mis padres ausentes por darme la vida y enseñarme a vivir.

A mis hermanos con los cuales crecí y aprendí a compartir alegrías y tristezas, momentos de dificultades y tiempos de felicidad.

A mis hijos fuente principal de inspiración de estas páginas de mi vida que recogen en cada una de ellas mis vivencias a lo largo del camino que he recorrido y a quienes les profeso el más grande amor que he sentido.

A Merche por su incondicional compañía en la parte más larga y difícil del camino que transité.

A mis sobrinos por su especial cariño que me brindaron y dieron alegría a muchos momentos de mi vida cuando más lo necesité.

A mis nietos por este feliz encuentro que me brindó la vida, yo al final de mis pasos y ellos aprendiendo a caminar.

A todos aquellos familiares y amigos  que de una forma u otra permitieron nutrirme con su afecto e hicieron posible llegar hasta aquí.

A todos ellos mis más sincera y eterna gratitud


PREÁMBULO

La vida es un camino, camino que se hace al andar. Ignoramos cuan larga será la distancia que tendremos que recorrer y cuanta incertidumbre encontraremos al caminar, pero debemos continuar hasta nuestro destino final. Cada milímetro, cada segundo que caminemos estará lleno de vivencias: agradables unas, desagradables otras, pero vivencias al fin; ambas, fortalecen el alma. Las primeras, nos dan felicidad y nos premian los logros alcanzados. Las segundas, nos enseñan a reflexionar y a rectificar los errores cometidos para luego continuar la marcha por el camino que hemos elegido. La vida será lo que tú piensas y haces de ella. El camino lo harás al andar. Todo el trayecto estará marcado por tus valores, por tus enseñanzas y por lo que tú mismo decidas crear cada minuto de tu existencia.

Los primeros pasos, serán de la mano de quien te dio el ser, luego, te acompañarán sus ojos hasta que te pierdas en el horizonte o hasta que el destino les permita ver. Después de allí, estarás solo contigo mismo: con tus emociones y tus razones, con tus recuerdos y esperanzas; y así, día tras día, irás llenando las páginas de tu historia, páginas, que llevarás siempre contigo donde quieras que estés. Lo que has hecho o has dejado de hacer estará escrito allí, No podrás borrar, aunque quisieras, una hoja de tu historia, sólo, podrás recordar u olvidar si así lo prefieres, bien, para revivir gratos momentos de épocas pasadas o llorar las penas que llevas contigo.

Cuando el correr de los años acorte la vista y nos obligue a caminar lento, es necesario hacer un alto en el camino. Y allí, en solitario, hacer un balance de lo hecho y por hacer. Quizás, una mirada superficial a esta etapa de la vida podría sumergirnos en la soledad irremediable y absoluta, sin embargo, si analizamos con mayor profundidad este momento de la vida, nos daremos cuenta que es el supremo encuentro con uno mismo y si contabilizamos nuestras fuerzas, podemos mirar atrás para encontrar en el propio ejemplo, la razón de seguir. Porque, aunque te parezca que concluye algo, aún sigue,.

Tal vez, llegado este momento tendremos que despedir a los seres queridos, unos, porque se van con retorno y, otros, porque no regresan. Quienes se sintieron solos y abandonados en esta estación del camino, añorando el pasado, llorando las pérdidas, culpándose de lo que hicieron y dejaron de hacer; el tiempo restante será vacío, tiempo para enfermarse y esperar la muerte. En cambio, para quienes perciben esta parada como una pausa en el andar, es momento de recobrar energías y continuar la marcha: adquiriendo logros, sembrando realidades y legando experiencias.

Cuando lleguemos al final de la ruta y nos sintamos cansados y sin fuerzas para continuar; es hora de detener la marcha y antes de que se oculte el sol, miremos atrás y nos daremos cuenta que concluye algo que aún sigue, porque queda tiempo para ver los años pasar y la nueva semilla crecer.


INTRODUCCIÓN

La vida es un camino narra el origen y evolución del sendero recorrido por mi grupo familiar, desde la llegada a esta bella tierra venezolana de aquellos emigrantes venidos de otros continentes, que agobiados por las guerras y el hambre se vieron obligados abandonar el terruño que los vio nacer Y atravesando otros mares llegaron a puertos desconocidos agotados por la larga travesía y la tristeza a cuesta por dejar atrás la tierra natal que los vio partir.

Se establecieron en nuestro suelo patrio con la ilusión y la esperanza de rehacer sus vidas y formar nuevas familias que le dieran una razón de existir. Hombres y mujeres de otras razas, de otras lenguas y costumbres diferentes que dejaron huellas y legaron su apellido, su experiencia de lucha y su manera de vivir. Muchos de ellos echaron raíces profundas y formaron familias con los nuestros. Otros, sin embargo, supieron aprovechar y extraer las riquezas de nuestros suelos para beneficio propio y de otras naciones.

Mi generación de abuelos fueron parte de esas raíces que nacieron y crecieron en esta bella tierra, cargaron la huella imborrable de aquellos que llegando de tierras extrañas lucharon en su nueva patria para aliviar las penas de su exilio voluntario. Así llegó nuestro apellido familiar, así se sembró y creció en nuestra tierra el árbol “Graffe y Rojas”, expandiéndose por todo el territorio nacional.

Mis padres son fruto de esa herencia, que cargaron sobre sus hombros la responsabilidad de continuar el camino que les tocaba recorrer. Muchos fueron los años de lucha y dificultades que tuvieron que enfrentar mis progenitores, sin embargo, muchos fueron los logros alcanzados con el correr de los años. Mis padres y mis tíos tomaron diferentes caminos para dispersar la semilla de la herencia recibida, mis hermanos y yo continuamos la marcha por nuevos senderos, sembrando en ellos la nueva esperanza de vida. Nuestros hijos continuarán por sendas distintas pero siempre con la esperanza de dispersar la herencia que llevan dentro.

Mis hermanos, nacieron y crecieron en la ruta, siempre estuvieron presentes en el recorrido, estimulando y apoyando a mis padres a continuar la marcha. Siempre juntos metieron su hombro para dar apoyo al grupo familiar y servir de guía a los menores para enseñarlos a superar las dificultades que pudiésemos encontrar en la vía.

Yo nací y crecí en el camino al igual que mis hermanos. Disfruté sanamente de mi niñez y mi adolescencia con las limitaciones de la época. Asumí con responsabilidad las obligaciones que me correspondían para esa edad sin reproches ni lamentaciones. Cumplí con mis padres, hermanos y conmigo mismo las tareas que me fueron asignadas. Todo cuanto hice fue por el bienestar del grupo familiar. En todas las paradas dejé huellas imborrables de mi existencia en el lugar.

Como a todo caminante, el comienzo da miedo, pero tenía que andar. Mi infancia y adolescencia la recorrí guiado por mis padres y hermanos pero cuando llegó la madurez y tenía que abrirme un camino por cuenta propia, solo contaba conmigo mismo, con las herramientas que me habían entregado y la orientación que había recibido. Las experiencias que obtuve fueron enriquecedoras: agradables unas, desagradables otras, pero experiencias al fin. Encontré dificultades en mi transitar pero ninguna pudo impedir la marcha. Logré muchos afectos que endulzaron mi existencia y me dieron una razón para vivir y luchar.

Durante mi andar sembré un árbol, escribí un libro y tuve hijos; razones muy poderosas para sentirme realizado y con gran ilusión de vivir. Nunca miré atrás para llorar lo que hice o dejé de hacer, lo pasado es parte de mi historia y jamás podría cambiarla. Mi meta era seguir adelante, no había otra alternativa. La distancia era larga y el camino era incierto pero tenía que recorrerlo. Comprendí que al final del sendero estaba el ocaso de la vida, sin embargo, siempre tuve presente que la felicidad no estaba en el destino por alcanzar, sino en el trayecto por recorrer, porque comprendí que, «la felicidad no es un destino, es un camino.»

Muchas fueron las anécdotas y reflexiones que tuve en mi recorrido, todas ellas dieron sabor a mi vida. Muchos fueron lo logros alcanzados en mi trayecto, todos me dieron fortaleza para seguir. No fui perfecto ni pretendí serlo, tuve errores y aciertos al caminar pero ambos me enseñaron a vivir. No soy eterno ni pretendo serlo, solo estoy de paso por esta vida terrenal pero me siento feliz por todo lo realizado. Cumplí con el encargo de llevar la herencia familiar sobre mis hombros y trazar una nueva ruta para trasladarla. Hoy dejo en mis hijos la responsabilidad de propagar los genes y con ellos la herencia recibida.

No se cuando retornaré al mundo de la eternidad pero cuando lo haga caminaré feliz sobre las nubes hacia donde no existe el tiempo ni el espacio. No diré adiós porque seguiré existiendo en todos aquellos donde dejé parte de mí y quienes sin duda alguna, dispersarán la semilla a través del tiempo. Mi vida fue tal cual como la describo en cada uno de los párrafos de estas memorias “La vida es un camino”, Si algo he olvidado, no ha sido mi intención hacerlo, lo que viví en mi camino está escrito aquí.

La historia familiar, la experiencia obtenida en el andar y las huellas que dejé; están sustentados en hechos reales vividos personalmente y otros, sacados de la historia ancestral de aquellos caminantes que una vez estuvieron y hoy ya no están presentes pero que permitió ubicarme en el tiempo y en el lugar de los hechos para poder precisar cuándo, donde y como ocurrieron los acontecimientos y así tener una secuencia histórica que aquí dejo plasmada.

La mayoría de los datos de mis raíces familiares que aparecen registradas en este libro fueron tomados de fuentes fidedignas de la genealogía venezolana y española, de donde obtuve todo cuanto necesité para elaborar la historia y los protagonistas de ella, pero también, para dejar la fuente a todos aquellos familiares y amigos interesados en investigar y agregar información y así enriquecer el árbol familiar.


MIS RAÍCES

Hablar de mis abuelos es profundizar en mis raíces, es hablar de aquellos hombres y mujeres que un día abandonaron su tierra natal y viajaron a lugares muy lejanos e hicieron parte suya esta bella tierra que los abrigó. Aquí se mezclaron con los nativos, legando su apellido, su lengua y sus costumbres; y dejando sus restos, no sin antes, haber sembrado la semilla de las nuevas generaciones que harían el futuro de nuestra patria.

RAÍZ PATERNA

Abuelos paternos

El origen de mis apellidos paternos son nativos de la Provincia Vasca. El País Vasco es una comunidad autónoma española, situada en el extremo nororiental de la franja cantábrica, integrada por los territorios históricos en el ordenamiento autonómico: Álava, Guipúzcoa y Vizcaya.

Apellido Graffe

En el año de 1768, la compañía Guipuzcoana contrató a un grupo de inmigrantes españoles quienes fueron llevados a la ciudad de Aragua de Barcelona del estado Anzoátegui con la finalidad de ayudar al cultivo del café y cacao en esa región oriental de Venezuela. En este grupo de inmigrantes llegó, entre otros, una joven pareja: Luis Beltrán Arreaza y María Magdalena Trébol, ambos provenientes de Guipúzcoa, provincia Vasca. Un año después de establecidos en la región oriental tuvieron sus hijos: Pedro Ramón, Juan Crisóstomo, María Manuela, Rafaela Antonia, Pedro Vicente, Francisco Antonio, Pedro Andrés y Luis (Arreaza Trébol).

Dos años después, en 1770, llegó a costas orientales de Venezuela un segundo contingente de emigrantes españoles quienes fueron ubicados en Aragua de Barcelona. En esta oportunidad llegó Juan Bautista Grafe, su mujer Margarita DeGuevara,* su pequeña hija María de Jesús y su cuñada Sara DeGuevara; todos provenientes del poblado de “Guevara”, ciudad Alava, provincia Vasca, quienes se residenciaron en la ciudad de Aragua de Barcelona, donde tuvieron dos hijos más: Juana Petronila y Juan Bautista,(Grafe De Guevara). *El apellido de Guevara es topónimo (tomado del lugar de origen).

La historia de mi apellido Graffe tiene su origen en Venezuela en la población de Aragua de Barcelona, estado Anzoátegui, donde dos familias: Arreaza Trébol y Grafe DeGuevara, coterraneos del país Vasco. España, entablaron una gran amistad y posteriormente los lazos afectivos entre ambas familias se consolidó por la unión matrimonial entre sus hijos.

María de Jesús Grafe DeGuevara: casó con Pedro Ramón José Arreaza Trébol, de cuya unión nacieron: Ignes, José Santiago, Manuel, María del Carmen, Fernando Manuel (Arreaza Grafe).

Juana Petronila Grafe DeGuevara: contrajo nupcias en el año 1791 con Juan Crisóstomo Arreaza Trébol de cuya unión nacieron dos hijas: Laura Petronila y Juana Margarita (Arreaza Grafe).

Juan Bautista Grafe de Guevara: casó en el año 1792 con su prima hermana Sara Margarita De Guevara, quienes tuvieron dos hijos: Pedro Antonio y Juan Bautista, (Grafe DeGuevara).

Pedro Antonio Grafe DeGuevara, se unió en matrimonio con su prima hermana Juana Margarita Arreaza Grafe, y de cuya unión nacieron: Juana Petronila y Carmen, (Graffe Arreaza).

“Es de hacer notar que de la unión de Pedro Antonio con Juana Margarita, ambos llevan el apellido Grafe con una sola F pero, sus hijas Juana Petronila y Carmen, llevan el apellido con doble F, lo cual hace pensar que el origen del apellido Graffe, con doble F viene de la unión de estos dos apellidos».

Carmen Graffe Arreaza: Tuvo una hija de nombre Adda Graffe cuyo padre se desconoce. Adda casó con Alejandro Eugenio Armas Medina, de dicha unión nació: Aída Armas Graffe

Juana Petronila Graffe Arreaza: (tatarabuela), vivió en concubinato (1828) con hombre desconocido y fijaron residencia en Valle de Guanape, de tal unión nacieron cuatro hijos: Eladio, Celestina, Santos y Eduardo; todos ellos solo llevan el apellido materno Graffe.

Eladio Graffe: (bisabuelo), se unió en matrimonio a María Francisca Hernandez Machuca (1875) y de dicha unión nacieron nueve hijos: Ramón Eladio, Francisco Antonio, Carmen, Ricarda, Pedro Miguel, Petra, Eduardo, Andrés y Francisca ; (Graffe Hernandez.).

Ramón Eladio Graffe Hernandez: (abuelo) casó con Josefa María Barrios Ytriago, (1904) en San José de Guaribe. De esa unión nacieron: Ramón Rafael (mi padre), Eduardo, Carmen Lila, Juan Bautista y Erlinda (Graffe Barrios).

Ramón Rafael Graffe Barrios: (mi padre), nació en San José de Guaribe, estado Guárico, el 12 de Noviembre de 1905. Casó con Carmen Trinidad Rojas Armas con quien tuvo once hijos: Rafael Arquímedes, Nick Watson, Lilia Rosina, Irma Josefina, Irma Leticia, Mirna Loy, Ramón Eladio, Luis Alberto, Betty Libertad, Eddy Enrique, Hortensia Josefina.

Apellido Barrios.
El apellido Barrios: tiene su origen en la ciudad de Guipúzcoa, región Vasca. Mi abuela Josefa María Barrios Ytriago, era hija de: Micaela Ytriago Armas y Buenaventura Barrios Bustillos.

RAÍZ MATERNA

Apellido Rojas.

En el año 1500, llegó a la isla de Margarita el conquistador español Diego Gómez de Agüero, natural de la ciudad de Ampuero. Cantabria. España y con él, su compañera Doña Ana de Rojas, natural de Salamanca. Castilla y León. Doña Ana tuvo ocho hijos quienes casaron con los principales conquistadores y pobladores de Santiago de León de Caracas sembrando el apellido Rojas por todo el territorio nacional.

La historia de mi abuelo materno de apellido Rojas tiene su origen en Clarines, una población venezolana ubicada al norte del estado Anzoátegui al oriente del país. En este pequeño poblado vivió un grupo de seis hermanos de apellido Rojas: Antonia María, Santiago, Cándido, María, Bernardo y Calixta; de quienes se desconoce el nombre de sus progenitores.

Antonia María Rojas: (tatarabuela), la raíz conocida de mi apellido Rojas proviene de Antonia Maria Rojas, quien nació y vivió en la población de Clarines. Según los registros de la época, Antonia María convivió en pareja con Antonio Ramos Bencerrage, de cuya unión nacieron cinco hijos, entre ellos: Juana Francisca, Epifanía, Isabel, Felix Ramón y José Francisco.

Juana Francisca Rojas: (bisabuela), hija de Antonia María, nació en Clarines y convivió en pareja en dos oportunidades. Su primera unión fue con Baltazar de Armas Ruiz con quien tuvo cinco hijos. Su segunda unión fue con Rafael Rojas y tuvo siete hijos, entre ellos Antonio Nicolás.

Antonio Nicolás Rojas: (abuelo). Nació en Clarines y casó con Margarita Susana Armas Armas con la cual tuvo siete hijos, entre ellos: Carmen Trinidad (mi madre). María Salomé, Margarita, Rosario, Francisco, José y Juan Bautista.

Apellido Armas

Según el historiador Lino Chaparro D’Acosta, el apellido “De Armas” es proveniente de las Islas Canarias, específicamente de La Gomera, cuando a Juan Negrín en el siglo XVI le confieren el título de “Rey De Armas” otorgado por el Rey de Castilla. A raíz de este nombramiento Juan Negrín cambia su apellido por “Juan de Armas” por ello se dice que el apellido Negrín y De Armas proceden del mismo tronco. El Rey de Armas era un caballero encargado de transmitir mensajes de importancia, organizar las ceremonias y los torneos y llevar el registro de la nobleza y los escudos de armas que correspondían a las familias. En la actualidad este apellido se encuentra muy disperso por todo el territorio canario y en diferentes lugares de la Península Ibérica e Hispanoamérica.

El origen del apellido Armas en Venezuela se inició con Vicente María De Armas quien nació en Cumana, estado Sucre, Venezuela hacia el año 1775, casó con Inés Caña y de dicha unión nacieron: Calisto Vicente, Vicente Ferrer, Julio Vicente, Vicente María, José Antonio, Margarita y Baltazar. (De Armas Cañas).

Calisto Vicente de Armas Cañas:: nació en Guanape, fue prócer de la independencia de Venezuela y fundador de la población de Guanape. Casó con Francisca Josefa Madurera con quien tuvo diez hijos: entre ellos: León, Blasina, Calixto Vicente, Miguel Ángel, Alejandro Vicente, Damaso, Carlota, Clemencia, Fidelia, Francisco; (Armas Madurera).

Calixto Vicente De Armas Madurera: (mi tatarabuelo), nació en Guanape y casó con Margarita Álvarez Armas de cuya unión nacieron tres hijos: Carlos María, Dominga Isabel y Rafaela. (Armas Alvarez). En segunda nupcias con María Trinidad Ytriago Dominguez tiene a: Calisto Vicente, María Magdalena, Benjamin, Gertrudis, María Beatriz, María Trinidad, Francisca Josefa, Pedro Vicente, Rafael, María del Carmen, María Petra. (Armas Ytriago).

Carlos María Armas Alvarez: nació en Guanape y contrajo matrimonio con Francisca Josefa Armas Domínguez, tienen seis hijos, entre ellos: Carlos Cecilio, Margarita Susana, Carmen Trinidad, Rafael María, Augusto y José Manuel (Armas Armas).

Margarita Susana Armas Armas:(mi abuela) nació en Guanape y casó con Antonio Nicolás Rojas (1905) y tuvieron siete hijos: Carmen Trinidad, María Salomé, Margarita, Rosario, Juan, José y Francisco: (Rojas Armas); todos ellos nacidos en Guanape, estado Anzoátegui. Luego, cada uno de ellos tomaron diferentes rumbos para formar nuevas familias.

Carmen Trinidad Rojas Armas: (mi madre) nace en la población de Guanape el 31 de Diciembre de 1909, allí conoció y se unió en matrimonio a Rafael Ramón Graffe Barrios con quien tuvo once hijos: Rafael Arquímedes, Nick Watson, Lilia Rosina, Irma Josefina, Irma Leticia, Mirna Loy, Ramón Eladio, Luis Alberto. Betty Libertad, Eddy Enrique y Hortensia Josefina. (Irma Josefina y Hortensia) mueren a pocos meses de su nacimiento.


MENCIÓN ESPECIAL

En honor a mis padres y hermanos

No puedo iniciar estas memorias, sin hacer mención especial a mis padres, a quienes les debo la vida y todo cuanto soy y seguiré siendo hasta mi destino final. Quiero agradecer eternamente su esfuerzo y su lucha incansable por alcanzar un sueño feliz, un ideal de hogar y una bella familia unida. No pudieron faltar mis lágrimas cuando escribí estas letras, ni la sensación de soledad que sentí por su ausencia y la tristeza que me embarga por su pérdida irreparable. Llevo grabado por años en mi corazón muchas vivencias que compartimos juntos y todavía las siento como si estuvieran vivas aún.

Mis padres nacieron y crecieron en las dificultades de su época, pero jamás se rindieron ante el infortunio y las dificultades del momento. Supieron vencer los obstáculos que se interpusieron en su camino para lograr el objetivo más preciado que tiene un ser humano” su familia” Salieron de su terruño como muchos otros compatriotas, abandonando los campos para buscar nuevas esperanzas. Hicieron peregrinaje por muchos caminos buscando lugares donde asentarse y encontrar mejores expectativas de vida para su clan familiar. Durante su recorrido, siempre juntos, añadieron más miembros al grupo y sembraron en nosotros el sentido de responsabilidad, de honestidad, de unión, amor y de lucha por un ideal.

Mis padres nunca cedieron antes de las dificultades, a veces, insuperables, más no imposible de vencerlas. Nos inculcaron la constancia y el esfuerzo propio para conseguir nuestras metas. Nos dieron las herramientas útiles para sembrar nuestro propio destino. Nunca interfirieron en nuestras preferencias ni impusieron conductas en nuestras decisiones, solo sirvieron de modelo y de guía para un futuro mejor.

A mi padre, quiero agradecer su compromiso, su constancia y su lucha infatigable por llevarnos hasta donde hemos llegado. Quiero expresarle un inmenso amor por lo que fue en vida y la imagen que dejó en mí después de su partida. Llevo en mi alma su bondad, su comprensión en los momentos difíciles. El estar allí presente cada día cuando más lo necesité. No tengo palabras para expresar mi eterno agradecimiento por el amor que me profesó y las enseñanzas que me dejó. Su modelo lo tuve presente en cada segundo de mi existencia y fue mi guía en el camino que recorrí. Hice todo el esfuerzo por inculcar a mis hijos todo cuanto aprendí y el modelo que llevé siempre conmigo. Espero que ellos hayan copiado algo de la herencia que llevo conmigo. Hoy solo tengo sentimientos profundos de amor a la imagen que mi padre sembró en mí. Soy y seré su fiel retrato aquí y en la eternidad.

A mi madre, le agradezco eternamente por darme la vida y enseñarme a vivir. Bendigo el abrigo y la calidez de su vientre materno y el día maravilloso cuando me dio la luz. Las horas infinitas en que su mano guió mi niñez y su tiempo incansable para enseñarme a crecer. Bendigo la luz de sus ojos que iluminaron mi camino hasta donde le permitieron ver. Y por último, agradecerle, eternamente, todo cuando aprendí: aprendí que la vida es lo que yo pienso y hago de ella, que mi camino lo hago sólo al andar y que cada paso que doy está marcado por mis valores, sus enseñanzas y por lo que yo mismo decida crear cada minuto de mi existencia.

Aprendí que nada es fácil ni eterno como yo quisiera, que la constancia y la dedicación me llevarán a la victoria final. Que algún día tendremos que despedirnos de los seres queridos, unos que se van con retorno, y otros, porque no regresan, sin embargo, con el dolor a cuesta, debo continuar el camino. Aprendí de que soy responsable de todo cuanto hice o dejé de hacer: de mis errores y mis aciertos, que todo estará escrito en las páginas de mi vida, y no podré borrarlas, aunque quisiera, una parte de lo ya vivido.

A ti madre, allí donde estés, en algún lugar del universo infinito, agradezco eternamente tu lucha infatigable por una vida mejor, el amor incondicional que profesaste a tus hijos y la fe que siempre tuviste para superar los obstáculos y los infortunios de la vida.

Solo me resta decir, que algún día, cuando me sienta cansado y sin fuerzas para continuar, detendré mi marcha, y antes de que se oculte el sol, miraré atrás y me daré cuenta de que concluye algo, que aún sigue sin embargo, porque veré la nueva semilla crecer y el árbol dar su fruto. Y luego, retornaré al infinito para reunirnos de nuevo hasta la eternidad.

A mis hermanos: después de mis padres, el amor por mis hermanos es mi mayor riqueza. Su afecto, su apoyo en todo momento, en las buenas y en las malas, nos mantuvo unidos. Cada uno se convirtió en el pilar de la gran familia que somos. Juntos luchamos para convertirnos en los verdaderos herederos de aquellos que nos dieron la vida. A ellos, mi eterno agradecimiento por lo que soy y seguiré siendo.

MIS PADRES


EL PEREGRINAJE

Guanape

Mis abuelos maternos Antonio Nicolas Rojas y Margarita Susana Armas, se unieron en matrimonio en el año 1905 en la población de Guanape. Allí vivieron durante veinte años y tuvieron siete hijos: Carmen Trinidad (mi madre). María Salomé, Margarita, Rosario, Francisco, José y Juan.

Mi madre Carmen Trinidad Rojas Armas se unió en matrimonio a Ramón Graffe Barrios el 5 de diciembre de 1925 en la iglesia católica Santa Escolástica de Valle de Guanape. Luego de su boda, el clan familiar Rojas Armas y los recién casados inician un proceso migratorio a otras regiones de la provincia venezolana y la ciudad de Caracas en busca de mejores condiciones de vida.

San José de Guaribe

En el mes de enero de 1926 el clan familiar llega a San José de Guaribe, tierra natal de mi padre y de mis abuelos paternos. Para ese entonces, Guaribe era un pequeño poblado ubicado en la zona oriental del estado Guárico limítrofe con el estado Anzoátegui. Sus calles eran de tierra y sus casas eran altas, con paredes hechas de bahareque y techos de tallos de caña amarga y tejas de arcilla. Al igual que los demás pueblos de la provincia venezolana, tenía: una plaza central, la Iglesia y una jefatura civil; herencia del coloniaje español.

Una vez llegados en Guaribe, arrendaron dos viviendas. Una para la familia Rojas Armas y otra para los recién casados. Mi padre continuó con su taller de carpintería donde fabricaba muebles para la venta y mi madre se dedicó al corte y costura de ropa de vestir.

Al cumplirse 11 meses de su llegada a Guaribe, la cigüeña visitó por primera vez el hogar de mis padres y trajo consigo al primogénito Rafael Arquímedes quien nació el 26 de Noviembre de 1926. Dos años más tarde, el 14 de Enero de 1928 volvió la cigüeña con Nick Watson, y luego, para culminar la tarea encomendada llegó un nuevo regalo Lilia Rosina, el 15 de febrero de 1930.

Ante la ausencia de medios de distracción y de métodos anticonceptivos para ese entonces, mi padre en sus ratos libres optó por jugar a la perinola pero las veces que la ensartaba mi madre embarazaba, lo cual repercutió en el incremento familiar y por consiguiente en los gastos para sostener el clan en franco crecimiento.

Ante el incremento del número de miembros al núcleo familiar, los escasos recursos económicos y la carencia de fuentes de empleo, el clan decidió emigrar a otros lugares donde pudiesen lograr mejores condiciones de vida. Con este objetivo, deciden trasladarse a la población de Altagracia de Orituco.

Altagracia de Orituco

En el mes de Marzo del año 1932, los abuelos, tíos y mis padres llegan a Altagracia de Orituco con tres nuevos miembros del clan, el vientre de mi madre lleno y la esperanza de mejorar la economía familiar. Mis padres cada uno ejerciendo su oficio eran las columnas que sostenían el templo. A los seis meses de estancia en Altagracia mi madre presentó dolores de parto y nació Irma Josefina, quien muere a los pocos meses de su nacimiento por una infección intestinal. Para recuperar el tiempo perdido continúan moviendo el catre y el 30 de noviembre de 1934 nace Irma Leticia.

El 17 de Diciembre de 1935 muere Juan Vicente Gómez, militar tachirense, quien ejerció una férrea dictadura en Venezuela durante 27 años. Inmediatamente, asumió la presidencia otro tachirense, el militar Eleazar López Contreras, quien prometió mejorar la economía de la nación que no levantaba cabeza. —Promesas y más promesas con eso alimentan la esperanza de un pueblo, —decía mi padre. Mi papá era un hombre de hechos no de palabras. Prometió una ofrenda al libertador Simón Bolívar y lo cumplió, el 17 de diciembre 1937 aniversario de la muerte del libertador nació Mirna Loy el sexto miembro del grupo familiar Graffe Rojas.

En vista de que no hubo mejor suerte y la situación económica familiar empeoró por incremento de los gastos para mantener a los miembros del clan, mi padre se vio obligado a buscar trabajo como empleado público. Fue así, como aceptó el cargo de Jefe civil en la población de San Rafael de Orituco para paliar en algo la difícil situación económica que para ese entonces tenía el grupo familiar que se había incrementado con un total de ocho miembros, mis padres, cinco hermanos y yo en el vientre materno.

San Rafael de Orituco

En la mañana del mes de Enero de 1939, mi padre fue juramentado como jefe civil de San Rafael y le asignaron como residencia provisional «La casa parroquial», era una vivienda muy espaciosa de aspecto colonial, perteneciente a la iglesia católica de aquellos tiempos. El párroco de San Rafael, vivía en Altagracia de Orituco y viajaba en bus los fines de semanas a la casa parroquial, de allí, se trasladaba a la iglesia de la localidad, decía la misa y al siguiente día regresaba nuevamente a la capital del municipio. Ese mismo día, el clan familiar (mis abuelos, tíos, mi padres, cinco hermanos y yo) en el vientre materno, nos instalamos en la casa parroquial.

El día 14 de Marzo de 1939, cuando se ocultó el sol en Europa por la invasión nazi, en la población de San Rafael de Orituco, estado Guárico brilló el sol para dar luz a este quien les narra su historia. En ese mismo instante se inició mi camino a recorrer y cuya historia decidí escribirla en estás páginas de mi vida. Cada página aquí escrita bajo mi propia inspiración describe los pasos que di en este sendero que me correspondió transitar.

MIS HERMANOS

Mi hermano soy yo, en otro cuerpo, en otra piel y en otra voz. Somos de corazón distinto pero el mismo amor lo llevamos dentro por aquel árbol que nos dio la vida y nos entregó su sombra. Somos la misma sangre que corre por las venas que nos hace ser uno solo toda la vida. Su ausencia será mi ausencia, su silencio lo sentiré en el alma.

Después de mis padres, mis hermanos constituyen el don más preciado que me dio la vida. Con ellos crecí y aprendí a compartir tristezas y alegrías, momentos de dificultades y tiempos de felicidad. Somos uno solo, en otra piel y en otra voz. Somos de corazón distinto pero el mismo amor lo llevamos dentro. Nos mantuvimos unidos por siempre, apoyándonos unos a otros y colaborando todos por el bien familiar.

Los mayores vigilaban, controlaban y prestaban ayuda a los menores. Nunca hubo ofensas ni maltratos, una, que otras veces fuimos castigados por un hermano mayor cuando nuestro comportamiento no era el adecuado, algunas veces, hubo excesos, sin embargo, jamás existió rencores entre nosotros. Fuimos creciendo y el afecto entre nosotros fue aumentando. Vivimos con mucho dolor y tristeza la ausencia de aquellos que una vez nos dieron la vida y nos enseñaron el camino a recorrer. Aquellos que dejaron la herencia en cada uno de nosotros para que fuese dispersada en los hijos y los hijos de nuestros hijos. Mucho dolor sentí por la ausencia de aquellos hermanos que una vez retornaron al mundo de la eternidad, al mundo donde no existe tiempo y espacio. Allí estarán caminando sobre las nubes hacia el reencuentro con los que ayer se fueron. No les digo adiós porque seguirán existiendo en todos aquellos que dejaron parte de sí.


Es el mayor de once hermanos, desde muy joven y ya graduado de bachiller trabajó en una línea aérea en el centro de Caracas y simultáneamente realizaba estudios de locución que le permitió ejercer un nuevo oficio en una emisora de radio de la capital. Junto con papá fue el sostén económico familiar. Su temperamento similar al de mi madre, lo convirtió en el rector del grupo familiar a cuyos miembros le aplicaba una estricta disciplina correctiva y, a veces represiva. No toleraba desobediencia e irrespeto entre hermanos. Era severo en la falta de cumplimiento de los deberes que teníamos asignado.

En diciembre de 1951 se unió en matrimonio a Victoria Rosillo y el 10 de octubre de 1952 tuvo a su primogénita Zulay.

Cursó sus primeros años de estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela, los cuales se vieron interrumpidos por el cierre temporal de la universidad. El presidente de turno. “Marcos Pérez Jiménez” no toleraba las protestas estudiantiles y por represalia contra ellas, decidió el cierre de esa casa de estudios. Ante tal situación mi hermano optó por salir de país y viajar a la ciudad de Quito – Ecuador (1953) donde continuaría sus estudios médicos. Durante su estadía en Ecuador culminó su tercer año de medicina y lo visitó la cigüeña dos veces: Jorge Eduardo quien nació el 10 de agosto de 1954 y Zulema el 8 de Abril de 1956, ambos nacieron en la ciudad de Quito- Ecuador.

En el mes Julio de 1956 regresó a Venezuela para continuar su carrera universitaria, encontrando serias dificultades en la homologan de las materias. Ante estos inconvenientes académicos se vio obligado a viajar a España (1957). En la ciudad de Valladolid, logra homologar sus estudios y culmina su carrera de medicina en Octubre de 1959, cuando recibe el título de médico cirujano. Durante su estadía en España recibió dos veces la visita de la cigüeña: Zoe, quien nace el 9 de Noviembre de 1957 y Zulia el 2 de Febrero de 1958, ambas nacieron en Valladolid- España.

En el mes de Diciembre de 1959 con el título de médico en mano, el grupo familiar Graff Rosillo retorna en barco a Venezuela, donde fue recibido por mis padres y hermanos y trasladado a la urbanización Vista Alegre donde vivíamos para ese entonces. Dos meses más tarde, en el mes de Febrero de 1960, es nombrado médico rural en la población de Tapipa: un pequeño caserío del estado Miranda, habitado por personas afrodescendiente que cultivaban el café y el cacao. Allí, siguiendo el ejemplo de mis padres, la familia Graff Rosillo, encendió nuevamente el motor reproductivo. Tanto fue así que la cigüeña decidió quedarse a vivir con ellos, en este pueblo mirandino nació “Ramón Ricardo” el 23 de Junio de 1960.

Un año más tarde es trasladado a Santa Teresa del Tuy, estado Miranda, ciudad de más alta densidad poblacional y mayor desarrollo económico, donde continúa su labor como médico rural, pero para dejar constancia de su estadía en esa población mirandina, deciden traer al mundo al séptimo de la buena suerte, así nace “Rafael Arquímedes” el 24 de Octubre de 1961.

En vista de la enfermedad de papá, Arquímedes decide trasladarse a con el grupo familiar a la Urbanización Coche, donde vivíamos para ese entonces. Allí convivimos varios meses hasta la muerte de mi padre el día 26 de Septiembre de 1962.

Después de la muerte de papá, Arquímedes y su grupo familiar se trasladaron a la ciudad de Cagua, ubicada en los bellos valles de Aragua, donde se dedica al ejercicio privado de su profesión y dejar la respectiva huella familiar. Allí el 24 de Abril de 1963 nace Otto como símbolo de su estadía en ese poblado aragueño.

Después de marcar territorio y dejar la huella familiar, el grupo Graff Rosillo recogió sus inmuebles y emprendió la marcha hacia un pueblo cercano, “San Sebastián de los Reyes. Allí, Arquímedes inicia sus labores como médico residente del hospital de esa ciudad, pero era necesario dejar constancia de su estadía en ese poblado, por lo cual hace su aparición Ricardo Arquímedes, quien nace el 13 de Septiembre de 1964.

Durante tres largos años, la reproducción familiar dejó de funcionar, era necesario recuperar la fuerzas de tanto trajín, entre las mudanza y los partos se agotaron las reservas. Mientras se aceitaba la maquina y se afinaban las estrategias para una nueva faena, Arquímedes decidió realizar el curso superior de salud pública. Culminado el curso es nombrado director del centro de Salud de Turmero – Estado Aragua. Allí construyen su casa en el pasaje Camilo Torres y nuevamente se enciende el motor, la cigüeña que vivía con ellos le entregó a Zulma Margarita el 10 de Junio de 1967 y luego a Zobeida, el 18 de Mayo de 1972. Con este último nacimiento, la cigüeña tiro la toalla, estaba tan agotada que ya no podía volar, con la pocas fuerzas que le quedaban emprendió la huida, ni siquiera se despidió para evitar nuevas tentaciones. No volvió más nunca, solo se limitó a insinuar, “hasta aquí me trajo el río”

Años más tarde cursó estudios de postgrado en Otorrinolaringología en Maracay y ejercíó en el Hospital Caraballo Tosta del IVSS y en el Hospital Militar de esta ciudad. Se residencia en la urbanización Andrés Bello y ejerció su especialidad médica en la clínica Lugo y posteriormente en el edificio Vista al Lago. A la edad de 81 años, decide voluntariamente su jubilación.

Arquímedes representa para mí, la continuidad de papá, la autoridad, el respeto, la consideración, la unión familiar, la imagen de un líder en la familia. Muchos fueron los momentos de crisis y desavenencias que tuve con él, sin embargo, nunca se perdió el respeto y el afecto que le profesaba. El temperamento dominante que lo caracterizaba es herencia de mi madre, sin embargo, no utilizó ese don para dominar o maltratar, sino, para enseñar y corregir los errores que pudiésemos cometer. Supo asumir el rol del líder familiar cuando más se necesitó. Nunca estuvo ausente en los momentos de crisis o dificultades de la familia. Veló por la salud de mis padres y hermanos y por la unión entre nosotros. Fue un padre ejemplar en su grupo familiar, correcto en su proceder y estricto en hacer cumplir las normas establecidas. Tenía una fuerte convicción en lo que hacía y decía. Tuvo muy claros objetivos en la vida y supo como lograrlos. Fue modelo en su proceder y no aceptaba alteraciones ni interferencias en lo que hacia y decía. Siempre asumió el control de su vida y la de su familia. Cuando el peso de los años minó sus fuerzas físicas tuvo necesidad de ceder las riendas a sus descendientes. Muere el 24 de Julio de 2019 a sus 91 años de edad en la ciudad de Maracay


Su infancia, como la de todos nosotros fue muy feliz, le gustaba jugar a las metras y al papagayo. En su adolescencia se dedicó al deporte, jugaba béisbol y voleibol, destacándose en ambos deportes. En sus andanzas deportivas logró fundar dos equipos de béisbol y diseñó el logo que identificaba la camiseta de ambos grupos. El primero lo llamó “Los Alacranes” El segundo equipo lo llamó “Los Mau-Mau”, nombre de una tribu africana.

Fui su gran admirador y compañero. Me encargaba de vender los papagayos que él hacía y las metras que ganaba en los juegos. Watson organizaba fiestas para alquilar su equipo de sonido, yo era el encargado de manipular el equipo. Por cada cinco discos que sonaba cambiaba la aguja, mientras tanto él bailaba y enamoraba las muchachas de ese entonces. En los juegos de béisbol yo era el encargado de arreglarle el bolso con todos los implemento necesarios para jugar.

Watson, sabía combinar su sano esparcimiento y estudios con las responsabilidades personales y del grupo familiar. Mientras se divertía, estudiaba “dibujo técnico” lo cual le permitió una profesión y desempeñarse como tal en el Ministerio de la Defensa por más de treinta años (1952-1983). Con sus ingresos ayudó a mis a padres con la carga económica del grupo familiar y pagó parte de mis estudios de secundaria. Posteriormente, cursó estudios de Obras Civiles, en el INCE, lo que le permitió ejercer privadamente en el ramo de la construcción.

Watson decidió formar su hogar aparte y el 22 de Diciembre de 1961, se unió en matrimonio con Alída Rivero y fijaron su residencia en la urbanización Carlos Delgado Chalbaud (Coche). De cuya unión nació: Watson Ramón el 2 de Octubre de 1962, Wilman Aroldo, el 7 de Diciembre de 1963, William Enrique, el 15 de Junio de 1966, Wilson Rafael, el 10 de Enero de 1972 y por último nació Claritza del Carmen, el 4 de Junio de 1976.

Después de treinta años de servicio en el Ministerio de la Defensa recibió su jubilación y decidió cambiar su domicilio a la población de Turmero. Estado Aragua.

En los años críticos de mi adolescencia, cuando la situación económica familiar estuvo en crisis, tuve que estudiar en colegios privados y Watson asumió el pago de mis estudios.

Watson significó para mi un ejemplo a seguir, su temperamento reposado y comprensivo similar al de mi padre, fue un calmante en los momentos de crisis en mi vida afectiva. Siempre le guardé respeto y gran afecto. Nunca levantó la voz ni maltrató a sus hermanos y siempre estuvo allí cuando más lo necesitamos. El 22 de abril de 1989, a sus 61 años de edad falleció en la ciudad de Turmero. Su muerte representó para mí, no solo la pérdida de un hermano muy querido, sino un amigo, un padre protector que estuvo siempre presto a escuchar y aconsejarme en los momentos de mis crisis afectivas.


Lilia, era en vida una joven muy bonita, con un temperamento tranquilo y apacible. Le gustaba el canto y el baile. Era muy alegre y hacía muchas amistades de ambos sexos. Su belleza, su simpatía y su temperamento tranquilo, eran del agrado de muchos hombres que se enamoraban de ella. Con su voz dulce y melodiosa interpretaba canciones románticas de la época, acompañada por la guitarra de mi tío Juan Rojas y el primo Régulo Garces

El 27 de Marzo de 1949, cumplido sus 19 años de edad, se unió en matrimonio a Humberto Quiñónez, un joven vecino del barrio Lídice donde vivíamos para ese entonces. La boda civil se realizó en nuestra casa. La fiesta fue grata y sencilla. Después de la boda fueron a vivir en el hogar de la madre de Humberto, desde ese mismo momento Lilia era una intrusa para su suegra lo que ocasionó fuertes roces entre ambas. Humberto era su único hijo y los celos de su madre hizo del aquel matrimonio un infierno. El 18 de Enero de 1950 nació la primogénita Sonia, sin embargo, la primera nieta no calmó la ira de la suegra. Un año más tarde, el 5 de Julio de 1951 nació Violeta sin lograr calmar los ánimos iracundos de la suegra. El 7 de Marzo de 1953, llegó el varón Rafael Humberto como su padre, luego, Zaida, el 13 de Enero de 1955, sin embargo, no era suficiente para lograr que la madre de Humberto entrara en razón.

A pesar de las penurias, las intrigas y los conflictos de la doña, continuaba la reproducción, esta vez le tocó el turno a José, quien nació el 27 de Agosto de 1956. Después del nacimiento de José, el divorcio entre Lilia y Humberto se hizo realidad, un duro golpe para mi hermana, quien tuvo que luchar contra todas las adversidades que se le presentaron. En vista de la situación tan difícil que estaba viviendo, sin tener como pagar el apartamento que habían adquirido con tanto esfuerzo en Coche, Lilia le traspasó el apartamento a Watson y Alida, y ella buscó una nueva vivienda en el edificio Madariaga en la urbanización El Paraíso.

Lilia luchó sola con sus cinco hijos, pero con el apoyo familiar y el esfuerzo propio, logró superar todas las dificultades que se le presentaron en el camino. Meses más tarde, en el mismo edificio Madariaga, alquiló otro apartamento pequeño de (una sola habitación) e instaló una peluquería para lograr el sustento familiar.

No se si buscando reorganizar su vida y reconstruir el hogar perdido, intento una vana reconciliación con su marido, de allí nació Héctor Rafael el 10 de Agosto de 1966, sin embargo, aquello no tuvo éxito alguno. Pienso que Humberto sufrió igual que Lilia la pérdida del hogar, pero era tal la presión de su madre que nunca pudo regresar en paz al lado de sus hijos. Lamentablemente, el trauma vivido por ambos dejó tristes secuelas en su salud. Humberto sufrió un gran deterioro físico y moral que fue minando sus fuerzas y al final terminó con su vida, muriendo el viernes, 14 de marzo de 1975. Lilia continuó su lucha por sobrevivir ante las adversidades del momento. La muerte de papá, la pérdida de su hogar, la muerte de Humberto y la pérdida de su peluquería; fueron acontecimientos estresantes que dejaron heridas muy profunda en su corazón y que posteriormente repercutieron en su salud.

Para aliviar sus penas y mitigar el trauma vivido, Lilia se dedicó al arte de la pintura y realiza varias exposiciones que le permitieron ocupar su tiempo libre y llenar el vacío afectivo que le dejó las pérdidas, sin embargo, las heridas fueron tan profundas que socavaron sus defensas y le propinaron un duro golpe a su vida. Las huellas del trauma vivido provocaron serias lesiones que le ocasionaron la muerte.

Ante las malas condiciones generales de su salud, fue trasladada de emergencia al hospital de Maracay donde yo ejercía como médico. Fue internada en el servicio de medicina interna donde le hicieron exámenes y tratamiento sin éxito alguno. fallece en la ciudad de Maracay el 19 de Marzo de 1977 a sus 47 años de edad.


El 17 de Diciembre de 1955, en la población de Lídice, se unió en matrimonio a Carlos López, de cuya unión nacieron dos hijos: Carlos Eduardo el 25 de Septiembre de 1956 y Alex Enrique el 13 de Enero de 1959.

A pesar de su temperamento tranquilo y conciliador no logró estabilidad en su hogar y tomó la decisión de la separación conyugal. El 15 de Julio de 1960, con sus dos hijos se mudó con nosotros a la Quinta Perla, en la calle 6 de la urbanización “Vista Alegre” en Caracas e inicia estudios de docencia en el “Ministerio de Educación.

El año 1961, con el grupo familiar se mudó al bloque 1 de la urbanización Carlos Delgado Chalbaud (Coche). Allí culminó sus estudios de secundaria y el 15 de Septiembre de 1962 recibe el título de maestra. El 20 de febrero de 1964, realiza sus segundas nupcias con Rafael Barreto, fijando su residencia en la Urbanización Santa Mónica de la ciudad de Caracas. Allí nace su tercer hijo: Rafael Alberto, el 15 de Abril de 1968.

El 16 de Junio de 1969, compran un apartamento en la Urbanización “Las Américas” Edificio Rasil en la avenida San martín de la ciudad de Caracas.

El 29 de Septiembre de 1976, recibió el titulo de Profesora de castellano y literatura, en el “Instituto Pedagógico de Caracas”. Ejerció por muchos años el cargo de directora de Educación de Adultos. Posteriormente fue jubilada y decidieron cambiar su residencia a la población de Turmero.

El año 1960, aprovechando que Arquímedes es nombrado médico rural en la población de Tapipa, estado Miranda, ejerce su profesión de maestra en dicha población.

El año 1962, después de la muerte de papá, como único soporte económico, ella asume el control familiar y decidimos mudarnos al edificio Madariaga, apartamento donde Lilia tenía su peluquería. Meses más tarde, por lo pequeño del apartamento y la cantidad de personas que vivíamos allí. Tome la decisión de abandonar el grupo familiar e irme al apartamento con mi hermana Leticia en el edificio Guglieta de la urbanización Santa Mónica, Mi madre y el resto de mis hermanos permanecieron en las residencias Madariaga.

Por su destacada calidad en el dibujo, Mirna, estudió diseño gráfico en el Instituto Diseño Sancho en la ciudad de Caracas, al finalizar sus estudios fue contratada por la compañía SEARS de Venezuela. Años más tarde fue nombrada directora del departamento de diseño de dicha compañía. Luego, inicia la carrera de Ingeniería civil en la Universidad Santa María, ubicada El Paraíso. El 3 de Mayo de 1973 culminó con éxito sus estudios y recibió el titulo de ingeniero civil.

Mi familia, decidió la venta de la casa de Lídice y con el dinero obtenido se pagó la inicial de un apartamento en la Residencia Curarire, en el callejón Machado en la misma Urbanización “El Paraíso

El 2 de Diciembre de 1978, se unió en matrimonio con un compañero de estudio y colega, Ingeniero Elizaul Alcalá, en la ciudad de Turmero. Estado Aragua. En esa relación conyugal no hubo descendencia. Años más tarde deciden cambiar de residencia a la urbanización San Pablo en Turmero. Estado Aragua, donde actualmente residen. Durante su estadía en Turmero, se desempeño como directora de Catastro en ese municipio y posteriormente en San Mateo, Hoy en día, ya jubilados.


Cuando pequeño lo llamábamos “Chicho”, era jodedor, mentiroso y cuentero. Le gustaba burlarse de los demás y disfrutaba colocándole remoquetes. Era muy tremendo y juguetón. Cuando ameritaba castigo por algunas tremenduras, lloraba y gritaba antes de ser castigado, era una forma de evadir el castigo. Cuando niños y aún adolescentes, éramos como perro y gato, por cualquier cosa discutíamos. Cuando inventaba algo, buscaba la forma de que yo asumiera el castigo. Tenía el don de la oportunidad para burlarse de mí en el momento del castigo. Eso me irritaba y me provocaba joderlo, pero si lo hacía mi madre me castigaba.

Muchas son las anécdotas que vivimos juntos cuando niños y que siempre las recuerdo con mucho afecto. Entre unas de las tantas está:

La catalina: Luis contaba siete años de edad, estaba en cama por un proceso gripal. Se empecinó en querer comer una catalina, mi madre lo apoyó y me envió a la bodega a comprarla. Yo hice el mandado mal humorado. Cuando regresé a casa con la catalina, se la lancé en la cama, pero esta lo golpeó en la boca, lo cual generó un berrinche de Luis y me acusó ante mamá de maltrato. Mi madre, inmediatamente agarró la correa y me castigó por maltratar a un hermano. Luis como siempre se salía con la suya y luego se burlaba de mí, lo cual me indignaba mucho más.

La pimpina: Cuando Luis cometía una travesura que ameritaba castigo, se valía de la treta de pasarse por victima para evadir ser castigado por mis padres.

Un día decidió tomar agua de una pimpina que tenía mi madre sobre una mesa. Por ser pequeño no lograba alcanzarla, entonces, procedió a montarse sobre una silla. Cuando inclinó la pimpina para servirse un vaso de agua, perdió el equilibrio y cayó al piso con la vasija y ésta se rompió, Luis al darse cuenta de lo que había hecho y previendo el castigo que venía, utilizó la treta de ser la victima del accidente. Comenzó a llorar y a dar gritos !Mi ojo, mi ojo¡ la pimpina me dio en el ojo. Mi madre, alarmada por los gritos, lo auxilió inmediatamente y lo colocó compresas de Yanten en el ojo. Así se salvó del castigo y logró la protección materna. Así como estos cuentos, se sucedieron otros, donde Luís utilizaba la treta de hacerse la víctima para evadir las reprimendas de mi madre.

Los hongos de leche: Watson criaba hongos de leche y hacía Yogurt con ellos, diariamente tomaba un vaso de leche de esos hongos. Un día, Luis, inventó tomar esa leche y me ofreció que yo la tomara. En el frasco no había leche sino solamente, hongos, sin embargo, ante la insistencia de Luis, tome varios vasos. Cuando llegó Watson y encontró el frasco vacío, se horrorizó. __ ¿Quien tomó de este frasco? Preguntó. __ Luis, con su cara de yo no fui, contestó.__ ¡Ranchero se lo tomó!. Watson se enfureció y me dio a tomar agua caliente para que vomitara. Estuve toda la tarde vomitando. Y Luis, haciendo burlas de mi situación.

Lo único que Luis ha tomado en serio fue su matrimonio con Elsa, la función de padre y el ejercicio de su profesión de abogado, y ahora, la docencia universitaria. Lo demás ha sido dar bromas.

El 7 de Marzo de 1969 en la ciudad de Caracas se unió en Matrimonio con Elsa Viloria, De la unión nacen seis hijos: Luís Ramón, quien nace el 12 de julio de 1969. Pablo Enrique, 23 de junio de 1971. Liseel Arlene, el 6 de Mayo de 1973, Miguel Ángel, el 9 de Agosto 1975. Marco Antonio y Julio Cesar, quienes nacen el 25 de Noviembre 1980. (Estos dos últimos son gemelos). Todos ellos lograron una profesión y labraron su propio destino. Actualmente todos están casados. A todos ellos les guardo un gran amor y muchos recuerdos. En las buenas y en las dificultades estuve pendiente porque el dolor de ellos y el de sus padres, es también mi dolor. No puedo estar ausente ante las adversidades que puedan tener. Allí estaré siempre cuando me necesiten.

Hoy en día, Luis continúa siendo un jodedor, juguetón y mamador de gallo. Todo lo lleva al chiste y no se cansa de colocar remoquete a las personas. A pesar de su edad, lleva la vida siempre alegre, lo cual lo mantiene con una imagen juvenil. No se da mala vida. Genéticamente su temperamento es muy parecido al de papá, Watson, Lilia y Leticia; (salvo en las bromas). Evita la confrontación, cede el control y busca hacerse la vida lo más simple posible, lo cual le genera cierta paz interior.

Para evitar los problemas decide mudar su Domicilio a la isla de Margarita y allí iniciar una vida más tranquila con su mujer. Se dedica a la docencia universitaria y años después decide tomar otro rumbo vocacional y así incursiona en la música para mantener la estabilidad emocional y bajar los niveles de estrés. Hoy ante la situación critica que vive nuestro país decide abandonar su tierra y residenciarse en Orlando. Florida. USA.


Betty nació, el 24 de Julio de 1944, fecha aniversaria del nacimiento de Simón Bolívar, razón por la cual mi madre fue premiada por el gobierno de turno, quien le hizo entrega de una vivienda para la familia, la cual nos fue entregada por el mismo presidente de Venezuela para ese entonces “Isaías Medina Angarita»

Desde pequeña era callada, pero con un temperamento muy similar a mi madre, Arquímedes, Mirna y yo. Asume el control de lo que hace. Es trabajadora y emprendedora. Siempre pensó en grande, luchó y consiguió lo que se propuso. Desde niña su gran debilidad fue las fobias a las cucarachas, las descubría en todas partes, y hasta las veía en la oscuridad.

Viviendo en la Urbanización Vista Alegre, Caracas, fueron celebrados sus quince años. Allí conoció y se enamoró de Luis Arnot. Fueron varios años de amores que concluyeron en feliz matrimonio el día 8 de Diciembre de 1967 a sus 23 años de edad. Fijaron su residencia en la población de Tacarigua, en el estado Carabobo, donde Betty ejerció como maestra. Llevó consigo a nuestra querida sobrina Coromoto, quien la acompañó por muchos años. Betty consideró a Coromoto una hija más. Igualmente, para Coro, Betty fue su madre. La relación entre ambas fue muy afectuosa lo cual ha persistido en el tiempo.

Luis Arnot y Betty fueron grandes luchadores, trabajadores incansables y siempre buscando mejorar las condiciones de vida. Años después logran comprar una vivienda en la urbanización “La Isabélica”, al sur de Valencia, allí los visitaba semanalmente cuando iba a buscar a mis hijos Ramón y Yaira que vivían en San Diego.

Años más tarde, con esfuerzo propio adquieren una parcela en la urbanización La Trigaleña y construyen su vivienda actual. Fueron muchos años de trabajo y dificultades pero al final, la constancia y perseverancia de ambos lograron construir su sueño.


Después que salimos de La Pastora y llegamos a las Fuentes del Paraíso. Nunca pensamos que nuestro hermano menor Eddy Enrique dejaría tan violentamente el grupo familiar. Un fatal accidente ocurrido el 6 de junio de 1958 en la ruta hacia San Rafael de Orituco, dejó como saldo cuatro personas muertas y dos heridas. Enrique, a sus once años de edad nos dejó para siempre. Sus restos y los de Carmita fueron velados y enterrados en el Cementerio General del Sur. La muerte de Enrique fue un duro golpe que enluto al grupo familiar y en especial a mis padres. Las heridas que sufrieron mamá, papá y Watson por el fatal accidente no solo quedaron grabadas en el cuerpo sino también en el alma por el dolor inmenso que dejó aquella lamentable pérdida. En honor a su memoria, Betty y Luis Arnot, nombran a su primer hijo “Enrique”



MIS TÍOS

Sangre de mis padres que corre por mis

venas y que alimenta la existencia eterna

Después de mi padres y hermanos, quiero hacer una mención especial a mis tíos, tanto maternos como paternos. Con algunos tuve pocas vivencias, sin embargo, las pocas, fueron fructíferas, con otros, las experiencias fueron maravillosas. Tanto los unos como los otros, me brindaron enseñanzas y modelos que modelaron mi vida.

TÍOS PATERNOS: hijos de Josefa María Rojas Itriago y Ramón Eladio Graffe Hernandez, abuelos paternos

Lila: su ternura, su hablar suave y pausado, su tranquilidad y su afecto, marcaron mi niñez y parte de mi adolescencia. A pesar de mis pocas vivencias que tuve con ella por la distancia que nos separaba, guardo muy gratos recuerdos de ella.

Erlinda: su eterna juventud, su modo alegre de vivir la vida, sus risas y juegos marcaron su vida. Vivió aquí y allá y en todas partes, siempre con la misma sonrisa y su eterna alegría.

Juan Bautista: su temperamento callado y taciturno lo mantenía aislado del grupo familiar. Su vida en solitario fue su signo toda la vida y lo acompañó hasta su muerte. Fue feliz en su soledad eterna.

TÍOS MATERNOS: hijos de Margarita Armas Armas y Antonio Nicolás Rojas, abuelos maternos

María: su voz suave, calmada, su tranquilidad ante las dificultades era su mayor facultad. Vivió bajo el signo del sacrificio por sus hijos, toda la vida la dedicó a ellos. Nunca hubo una queja ni un maltrato, solo, palabras de aliento en los momentos difíciles. Nunca una mentira ni malas palabras, sólo afecto y compresión.

Margarita: una sonrisa, una ternura, una vida de trabajo y búsqueda del bien familiar. Su apego al grupo familiar de origen, su inmenso amor por sus hijos fue la columna vertebral de su vida

Rosario: la tía bella, el brillo de sus ojos y su cabellera larga se conjugaron para crear su belleza física. Su amor el prójimo, por su grupo familiar y sus hijos crearon su belleza espiritual. Siempre estuvo allí presente. Nunca dio la espalda a sus hermanos. Su dedicación a tiempo completo a la crianza de los suyos fue su mayor premio.

José: el maestro eterno, su trabajo a tiempo completo le negó el derecho hacer familia. Sus visitas temporales a sus hermanos era su característica. Su formalidad, su educación y los buenos modales era su insignia.

Juan: el eterno romántico, una nota musical en medio de los tiempos difíciles. Su guitarra fue su fiel compañera en todos los momentos. Una canción, un trago y el buen humor; fueron compañeros de esparcimiento. De mi tío Juan guardo lo más gratos recuerdos de mi vida. Me enseñó el amor por la música vieja. Cuando llegaba a casa los días domingo muy temprano, sus primeras palabras eran:”sobrino, vengo para que me mate”. Sus deseo eran ordenes e inmediatamente, se escuchaban las notas musicales de su canción favorita “Madrigal”, se iniciaban los tragos, y luego, sin aviso y sin yo darme cuenta, desaparecía del escenario. Muchas fueron las veces que se repitieron aquellos momentos tan agradables. Hoy su canción favorita es momento de evocación para mis nostalgias.

A todos ellos tengo un agradecimiento por formar parte de mi vida.


MI CAMINO

El amanecer del 14 de marzo del año 1939, se inició mi camino en la población de San Rafael de Orituco, pequeño pueblo del alto llano venezolano, donde inicié mis primeros pasos para continuar la marcha hacia otros destinos con apoyo de mis padres, hermanos y muchos seres queridos que siempre y en todo momento estuvieron presentes en cada huella que dejé en mi recorrido, historia que narro en el libro “Mi camino”


REFERENCIAS

Mis raíces

La vida es un camino

Mi camino

Geneanet

Genoom

Myheritage

La estirpe de los rojas

Algo de Guanape

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