Mi amante es de néctar al atardecer,
se desnuda con delicadeza y abriga mi universo.
Mi amante tiene ojos de rosas musicales
y en su alma gira el mundo policromo.
Cuando la luna aparece risueña,
la piel de mi amante se hace de agua fina
y mi vientre cascada de fruta para brindarle a su boca.
A mi amante la persiguen las estrellas,
las gaviotas en dulce vuelo, pintan su larga cabellera.
En mi amante no existe el dolor
sólo el amor que brota como raíces de sus pechos.
Yaneth Hernández
Venezuela
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