Yo,
mi peor enemigo,
el mejor amigo que jamás tendré.
Forjado en el kaos,
procedente de esa nebulosa de contradicciones
que reside en mi interior,
con el mismisimo fuego del averno.
Confieso,
ahora que casi ha amainado la tormenta
y parece que va a escampar,
haber tenido miedo de mi
y temido por mi vida.
Le di la espalda,
y por la espalda,
fui apuñalado por mi propio ego.
Aun así,
ni un solo momento me separé de mi,
no fui capaz de abandonarme a mi suerte.
Ni tan siquiera cuando anduve perdido
en lo mas profundo de las tinieblas,
ácido infierno vestido de blanco
con billete de ida a la locura.
Ese ha sido el precio a pagar,
aguantarme a mi mismo en terrible soledad.
Un severo castigo ambulante
que iba y venia.
Libre campaba a sus anchas,
manteniendome preso de su voluntad.
Ahora puedo decirlo sin dudar,
lo peor de todo fue estar conmigo mismo a solas.
Soportar mis demonios,
que noche tras noche,
acudian puntuales a nuestra cita
cuando apagaban las luces
de mi querida y estirada mañana.
Ahora puedo decirlo,
ya lo sé.
Yo ,mi fiel compañero,
soy mi peor enemigo.
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